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Parque Natural Hoces del Río Duratón zona sur – Como no te voy a mojar…

Ruta realizada el Jueves 25/04/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
44.2 km
438 m
92 Km Distancia Madrid
4h34'
3h24'
Características Terreno Suelo arcilloso (problemático con lluvia), sin trialeras, con dos obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 200 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu

Mas detalle ruta

Temperatura media: 14.2
Descarga ruta: Hoces-Duraton-20240425.gpx
Reproductor audio crónica:

Esta ruta la teníamos en mente desde hace tiempo, pero estábamos esperando a que el follaje estuviera a gusto de Félix y por fin llegó el día. Para ver todas las hoces sería necesario unos 80 km, tal como nos sugirió Mario, y por supuesto en vez de quedar a comer quedaríamos a cenar dado el nivel de moñigueo que hemos adquirido. Así que decidimos reducirla a 44 km en la parte sur que es la más bonita y con salida y comida en la Taberna de Perorrubio que se come muy bien.

Para asegurar estar a las 14:30 comiendo quedamos a las 9:30 en Perorrubio en frente de la Cantina y una iglesia muy cuca con monje incluido.

La ruta se dirige al norte hacia Sepúlveda por prados muy verdes esta época y lleno de pájaros que gracias a Juanlu fueron convenientemente identificados y descritos.

De hecho, por el camino nos encontramos a un volantón que iba dando saltitos y que Félix (el amigo de los animales y yayos del campo) no pudo evitar capturar.

Después de algunos kilómetros de prado y cultivo nos adentramos en el barranco/hoz del rio Caslilla , afluente del Duratón, que nos lleva directamente a Sepúlveda. Eso si con algún tramo a pata por la pendiente con rocas calcáreas.

Ya en Sepúlveda, visitamos la iglesia Virgen de la Peña y su mirador, donde aprovechamos para un pis y sacar fotos de la vista.

Seguidamente nos metimos en el cañón bajando por la Puerta de la Fuerza hasta el Puente Picazo donde comenzamos el sendero paralelo al rio Duratón y la vista a las hoces verticales.

Apenas recorridos 500m nos encontramos con el primer problema; una escalera que con las bicis musculares no hubiera habido ningún problema, pero con las eléctricas fue un suplicio. Sólo comentar que solo dos personas del grupo fueron capaces de apechugar solas con la bici. La frase «cada perro se lame su cipote» empieza a estar obsoleta en este grupo de nenazas.

Afortunadamente, el resto del cañón fue precioso, aunque con algunos arboles caídos que obligaban a bajarse de la bici. También hubo numerosas paradas para observar el follaje floral (lo dicho, el nivel masculino va cayendo cada año).

Salimos del cañón y del rio Duratón en el Puente de Villaseca y nos dirigimos al mini cañón del rio San Juan (afluente también del Duratón). Aquí empezó nuestra pesadilla; una maquina desbrozadora había destrozado el sendero y lo que es pero los cruces del rio los hacía imposibles de pasar sin mojarse.

En el primer paso del río, más o menos lo pasamos sin mojarnos mucho. Hubo alguna queja de «si me he mojado un poquito la puntita, como no me he traído los botines» (yo sí), pero todos nos quedamos tranquilos porque Domingo nos dijo que sólo había uno o dos cruces más (después de la pandemia ya nadie se cree estas afirmaciones). La realidad es que cruzamos unas 10 veces el río y al final lo pasábamos metiendo la pierna hasta la rodilla sin preocuparnos ya de nada. ¡Cómo no me voy a mojar!

Finalmente salimos de la tortura fluvial todos con los pies (y el culo) mojados deseando llegar al coche para cambiarnos, aunque todavía alguno se rebozó más en el barro como una croqueta.

Como resumen, aquí tenéis un video de la ruta preparado por Félix para vuestro disfrute

Los últimos 4 km fueron en carretera (menos mal) y llegamos justo a la hora que reservamos en la cantina de Perorrubio.

Comimos estupendamente a la carta con un buen vino y atención personalizada (se acabó los menús de batalla a 10€ que requieren 24 horas de digestión).

Para los curiosos comimos; Hojaldres rellenos de boletus con salsa de champiñones, Paquetitos de morcilla suave con salsa de piquillos, Tigres con crema de yuzu , garbanzos negros con calamares y langostinos, y de segundo Solomillo de ternera con salsa de foie de pato y setas y chips de plátano, y Cochinillo confitado a baja temperatura con boniato.

Juanlu se dejo un poco de solomillo porque no le entraba más, pero fue el único que pidió postre. El resto, a desgracia de Juanlu, no dudamos en pedir una cuchara adicional a la mesonera,

Otra ruta en la que disfrutamos del paisaje y la comida.

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Sierra de Francia desde Sequeros: San Miguel de Robledo – Garcibuey -Miranda del Castañar

Ruta realizada el Jueves 18/04/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
38.2 km
1128 m
195 Km Distancia Madrid
4h07'
3h03'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu

Mas detalle ruta

Temperatura media: 19.6
Descarga ruta: sierra-de-francia-desde-sequeros-san-miguel-de-robledo-20240418.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy es el último día y se me ha hecho corto el viaje, pensaba en la duermevela. Se acerca la hora de levantarse pero me resisto. La leve luz que entra por las ranuras de la persiana me invita a levantarme pero las sábanas me retienen. Quizás el canto del gallo o el sonido de los pájaros me saquen de este estado pero no, es el berrido de Juanlu, cantando a voz en grito «Cómo no te voy a querer«, lo que me hace dar un bote en el cama y lanzar un exabrupto que no voy a reproducir. Es una vuelta a la realidad que me hace recordar que ayer se celebró el Real Madrid-Manchester y, cómo me fui en el descanso (descastado que es uno…), no sabía nada del resultado. Hasta ese momento.

La euforia indefinida invadía a nuestro equipo ciclista. La hazaña del R. Madrid era épica (¿?), aunque la parte que vi me pareció una castaña. Pero yo no entiendo de futbol, así que no me hagáis caso. Todo el desayuno giró en torno a este evento mientras dábamos buena cuenta del jamón que compramos el día anterior en La Alberca. Las láminas eran tan finas que demostraban bien a las claras el nivel tecnológico que han desarrollado en estos pueblos. Me rio yo de los 7 nm de los chips de Intel.

Cargamos las bicis, proceso en el que consumimos aproximadamente un 25% de nuestra energía, y nos dirigimos hacía el punto de salida, cerca de Miranda del Castañar, en el restaurante El Molino, una cucada de sitio que nos seleccionó Alfredo para celebrar el fin de nuestro viaje.

Descargar las bicicletas consume otro 25% de nuestras reservas. En esta situación iniciamos la ruta para descansar un poco, con la esperanza de no comernos un pedregal como viene siendo habitual.

La primera parte transcurre por una senda estrecha y rodeada de vegetación de lo más pintona. Al cabo de un rato se abre en una pista que va subiendo de manera sostenida y nos lleva hasta Villanueva del Conde. Lo atravesamos limpiamente y saltamos al siguiente pueblo, Sequeros, donde tonteamos un poco en el mirador de la Cabezuela, en su plaza de toros y en su laberinto de callejuelas.

La Ermita del Humilladero nos confirma que vamos por el camino correcto, zambulléndonos de cabeza en un pequeño hayedo que se ve continuado por un robledal.

En poco tiempo llegamos a un nuevo pueblo, San Miguel del Robledo, que nos sorprende con un mural precioso.

Desde San Miguel comienza la ascensión al Codorro que, poco a poco, va cogiendo pendiente. Finalmente llegamos a este pico, defendido por un nutrido grupo de antenas. Desde aquí las vistas son kilométricas: la Sierra de Tamames, las Sierras de Béjar y Candelario, Sierra de Francia y Parque Nacional de las Batuecas, todo a nuestro alcance.


Dejando atrás el Codorro, empezamos un descenso largo con algo de terreno suelto. Esta zona del track nos sorprende por sus espectaculares panorámicas durante la bajada.

Acabando el descenso en Garcibuey, pasamos por el estanque donde se encuentra el famoso mural del Tritón Miguelón, pero el estado del agua impedía disfrutarlo, así que tuvimos que confórmanos en verlo en la red.

Y ya estábamos muy cerca del fin del recorrido. En lontananza, Miranda del Castañar, un pueblo con bastante encanto, la verdad. Ya a la entrada del pueblo anuncian que es uno de los más bellos de España, uno de los 6000, claro. En su muralla, Alfredo nos dio una nueva master-class sobre el arte de subir escaleras con bici, que una vez más nos puso en nuestro lugar (gobleros forever).

La llegada al lugar donde estaban los coches fue coser y cantar, excepto por una caída tonta que tuvo Juanlu a 200 m. del restaurante y que, por suerte, no tuvo mayores consecuencias que un aterrizaje en ortigas (buenísimas para la piel) y unos rayoncillos en su Moustache y en su honra.

El restaurante El Molino fue un auténtico acierto por parte de Alfredo, unos de esos sitios a recomendar a tus amigos y a ocultar a tus enemigos. Pedimos todos carne (Félix evitó esta vez los boquerones), en especial Alfredo que se debió meter un kilo entre pecho y espalda. Un magnifico colofón para este viaje que nos ha mostrado una zona realmente preciosa, sobre todo si le quitaran tanto pedrolo suelto.

Subir las bicicletas al coche acabó con nuestras reservas, pero en la casa nos esperaba una reconfortante ducha que nos hizo más agradable el viaje de vuelta. De estas salidas hay que hacer más, leñe.

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Senderismo desde el Monasterio de Las Batuecas al Chorro

Ruta realizada el Miércoles 17/04/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
13.2 km
401 m
206 Km Distancia Madrid
5h02'
3h38'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), mas de 40% de trialeras, con un obstáculo, sin limitaciones de temperatura, 1000 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu

Mas detalle ruta

Temperatura media: 26.3
Descarga ruta: D3-Monasterio-Batuecas-Cascada-del-Chorro.gpx
Reproductor audio crónica:

Además del título de la ruta y para que se recuerde, añado: fue el día en que el Real Madrid construyó un muro (¿a que se parece esto?), para que el Manchester City no rascara bola y acabara empate a uno, para estupor y tristeza de todos aquellos que le odian y para la alegría de dos personas (Félix y un servidor), que disfrutaron de lo lindo por el resultado, que no por el juego. Luego me extenderé, más adelante.

Amanecía que no es poco, después de la ruta de 54 km. que nos metimos el día anterior. Se notaba el cansancio, a pesar de la ayuda de las eléctricas. Nos íbamos a andar, parecía más relajado; pero a mi se me hizo dura. Nos despertamos «manu militari o roncari» a las 8 h, y no hacía falta despertador, había en las celdas de los monjes una incesante melodía de fondo, que nos deleitaba junto al trino de los pajaritos, todo muy entrañable, acogedor y extraño al mismo tiempo. El desayuno, la verdad, no estuvo mal: café, pan, aceite de oliva, tomate y jamón serrano, a éste último había que vigilarlo muy de cerca, porque desaparecía sin más (Freddy el putansias, se lo comía a puñados), y algún bollito rancio al que luego se añadió, un día después, las perrunillas compradas en La Alberca.

El día anterior, llevé a los chicos a cenar a La Alberca en mi coche, y de copiloto iba Freddy, que me dio una clase magistral de conducción, de como tenía que llevar el coche, con moderación, cuidado con la curva, frena, acelera, mira al frente, vamos que tuve dudas de que supiera conducir (tranquilo Freddy que te vas a Canadá). Pero mira tú que le tocó llevarnos en su coche al Valle de las Batuecas. Desde La Alberca al Valle de las Batuecas, hay una bajada importante con muchas curvas cerradas de 180 grados. ¡Cómo bajaríamos que al llegar abajo, a pesar de la retención de velocidad con que cuenta el coche para no tocar los frenos, olían a quemado. No te digo nada (consejos vendo que para mí no tengo).

El caso es que llegamos vivos abajo, y empezamos la ruta por una senda que está junto al aparcamiento. Nos esperaban 13,2 km. de ruta moderada (eso reza en la descripción de la ruta), y que además se necesitaba de buena forma física y que se requería tener el paso firme (no sé yo, con tanta piedra suelta).

Para empezar la ruta tenía muchas trampas, que si puentes de madera inservibles que hubo que saltar a pesar de la prohibición, echarse al agua para poder seguir y una subida al mirador de San José, desde donde se veía el convento del mismo nombre en terrenos donados por el omnipresente Duque de Alba.

Este convento fue fundado por el padre Tomás de Jesús en 1.599 y sufrió de todo: esplendor, incendios, desamortización…, hasta que en 1.950 lo ocupan nuevamente los carmelitas descalzos (con botas), que buscaban por estos lares su vida centrada en Dios, con sencillez y pobreza. Buscaban la soledad y el silencio, nada que ver con la sociedad actual, que busca cosas que nunca encuentra o que no les llena lo suficiente.

Después de bajar del mirador y por la ruta principal pasamos por el convento, rodeado todo él por un muro para protegerse de la sociedad actual o vaya usted a saber, tan contraria a los ideales de la Iglesia y tan distinta a las enseñanzas de Jesucristo, como la de «enseñar al que no sabe». Ahí lo dejo.

Pasamos el convento, siempre con Freddy por delante, y yo cerrando el grupo. Nos encontramos que de la principal sale otra subidita al Canchal del Zarzalón, un abrigo rupestre enrejado, donde dicen que una vez hubo pinturas, y te lo enseñan en un cartel, pero tu por más que lo miras sólo ves un corazón con una flecha que reza te quiero Pepi, o el consabido «aquí estuvo…» del tonto del haba de turno. Dejemos para la eternidad a los verdaderos protagonistas y a los otros que les den unas clases de como cuidar el entorno, aunque no confío mucho en que vayan a aprender algo.

Bajamos otra vez a la principal, no exenta de peligro entre piedras sueltas, hasta bien entrado el valle para volver a subir esta vez al Canchal de las Cabras Pintadas, otro enrejado con alguna supuesta cabra que ves de color ocre y algún que otro supuesto cazador, que te dice el cartel que esta ahí, pero que por más que miras no llegas a ver.

Muchas cuestas después y con otra vez algún susto que otro, por fin llegamos hasta el Chorro. Menos mal. Y yo pidiendo la hora (quien me lo iba a decir). Allí Freddy decide sacar el Retortijón, porque el sitio merece un vuelo con altas miras.

El dron sube un poquito y pega en las ramas. En un abrir y cerrar de ojos no aterriza en las manos de su dueño legítimo y decide por su cuenta aterrizar a capón contra el suelo y el agua, con consecuencias no demasiado desafortunadas ya que a día de hoy sigue volando en libertad vigilada.

Y hasta aquí la crónica, luego la vuelta es la misma por la principal y hasta el coche. Cogemos el coche y comemos en la Alberca, por cierto muy buen restaurante Freddy, que igual que te digo una cosa, te digo dos y aquí se acaba esta historia de un día precioso.

Y ahora y a petición del Jefe, una minicrónica del ¡Cómo no te voy a querer…! del Real Madrid-Manchester City, celebrado el 13 de abril a las 9:00 h de la noche en un bar de Riomalo de Abajo (no solo es malo, sino que está abajo).

Era casi la hora para que empezara la primera parte. Vimos un bar con un televisor grande apagado y entramos. Había un paisano que estaba de espaldas a nosotros y Félix saluda. Una, dos, tres veces y hasta cuatro, pero aquel señor impávido no decía «na». Yo llegué a pensar que era una estatua. Llegamos hasta él y le miramos por delante extrañados. Nos mira sin decir «na» inteligible, sólo un sonido hondo. La respuesta de Félix – ¡Ah ya! Habíamos dado con el sordo. Sale una señora y dice que ella no sabe poner el partido, que eso es cosa de su hermano. Otro señor, llama al hermano y nos apremia para que nos quedemos, pero ante ese animado ambiente, decidimos probar en otro sitio.

El otro bar también poco concurrido tenía una pantalla de televisión mediana; pero encendida. Llegamos los cuatro mosqueteros y entramos en el bar con mucha alegría y mucha entrega, pero viendo el panorama, empezamos a decaer. Parecía la película de «Amanece que no es poco». Un señor con su esposa se arrancaba tímidamente cada vez que iniciábamos la consabida «Cómo no te voy a querer…», pero se cortaba una vez se nos acababa la letra. Detrás tres señores inmutables observaban el partido sin decir ni «mú», ni moverse. «Los Setas» quedaron catalogados por Domingo. Ni siquiera cuando el Madrid marcó, lo que nos hizo pensar que eran del Barcelona o si no, ingleses.

Cenamos y todo iba bien. El Real Madrid ganaba, todo fluía. Acabamos de cenar. Freddy y Domingo, deciden irse porque había que madrugar al día siguiente y el fútbol, pues bueno, ni fu ni fa. Como habíamos venido en dos coches, pues se fueron en el coche de Domingo. Félix y yo, quisimos ver el partido, a pesar de sufrir como nunca. Félix decide estirar las piernas y salimos hasta que empezara la segunda parte.

Cambiamos de bar y nos vamos al de la pantalla grande con el sordo. Entonces comprendimos que estábamos en una película de Berlanga, podría ser la Escopeta Nacional, con Luis Escobar, José Sazatornil, Antonio Ferrandis, José Luis López Vázquez y dos aficionados del Real Madrid decepcionados por el juego y el ambiente. Al entrar se nos queda mirando el personal. Félix pide al camarero dos «Colacaos» con leche. El tonto del pueblo se gira, nos mira y se descojona. Félix le dice que es que somos de la liga antialcohólica y se ríe más, a lo que Félix le añade: «Si estuviéramos en el Oeste, nos habrías dado dos tiros», pero al parecer su escasa inteligencia no entendió la broma, limitándose a esbozar la sonrisa congelada. El caso es que de fútbol sabía un huevo. Normal.

Luego estaba otro haciendo aspavientos. El Mudo. Le teníamos a la izquierda y se dirigía a mi intentando explicarme no sé qué. Yo le contestaba por peteneras y tan campante, mientras Félix no quería mirar no fuera a ser que le diera conversación muda. En un momento esgrimió el bastón como para atizar a los jugadores del Real Madrid por su juego sin ambición y decepcionante. Por si acaso Félix y yo nos apartamos un poco, no vaya a ser… Atrás del todo había uno que no decía «na» tampoco, que daba miedo la verdad y ya para rematar el camarero, que en la prorroga le pidieron un café y la contestación fue que ya no eran horas de servir cafés. Así que menudo panorama. El partido transcurría en empate, con prórroga y se sufría mucho la verdad, hasta que llegamos a la tanda de penaltis. Después abrazos, exabruptos por lo mal que nos lo hicieron pasar los del City e insultos para el curilla Guardiola. Gloria, no merecida, pero gloria al fin y al cabo.

Salí de aquella película de Berlanga dando botes de contento con tanto sufrimiento y alegría mezclada, que pisé la cortina que ponen en la puerta de los bares de los pueblos para que no entren moscas y me fui dando traspiés de bruces, durante varios metros hasta las sillas y las mesas que había fuera del bar. Hay que joderse para haberme «matao», como el dron. Sin consecuencias, pero sirvió para liberar tensiones y que los del bar salieran a preguntar, los que hablaban, si me encontraba bien. El mudo del garrote nos siguió hasta el coche dando explicaciones, suponemos del desenlace del partido.

Ha sido un placer inmenso, salir al campo con todos ustedes vosotros, compartir el legado que nos han dejado nuestros abuelos en forma de bosques, de esos inmensos bosques que hay por la zona y doy las gracias a todas las gentes de esos pueblos de la Sierra de Francia, hechos a sí mismos, por su amabilidad y hospitalidad. ¡Ah! y que se jodan los que no han hecho lo suficiente, para que el Real Madrid perdiera, con cariño… Muaccc

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Por varios pueblos del PN de Sierra de Francia

Ruta realizada el Martes 16/04/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
54.6 km
1202 m
197 Km Distancia Madrid
3h54'
2h16'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 300 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu

Mas detalle ruta

Temperatura media: 25.5
Descarga ruta: D2-PN-de-Las-Batuecas-Sierra-de-Francia.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy es el segundo día en esta Reserva de la Biosfera, que además de serlo desde el 2006, es Espacio Protegido como Parque Natural y Red Natura desde el año 2000. Para recorrerlo, empezamos donde nos alojamos: Sotoserrano. Es el municipio de menor altitud del PN. Eso explica que salgamos en ligero ascenso durante los primeros 25 kms, perfectamente llevaderos gracias a nuestras excelsas monturas.

Por la carretera llegamos a Cepeda. Se trata del primer «Pueblo Mágico» de Salamanca que obtuvo tal calificación. Entenderemos que estas calificaciones tienen el objeto de promocionar el turismo en aquellos pueblos que no han obtenido otra como «Pueblo más bonito de España» o similar; y que gracias a las gestiones de un alcalde espabilado y trabajador hacen destacar su pueblo entre los demás, sin que ello signifique que dicha localidad tenga algo especial o diferenciador a los del resto del entorno. Así lo comprobamos al callejear y encontrar similitud en sus edificaciones con San Martín de Trevejo (Cáceres) y otros muchos pueblos que iremos conociendo posteriormente.

Salimos en dirección norte por una buena pista que se interna en un precioso bosque mixto. Hay partes del camino en que los árboles hacen una cúpula cerrada que le otorgaría un carácter sombrío y hasta truculento si no fuera porque el día es espléndido y soleado. Empezamos a encontrar algunas dificultades técnicas cuando el camino se torna sendero estrecho con abundante piedra gorda, hoja caída y regueros de agua, lo que hace las delicias de Alfredo, pero que al resto nos obliga a pasar al modo empuja-ebike.

El bosque está precioso. Las rocas con musgo verde fosforito y los senderos pedregosos tapizados de hojas de roble y castaño son una delicia, sobre todo en los tramos donde podemos ir montados sobre la bicicleta. Un rumor gutural se oye a los lejos: «Juanluuuu». Es Alfredo que aburrido de esperarnos nos reclama en la lontananza. Hemos enlazado con el famoso Camino del Agua que nos llevará hasta Mogarraz. Cruzamos un puente de piedra sobre el arroyo de Los Milanos de las Tisneras que vierte sus aguas sobre el río Francia un poco más adelante. Escuchamos muchos pajarillos que andan alborotados con esta frondosa primavera.

Ya en Mogarraz podemos contemplar sus calles limpias.

La arquitectura conserva el sabor antiguo de los pueblos de la zona. Sus típicas fachadas están rellenas de cuadros de Francisco Maíllo con las caras de los antiguos vecinos ya fallecidos, lo que por un lado asombra; pero por otro le da un aspecto siniestro y lúgubre. Me imagino lo que será dar un paseo por sus callejas deshabitadas, sin un alma, completamente vacías, en pleno invierno, a media noche con mucho viento helador y escasas luces cetrinas. Todas esas caras mirándote al pasar, necesariamente tienen que producir espanto y escalofríos. Pregunto a un paisano si siguen la tradición de engordar a un cerdo errante por las calles y que luego sortean. Me dice que hace años que ya no. Yo lo vi en el 2013.

Salimos del pueblo otra vez por el precioso Camino del Agua que nos llevará hasta Monforte de la Sierra. De nuevo encontramos tramos de escasa ciclabilidad que nos pone a prueba. Cruzamos otra vez el arroyo de Los Milanos de las Tisneras donde encontramos esculturas de escaso valor estético y gusto, que los aficionados a artistas de la zona se empeñan en colocar en pintorescos lugares donde la naturaleza se sobra con su belleza. Atravesamos Monforte de la Sierra. Es otro pueblo atractivo sin más alicientes. La carretera nos alivia del pedregal y las vistas de los tejados de Mogarraz desde el mirador del Viborero son asombrosas destacando en el frondoso verde del bosque.

Tomamos un precioso sendero que atraviesa un espeso bosque de roble por donde discurre un canal estrecho de piedra musgosa que recoge el agua del arroyo para el pueblo. Muy disfrutona esta parte hasta que llegamos a un punto donde hay que empujar de nuevo para salir de la profundidad y recorrer parte del arroyo por sus aguas.

Nuevas dificultades técnicas nos obligan al empuja-ebike, lo que va mermando nuestra fuerza mientras maldecimos por el peso de nuestras monturas. Por fin, salimos a un camino que se puede ciclar. Llegamos hasta la ermita de Las Majadas Viejas.

En poco tiempo llegamos a La Alberca donde callejeamos para comprobar que a pesar de la época ya empiezan a aparecer algunos turistas, con algunos de cuales establecemos conversación e intercambiamos fotos en la Plaza Mayor.

Salimos de La Alberca por un camino carretero en razonable buen estado para en varios kilómetros de ascenso suave, coger una pista ancha en bajada donde vamos felizmente contemplando un verde y precioso paisaje que recorremos a toda velocidad con un profundo barranco a la izquierda. Antes de llegar a Herguijuela de la Sierra nos desviamos por un sendero bastante inclinado y técnico que se interna en un profundo bosque donde se alternan los pinos, los castaños y los robles.

Nos encontramos una extraña chimenea hecha de anillos de piedra labrada.

Llegamos a Herguijuela y preguntamos donde podemos comer a un señor que se asoma a la puerta de un bar. Nos desanima una y otra vez ante nuestra insistencia de comer, aunque sea un bocadillo. No hay forma. Fuera hay otros dos paisanos que nos dan indicaciones de donde dan de comer y comprobamos que está en la misma dirección que llevamos. Tras varios kilómetros de magnífica pista y carretera en bajada que recorremos a toda máquina llegamos a Rebollosa para poco después de cruzar el río Ladrillar llegar a nuestro destino: Riomalo de Abajo. Allí comeremos en una cómoda terraza al lado del río, un menú cumplidito en el Restaurante del Hostal Riomalo: El Mulero. Nos hacen esperar un buen rato porque no dan de si a pesar de que apenas hay público. Alfredo ya sufre la habitual putansia y comenta la poca efectividad del camarero en sus desplazamientos entre comensales. Al fin nos traen las bebidas cuando estamos al borde de la extenuación hídrica. Ya comidos y sin prisas emprendemos el camino hasta uno de los puntos claves de la ruta.

El Meandro Melero está a varios kilómetros que hacemos sin dificultad por una carretera en leve ascenso que apenas tiene tráfico y que nuestras baterías aportan la fuerza necesaria para que nuestras piernas no sufran lo más mínimo.

Desde el Mirador de la Antigua, el paisaje es cautivador. Se halla el río en su esplendor máximo y el verde del entorno en contraste con el azul del agua y las montañas nevadas de Gredos nos deja perplejos. Juanlu, le repite a Alfredo que no necesita irse a Canadá para ver un espectáculo grandioso y que además se come mejor aquí. De esto último no hay duda, de lo primero sí. A lo que Alfredo contesta que ya lo ha anulado, con cierto retintín. Después de un buen rato admirando el paisaje, hacer innumerables fotos y de rodar unas escenas con el dron, emprendemos el retorno hacia Sotoserrano.

Tras volver a Riomalo de Abajo, recorremos una carretera muy bella a orillas del Río Alagón. La cosa se pone aún más interesante cuando la abandonamos para seguir un sendero por la ribera del río. ¡Qué bonito! Alfredo saca a Retortijón a pasear en modo persecución. Creo que el video resultante va a ser una maravilla.

Poco antes de que las aguas del Río Cuerpo de Hombre vierta las aguas sobre el Alagón, tomamos un sendero en cuesta ascendente suave que nos llevará a Sotoserrano donde llegamos alrededor de las 18:30h.

Una ducha y nos vamos a cenar a La Alberca en el poderoso coche de Juanlu. El restaurante previsto está cerrado, así que improvisamos en un garito llamado El Rincón De Lola, en la Plaza Mayor donde ponen unas tapas sin interés a pesar de haber ganado el primer premio de no sé qué.

Tras un paseo por el pueblo Domingo y yo, compramos un kilo de jamón supuestamente ibérico por 20 euros. Una vez probado en Madrid, puedo decir que, sin ser una 5J’s, está bastante decente. Nos llevamos dos sobres por 10 euros para desayunar con un peso bastante inferior. También picamos en una cara tienda de chocolates para tener un detalle, que nuestras mujeres agradecerán sin duda. Ya dormir que mañana toca senderismo.
Y de música de fondo os pongo a Celtas Cortos y su celebérrimo 20 de Abril, que es la fecha en la que hago la crónica. Puff, se nos escapa el precioso mes de Abril.

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La Alberca – Peña de Francia

Ruta realizada el Lunes 15/04/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
29.9 km
756 m
204 Km Distancia Madrid
3h54'
2h16'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 200 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu

Mas detalle ruta

Temperatura media: 26.3
Descarga ruta: La-Alberca-Pena-de-Francia-20240415.gpx
Reproductor audio crónica:

Primera ruta de la salida de Abril. Madrugamos todos para quedar a desayunar a mitad de camino del Parque Natural de las Batuecas. Juanlu llega dos horas antes y se echa una siestecita en el coche, yo llego puntual y Félix junto con Domingo llegan 15 minutos tarde, es decir una quedada con precisión militar. Una vez todos juntos y desayunados, acometemos la segunda parte del viaje hasta llegar a La Alberca.

Sobre las 10:30 iniciamos la ruta que nos llevara a lo más alto de la Peña de Francia que comienza con una subida tendida. Enseguida vemos a lo lejos La Peña de Francia.

Lo bueno es que circulamos por pista sin complicaciones, muy distinto a lo que sería la bajada.
Durante el camino nos encontramos a un paisano al que Félix, como es habitual, le dio conversación. Llevaba un palo atravesado (suponíamos para pegar a los asaltantes de los caminos), pero al final resultó ser muy simpático y nos indicó algunos sitios para sacar fotos. Además, cuando fuimos a comer al terminar la ruta, resulta que estaba en el mismo restaurante y nos saludó.

Antes de iniciar la subida potente a la peña encontramos otra peña a la que no pudimos evitar la tentación de subirnos y sacarnos la correspondiente foto

La ruta estaba siendo muy cómoda, sobre todo con la eléctrica, gracias a la cual, Juanlu no paraba de adelantarnos llamándonos nenaza (eso si, en modo turbo) hasta que le dijimos que con tanta tontería igual no le daba la batería para terminar la ruta. Entonces milagrosamente volvió a su posición natural comentándonos cada 20 minutos su porcentaje de batería.

Por cierto, a continuación tenéis una foto en la que la IA no ha sido capaz de encontrar la sandía, mientras que un humano enseguida la identifica (no está ni en la Peña ni en la cabaña).

¿Dónde está la Sandía?

El ultimo tramo de la subida fue carretera, donde atravesamos la Cueva de los Mosquitos. No era una broma, a partir de este punto nos estuvieron machacando los mosquitos incluso en lo mas alto.

Finalmente llegamos a la cima de la Peña de Francia a 1720m con un santuario, un convento de frailes, una hospedería independiente del monasterio y una antena repetidora de telecomunicaciones (que ya podían haberla pintado de otro color), junto a tres capillas exteriores y un reloj solar.

Aprovechamos para tomar el plátano e iniciamos la bajada que fue campo a través con bastantes pedruscos con algunos amagos de renuncio, pero en mi opinión bastante divertida la bajada.

Terminada la parte dura, la ruta transcurre por senderos muy razonables hasta que llegamos a un rio donde quedó claro los niveles de nenaza del grupo. Un servidor cruzó el río sin miramientos (con un pie mojado); Domingo se fue andando por el puente, pero apechugó el solo con su bici; Félix necesitó ayuda de Domingo para subir la bici y a Juanlu prácticamente le lleva la bici Domingo.

Durante todo el trayecto teníamos de referencia la peña y la volveríamos a ver en la última ruta del viaje.

Finalmente llegamos a La Alberca y fuimos a comer al restaurante La Cantina donde nos atendieron muy bien. Aquí encontramos al paisano de nuevo y nos saludó muy amable ofreciéndose a enseñar el pueblo, pero el hambre tenía prioridad.

Dejamos las bicis en unas columnas medievales al lado del restaurante, y el del bar nos sugirió moverlas a la pared porque estropeábamos las fotos de los turistas (con la pasta que nos ha costado y lo resultonas que son, yo creo que mejoraba el paisaje).

Después de comer nos fuimos a Casa Carla en Sotoserrano, nuestra hospedería rural, y se hizo el reparto de habitaciones. Félix venía revenido porque en los últimos sorteos le había tocado la habitación mala y no creía en la estadística, yo por no oírle quejarse le cedí mi puesto en el caso de que sacara mejor número, pero lo que tiene la estadística, esta vez sacó el segundo mejor número y no tuvo problemas de elegir la habitación que quería. Las bicis esta vez durmieron en un garaje donde teníamos enchufes de sobra para recargar todas las baterías.

Por la noche fuimos a cenar en el Hotel Rural Sierra de Francia en Sotoserrano donde la verdad era claramente mejorable y acto seguido nos fuimos a dormir que había mucho sueño. Día completo que aprovechamos muy bien.

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Colmenar Viejo – Puente de la Marmota – Tributo a Rufi

Ruta realizada el Jueves 11/04/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
45.9 km
895 m
29 Km Distancia Madrid
4h53'
3h18'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 30% de trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, 100 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Domingo, Félix

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Descarga ruta: Colmenar-Viejo-Puente-de-la-Marmota-20240411.gpx
Reproductor audio crónica:

Buscando rutas para aprovechar el espectacular jueves que se nos ponía por delante, me encontré con esta realizada en octubre de 2019 y a la que no puede ir. Se trataba de visitar el emblemático puente de la Marmota, uno de los fetiches de nuestro amigo Rufi. Así que decidimos repetir este track, aunque variando el punto de salida. Elegimos Colmenar Viejo porque en el lugar del aparcamiento se encontraba el restaurante La cabaña de Vetton. Primera en la frente, porque está cerrado de forma permanente. La segunda en los morros nos vino del exquisito tráfico de Madrid. Yo encontré la del pulpo en la M40 y Félix en la M30, que en temas de repartir atascos nuestra ciudad es ecuánime y magnánima.

Con algo de retraso empezamos a dar pedales, tomando la transitada vía ciclista cercana en dirección a Tres Cantos. Pronto llegamos a tan paradisiaco entorno para girar por la conocida pista que va paralela al monte del Pardo.

Algunos paseantes, pocos ciclistas. El campo para nosotros. La nieve al fondo, fundiéndose sin prisa pero sin pausa. Buenas sensaciones, hasta que llegó el pedregal que nos anunciaba que el puente, nuestro puente, estaba ya cerca. Ni que decir tiene que me bajé alguna vez pero como no estaba Alfredo, no hay constancia.

En el puente disfrutamos del paisaje, del Manzanares y nos avituallamos. Recordaba la siguiente parte dura y, efectivamente, lo era. Con la eléctrica hay que mantener un ritmo de pedaleo continuo para que el empuje sea consistente. Con el cambio no había dudas: piñón grande o uno o dos por debajo, como mucho, Y así un buen un rato, hasta alcanzar una pista que te lo pone mucho más fácil.

El resto del camino era ya sencillo, había pasado lo peor. O eso pensábamos, porque empezamos a avanzar por una zona anegada. Y como no, nos pusimos de barro hasta las muelas, convirtiendo nuestras ebikes, una vez más, en vehículos anfibios.

Y así, de camuflaje, llegamos de nuevo a Colmenar viejo, donde empezamos a dar vueltas, hasta que encontramos un sitio donde comer. No estuvo mal aunque ni nos acordamos de apuntar su nombre. De vuelta, la siempre apasionante tarea de limpiar las bicicletas. Aprovechamos para comprobar si entraban las 2 bicis en el Scenic (The Silver Egg) para nuestro próximo viaje a las Batuecas, y para nuestra sorpresa, los 2 tarugos cabían en sus entrañas. Ya iremos contando de como nos ha ido por la zona. Hasta pronto.

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¿Quién coño me ha robado el mes de Abril?

Ruta realizada el Jueves 04/04/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.3 km
761 m
19 Km Distancia Madrid
3h06'
2h48'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Félix

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Descarga ruta: 2024-04-04-Tres-Cantos-Dehesas.gpx
Reproductor audio crónica:

Este abril se presenta muy interesante. Durante buena parte de Marzo ha estado lloviendo copiosamente y parece que se está manteniendo un clima bondadoso a pesar de que tuvimos un febrero seco y caluroso. Empezó Marzo con la misma tendencia, lo que nos auguraba una sequía y unos calores que asustaban hasta a los saharianos. Afortunadamente una serie de borrascas nos han alejado los temores y han teñido las cumbre de un blanco prometedor para una de las escasas primaveras, que por desgracia, nos quedan por disfrutar.

Así que Domingo y un servidor cogemos las bicis después de dos semanas de intervalo por vacaciones y Semana Santa pasada por agua. Decidimos que salimos por una zona cercana y que no esté demasiado húmeda por las abundantes lluvias de estos últimos días. Así que Domingo propone una ruta conocida por las pistas del canal.

El campo está de dulce. Los prados llenos de flores y los árboles, algunos ya cuajados de hojas contrastan con otros más tardíos que sólo tienen tímidas yemas de lo que serán abundantes verdes hojas en no más tardar de tres semanas.

Poco que contar de esta ruta. Los puentes del Canal de YII son los protagonistas junto a las aguas de los escasos arroyos que cruzamos y la frondosidad del terreno que en no mucho tornarán al amarillo que nos tiene acostumbrados.

Una manada de ovejas es liderada por otra de cabras y a su vez por un Homo Sapiens que haciendo uso de su mayor inteligencia, ha conseguido convencer a un caballo para que le lleve a sus espaldas, mientras que con silbidos y exabruptos hace que un par de perros realice su trabajo para mantener unida y por el camino deseado a tan estúpido séquito que será debidamente explotado llegado el momento. ¿Es listo o no el Sapiens?

Sólo una reflexión más. Hay que aprovechar este precioso, preciado y verdísimo mes. Así que la próxima semana nos vamos Alfredo, Domingo, Juanlu y yo, durante cuatro días a recorrer y disfrutar con nuestras magníficas bicicletas por la Alberca y Las Batuecas para que no nos pase como todos los años que cuando te das cuenta, te haces la pregunta de mi cantautor preferido, Joaquín Sabina: ¿Quién coño me ha robado el mes de Abril?

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Navalafuente -Miraflores -Bustarviejo -Valdemanco -La Cabrera. Por todos los pedruscos.

Ruta realizada el Jueves 14/03/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
48.9 km
985 m
43 Km Distancia Madrid
4h50'
3h00'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, con algunas fincas privadas

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

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Temperatura media: 18.5
Descarga ruta: venturada-bustarviejo20240314.gpx
Reproductor audio crónica:

Una vez más en este húmedo invierno, en nuestro continuo intento por evitar los barrizales, nos pusimos a buscar rutas por zonas con buen drenaje. Alfredo propuso esta zona y me puse a buscar algo más concreto, encontrando este track realizado por nuestros colegas los Biciglotones.

Ya en carretera, recibimos una llamada de Félix, que nos proponía una nueva zona de aparcamiento (en lugar del habitual en Cabanillas). Así fue como acabamos los tres en la entrada Venturada, a unos 2,5 kms de la ruta. Félix decía que estaba todo controlado pero en el aire flotaba la sospecha de que se había equivocado de pueblo.

Con las quejas de Alfredo sobre la idoneidad de la elección del aparcamiento y sus implicaciones a la hora de comer, empezamos a la hora prevista nuestro itinerario.

Rápidamente dejamos atrás Navalafuente y bordeamos Miraflores sin ser conscientes de ello. Íbamos bastante entretenidos hablando del último juguete, la IA de la web. Hasta bastante después no nos planteamos cuando habíamos pasado por estos pueblos.

Dirigiéndonos hacia el norte, en dirección a Bustarviejo, subimos por una zona que ya conocíamos, donde avanzamos por la parte dónde más sendas y trialeras hay en este recorrido. Cómo siempre que pasamos por aquí, Alfredo nos esperaba al fondo de una bajada técnica, grabando como poníamos ignominiosamente pie a tierra. Hay un video-nenazas al respecto, pero quien quiera verlo ya sabe donde está.

Pasado Bustarviejo, dejamos atrás el Mondalindo y llegamos a la parte más alta del recorrido, después de algún cuestón que otro. Con buenas vistas sobre la sierra nevada, dejamos a la derecha, al fondo del valle, el pueblo de Valdemanco.

Con Cancho Gordo a nuestras espaldas, nos adentramos en zona boscosa, con pistas rápidas, rezumando agua por los cuatro costados. Bordeamos el Pico La Miel y delante de nosotros surgió el pueblo de La Cabrera.

Atravesándolo, encontramos un restaurante (Machaco) que tenía muy buen aspecto y, a pesar de que era pronto, decidimos que era momento de avituallarnos, con cervecita y todo.

No nos equivocamos, comimos de primera y Alfredo tuvo la gentileza de invitarnos, dada la cercanía de su cumpleaños. Como siempre, hablamos de la IA, la corrupción en nuestro país, el «problema de los 3 cuerpos» y otras cosas de tíos.

Después de comer, inesperadamente cambió el tiempo, empeorando notablemente. Aunque lo que quedaba era cuesta abajo, tuvimos que acelerar, no fuese que nos lloviese inopinadamente.

La vuelta a nuestro estupendo aparcamiento en «un pueblo fuera de ruta» la hicimos esta vez por carretera desde Cabanillas, con Alfredo rezongando. Otro día espléndido por una ruta divertida y bastante cómoda. A ver si no nos llueve en la próxima…

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«Carabaña, legaña…»

Ruta realizada el Jueves 29/02/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
47.1 km
570 m
44 Km Distancia Madrid
3h26'
3h03'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

Mas detalle ruta

Temperatura media: 16.1
Descarga ruta: Carabanas20240229.gpx
Reproductor audio crónica:

«Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todas son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas « decía el ínclito manco, que no lo era, ya que mantenía el brazo, eso sí tan maltrecho como inútil de un arcabuzazo que le dieron por ir a buscar fortuna allá donde Felipe II fue a encontrarse con el turco.

Carabaña

Así empieza el refrán y la mañana: «Carabaña, legaña…». Me quito la legaña antes de desayunar frugalmente, a ver si me deshago de algún molesto gramo de panículo adiposo. Las noticias empiezan con el caso Koldo (otra legaña y la primera arcada). Enfilo la N-III y a las 10:20 llego al parking de Carabaña. Saco la bici del coche y llega Alfredo. La mañana está fría aunque ligeramente para ser aún febrero. Llega Domingo dentro del horario establecido. Empezamos la ruta y al rato pasamos por una de las magníficas haciendas de los Rato (otra legaña más y segunda arcada). Sólo tiene 112 inmuebles, fruto de su excelso trabajo en Bankia, entre otros porque «de casta le viene al galgo ser rabicorto y patilargo». Más que las patas, tiene las manos muy, muy largas toda esta familia. Para los más cafeteros aquí les dejo información de esta saga de delincuentes que deja a Koldo y compañía como unos simples aficionados.

A buena marcha avanzamos por el valle del Tajuña pasando por «…Orusco, pestes…» que así sigue el refrán. Nada que destacar más que los almendros están en flor, los campos muy verdes y que Alfredo nos cuenta que ha hecho la Prueba de Concepto para incluir en esta web algo de Inteligencia Artificial, que la natural ya va escaseando.

… «y si te acercas a Ambite, peor gente». Así concluye el refrán que alguien con muy mala leche le dedicó a este entorno de pueblos. Desconocemos el carácter de los pobladores de Ambite, pero podemos asegurar que la cuesta que nos lleva al altiplano tiene muy mala hostia.

Después del plátano, habitual compañero de fatigas, seguimos el camino aunque con una pequeña variación para eliminar el recorrido por los arcillosos campos que nos acechan. No es plan de quedarnos atrapados. Rodeamos Olmeda de las Fuentes sin llegar a ser conscientes de ello y llegamos al sorprendente Nuevo Baztán. La entrada al Palacio de Goyeneche es muy bonita. Cuando estoy investigando sobre esta zona descubro con estupor que está edificado sobre un bosque de acebos (otra legaña y última arcada). Y no sólo eso, sino que la energía para la industria de la zona se obtuvo en parte de la madera de estos árboles. La madre que parió a Goyeneche.

Empieza la zona más bonita de la ruta. Seguimos la trayectoria del «tren de los cuarenta días» , y 500 noches que diría Sabina, que nos acerca a Villar del Olmo primero y a Orusco después. Es una secuencia interminable de sendero estrecho en subibaja donde debes estar atento a las piedras, roderas, charcos y ramas; todo ello confabulado para tirarte de la bici.

Las subidas de gran desnivel es el mayor reto. Otra de las características de las e-bike es que suben por sitios que no te imaginas. Eso sí, hay que estar muy rápido para elegir la trazada, la asistencia del motor, la corona del cambio, la cadencia de la pedalada y la velocidad, para no salirte de la trazada buena o comerte al colega de delante. Muchos temas a la vez. A mí se me hacen bola en tres de los puntos más complejos, pero mis compañeros sortean con maña y soltura.

Aquí es donde Leo nos deleitó con una caída hacia atrás con su recién estrenada Cube. En esa ocasión íbamos siete mosqueteros. He aquí la crónica.

Sin más, salimos a la carretera en Orusco para retornar de nuevo por ribera del Tajuña con más velocidad, pues la putansia de Alfredo ya ha hecho acto de presencia. Comemos en La Tropicana que está enfrente del parking y es lo único que está abierto. En un alarde de valentía e imprudencia de mis compañeros, me dejan ir a preguntar si podemos comer en la terraza a lo que se niegan. A la vuelta, Domingo con la cara desencajada me pregunta y le aseguro que nos darán de comer a pesar de mi conversación con el dueño.

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La Dehesa de Molcanvillo y el barro que te pario

Ruta realizada el Jueves 22/02/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.4 km
664 m
31 Km Distancia Madrid
3h14'
2h57'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Alfredo, Félix

Mas detalle ruta

Temperatura media: 10.8
Descarga ruta: San_Agustin_guadalix20240222.gpx
Reproductor audio crónica:

Recién llegado de Tanzania y tras haber hecho cumbre en el techo de África en el Kilimanjaro propongo salir ,como está estipulado, el jueves a pesar de riesgo de viento y lluvia. Sólo acude a la llamada Félix con lo que al menos formamos el grupo mínimo.

Para no complicarnos la vida y dado el pronostico decidimos salir por algún lugar cercano y planteo una por San Agustín de Guadalix, y además para probar alternativas elijo una de wikiloc con variantes que no conocemos.

A las 10:30 (horario de ricos según Rufi) salimos desde la carretera que va al Polígono ya que el propio Polígono está a rebosar (es lo que tiene los horarios de ricos en día de diario). La primera parte de la ruta es vieja conocida y transcurre por el canal del Mesto.

Hasta llegar al Embalse de Pedrezuela, que por cierto, estaba hasta arriba.

La ruta vira al sur de vuelta a Guadalix para adentrarnos en nuevos recovecos de la Dehesa de Moncalvillo que desconocíamos.

Lo que desconocíamos también es la cantidad de agua y barro que tenía la Dehesa. ¿No estábamos con sequía?. Nunca había visto tanto barro en la dehesa y nos pusimos como cerdos tanto el ciclista como la bicicleta eléctrica que salió encantada.

Otra cosa buena que descubrimos de la Eléctrica, es que es capaz de salir sin problemas de los barros mas fangosos, no se si por la potencia o los ruedones que llevamos.

Total que nos pusimos de barro hasta la mochila, pero disfrutamos como enanos. Incluso adelantamos a unas musculares que iban renqueando (con la cabeza alta orgullosos de nuestras nuevas bicis ganadoras).

Tras una cuantas vueltas en la Dehesa volvimos por el sendero que conocemos paralelo al arroyo del Navalperal. Y pasamos por la carretera donde había unos anuncios de nuevas promociones inmobiliarias que durante años sólo había un solar y que por fin se han decidido a iniciar.

Total, que después de 41km estábamos de vuelta en San Agustín de Guadalix con el culo cagado y la bici encochinada.

La verdad es que a pesar de todo disfrutamos mucho y nos sorprendió la Eléctrica lo bien que se mueve en el barro. Me limpie el culo, puse un trapo en el asiento del coche y dejé a Félix con todo su equipo de torero bombero dedicado a limpiar la bici.

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