Por varios pueblos del PN de Sierra de Francia

Ruta realizada el Martes 16/04/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
54.6 km
1202 m
197 Km Distancia Madrid
3h54'
2h16'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 300 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu

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Temperatura media: 25.5
Descarga ruta: D2-PN-de-Las-Batuecas-Sierra-de-Francia.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy es el segundo día en esta Reserva de la Biosfera, que además de serlo desde el 2006, es Espacio Protegido como Parque Natural y Red Natura desde el año 2000. Para recorrerlo, empezamos donde nos alojamos: Sotoserrano. Es el municipio de menor altitud del PN. Eso explica que salgamos en ligero ascenso durante los primeros 25 kms, perfectamente llevaderos gracias a nuestras excelsas monturas.

Por la carretera llegamos a Cepeda. Se trata del primer «Pueblo Mágico» de Salamanca que obtuvo tal calificación. Entenderemos que estas calificaciones tienen el objeto de promocionar el turismo en aquellos pueblos que no han obtenido otra como «Pueblo más bonito de España» o similar; y que gracias a las gestiones de un alcalde espabilado y trabajador hacen destacar su pueblo entre los demás, sin que ello signifique que dicha localidad tenga algo especial o diferenciador a los del resto del entorno. Así lo comprobamos al callejear y encontrar similitud en sus edificaciones con San Martín de Trevejo (Cáceres) y otros muchos pueblos que iremos conociendo posteriormente.

Salimos en dirección norte por una buena pista que se interna en un precioso bosque mixto. Hay partes del camino en que los árboles hacen una cúpula cerrada que le otorgaría un carácter sombrío y hasta truculento si no fuera porque el día es espléndido y soleado. Empezamos a encontrar algunas dificultades técnicas cuando el camino se torna sendero estrecho con abundante piedra gorda, hoja caída y regueros de agua, lo que hace las delicias de Alfredo, pero que al resto nos obliga a pasar al modo empuja-ebike.

El bosque está precioso. Las rocas con musgo verde fosforito y los senderos pedregosos tapizados de hojas de roble y castaño son una delicia, sobre todo en los tramos donde podemos ir montados sobre la bicicleta. Un rumor gutural se oye a los lejos: «Juanluuuu». Es Alfredo que aburrido de esperarnos nos reclama en la lontananza. Hemos enlazado con el famoso Camino del Agua que nos llevará hasta Mogarraz. Cruzamos un puente de piedra sobre el arroyo de Los Milanos de las Tisneras que vierte sus aguas sobre el río Francia un poco más adelante. Escuchamos muchos pajarillos que andan alborotados con esta frondosa primavera.

Ya en Mogarraz podemos contemplar sus calles limpias.

La arquitectura conserva el sabor antiguo de los pueblos de la zona. Sus típicas fachadas están rellenas de cuadros de Francisco Maíllo con las caras de los antiguos vecinos ya fallecidos, lo que por un lado asombra; pero por otro le da un aspecto siniestro y lúgubre. Me imagino lo que será dar un paseo por sus callejas deshabitadas, sin un alma, completamente vacías, en pleno invierno, a media noche con mucho viento helador y escasas luces cetrinas. Todas esas caras mirándote al pasar, necesariamente tienen que producir espanto y escalofríos. Pregunto a un paisano si siguen la tradición de engordar a un cerdo errante por las calles y que luego sortean. Me dice que hace años que ya no. Yo lo vi en el 2013.

Salimos del pueblo otra vez por el precioso Camino del Agua que nos llevará hasta Monforte de la Sierra. De nuevo encontramos tramos de escasa ciclabilidad que nos pone a prueba. Cruzamos otra vez el arroyo de Los Milanos de las Tisneras donde encontramos esculturas de escaso valor estético y gusto, que los aficionados a artistas de la zona se empeñan en colocar en pintorescos lugares donde la naturaleza se sobra con su belleza. Atravesamos Monforte de la Sierra. Es otro pueblo atractivo sin más alicientes. La carretera nos alivia del pedregal y las vistas de los tejados de Mogarraz desde el mirador del Viborero son asombrosas destacando en el frondoso verde del bosque.

Tomamos un precioso sendero que atraviesa un espeso bosque de roble por donde discurre un canal estrecho de piedra musgosa que recoge el agua del arroyo para el pueblo. Muy disfrutona esta parte hasta que llegamos a un punto donde hay que empujar de nuevo para salir de la profundidad y recorrer parte del arroyo por sus aguas.

Nuevas dificultades técnicas nos obligan al empuja-ebike, lo que va mermando nuestra fuerza mientras maldecimos por el peso de nuestras monturas. Por fin, salimos a un camino que se puede ciclar. Llegamos hasta la ermita de Las Majadas Viejas.

En poco tiempo llegamos a La Alberca donde callejeamos para comprobar que a pesar de la época ya empiezan a aparecer algunos turistas, con algunos de cuales establecemos conversación e intercambiamos fotos en la Plaza Mayor.

Salimos de La Alberca por un camino carretero en razonable buen estado para en varios kilómetros de ascenso suave, coger una pista ancha en bajada donde vamos felizmente contemplando un verde y precioso paisaje que recorremos a toda velocidad con un profundo barranco a la izquierda. Antes de llegar a Herguijuela de la Sierra nos desviamos por un sendero bastante inclinado y técnico que se interna en un profundo bosque donde se alternan los pinos, los castaños y los robles.

Nos encontramos una extraña chimenea hecha de anillos de piedra labrada.

Llegamos a Herguijuela y preguntamos donde podemos comer a un señor que se asoma a la puerta de un bar. Nos desanima una y otra vez ante nuestra insistencia de comer, aunque sea un bocadillo. No hay forma. Fuera hay otros dos paisanos que nos dan indicaciones de donde dan de comer y comprobamos que está en la misma dirección que llevamos. Tras varios kilómetros de magnífica pista y carretera en bajada que recorremos a toda máquina llegamos a Rebollosa para poco después de cruzar el río Ladrillar llegar a nuestro destino: Riomalo de Abajo. Allí comeremos en una cómoda terraza al lado del río, un menú cumplidito en el Restaurante del Hostal Riomalo: El Mulero. Nos hacen esperar un buen rato porque no dan de si a pesar de que apenas hay público. Alfredo ya sufre la habitual putansia y comenta la poca efectividad del camarero en sus desplazamientos entre comensales. Al fin nos traen las bebidas cuando estamos al borde de la extenuación hídrica. Ya comidos y sin prisas emprendemos el camino hasta uno de los puntos claves de la ruta.

El Meandro Melero está a varios kilómetros que hacemos sin dificultad por una carretera en leve ascenso que apenas tiene tráfico y que nuestras baterías aportan la fuerza necesaria para que nuestras piernas no sufran lo más mínimo.

Desde el Mirador de la Antigua, el paisaje es cautivador. Se halla el río en su esplendor máximo y el verde del entorno en contraste con el azul del agua y las montañas nevadas de Gredos nos deja perplejos. Juanlu, le repite a Alfredo que no necesita irse a Canadá para ver un espectáculo grandioso y que además se come mejor aquí. De esto último no hay duda, de lo primero sí. A lo que Alfredo contesta que ya lo ha anulado, con cierto retintín. Después de un buen rato admirando el paisaje, hacer innumerables fotos y de rodar unas escenas con el dron, emprendemos el retorno hacia Sotoserrano.

Tras volver a Riomalo de Abajo, recorremos una carretera muy bella a orillas del Río Alagón. La cosa se pone aún más interesante cuando la abandonamos para seguir un sendero por la ribera del río. ¡Qué bonito! Alfredo saca a Retortijón a pasear en modo persecución. Creo que el video resultante va a ser una maravilla.

Poco antes de que las aguas del Río Cuerpo de Hombre vierta las aguas sobre el Alagón, tomamos un sendero en cuesta ascendente suave que nos llevará a Sotoserrano donde llegamos alrededor de las 18:30h.

Una ducha y nos vamos a cenar a La Alberca en el poderoso coche de Juanlu. El restaurante previsto está cerrado, así que improvisamos en un garito llamado El Rincón De Lola, en la Plaza Mayor donde ponen unas tapas sin interés a pesar de haber ganado el primer premio de no sé qué.

Tras un paseo por el pueblo Domingo y yo, compramos un kilo de jamón supuestamente ibérico por 20 euros. Una vez probado en Madrid, puedo decir que, sin ser una 5J’s, está bastante decente. Nos llevamos dos sobres por 10 euros para desayunar con un peso bastante inferior. También picamos en una cara tienda de chocolates para tener un detalle, que nuestras mujeres agradecerán sin duda. Ya dormir que mañana toca senderismo.
Y de música de fondo os pongo a Celtas Cortos y su celebérrimo 20 de Abril, que es la fecha en la que hago la crónica. Puff, se nos escapa el precioso mes de Abril.

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¿Quién coño me ha robado el mes de Abril?

Ruta realizada el Jueves 04/04/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.3 km
761 m
19 Km Distancia Madrid
3h06'
2h48'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Félix

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Este abril se presenta muy interesante. Durante buena parte de Marzo ha estado lloviendo copiosamente y parece que se está manteniendo un clima bondadoso a pesar de que tuvimos un febrero seco y caluroso. Empezó Marzo con la misma tendencia, lo que nos auguraba una sequía y unos calores que asustaban hasta a los saharianos. Afortunadamente una serie de borrascas nos han alejado los temores y han teñido las cumbre de un blanco prometedor para una de las escasas primaveras, que por desgracia, nos quedan por disfrutar.

Así que Domingo y un servidor cogemos las bicis después de dos semanas de intervalo por vacaciones y Semana Santa pasada por agua. Decidimos que salimos por una zona cercana y que no esté demasiado húmeda por las abundantes lluvias de estos últimos días. Así que Domingo propone una ruta conocida por las pistas del canal.

El campo está de dulce. Los prados llenos de flores y los árboles, algunos ya cuajados de hojas contrastan con otros más tardíos que sólo tienen tímidas yemas de lo que serán abundantes verdes hojas en no más tardar de tres semanas.

Poco que contar de esta ruta. Los puentes del Canal de YII son los protagonistas junto a las aguas de los escasos arroyos que cruzamos y la frondosidad del terreno que en no mucho tornarán al amarillo que nos tiene acostumbrados.

Una manada de ovejas es liderada por otra de cabras y a su vez por un Homo Sapiens que haciendo uso de su mayor inteligencia, ha conseguido convencer a un caballo para que le lleve a sus espaldas, mientras que con silbidos y exabruptos hace que un par de perros realice su trabajo para mantener unida y por el camino deseado a tan estúpido séquito que será debidamente explotado llegado el momento. ¿Es listo o no el Sapiens?

Sólo una reflexión más. Hay que aprovechar este precioso, preciado y verdísimo mes. Así que la próxima semana nos vamos Alfredo, Domingo, Juanlu y yo, durante cuatro días a recorrer y disfrutar con nuestras magníficas bicicletas por la Alberca y Las Batuecas para que no nos pase como todos los años que cuando te das cuenta, te haces la pregunta de mi cantautor preferido, Joaquín Sabina: ¿Quién coño me ha robado el mes de Abril?

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«Carabaña, legaña…»

Ruta realizada el Jueves 29/02/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
47.1 km
570 m
44 Km Distancia Madrid
3h26'
3h03'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

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Temperatura media: 16.1
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«Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todas son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas « decía el ínclito manco, que no lo era, ya que mantenía el brazo, eso sí tan maltrecho como inútil de un arcabuzazo que le dieron por ir a buscar fortuna allá donde Felipe II fue a encontrarse con el turco.

Carabaña

Así empieza el refrán y la mañana: «Carabaña, legaña…». Me quito la legaña antes de desayunar frugalmente, a ver si me deshago de algún molesto gramo de panículo adiposo. Las noticias empiezan con el caso Koldo (otra legaña y la primera arcada). Enfilo la N-III y a las 10:20 llego al parking de Carabaña. Saco la bici del coche y llega Alfredo. La mañana está fría aunque ligeramente para ser aún febrero. Llega Domingo dentro del horario establecido. Empezamos la ruta y al rato pasamos por una de las magníficas haciendas de los Rato (otra legaña más y segunda arcada). Sólo tiene 112 inmuebles, fruto de su excelso trabajo en Bankia, entre otros porque «de casta le viene al galgo ser rabicorto y patilargo». Más que las patas, tiene las manos muy, muy largas toda esta familia. Para los más cafeteros aquí les dejo información de esta saga de delincuentes que deja a Koldo y compañía como unos simples aficionados.

A buena marcha avanzamos por el valle del Tajuña pasando por «…Orusco, pestes…» que así sigue el refrán. Nada que destacar más que los almendros están en flor, los campos muy verdes y que Alfredo nos cuenta que ha hecho la Prueba de Concepto para incluir en esta web algo de Inteligencia Artificial, que la natural ya va escaseando.

… «y si te acercas a Ambite, peor gente». Así concluye el refrán que alguien con muy mala leche le dedicó a este entorno de pueblos. Desconocemos el carácter de los pobladores de Ambite, pero podemos asegurar que la cuesta que nos lleva al altiplano tiene muy mala hostia.

Después del plátano, habitual compañero de fatigas, seguimos el camino aunque con una pequeña variación para eliminar el recorrido por los arcillosos campos que nos acechan. No es plan de quedarnos atrapados. Rodeamos Olmeda de las Fuentes sin llegar a ser conscientes de ello y llegamos al sorprendente Nuevo Baztán. La entrada al Palacio de Goyeneche es muy bonita. Cuando estoy investigando sobre esta zona descubro con estupor que está edificado sobre un bosque de acebos (otra legaña y última arcada). Y no sólo eso, sino que la energía para la industria de la zona se obtuvo en parte de la madera de estos árboles. La madre que parió a Goyeneche.

Empieza la zona más bonita de la ruta. Seguimos la trayectoria del «tren de los cuarenta días» , y 500 noches que diría Sabina, que nos acerca a Villar del Olmo primero y a Orusco después. Es una secuencia interminable de sendero estrecho en subibaja donde debes estar atento a las piedras, roderas, charcos y ramas; todo ello confabulado para tirarte de la bici.

Las subidas de gran desnivel es el mayor reto. Otra de las características de las e-bike es que suben por sitios que no te imaginas. Eso sí, hay que estar muy rápido para elegir la trazada, la asistencia del motor, la corona del cambio, la cadencia de la pedalada y la velocidad, para no salirte de la trazada buena o comerte al colega de delante. Muchos temas a la vez. A mí se me hacen bola en tres de los puntos más complejos, pero mis compañeros sortean con maña y soltura.

Aquí es donde Leo nos deleitó con una caída hacia atrás con su recién estrenada Cube. En esa ocasión íbamos siete mosqueteros. He aquí la crónica.

Sin más, salimos a la carretera en Orusco para retornar de nuevo por ribera del Tajuña con más velocidad, pues la putansia de Alfredo ya ha hecho acto de presencia. Comemos en La Tropicana que está enfrente del parking y es lo único que está abierto. En un alarde de valentía e imprudencia de mis compañeros, me dejan ir a preguntar si podemos comer en la terraza a lo que se niegan. A la vuelta, Domingo con la cara desencajada me pregunta y le aseguro que nos darán de comer a pesar de mi conversación con el dueño.

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Por El Boalo al Mini-Anglirú y gorilas en la niebla

Ruta realizada el Jueves 08/02/2024

Dificultad Física
Dificultad Técnica
35.1 km
1112 m
38 Km Distancia Madrid
3h28'
2h42'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 30% de trialeras, con tres o mas obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante, muchas puertas

Participantes: Domingo, Félix

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2024-02-08-Boalo-MiniAngliru-La-Barranca.gpx
Reproductor audio crónica:

Llevaba varias semanas con ganas de hacer esta ruta para comprobar como se comporta la CUBE en la cuesta más inclinada de la zona de Madrid que conocemos. Por unas cosas u otras, llevo varias jornadas sin salir con el grupo aunque sí que he salido sólo o acompañado. De repente, me doy cuenta que no he recargado la batería de la bici y que está al 65%. La pongo a cargar un ratito antes de salir de casa y llega hasta el 70%. Más vale que me dure.

Al fin Domingo y yo nos plantamos en El Boalo en un día nublado y fresco que según avanzaba se convertirá en frío ante la llegada de la borrasca Carlota. Juanlu estaba invitado, pero su Moustache le está dando sustos eléctricos y no se ha decidido a venir. Seguro que es simplemente una conexión de un cable, pero no viene por si tuviera que empujar.

No es cuestión de madrugar y perder media hora en la M30 por el tráfico que provocan los mortales que aún no han descubierto que trabajar es cansado y menos divertido que el tiempo libre. A pesar de ello, Domingo llega tarde por un accidente en la M40. Cerca de las 11:00 nos ponemos en marcha y enfilamos hacia Mataelpino por una pista ancha. Me empiezan a doler los oídos por el frío y la humedad así que saco mi pañuelo para protegerme. Llegamos a la base del Mini-Anglirú que es como bautizamos a esa cuesta infernal con un máximo del 22% de pendiente que sube a un depósito de agua y que nos recuerda al Anglirú de Asturias que allá por el año 2008 subimos Jesús, Alfredo, Pepe y yo.

La Maliciosa está enterrada por la niebla y apenas es reconocible. Mientras enfilo la cuesta me viene a la memoria que Alfredo anda en Tanzania subiendo el Kilimanjaro y sus 5895 m. Os recuerdo que Ernest Hemingway escribió Las nieves del Kilimanjaro que publicó en 1936 y que dio pie a la película que protagonizaron Gregory Peck, Ava Gardner y Susan Hayward en 1952. Me temo que esas nieves y glaciares se han reducido drásticamente en este puñado de años. Como llevamos unos días sin noticias de la pareja exploradora, se me pasa por la mente la imagen de ambos dentro de una perola enorme mientras un negro da vueltas a las verduritas con un cucharón. Allí les veo rodeados de hambrientos caníbales esperando que se ablanden sus carnes. Veo a Alfredo atado con las manos por detrás porque se comía las patatitas, que ya le conocemos.

La experiencia de subir esta empinada cuesta nada tiene que ver con ese sufrimiento que antaño nos suponía. Recuerdo que en algunos tramos debíamos apoyar el culo en el borde del sillín y dar las pedaladas muy redonditas, sin bruscos empujes porque la rueda de delante se levantaba, Eso podía provocar que tuviésemos que poner pie en tierra lo que implicaba que el resto de la cuesta se tenía que hacer a pata y empujando pues era muy difícil conseguir la inercia para subirnos de nuevo.

Pues con la e-bike, olvídate. Se sube del tirón en la posición Tour que es la segunda menos potente después de la Eco. Es decir, nos quedan otras dos marchas aún más potentes. Es una delicia subir sin echar el bofe por la boca.

Con las mismas nos vamos acercando a La Barranca cuando nos encontramos a los bomberos haciendo prácticas de rescate en el mismo sitio que la otra vez que pasamos por aquí.

Tras las fotos iniciamos la subida por la pista que nos lleva al mirador de La Barranca donde la niebla nos impide ver La Bola del Mundo y la Maliciosa al otro lado del valle.

Me acuerdo de aquellas dos simpáticas chicas que aquí conocimos y nos acompañaron por la senda Ortiz haciendo senderismo un día del verano. Se me olvidó sus nombres. Quizás lean estas líneas, ya que les enseñamos la web y quieran comentar algo.

Bajamos por la senda Ortiz y nos cruzamos con poca gente, pero me llama la atención la cara de una fea señora que me mira con desdén, a la que saludo y no me devuelve los buenos días. Sin duda cree que ese sendero no es para bicis. Pero se equivoca.

Volvemos a salir a la pista y bajamos a toda leche hasta coger un desvío que nos lleva por un sendero trialero y entre jaras. Me llevo un par de sustos al engancharse el manillar en las ramas. La batería está al 20%, pero no me preocupa porque quedan pocas cuestas. Más adelante, llegamos al valle que discurre junto a la carretera que va para Cerceda. Recuerdo a Jesús a cuatro patas enterrado de medio cuerpo en una mezcla de barro y estiércol después de una caída. Miki y yo, nos quedamos tan paralizados como sorprendidos porque no sabíamos si podría salir o se estaba hundiendo en el barrizal. Al fin, una carcajada de Jesús nos sacó de dudas. En un pequeño reguero le ayudamos a lavarse porque el barro le cubría hasta la cara. ¡Qué grande era Jesús! Seguro que seguiría con nosotros dando pedales. Le echamos de menos.

Llegamos a Mataelpino y como era tarde, le digo a Domingo que mejor nos dejamos caer por carretera hasta El Boalo. Hace bastante más frío que esta mañana y con la velocidad se incrementa. Ya estamos en Don Baco para comer y descongelar nuestras manos al calor de la estufa. Zampamos bien y contundentemente como es menester. Sólo queda lo peor: lavar las bicis, meterlas en el coche y emprender la vuelta para casa.

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A molar y volar por los alrededores de El Molar

Ruta realizada el Domingo 03/12/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
57.6 km
905 m
37 Km Distancia Madrid
4h04'
3h22'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, con dos obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, zona de cazadores

Participantes: Alfredo, Félix, Miki, Mario

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Temperatura media: 8.4
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Un nuevo Bosch Boy se añade a molar con las Ciber-acémilas. Hace meses que no vemos a Miki y por fin se decide a pasar la mañana con sus viejos colegas de correrías y sufrimientos.

Ha hecho falta «digitalizarse» para recobrar las aficiones si no perdidas, al menos atenuadas. Y es que lo de «sufrir se va a acabar» le ha calado y ha comprendido que en la era de la Inteligencia Artificial resulta anacrónico seguir arrastrándose por las pistas. Porque no hay necesidad, que diría Peperistóteles.

Llegamos Mario y yo a la cita con mucha antelación. Después Alfredo y por último Miki un tanto azorado por llegar algo tarde, pero le disculpamos porque ya sabemos lo que significa transportar tan pesada carga y encima estrena el transporte de su e-CUBE en la bola del coche.

La mañana está soleada y a la vez fría. Las primeras pedaladas hacen sentir el biruji matutino en la cara. Así que hay que correr poco a ver si amaina. Las pistas del Canal son tan conocidas que no nos detenemos a hacer fotos, sino que vamos charlando y devorando kilómetros. Mario parece que se ha metido una guindilla por semejante sitio porque nos lleva cuchillo. Los demás hacemos un pacto de no subir del Eco en las respectivas Ciber-MTB’s para no alterar a la bestia que Mario lleva dentro.

Una de los dos obstáculos que serían insalvables sin la colaboración ciudadana.
Uno de los dos obstáculos que serían insalvables sin la colaboración ciudadana.

Como a Alfredo le va el monte, nos ha hecho una par de demostraciones de por donde es capaz de subir para mayor admiración del respetable. Le hemos seguido, pero con la vista.

Llega la hora del plátano con los treinta kms hechos. En el mirador nos paramos a ver la soleada llanura.

Unos kilómetros más adelante cruzamos la presa del embalse de Pedrezuela que recoge las aguas del río Guadalix que como casi nadie sabe, viene de Miraflores de la Sierra después de nacer en el Puerto de la Morcuera. Buena parte de sus aguas son canalizadas para dar agua a los vecinos de Madrid, pero el resto continúa su periplo hasta desaparecer en las fauces del Jarama, allá por donde está el circuito del Jarama después de recorrer sitios tan peculiares como el Azud del Mesto.

Las praderas están verdes para alegría de las vacas que se afanan en comer la hierba junto a sus crías. Ojo, que aquí no se pueden cazar como bien avisa el cartel.

Ya sólo queda seguir la pista hasta llegar a la atalaya de El Molar, en lo que es una desafortunada reconstrucción sin concesiones a la que suponemos hicieron los árabes cuando campaban por estos lares.

Y a casa que hay que comer.

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The Bosch Boys in action: El Castañar de El Tiemblo por Casillas

Ruta realizada el Viernes 17/11/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.9 km
1281 m
67 Km Distancia Madrid
4h09'
3h26'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 50 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

Mas detalle ruta

Temperatura media: 13.3
Descarga ruta: El-Tiemblo-Casillas-20231117.gpx
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Se trata de una de las rutas más bonitas del año que repetimos otoño tras otoño. La noche anterior dejé la bici metida en el coche para abreviar la salida. Salgo a las 7:25 de mi casa. El día se levanta con niebla lo que presagia un atasco monumental por las carreteras. A la hora convenida llegamos The Bosch Boys con apenas cinco minutos de diferencia. Al llegar a El Tiemblo el cielo ha abierto y está soleado aunque fresco sin llegar a hacer frío. Comenzamos la ruta del gran Nano Flojo y Nieves Blade Runner cortesía una vez más de Mario, que siempre nos deleita con sus acertadas selecciones. Hoy no viene con nosotros porque se reserva para salir el finde con su grupeta «Cicloglotones» por esta misma zona.

Bajamos hasta el primer embalse del Alberche llamado El Charco del Cura, sorteando el divertido sendero que recorre la orilla donde sólo un obstáculo de piedra impide la continuidad.

Me confundo de camino y bajo en dirección a la presa. Paro para ver el paisaje y veo salir a unos 50 metros un ciervo macho y cuatro hembras corriendo hacia el embalse. Rectifico mi camino metiendo el Turbo para alcanzar a mis compañeros. ¡Qué lujo eso de subir como un cohete sin apenas esfuerzo!

Más allá cruzamos el Embalse del Burguillo por su puente para observar que a pesar de las lluvias está escaso de aguas. Recorremos su ribera hasta alcanzar el brazo por donde discurre el arroyo de la Iruela que da nombre al valle de esta reserva natural tan verde como bella.

Subimos a buen ritmo (14 km/hora) tirando de motor y piernas en partes iguales, hasta que ya sudando decidimos que podemos reducir la velocidad porque nos va a sobrar tiempo para llegar a comer. La cosa se pone algo más dura cuando el asfalto se torna pista y las cuestas suben de inclinación.

Llegamos al puerto de Casillas sin apenas parar para alguna foto o aflojar la presión de la vejiga. Recordamos como era subir hasta aquí con las bicis normales y nos tomamos el plátano mientras celebramos, una vez más, la decisión de la compra de la e-bike.

Empezamos la bajada a Casillas por una pista en buen estado, pero enseguida nos metemos en un largo pedregal con mucha inclinación y piedra suelta que requiere mucha atención para no terminar descabalgados. Los brazos y los dedos gordos soportan todo el peso del cuerpo a pesar de bajar el sillín. Me duelen mucho y decido descansar en los sitios más técnicos. Domingo baja bastante bien y Alfredo como un cohete se queda esperando impaciente.

Aquí empieza lo mejor. En Casillas tomamos una cuesta ligera entre hermosos robles que han tapizado el suelo con sus hojas ocres mientras en el árbol aún se mantiene una buena parte de ellas. Más adelante se truecan en castaños inmensos y preciosos. Sus hojas tienen un color más vívido de distintas tonalidades de marrón. Es un paisaje digno de contemplar. .

Enseguida coronamos en la Cruz del Tornero y comienza un descenso suave entre estos enormes árboles. Los caminos definitivamente se han perdido debajo de un manto de hojas que los alfombran. Algún canto escondido entre el follaje, te pega un sobresalto y me recuerda que he de seguir atento por donde meto la rueda delantera. Foto va y foto viene. Llegamos al mayor castaño del bosque denominado » El abuelo», donde se acumulan los pocos senderistas que hoy se han acercado a la zona.

Seguimos ruta por el sendero que hace un par de años conocimos gracias a Mario y donde Alfredo nos deleitó con una magnífica voltereta donde el casco le libró de mayores consecuencias. La verdad es que es una preciosidad y sólo unos pocos metros son no ciclables para los comunes mortales.

Salimos a la pista principal donde bajamos a velocidades importantes. De repente un frenazo brutal de Alfredo nos hace patinar a Domingo y a mi. Subidón de adrenalina. Casi me como a Domingo. Protesto y le pregunto a qué se debe. «Es que me he pasado el desvío, pero he frenado despacio» -dice Alfredo. Me recuerda una de las mayores hostias que me he dado en mi vida donde salí volando, me destrocé el traje de ciclista, me dejé la piel de brazo y pierna, me salió un enorme cardenal de cadera a rodilla y se llegó a doblar la llanta delantera de la bici. Juanito se acordará porque lo vio en primer plano. Mismo motivo, mismo argumento y mismo protagonista. Me muerdo la lengua, echando humo y por no cagarme en todos sus ancestros, decido bajar por la carretera hasta el coche.

Limpio la bici para meterla en el coche antes de entrar a un infame restaurante llamado «El Castañar». Las sillas tiene el respaldo que recuerda la tapa del wáter, preludio de lo que nos espera. Me ahorro describir la bazofia y el servicio. Baste decir que Alfredo dejó el segundo plato casi sin tocar. Inaudito e increíble, ¿verdad? Pues imaginaos.

Aquí os dejo un breve video con lo mejor de la ruta. A disfrutarlo

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Los chulillos barrancos de Chulilla

Ruta realizada el Martes 31/10/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
16.4 km
346 m
254 Km Distancia Madrid
4h49'
3h41'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), mas de 40% de trialeras, con tres o mas obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 6000 metros no ciclable, con algunas fincas privadas, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

Mas detalle ruta

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Dos días seguidos de MTB no son nada si las herramientas están debidamente electrificadas. Sin embargo, más por tradición que por descanso, decidimos hacer esta ruta de senderismo que es sin duda la estrella que atrae al turismo en esta zona.

A Chulilla ya fuimos la primera noche en busca de un restaurante donde cenar y de paso, literalmente perdernos por sus estrechas y empinadas calles. Esta vez vamos de día y aparcamos la «fragoneta de los maracatones» en un parking a las afueras del pueblo, donde se acumulan las caravanas de los escaladores que acuden al barranco a suspenderse en sus verticales paredes. Al poco de avanzar por el sendero señalizado que sale frente al aparcamiento se puede admirar el surco que el río y los muchos miles de años han ido horadando.

Hace un día magnífico. Nublado aunque a veces se deja ver el sol y con una temperatura que ronda los 20 grados.

Después de avanzar alrededor de un kilómetro y doblando el sentido para seguir el curso caprichoso del barranco del Río Turia, nos sorprende un pequeño chamizo donde se venden bebidas y otros artículos. Dentro hay un señor de grandes proporciones que nos invita a pagar un euro si queremos seguir disfrutando del paseo. Parece ser que el mantenimiento de los puentes colgantes y de las barandillas son un negocio particular. Por apenas dos días, y se lo hago saber, debo pagar mi correspondiente cuota ya que los 65 años aún no los tengo cumplidos, edad a partir de la cual parece que mi pago pecuniario se va a reducir en algunos ámbitos, éste incluido.

Ahí empieza el descenso al cañón y se divisa el puente más alto. Nos sigue de cerca «la familia Sobrasada», así bautizada por Domingo cuando nos dicen que vienen de Menorca. Van varios adultos con varios niños y tres perros. Entre los adultos va un fotógrafo cargado con dos cámaras, un gimbal y un dron. Nos hacemos las fotos mutuas y les dejamos pasar para volar nuestro querido dron «Retortijón», en la más estricta intimidad, no vaya a ser que ávidos guardas forestales nos tomen la matrícula también en la Comunidad valenciana.

Damos fe de que esta ruta en MTB, no es viable. Dos días antes sobre el plano nos costó un rato convencer a Alfredo de que no es adecuado cargar con las e-bike por aquí. Menos mal que la alternativa que encontramos fue muy divertida, como cuenta en la correspondiente crónica que él mismo ha hecho.

Parece que el comportamiento de «Retortijón» es un poco errático. No acertamos a saber si es debido al accidente acuático que tuvo en el Valle de Ambroz, a la mala cobertura del GPS, al apantallamiento producido por los metales del puente colgante, a que la señal de radio entre las paredes verticales producen ecos,…etc. No obstante, al intrépido Alfredo no le acogota la posibilidad de perder tan estimado artilugio y hace sus piruetas habituales incluyendo pasadas por debajo del puente. (Véase el video -cuando esté disponible)

Llegamos al segundo y más modesto puente donde de nuevo hacemos las fotos de rigor. La «familia Sobrasada» nos precede y sólo un señor con su probable hija nos sigue de cerca. Es un lujo ver esto sin cientos de personas que es la tónica general en festivos y fechas más veraniegas, según nos informa Domingo que ya ha estado anteriormente.

Otro cartel avisa que el que quiera pasar deberá abonar la cuota establecida. Observo que quien regenta esta taquilla es un clon del anterior y deduzco que son hermanos gemelos. Suponemos que se van turnando en los puestos de pago, pues distan bastante.

Avanzamos por el margen del río en suaves subibajas. Llegamos hasta un puente metálico sobre una estructura de hormigón.

Poco más adelante finaliza el recorrido del cañón en una carretera. Ahí decidimos que dar la vuelta hasta Chulilla por el track previsto no aporta nada más que andar por un monte salpicado de pinos ralos y jóvenes, carentes de interés. Así pues, subimos hasta el Embalse de Loriguilla que Domingo conoce de su anterior viaje y retornamos por el mismo camino donde están de nuevo «los Sobrasada» volando su dron.

La vuelta la hacemos del tirón. Nos cruzamos aguerridos escaladores y algunos más paseantes que no son tan madrugadores como nosotros. Hoy los rotundos gemelos apenas van a sacar para pagarse un menú en el pueblo.

Cogemos la furgo y nos desplazamos un kilómetro hasta un parking de pago que está en la entrada del pueblo. Cuatro euros por aparcar. Da igual si estás media hora o el día completo. El problema es que el pago con tarjeta no funciona. Llamo al ayuntamiento y me dicen que ahora se acerca el responsable. Menos mal que llega un extraño señor que tiene monedas y Alfredo le cambia un billete de cinco euros por cuatro monedas que es todo lo que tiene. Sorprendido por tal negocio se va tan contento. Me llaman del ayuntamiento y me dice que el problema es que sacamos la tarjeta antes de tiempo, a lo que le respondo que no, y que nos lo ponen tan difícil que nos vamos a comer a otro pueblo por dejarle con mala conciencia.

Sin embargo, lo que hacemos es descender por un sendero que sale junto al aparcamiento en dirección al río. Abajo hay unas vistas estupendas del cañón.

El Charco Azul es muy peculiar. Con esas maderas que se adentran en un remanso de agua donde el barranco muestra sus paredes verticales y en el frente se adivina un pequeño azud con su aliviadero por el que da continuidad al Turia.

No hay nadie y podemos disfrutar del entorno para hacer las correspondientes fotos y el rodaje con el vuelo del drón. Salimos del cañón por otro sendero pegado a una de las paredes y observamos las distintas construcciones antiguas para el mantenimiento del curso del agua.

Seguimos la Senda de los Pantaneros hasta llegar a la furgo e irnos a comer a un restaurante del polígono de Villar del Arzobispo donde ya comimos el día anterior con relativo éxito. Es que no hay mucho donde elegir.

El día lo rematamos con una siesta y una cena con horario europeo (a las 20:30) en el Restaurante la Posá otra vez en Villar del Arzobispo donde se apostan los pocos supervivientes que hay en el pueblo porque entre que es la noche de Halloween, el desértico aspecto de sus calles y los disfraces de muertos de la tienda del chino, parece que estamos viviendo un capítulo de Walking Dead.

A dormir a las 22:00 que Alfredo está zombie y ya no conoce.

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Hoy 5 de Octubre del 2023 estreno mi e-bike Cube por Rascafría

Ruta realizada el Jueves 05/10/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
26.5 km
436 m
56 Km Distancia Madrid
3h18'
2h13'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Domingo, Félix, Juanlu, Mario

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Rascafria-Guarda-Forestal-Senderos-Angostura-2023-10-05.gpx
Reproductor audio crónica:

Era el 22 de Abril de 2012 cuando estrené mi Top Fuel 9.7. Ya dije entonces que no sabía si esa sería mi última bici; pero que en caso de no serlo, la siguiente sería eléctrica. Y así ha sido. Han sido 11 años y 6 meses gozados con alegría y algunos sufrimientos, incluyendo una fractura de costilla que hace poco me descubrieron en una resonancia magnética. Poco he tardado en venderla. Tan sólo dos días después del estreno de la Cube. Y yo que de sentimental tengo como el cálculo de las probabilidades: entre cero y uno, he sentido un cosquilleo como de nostalgia. Como de despedida de un amigo que se va al otro lado del mundo y al que no vas a volver a ver. En fin, lo que no puedo es seguir almacenando MTB’s que apenas uso y que a partir de ahora por razones físicas y químicas, menos aún.

Requiescat in pace. La música es Lacrimosa del genial Requiem de Mozart

Vamos a lo que vamos ya con la crónica del día. Mario nos propone tres rutas por Rascafría el día anterior. Como no sabía si me iban a entregar la Cube, decidí que la intermedia sería suficiente. Finalmente me la entregan al medio día del miércoles y Mario se encuentra con el asolador panorama de una Moustache y dos Cubes todas con motor Bosch CX4 de 85Nm. Con su Trek con motor cántabro del 61 (más o menos) y sin tapujos se inclina por la ruta de medio pelo.

Después de ímprobos esfuerzos para sacar las pesadas e-bike de los respectivos coches, nos juntamos en la plaza del pueblo. Empiezo a hacer el book fotográfico a mi Cube para dejar un recuerdo imborrable que espero poder volver a ver dentro de otros 11 años y medio.

No sé como se comportan estos cacharros en las cuestas, pues apenas he hecho unos metros con alguna que brevemente me ha prestado algún amigo. Lo que me sigue sorprendiendo son los 25 kg que pesa y estoy deseando saber como se desenvuelve el motor para mitigar el sobrepeso de la e-bike y el mío propio.

Enfilamos por el margen del río. En las primeras cuestas percibimos un bienestar indescriptible. El día es impropio de la fecha. Parece que estamos a primeros de Junio (de los de antes). Harán unos 23 grados y el recorrido está verde por las copiosas lluvias de Septiembre, que este año ha sido especialmente tormentoso.

Cuando empieza a picar hacia arriba el camino, tan solo con la marcha Eco la bici se desliza suavemente. Apenas necesito hacer esfuerzo. Supongo que mi cerebro después de 25 años acostumbrado a evaluar las cuestas, no comprende lo que está sucediendo. De repente han desaparecido los 25 kg de lastre. Sube con la sensación de que vas llaneando por una cuesta en tierra que tendrá un 5-6%.

Juanlu está exultante. También está casi de estreno con su Moustache, pues es la segunda vez que monta, pero la primera con cuestas de verdad. Ya no habrá que esperarle en los cruces. Al menos en las subidas. Domingo no demuestra su perplejidad porque ya ha montado otras cuantas veces con la e-bike de Raquel y acompaña a Mario algo más atrás.

Subimos despacio y sólo de vez de cuando pongo las otras marchas durante unos metros para comprobar la sensación que transmiten. Esto es un lujo. «El sufrir se va a acabar». Esta será otra nueva frase famosa del grupo, parafraseando aquella del anuncio televisivo de «El fregar se va a acabar». También propongo la frase de «Pedalear es de pobres», pero para añadirla al catálogo, habrá que esperar a que el resto de compañeros amorticen sus «musculares» y anacrónicas MTB’s.

Llegamos en un «sin sufrir» por la GR10-1 al monumento del Guarda forestal. He de decir que siempre los hemos mirado con respeto y agradecimiento por su labor; sin embargo desde que nos multaron en el Cañón del Río Lobos por volar el dron para hacer unas fotos, su imagen se ha deteriorado. No hacíamos nada en contra de la naturaleza y un imbécil se empeñó en jodernos el día. En su recuerdo, echo una meada en el monolito.

Mario nos sorprende con sus inagotables conocimientos sobre todo aquello que tenga que ver con las MTB’s. Un gran aporte al grupo, sin duda.

Tras otras cuestas sin que las piernas lo acusen, llegamos al puente sobre el río de la Angostura donde empieza el descenso. Voy a comprobar como se comportan estas ruedas de 2,60 con horquilla Fox de 140mm. Tras comprobar que los frenos no responden adecuadamente por estar aún nuevos, decido no coger grandes riesgos hasta que se marquen en el disco. Vamos cogiendo velocidad hasta llegar al Puente de La Angostura donde empiezan las divertidas trialeras.

Es una verdadera gozada. Las piedras se las come, literalmente. Sorprende la maniobrabilidad y la seguridad que transmite. Es muy noble y las trazadas son perfectas. Las ruedas que llevo no están tubelizadas y están más infladas de lo que estoy acostumbrado. Sin embargo, no percibo rebotes incómodos. Sólo en las bajadas extremas, me corto y me bajo de la bici porque aún no soy consciente de que llevo una tija telescópica. Prefiero ir descubriendo poco a poco los límites de mi técnica con la nueva adquisición.

Cuando llegamos al pedregal que precede a la presa de Pradillo compruebo el funcionamiento de la marcha Walk. Menos mal que a los señores de Bosch se les iluminó el cerebro porque ahí volvemos a comprobar que son 25 kg de metales varios y otros componentes. Tras un breve descanso, descubre Domingo que se ha dejado la mochila con «toda su vida» según palabras literales, en el último descanso. Parte raudo y azorado en pos de hallar su vida antes de que algún desalmado se la lleve, mientras hago unas fotos, como no, de las nuevas MTB’s, que quedarán como nueva imagen de la web que Alfredo nos está mejorando.

Vuelve Domingo con mejor cara diez minutos después con su preciada carga.

Nos dejamos llevar por la gravedad y las trialeras hasta Las Presillas y enseguida a Rascafría. Allí elegimos erróneamente un restaurante llamado El Río, que Mario conocía de sus anteriores dueños que sin duda lo llevaban bastante mejor que los actuales. La terraza junto al río está muy bien. No nos dejan sentarnos a pesar de que hay mesas libres. Los dueños son extranjeros, quizás rumanos y aún no se han enterado de que va esto porque están agobiados. Mientras nos apretamos unas cervezas celebrando el estreno. Cuando ya nos cansamos de esperar nos sentamos para descubrir que varios de los platos del menú se han acabado. Comemos regular, pero no empaña una mañana fantástica.

Durante la sobremesa comentamos lo felices que nos haría Alfredo añadiendo en la app Aquihayquevenirllorao del móvil, ese botón «Return to home» que tantas veces le reclamo y que ni siquiera con el auge de la AI es capaz de desarrollar.

Nos despedimos y ahora lo más duro es meter la bici en el coche (yo creo que he gastado más energía que pedaleando) y los 90 kms hasta casa.

Os dejo con un video de la ruta que ha hecho Mario y que está muy bien porque sale el relieve en 3D

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Estrenamos la Orbea Rise H20 por San Agustín de Guadalix

Ruta realizada el Domingo 01/10/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
22 km
311 m
31 Km Distancia Madrid
3h11'
2h12'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Félix, Marisa, Pedro

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Azud-del-Mesto.gpx
Reproductor audio crónica:

Como dice el encabezado, hoy vamos de estreno. Marisa se ha comprado una pedazo de bici eléctrica de luxe y hay que probar si ambas se llevan bien. Y para ello lo mejor es hacer una ruta por el campo con un recorrido sencillo y a la vez divertido. Así que les cito a las 9:00 en el polígono de El Raso.

A las 9:00 estamos aparcados los dos coches en el sitio acordado. Esto es una norma no escrita de todos aquellos que se suman a este grupo aunque sea esporádicamente. Es que eso de esperar… no lo llevamos bien y Pedro sabe que la puntualidad es una de nuestras características.

Llevo dos rutas en el GPS porque no sé cuanto entusiasmo tiene Marisa por derrochar con la nueva adquisición. Una de 22 kms y poco más de 300 m de desnivel y otra de 42 kms y 530m de desnivel. Pregunta: ¿Cúal os apetece hacer? Marisa responde por los dos interpelados y la respuesta es tan contundente y rápida como innegociable. La de 22. El sillín ya le hizo estragos ayer en un breve paseo. Y es que los sillines de serie son cojonudos, pero no son los más cómodos para entrepiernas profanas y menos aún femeninas.

Descargamos las bicis de ambos coches y nos encaminamos a la senda paralela al río Guadalix hasta llegar a la escalera que nos baja a la cascada de El Hervidero. Pedro decide que se queda al cuidado de nuestras queridas bicis y bajamos Marisa y yo.

No esperaba que llevara tanto agua, pero pensándolo bien es lógico. Al fin y al cabo es un río de pequeño caudal, pero que no es fácil que se seque, y su cascada tampoco es que requiera el caudal del Orinoco. Es pronto y aún no ha salido el grueso del personal dominguero. Nos hacemos unas fotos y descubrimos en un rincón una pareja sentada en unas rocas. Subimos la escalera de piedra para seguir nuestra breve ruta en dirección al Azud del Mesto.

Tras unos breves consejos de como se deben manejar los cambios y las distintas marchas que ofrece en motor Shimano EP8 RS, Marisa descubre el modo correcto de usar el Turbo en una cuesta que pica hacia arriba y se desmelena a toda caña, mientras Pedro y yo nos desgañitamos para avisarle que no es por ahí. Esto nos lo hace en otras dos ocasiones. Y es que se le van las piernas como alma que lleva el diablo en cuanto ve una cuesta donde mojarnos la oreja. Pedro y yo adivinamos la sonrisa que no vemos; pero intuimos que sustituye a una mano elevada con el dedo corazón erecto. Mohínos y con las orejas gachas damos pedales soportando el caloruzo impropio de estas fechas. Son 32 grados y esto ya no hay quien lo pare.

Recorremos el barranco por el camino paralelo al río Guadalix. Su nombre de origen árabe, significa “el río de los alisos” por la abundancia de estos árboles en las inmediaciones de su ribera. Es una delicia. Vamos a la sombra de las rocas, puesto que el sol todavía no está vertical, y con una temperatura suave de alrededor de los 20 grados. El terreno está limpio en su mayor parte y apenas hay dificultad para ciclar. Es la idea principal para que Marisa pueda probar la bici. Sólo en dos puntos nos descabalgamos para pasar un pedregal descarnado que tiene cierta dificultad a la que no queremos tentar.

Llegamos al final del barranco donde el Azud de Mesto nos presta su imagen para unas fotos. Cuento el objetivo y fecha de construcción de la obra según me acuerdo de lo que leí en una exposición que hizo el Canal de YII en su sede de la Plaza de Castilla hará 8 o 10 años. Hay mucha información en internet al respecto para los más cafeteros.

Deshacemos el mismo camino hasta las cercanías de la Cascada de El Hervidero que ya hace honor a su nombre por el número de personas, que ahora sí, nos vamos cruzando. Y es que ya nos acercamos a las 11 de la mañana, la hora del marqués.

Cogemos una de las pistas que se adentra en la dehesa de Moncalvillo. Damos un rulo circular con algunas pendientes sin más dificultad que la moderada física en las que Marisa nos demuestra su superioridad debido al dopaje eléctrico. Más tarde mientras tomamos una cerveza, nos cuenta Pedro que según el monitor del reloj Garmin su corazón se ha puesto a 193 pulsaciones. Y yo le digo que ojalá llegase a esa cantidad con casi 60 tacos. Ha debido sumar las pulsaciones de ambos.

Finalmente llegamos a una barrera que preludia una bajada técnica por pedregal suelto y terreno muy seco. Tras mis pertinentes instrucciones de que sigan mi trazada, observo que no me hacen el menor caso pues a pesar de que voy extremadamente lento, han decidido elegir su trayectoria. Cuando la cosa se pone algo más fea, aconsejo a Marisa que sigan andando. Sólo se baja cuando le digo que esa parte Gustavo se la hace a pata, a lo que me contesta que si se lo llego a decir antes, se habría bajado desde el principio.

Y poco más. Nos dejamos llevar por la gravedad hasta cerca del coche donde nos desviamos hacia La Kedada para tomar una merecida cerveza en la terraza mientras comentamos lo divertido que este deporte y lo contenta que está Marisa con su nueva máquina.

Pedro ya está evaluando si le vale la talla.

Os dejo con Peter Frampton y su Signed Sealed Delivered I’m Yours. Que os guste.

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Los sufridores de Miraflores

Ruta realizada el Jueves 31/08/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.9 km
1068 m
44 Km Distancia Madrid
4h42'
3h47'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de cazadores, zona de fotografía interesante

Participantes: Félix, Mario

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2023-08-31-Miraflores-Canencia.gpx
Reproductor audio crónica:

¡Ya está bien! Que llevamos sin publicar desde Mayo. El calor nos amilana cada vez más. Vale que hemos salido varias veces a andar. Incluso por la noche dos veces a ver la luna llena. Y me consta que todos hemos hecho rutas de bici solos en los distintos destinos vacacionales. También acompañados. Pero que no hagamos crónicas desde Mayo, me cruje. ¿Qué van a pensar nuestros miles de fans que esperan ansiosamente nuestras crónicas y peripecias? No, esto no se ha acabado y aquí está la muestra.

Recién vuelto de mi destino habitual en estas fechas que como sabéis es la Sierra de Gata, y después de algunas salidas tan esporádicas como cortas debido a las altas temperaturas que también allí nos han azotado, heme aquí de nuevo. Un respiro para final de Agosto nos permite a Mario y a mi hacer una ruta clásica por la sierra madrileña: Miraflores-Morcuera-Canencia-Miraflores.

Son las 8:30 y me recoge de casa para llegar a las 9:30h a la salida. Enseguida salimos por la Fuente del Cura donde dos hambrientos senderistas ya está zampando. La subida es fresquita y agradable por la sombra de los pinos mientras hablamos de variedad de temas, incluído de Rubiales. ¿Se habrá suicidado ya?

Llegamos al puerto de Morcuera bastante cansados. Yo hacía meses que no acometía una ruta de más de 40 kms y unos 1000 m de desnivel. Mario no está tirando y confiesa que no está fino. Yo me encuentro vago y sin ganas de sufrir pensando en los pocos malos ratos que me quedan. Quizás sea esta la última vez que suba estas pendientes con una MTB sin ayudas. La e-MTB está ya muy cerca. Me quedan sólo dos meses y dos días para los 65 años, fecha objetivo a partir de la cual ya la tengo más que muy merecida.

Paramos en la fuente del Cossío. Comento que esta fuente quizás esté dedicada al escritor José María de Cossío que tiene un monumento en Tudanca y famoso por el mayor tratado de toros que jamás se escribió. Me dice Mario que en el paseo Pereda de Santander tiene una estatua. Por lo que ahora he leído, era de Valladolid; pero estuvo muy vinculado a Cantabria donde murió en su casa de Tudanca, que yo visité hace unos años. Pero no. Es otro: Manuel Bartolomé Cossío profesor de la Institución Libre de Enseñanza y maestro de Julián Besteiro. Leed la info sobre la fuente si os apetece en el enlace.

Tras el correspondiente platanito, seguimos ruta por la pista que nos lleva al puerto de Canencia. Paramos en varios de los lugares con mejores vistas a hacernos unas fotos.

Ya en el puerto nos dejamos caer por la carretera hasta el desvío que nos lleva a ese caminito que transcurre entre robles y por lo tanto sus dichosas «mosquitas cojoneras». No pierden ocasión de rechupetearnos los sudores en aquellos puntos donde la dura cuesta ascendente nos obliga a reducir la velocidad. ¡Hay que ver lo listas que son! ¡Cómo se ponen en los sitios claves donde saben que no podemos apartarlas o perderlas de vista! Yo me lo tomo con guasa y pretendo que sus vuelos alrededor de mis ojos tienen como objetivo animarme para hacer que la cuesta sea más llevadera. Parezco oír sus pequeñas voces de ánimo: «Vamos chaval», «ya estás arriba», «estás hecho una bestia»…

El calor va apretando en las zonas donde las sombras desaparecen. Llegamos a la carretera que baja de Bustarviejo y subimos en busca de un camino que nos una a la pista que lleva directo a la estación de Miraflores. Tenemos que atravesar literalmente un merendero con una sombra magnífica que han situado en medio de la pista forestal. Lo hacemos educadamente descabalgados. Han tirado un chopo aún verde para que corte el sendero original y evitar que los ciclistas circulen por ahí. Eso nos cabrea y lamentamos tanta educación malgastada. Tras saltar el árbol, estamos a punto de quedarnos a comer pues son las 13:15 y ya vamos derrotados. La escapatoria es muy interesante pues después de comer te dejas caer hasta Miraflores por la carretera y llegas en un periquete. Nos lo pensamos y desistimos por la faena del chopo. Otro día.

Así que seguimos en descenso por el camino de Bustarviejo a la estación abandonada de Miraflores de la Sierra. El terreno está extremadamente seco y por lo tanto peligroso. Además llevo las ruedas más hinchadas de lo habitual por lo que ando con mucho cuidado sobre todo en los profusos arenales. Mario se me escapa y espera de vez en cuando.

Finalmente llegamos a la estación y no os cuento lo cabreante que es la soleada subida hasta el pueblo por esa calzada de bloques de granito tan agradable para el maltrecho culo. Lo tengo más irritado y rojo que el de un mandril.

Nos bajamos a Soto a comer un menú en La Perola. La jarra de cerveza me sabe a gloria.

Besos a todos. ¿Un piquito? Vale

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