Blog

Los sufridores de Miraflores

Ruta realizada el Jueves 31/08/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.9 km
1068 m
44 Km Distancia Madrid
4h42'
3h47'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de cazadores, zona de fotografía interesante

Participantes: Félix, Mario

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2023-08-31-Miraflores-Canencia.gpx
Reproductor audio crónica:

¡Ya está bien! Que llevamos sin publicar desde Mayo. El calor nos amilana cada vez más. Vale que hemos salido varias veces a andar. Incluso por la noche dos veces a ver la luna llena. Y me consta que todos hemos hecho rutas de bici solos en los distintos destinos vacacionales. También acompañados. Pero que no hagamos crónicas desde Mayo, me cruje. ¿Qué van a pensar nuestros miles de fans que esperan ansiosamente nuestras crónicas y peripecias? No, esto no se ha acabado y aquí está la muestra.

Recién vuelto de mi destino habitual en estas fechas que como sabéis es la Sierra de Gata, y después de algunas salidas tan esporádicas como cortas debido a las altas temperaturas que también allí nos han azotado, heme aquí de nuevo. Un respiro para final de Agosto nos permite a Mario y a mi hacer una ruta clásica por la sierra madrileña: Miraflores-Morcuera-Canencia-Miraflores.

Son las 8:30 y me recoge de casa para llegar a las 9:30h a la salida. Enseguida salimos por la Fuente del Cura donde dos hambrientos senderistas ya está zampando. La subida es fresquita y agradable por la sombra de los pinos mientras hablamos de variedad de temas, incluído de Rubiales. ¿Se habrá suicidado ya?

Llegamos al puerto de Morcuera bastante cansados. Yo hacía meses que no acometía una ruta de más de 40 kms y unos 1000 m de desnivel. Mario no está tirando y confiesa que no está fino. Yo me encuentro vago y sin ganas de sufrir pensando en los pocos malos ratos que me quedan. Quizás sea esta la última vez que suba estas pendientes con una MTB sin ayudas. La e-MTB está ya muy cerca. Me quedan sólo dos meses y dos días para los 65 años, fecha objetivo a partir de la cual ya la tengo más que muy merecida.

Paramos en la fuente del Cossío. Comento que esta fuente quizás esté dedicada al escritor José María de Cossío que tiene un monumento en Tudanca y famoso por el mayor tratado de toros que jamás se escribió. Me dice Mario que en el paseo Pereda de Santander tiene una estatua. Por lo que ahora he leído, era de Valladolid; pero estuvo muy vinculado a Cantabria donde murió en su casa de Tudanca, que yo visité hace unos años. Pero no. Es otro: Manuel Bartolomé Cossío profesor de la Institución Libre de Enseñanza y maestro de Julián Besteiro. Leed la info sobre la fuente si os apetece en el enlace.

Tras el correspondiente platanito, seguimos ruta por la pista que nos lleva al puerto de Canencia. Paramos en varios de los lugares con mejores vistas a hacernos unas fotos.

Ya en el puerto nos dejamos caer por la carretera hasta el desvío que nos lleva a ese caminito que transcurre entre robles y por lo tanto sus dichosas «mosquitas cojoneras». No pierden ocasión de rechupetearnos los sudores en aquellos puntos donde la dura cuesta ascendente nos obliga a reducir la velocidad. ¡Hay que ver lo listas que son! ¡Cómo se ponen en los sitios claves donde saben que no podemos apartarlas o perderlas de vista! Yo me lo tomo con guasa y pretendo que sus vuelos alrededor de mis ojos tienen como objetivo animarme para hacer que la cuesta sea más llevadera. Parezco oír sus pequeñas voces de ánimo: «Vamos chaval», «ya estás arriba», «estás hecho una bestia»…

El calor va apretando en las zonas donde las sombras desaparecen. Llegamos a la carretera que baja de Bustarviejo y subimos en busca de un camino que nos una a la pista que lleva directo a la estación de Miraflores. Tenemos que atravesar literalmente un merendero con una sombra magnífica que han situado en medio de la pista forestal. Lo hacemos educadamente descabalgados. Han tirado un chopo aún verde para que corte el sendero original y evitar que los ciclistas circulen por ahí. Eso nos cabrea y lamentamos tanta educación malgastada. Tras saltar el árbol, estamos a punto de quedarnos a comer pues son las 13:15 y ya vamos derrotados. La escapatoria es muy interesante pues después de comer te dejas caer hasta Miraflores por la carretera y llegas en un periquete. Nos lo pensamos y desistimos por la faena del chopo. Otro día.

Así que seguimos en descenso por el camino de Bustarviejo a la estación abandonada de Miraflores de la Sierra. El terreno está extremadamente seco y por lo tanto peligroso. Además llevo las ruedas más hinchadas de lo habitual por lo que ando con mucho cuidado sobre todo en los profusos arenales. Mario se me escapa y espera de vez en cuando.

Finalmente llegamos a la estación y no os cuento lo cabreante que es la soleada subida hasta el pueblo por esa calzada de bloques de granito tan agradable para el maltrecho culo. Lo tengo más irritado y rojo que el de un mandril.

Nos bajamos a Soto a comer un menú en La Perola. La jarra de cerveza me sabe a gloria.

Besos a todos. ¿Un piquito? Vale

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

5 comentarios

Torres de Alameda y los 4 Magníficos

Ruta realizada el Domingo 21/05/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
26.5 km
593 m
29 Km Distancia Madrid
3h13'
2h23'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 30% de trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Alfredo, Félix, Rufi, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 19.2
Descarga ruta: Torres-de-Alameda-20230521.gpx
Reproductor audio crónica:

Nueva salida de domingo pero sin la aceptación que tuvo el pasado domingo donde prácticamente asistió el equipo entero con el extra de una fémina.

Mario propuso esta ruta que robó a los biciglotones que últimamente son un poquito perros niebla y se rajan mas que nosotros. Al ver el perfil de la ruta, me uní rápidamente, casi tan rápido como Pepe para desaparecer del mapa. Félix también modificó sus tareas de bricolaje para poder unirse, mientras que Rufi se hizo un poquito el remolón pero finalmente también se unió.

Previo a la salida, hubo una pequeña disputa meteorológica entre Mario y Rufi, pero se resolvió sin contratiempos y no impidió que saliéramos.

A las 9:30 a.m., nosotros cuatro y otros 40 ciclistas de diferentes grupos nos encontrábamos listos para partir. Parece que muchos pensaron en el mismo lugar para evitar las fuertes lluvias que hemos estado experimentando, o tal vez corrió el rumor de la ruta de los biciglotones.

Como es habitual, antes de la salida, me tomé un café (sin Pepe esta vez) y conocí a tres ciclistas (féminas) de Mammoth, las dije que no iba andar con rodeos y que en el grupo de Aquihayquevenirllorao una disfruta más y que además hay uno que dice que la tiene hasta la pared (aunque nadie lo hemos visto). No pareció convencerlas por lo que al final salimos sólo los cuatro.

La salida comienza en la plaza de toros de Torres de Alameda hacia la Dehesa de Torres con una subidita tendida para empezar la montaña rusa.

Si os fijáis en el campo de trigo , las espigas apenas alcanzan el medio metro y las amapolas se han hecho las reinas del secano.

Al llegar a las Zorreras disfrutamos de la primera trialera por un barranquito muy majo que a Pepe le hubiera gustado.

A continuación empezamos tres sube y baja, que a Rufi empezó a no gustarle tanto a partir de la segunda subida olvidándose que «aquí hay que venir llorao». La verdad es que la ruta era corta pero exigente.

Durante gran parte de la ruta teníamos de fondo a lass torres de Madrid y la sierra Norte.

En el segundo tobogán, Mario se equivocó y nos metió por el barranco que no correspondía. Se planteó recular y conectar con la ruta original, pero cuando nos contó que teníamos que volver a subir una cuesta matadora decidimos cambiar el lazo perdido por una buena caña en el pueblo.

A pesar de que parte del compromiso para que viniera Rufi era no hablar de las futuras obras de su casa, Rufi no pudo aguantarse y nos volvió a contar el drama que le viene encima. Todos nos compadecimos y le deseamos la mejor de las suertes.

En la última subida llegamos al mirador del Cerro del Arenal donde tras 7 fotos conseguí que Félix entendiera que enseñar la mano a la cámara era sólo para activar la cuenta atrás para realizar la foto. (Félix insistía en dejar la palma de la mano como si la cámara dejara de hacer la foto si la quitaba)

La última bajada era la mas cañera y Félix sufrió dos caídas. Al respecto pude grabar a Félix y Mario rehusando una bajadita que tenía narices, pero era accesible. Como podréis ver no paré de darles gritos de animo, pero no pude motivarles lo suficiente.

Al final llegamos al pueblo y nos tomamos una cañitas para compensar el bucle que nos ahorramos y volvimos a hablar del drama que se nos viene a todos con la manía de las mujeres que a cierta edad se ven en la necesidad de remodelar las casas.

Por cierto, en el bar servían churros, pero nos dijeron que a esta hora ya no lo servían. Por suerte lo cambiamos por unas empanadas gallegas, aceitunas y patatas fritas.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

5 comentarios

Rozas, Peñascales, Torrelodones

Ruta realizada el Miércoles 17/05/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
32.4 km
604 m
19 Km Distancia Madrid
4h32'
2h55'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Félix, Pepe, Mario

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2023-05-17-Las-Rozas-Las-Matas-y-Las-Gozas.gpx
Reproductor audio crónica:

Poco hay que contar, es más, podría no contar nada y hacer corta y pega de la ruta del 04/04/2021, pues también me tocó narrarla y no he de pagar derechos de autor.

Esta vez quedamos tarde, hora de yayos prostáticos y convalecientes. Al quedarme cerca de casa, llego pronto y tomo café en el Calleja. Sitio pintón y vetusto, de aspecto exterior pasado, interior antiguo, calidad alta y servicio cortés a la antigua. Uno de esos que odiarían mis hijos y adoraría mi suegra.

Salimos por donde siempre, con fresquito pero sin frío. Algo de lío de coches, camiones y furgonetas en este callejón que vierte alcampo y que entra a Carrefour. Siempre venimos por aquí en domingo y no se aprecia el mismo ajetreo. Creo que hay un atajo para entrar y salir a la autovía, evitando el enlace norte de las Rozas, además se junta la actividad de los talleres de renfe con el centro comercial. Un despropósito hortera-productivo.

Vamos en bajada, aprovechando un cauce que podría llevar agua -arroyo del Bosquillón, pero no. Este año no. En la pequeña laguna, criadero de ranas, dice Mario, una pareja de patos están a lo suyo. Veo que el macho va delante y le sigue la hembra. Eso es que ya va descargado y ahora le están pasando la lista de la compra y amenazándole con acuchillar el parqué, o lo que hagan los patos…

La humedad que acumula el viejo cauce permite algunos árboles de ribera, tampoco muchos, y densifica un poco la retama, con lo que se disimula el paraje estepario y nos hace sentir mejor, más frescos.

Ahora sobre el mapa veo que pasábamos junto al arroyo de Trofa, suyo margen recorre una pista. No sé si queda dentro o fuera del jardín de Felipe (Su Majestad), otro día lo exploramos, que puede estar bien.

Como habíamos bajado, pues toca subir a los Peñascales, tampoco mucho, no te creas, alguna rampa exigente pero corta, sin más.

Llegar al Pendolero también es cuesta arriba. Es un caserón cuadradote sobre una loma, que ostenta la calificación de “palacio”. Se usa para celebraciones, al menos allí no molestará el ruido a los vecinos. En este sitio se rodó “Ana y los lobos”, película un tanto surrealista, de factura curiosa. Es ese tipo de cine raro con voluntad de “intelectual” que se hacía en los setenta, algo así como un complemento a las pelis de destape, para que no sea todo teta, sin más.

Seguimos por la zona, sendereando en las proximidades de Hoyo de Manzanares, coronamos la ruta y nos perdonamos hacerla el moño, no subimos al mirador. No sé que va a ser de nosotros, veo a los muchachos una cara de “eléctrica” que no pueden con ella. Mario no, él va sobrado, tirando, esperando, templando, mandando… vamos, como si triunfara en las Ventas, que estamos en temporada.

Los senderuelos de esta zona y hechos en este sentido nos gustan a todos. Vas dando pedales a tironcitos, con la dificultad justa, jugando entre las retamas como si fueran un laberinto trazado a tal fin. No es que no requieran esfuerzo, es que vas entretenido y se te pasan en na. Sin enterarnos estamos en Torrelodones de ahí a Los Peñascales. Más rollo es la subidita de asfalto para coger la altura de Las Matas, pero ahí estamos, a comer prontito. Yayos, una vez más.

Valoramos alternativas y nos decidimos por uno que ya visitamos, Luisa II, así como con nombre de reina. Lo que hay dentro son cuatro fregonas y un camarero grandote de voz recia. Comemos en una mesa pequeña junto a la barra, ruido abundante, público de faena y borrachines en la puerta: cuadro costumbrista que hubiera compuesto Velázquez.

La comida bien, dentro de lo barato. Vimos tarde la oferta del chuletón y el camarero nos dijo que eso hay que avisarlo, para que atemperen y den el juego que merece. Creo que hay que darle una oportunidad, no lo olvidemos para la próxima.

Menos mal que lo que nos queda por rodar es muy llano, solo dejarse llevar. Casi me da pena que se acabe el camino, pues es cierto que la ruta fue corta y que estirar estos días mola.

Rematamos con un café en el Calleja, cortesía de Félix -gracias-. Tiene una terraza agradable, separada del mundanal ruido, donde comen algunos matrimonios de edad y otros de esos que trabajan con traje, pero que se les quedó pequeño hace años. Los visitantes coordinan perfectamente con el local, no hay engaño. Sin duda, tengo que traer a mi suegra.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

2 comentarios

Rakenieves y los 7 enanitos en el Escorial

Ruta realizada el Domingo 14/05/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
38 km
477 m
41 Km Distancia Madrid
3h30'
2h43'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, con algunas fincas privadas, zona de fotografía interesante, muchas puertas

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Miki, Pepe, Rufi, Mario, Raquel

Mas detalle ruta

Temperatura media: 18.1
Descarga ruta: El-Escorial-Valmayor20230514.gpx
Reproductor audio crónica:

Erase una vez 7 enanos ciclistas con sus mallas y sus camisetas coloridas que salieron un buen día de mayo con su Rakanieves. A pesar de haber estado hasta las tantas viendo Eurovisión, llegaron puntuales a la cita de la estación del Escorial. Al grito de ¡¡¡ANDAGUAAA!!! del Alfegruñon, que siempre tiene prisa, la muy motivada Rakanieves, seguida de los 7 enanitos, emprendieron ruta  hacia la silla de Felipe II, atravesando la Herrería.

Los enanos, acostumbrados a ir en manada masculina, al tener una presencia femenina, inhibieron sus particulares gritos de ¡¡¡Vamos nenazas!!! y similares , por la cuenta que les traía .

El ascenso entre robledales a la Silla, culminó con el cumplimiento del sueño de ser rey del enano Mario, siempre rodeado por sus súbditos.

Siguieron caminos secos y polvorientos, con divertidos zigzag, rodeados de encinas y monte bajo, deslizándose por el ripio suelto superándolo con facilidad.

Los enanos, muy disciplinados, yendo en fila cuando era menester, avanzaron hasta el pantano de Valmayor y bordeándolo, superaron obstáculos  acuáticos leves aunque no exentos de peligros.

Finalmente, ocurrió lo imprevisto, se tomaron un descanso con ricas viandas.

La conversación fluye entonces por senderos ya conocidos: anécdotas de aventuras pasadas, planes de viajes, obras,… Sabio se mete con Mudito, Dormilón cotillea algo de Feliz, Tímido y Mocoso hablan de sus cosas…

Especial mención merecen las conversaciones sobre reformas del hogar, a las que sus parejas les «invitan» y ellos protestan, para agachar la cabeza a continuación. Rakanieves las entiende muy bien, puesto que ella también práctica ese tipo de «invitaciones«, y conoce el duro camino del convencimiento masculino y los buenos resultados finales…

Continuaron ruta a la orilla de Valmayor y enlazan con el pantano de los Arroyos  para aparecer en el camino que pasa por encima de las vías del tren en dirección de nuevo al pueblo del Escorial. 

No hay duda de que los enanos son un equipo coordinado. Rakanieves observa con júbilo cómo, ante el incidente de una rueda pinchada de un ciclista, todos se organizan: Miky regala una cámara y Rufi ayuda a ponerla mientras los demás colaboran activamente mirando con interés la escena.

En resumen, aunque conocida, ruta bonita y llana, cómo le gustan a Sabiopepe, para poder filosofar a gusto mientras pedalea, en esta ocasión sobre el elemento innato del ser humano, ahí es ná.

Terminan con una caña en la estación del Escorial, alguno mirando de reojo el reloj, no sea que el solomillo se enfríe o la paella se pase.

Y este cuento se acaba aquí, esperemos que haya más ocasiones de compartir con los enanos, ai hooooo, andaguaa.

Pd: ¡¡¡Chicas!!! Vuestros enanitos son unos deportistas sanotes y majos y, un secreto, os tienen en el pensamiento.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

7 comentarios

Baños-Hervas por el embalse con un par de churros y un globero

Ruta realizada el Miércoles 26/04/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
25 km
315 m
183 Km Distancia Madrid
3h00'
2h06'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Tomas

Mas detalle ruta

Temperatura media: 23.9
Descarga ruta: Banos-Embalse-Hervas-20230426-1.gpx
Reproductor audio crónica:

Después del yayo desayuno consistente en un zumo de polvos, café con leche y pan con mantequilla iniciamos la última ruta del viaje saliendo desde el Hostal de Baños con destino a Hervás bordeando el embalse. El día se presentaba estupendo con una temperatura ideal y un plan de ruta muy cómodo.

El paisaje según nos acercábamos al pantano era bucólico, todo verde y ambiente primaveral con las ovejas y sus crías de temporada.

En esta ruta no llevé a retortijón porque después del chapuzón y del casi atropello de un coche preferí no tentar mas a la suerte. Pero el paisaje merecía una buena pasada de Drón.

Al terminar de bordear el embalse y cruzar la presa nos encontramos con un peregrino a caballo con dos caballos adicionales y varios perros que llevaba todo el campamento encima. También nos dimos cuenta que a esta zona no le afectaba la sequía y se podían permitir el lujo de liberar agua sin problemas.

Una vez cruzado el embalse nos dirigimos a Hervás por un camino/sendero paralelo a la carretera hasta llegar al puente de piedra del río Ambroz que da entrada a Hervás, pero antes nos subimos al famoso museo de la moto y coche clásico (https://www.museomotoclasica.com/) sobre todo para admirar la vista de Hervás y hacer algo de desnivel.

Al llegar a Hervás aprovechamos para ver el resto de monumentos que no vimos el día anterior como la Iglesia de Santa María de Aguas Vivas (aquí todo son baños y aguas) que la rodeamos y sacamos fotos varias.

Moñigueamos un poco por el pueblo y finalmente acabamos de nuevo en el bar El Mirador (el de los rabos) donde aproveché para tomarme unos churros con chocolate en la churrería de enfrente (en este caso la posadera que estaba de buen ver no me dijo «a ver, donde van los churros» ). Después de los churritos, el dream team se sentó en un banco (la churrería está atrás) en una clara pose yayera donde sólo nos faltaba las palomas y alguna obra. Creo que sólo llevábamos 150 m de desnivel acumulado, como se puede ver en las caras del grupo.

Tras la parada técnica, salimos del pueblo para enganchar la vía verde en la estación de Hervás y de paso asistir al centro de interpretación de la estación donde Pepe nos amenizó con su sabiduría ferroviaria-filosófica.

El retorno a Baños por la vía verde era una cuesta muy tendida que abordamos en modo «Verano Azul» hasta que un gordito nos adelantó en una bici muscular patatera. Yo al principio no le hice caso, pero se paró a hablar con un colega y al cabo de rato nos volvió a adelantar preguntándonos antes a donde íbamos. Tras satisfacer su curiosidad volvió a acelerar y nos dejo atrás como diciendo vaya grupo de globeros.

Mi instinto globerkiller salió a la luz y sugerí al grupo que esto no se podía permitir, pero el yayismo ya ha calado en el grupo y nadie movió un dedo. Cuando ya se había alejado 100 m, decidí que alguien tenía que hacer algo, metí plato grande y fui a la caza y captura del globero. Le pille a 30km/h y le quité todas las pegatinas y tiritas, seguí dándole fuerte para que viera mi culote empequeñecer. El caso es con la ofuscación, me salte el desvío a Baños de la ruta, pero cuando casi empezaba a subir el puerto apareció otro desvió en modo trialera que me dejó a las puertas del Hostal de Baños.

Ya en el Hostal, nos cambiamos, limpiamos las bicis, comimos y nos pusimos en marcha para volver cada uno a su casita otra maravillosa escapada de bici con los colegas.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

1 comentario

Por el bosque de castaños del Duque en Hervás

Ruta realizada el Martes 25/04/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
14.6 km
522 m
184 Km Distancia Madrid
8h05'
3h21'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Tomas

Mas detalle ruta

Temperatura media: 24.3
Descarga ruta: 2023-04-25-Senderismo-Hervas-Castanar-del-Duque.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy toca andar. No es que hayan sido duras la rutas anteriores, pero siempre es un lujo recorrer un castañar y disfrutarlo a pie. Además, no sabíamos si la ruta es ciclable porque había lío con las alturas en los tracks que nos bajamos de Wikiloc.

El día amanece soleado y alarmantemente caluroso para la época del año. Este abril es el preludio de un verano que puede ser catastrófico en muchos aspectos. Los incendios pueden devastar entre otros, este hermoso paraje.

Salimos del modesto aunque cómodo hostal, a la hora prevista tras un escueto desayuno con zumo de naranja que ni siquiera el conformista alimenticio Alfredo, ha podido ingerir. Ahí lo dejo. El resto lo tomamos. Yo mantengo la esperanza de que ejerza su labor laxante que mitigue la falta de fibra vegetal de anteriores ingestas que tanto castigan mi aparato digestivo. Ni siquiera. Sólo el color anaranjado de ese sospechoso y translúcido líquido, aparenta lo que sólo la camarera trata como si de zumo se tratara.

Con buen criterio Alfredo acerca el coche más allá del empiece del track, evitando tres kilómetros que nada aporta al recorrido. Compro agua en la tienda más cercana y emprendemos el paseo que enseguida se interna en un robledal de hoja verde fosforito propio de su reciente nacimiento.

El robledal se va convirtiendo en castañar. La ruta discurre por una pista forestal bien cuidada y amplia. Vamos observando que salvo pequeños tramos empinados, es perfectamente ciclable. Voy dejando fe por los sitios más bonitos gracias a mi nuevo Insta360 Flow que espero nos haya dejado unas escenas bien estabilizadas para emplearlos en el video final que próximamente haré.

Domingo y Pepe caminan lentamente disfrutando del paisaje y la temperatura, hasta que llegamos al pueblo de Gargantilla que nos recibe con un puñado de vecinos de avanzada edad. Es tan pronto que variamos la intención de comprar víveres para comer en el bosque y decidimos comer como «dios manda». Tras un brevísimo paseo se nos muestra la torre campanario cercana a una humilde iglesia como único atractivo de esta aldea típica extremeña.

Recorremos una cuesta antes de adentrarnos de nuevo en el bosque. Esta sí que tiene miga de haberse hecho en bici. La variación de las alturas en el track original se debe a una mala recepción del GPS que marca puntos con aberración a ambos lados de la marcha y como es un terreno escalonado varía ostensiblemente la altitud de esos puntos.

El resto de la ruta es de retorno por una pista más alta y similar. Sin descansos y a un ritmo tranquilo, nos presentamos en el coche antes de las 14:00. Decidimos ir a Baños a comer en el comedor del alojamiento donde se sirve un chuletón con el que lleva soñando Alfredo desde ayer, por tan sólo 25 euros. Tomás y él deciden compartirlo. El resto nos decantamos por el más atractivo y seguro menú del día (12 euros con postre y café) que resulta estar razonablemente bien elaborado y con mantel de tela, como a mí me gusta. Lo aderezamos con un Ramón Bilbao de crianza por 16 euros que cumple sin resultar gran cosa, pero al menos te evita el caldo que se incluye con el menú que es de los joden la gaseosa. El silencio del casi vacío salón, resulta muy agradable y nos permite tener una conversación relajada, antes de acudir a las habitaciones hasta las 18:00. Aprovecho para ducharme y echarme un siestuca muy merecida.

Por la tarde, nos acercamos a Candelario. Se trata de un turístico pueblo rodeado de buenas vistas a la sierra y bosque. Algunas de sus callejas mantienen el sabor tradicional de las casas rústicas así como rincones con arquitectura ecléctica que se podría definir como: «si me sale con barba San Antón y si no, la Purísima Concepción».

Domingo nos cuenta el porqué de unas extrañas puertas que subsisten en las casas mejor conservadas y que servían de agarre-escudo para sacrificar al animal de turno que habría de sofocar las hambres de la familia durante todo el año.

En vista de que todos los bares están cerrados por ser martes, nos vamos a Hervás a visitar su famoso barrio judío. Nada queda de un rastro que pueda diferenciar sus viviendas de las del resto de comunidades religiosas. Salvo unas estrellas de David y carteles que lo anuncian como un reclamo turístico, puede pasar por uno más.

Para cenar decidimos que hay que repetir en El Mirador. Esta vez, unos platos combinados para los que mejor digieren, zorongollos para los prudentes y una ensalada mixta para un servidor.

Tras la vuelta al alojamiento, acostamos a Alfredo que tiene por costumbre encamarse a las 22:00 y se le ponen ojitos de sueño tras atravesar esa frontera. Tomás se vuelve con su casa a cuestas como un caracol, a su sitio de reposo, y Domingo y yo acompañamos a Pepe para que se fume su purito mientras conversamos sobre literatura, política, economía, familia, obras domésticas y otros temas propios de los yayos. Ni de deportes ni de mujeres. ¡Qué mal augurio!

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

3 comentarios

Hervás – Pista Heidi

Ruta realizada el Lunes 24/04/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
36.4 km
851 m
184 Km Distancia Madrid
6h23'
3h14'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Tomas

Mas detalle ruta

Temperatura media: 22.8
Descarga ruta: Hervas-Pista-Heidi-20230424.gpx
Reproductor audio crónica:

Después de que bajara Tomás con la furgo de su atalaya en las afueras de Baños y con un desayuno «holandés» en el cuerpo (según los criterios gastronómico-viajeros de Félix), nos dirigimos con los coches hacía el punto de partida de la ruta en el pueblo cercano de Hervás. Se trataba de la ruta estrella de nuestra viaje, la que iba a poner a prueba nuestras capacidades.

La salida del pueblo pasaba por la ermita del Sto. Cristo de la Salud, una señal para animarnos. Pronto se adentra en un precioso bosque, en dirección al Castañar de Gallego que transcurre durante una importante parte de este track.

El camino hacia la sierra de Heidi (vaya usted a saber porque le han puesto este nombre…) empieza con una subida aceptable rodeada por una vegetación sorprendente, al menos para nosotros que nos esperábamos menos agua y un entorno mucho más pobre.

Al ganar altura el castañar va quedando atrás dando lugar a un paisaje más abierto, donde nos encontramos varias depósitos de agua y un banco para hacer el payaso.

En todas las referencias a esta ruta, aparecen la chorreras como uno de sus máximos atractivos. Al acercarnos a ellas, empieza a aumentar la pendiente. Tanto para Tomás como para mí, que íbamos con nuestras e-bike, esto no era un problema pero me dio cargo de conciencia ver a Pepe sudarse estas cuestas. No era el Tourmalet pero tenía su pendiente. Nos encontramos a un matrimonio que iba detrás de las famosas chorreras. Les indicamos como llegar, a unos 4 kms. de donde estábamos situados, pero me dio la impresión de que no nos iban a hacer mucho caso. Igual están todavía por allí.

Al cruzamos el arroyo que alimenta está chorrera nos atrajo un estanque cercano con una pequeña cascada, un lugar ideal para descansar y sacar el dron. No nos podíamos imaginar la tragedia que se avecinaba.

Momentos antes de la tragedia, ignorantes de que, en breve, seriamos uno menos

El dron evolucionaba grácilmente cuando una simple rama se llevó por delante semejante prodigio tecnológico. Cayó en espiral, como despidiéndose, a las frías aguas del estanque y Alfredo se tiró al agua para salvar a la niña de su ojos sin que los demás pudiésemos hacer nada para evitarlo, entre otras cosas, porque alguno estaba sacando el móvil para grabar la escena (son los tiempos que corren…).

La criatura todavía funcionaba cuando le sacó del agua. La máquina, como el mítico HAL 9000 de 2001, no quería que se le desconectara pero se le extrajo la batería y la SD. Era por su bien. Lo sacudimos en un intento de eliminar el agua de su interior ya que habíamos cometido la tremenda imprudencia de no haber incluido en nuestras mochilas varios kilos de arroz para secarlo de una forma eficaz.

Pero la vida continúa y teníamos que seguir la ruta. Afectados por el incidente retomamos el camino en silencio, tanto por las circunstancias como porque era un cuestón de 15 %. Menos mal que finalizaba en un espléndido mirador que nos alivió del trance.

Habíamos llegado a la parte más alta de la ruta. Estábamos satisfechos a pesar del alto precio pagado por ello. Ahora solo quedaba bajar hasta Hervás.

Llegando a Hervás, Tomás tuvo la brillante idea de preguntar a una lugareña por un sitio para comer, antes de que Alfredo nos atacase. Le recomendó, sin dudarlo un instante, «El Mirador» y para allá que fuimos.

Comimos estupendamente. Un lugar muy recomendable. Hasta una camarera, muy simpática y sonriente, nos pregunto que «donde nos ponía los rabos [de toro]». El grupo de viejos rijosos en que nos hemos convertido no perdió la ocasión de entrar al trapo [de lidia, claro] pero la camarera, versada en estas artes, nos dio un pase por chicuelinas y asunto arreglado. ¡Hale, a comer!

Durante la comida, Tomás propuso hacer una cena en su atalaya y a todos nos pareció estupendo. Asi que, después de la minisiesta, nos fuimos a comprar. Este grupo de carácter pseudoprusiano tendría cabida entre los Wagner rusos pero no sirve para comprar… Lo intentamos pero el pueblo tampoco nos puso facilidades y el resultado final fue un truño. Pero no adelantemos acontecimientos…

Entramos al balneario con dos bolsas de compra y sin mascarilla. Eso hizo desconfiar a las funcionarias de tan hidráulica instalación, que podían haber pertenecido a la República Democrática Alemana de los 80 perfectamente, tal era su comportamiento y pose funcionarial. Después de rellenar unos formularios interminables donde intentaban determinar lo cascado que estabas, pudimos acceder a los vestuarios a donde fuimos acompañados, of course, por una funcionaria que, claramente, no se fiaba de nosotros y que miraba nuestras bolsas de la compra con desaprobación.

En la piscina del balneario se nos informó de las normas-restricciones que había que respetar por el hecho de haber ingresado en tan notoria instalación. A pesar de la vigilancia, algunos miembros de este colectivo se comportaron de una forma que parecía indicar que todavía no habían superado la fase anal descrita por Freud en su «Tratado sobre las Fases del Desarrollo Psicosexual y Emocional en la Infancia».

El balneario tiene dentro un pequeño museo, donde se encuentra la terma original, bastante interesante y que me confirma que los romanos eran unos cracks.

Dejamos el balneario estilo belle-époque y sus restos romanos y nos fuimos a cenar a las afueras de Baños, montados los 5 en la furgo de Tomás. Allí comprobamos las posibilidades de su furgoneta camperizada, organizando un merendero en un momento. Pronto constatamos que nos habíamos quedado claramente cortos en la compra (en cantidad/calidad), donde lo único que destacó fueron unos impresionantes mejillones que brillaron con luz propia. Teníamos que haber comprado una lata para cada uno y dejarnos de tonterías, pero nos liamos.

Tomás se quedó arriba y nosotros descendimos a pie, paseando y disfrutando de la noche y las estrellas. Para rematar el día, nos tomamos unas copas en el bar del hotel, atendidos por un camarero repleto de surrealismo rural. Estaba cansado y dormí como un bendito, con la esperanza de que el siguiente día de nuestro viaje fuese tan bueno como éste.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

3 comentarios

Baños – Béjar – Navalmoral

Ruta realizada el Domingo 23/04/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
46.2 km
344 m
183 Km Distancia Madrid
8h05'
3h21'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Félix, Pepe, Tomas

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2023-04-23-Banos-de-Montemayor-Navalmoral-de-Bejar.gpx
Reproductor audio crónica:

Salida de primavera, la fecha es abril y el cielo despejado parece negar el refrán. Desde Madrid a Baños se puede ir por dos rutas diferentes: rodeas Gredos por arriba o por debajo. Son prácticamente equivalentes, una con más pueblos y menos autovía, pero más corta; la alternativa sur invierte esas mismas variables.

Como somos gente de conocer, pioneros, intrépidos, elegimos trazados distintos. Un tercer coche podría haber desequilibrado el empate, claro, que también tenía la opción de pegarse al Jerte y el Tiétar por la  carretera de los pantanos.

Lo que no cambia es la puntualidad prusiana, puntuales como ferroviarios antiguos estamos todos en el aparcamiento del hostal La Glorieta y, para seguir con asuntos de trenes, nos preparamos para conocer la Vía de la Plata.

En el hotel las habitaciones aun no están listas, nos ofrecen dejar allí coches y equipajes y quedamos en formalizar la entrada a la vuelta.

Para ascender de Baños de Montemayor al trazado de la vía superamos la cuesta más exigente del día, saliendo por las calles que atraviesan el pueblo.

Ya ese primer contacto nos deja claro por qué se llama “Baños”. Es un núcleo urbano surgido por y para “tomar las aguas”, aquella actividad socio-terapéutica que tan en boga estuvo en el XIX y principios del XX, retomando el SPA romano (hay quien dice que las siglas vienen de “sanum per aquam” latino, también los que defienden que es el nombre de un pueblo Belga, donde comenzó todo).   

Ya lo hemos visto, ya estamos en la vía, junto al edificio de la antigua estación. Lo difícil está hecho, ahora solo queda rodar pausado, mucho rato, con muchas paradas y con más fotos. Disfrutamos de un campo verde que parece un jardín. Gran variedad de árboles todos con la hoja recién estrenada. Los castaños adelantan a los robles, los nogales están pletóricos y de cuando en cuando aparecen cerezos con fruto incipiente, para recordarnos en qué zona estamos.

Hemos tenido suerte, a pesar de la sequía, este rincón extremeño se mantiene húmedo. Bien es cierto que ahora deberían bajar torrentes de agua por todos los cauces, con sensación de estrépito, no es el caso, pero vaya, nos vale.

Durante el recorrido vemos los antiguos artilugios para guiar la circulación de los trenes y las construcciones que fueron estaciones modestas, pero muy bonitas, con paredes de piedra y tejados volados, sustentados contra las fachadas por tirantes y largueros inclinados, para aumentar la superficie protegida a los viajeros que esperan. La piedra es de la zona y la madera probablemente roble o castaño, vamos, un lujo.

Coronas el puerto sin darte cuenta, viendo a lo lejos a la autovía que lleva el mismo nombre, con mucho tráfico de camiones. Seguimos a Béjar, pero no entramos al casco urbano. El trazado tiene la amabilidad de poner la estación a al entrada y ofrecernos un túnel largo e iluminado para pasarla por debajo.

Por estirar un poco el chicle nos llegamos hasta Navalmoral de Béjar y tomamos una cerveza. El último tramo está sin acondicionar, han dejado los raíles y disimulado ligeramente las traviesas con algo de tierra añadida. No sé cómo estará de ahí hacia el norte, espero que este pequeño abandono se limite al municipio de Navalmoral, es una pena.

Comida de menú de domingo, de esos que te clavan, con unos primeros muy discretos pero un entrecote de segundo que lo justifica todo. Excelente ternera blanca y generosa pieza de carne.

Ahora ya es dejarse caer de vuelta, muy poca pendiente, sol fuerte y brisa fresca. Una gozada. Le decía a Félix que sería más fácil justificar aquí el cobro de unos euros por pasar que en muchas iglesias provincianas y paletas. Es la fe (su falta), que nos lleva a juicios pecadores.

Café durante el camino y vuelta a Baños, a tomar posesión del alojamiento. Habitaciones discretas, pero suficiente. Relación precio/calidad aprobada. Esperamos a Alfredo y completamos el equipo de la excursión.

Como hoy hubo mucho coche, nos quedamos en el mismo pueblo, paseítos cortos y cena ligera. Más paseítos, una copa de fin de fiesta y a dormir.

Parece que esto empieza bien, que volveremos a acertar con nuestras rutas ¿será así? Pues míralo en la siguiente crónica, que intuyo será jugosa.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

2 comentarios

Tres Cantos y muchas más cigüeñas

Ruta realizada el Miércoles 12/04/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
36.1 km
438 m
20 Km Distancia Madrid
3h30'
2h59'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Domingo, Félix, Pepe, Tomas

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2023-04-12-Tres-Cantos-Vertedero.gpx
Reproductor audio crónica:

Por tercera vez hacemos esta ruta saliendo de Tres Cantos. La que hicimos el 18 de Abril del 2021 también me tocó contarla. Esa vez estábamos casi al completo. Aquí la dejo

El objetivo de hoy es que Domingo vaya recuperándose de su rodilla, disfrutar de la primavera, pasar un rato y comer con los amigos. Tenemos que aparcar en un descampado frente a un Hotel porque la zona habitual está lleno de los coches de currantes que no tienen ni la suerte ni la edad necesaria para poder librar un miércoles cualquiera.

El día aparece primaveral. A las 10:15h no sabemos si abrigarnos o despelotarnos. Elegimos esto último y acertamos, aunque al final se encapota y sopla el viento lo que hace descender la temperatura y echo de menos la rebequita.

Cogemos el carril bici para bajar junto a la tapia del Soto de Viñuelas. Esta espléndida finca tiene el tamaño de lo edificado en Tres Cantos multiplicado por cinco. Unas 3000 hectáreas. En Wikipedia pone los siguiente: La finca perteneció al señorío del Real de Manzanares, propiedad de la Casa de Mendoza. En el siglo XVI pasó a manos del emperador Carlos I, que se la vendió a Arias Pardo de Saavedra, mariscal de Castilla, por 42 cuentos y 24 572 maravedíes, además de 3.000 de renta anual y 7 corderos al año. Que yo se lo compraba ahora mismo. Maravedíes pues no me quedan, pero cuentos hay en casa bastantes más de 42. Se los daba todos, y 7 corderos pues también. Isabel II posteriormente, la vendió por un millón de pesetas, que tampoco me va mal.

Llegamos a la primera cuesta ligera para coger la pista del Canal y pasar junto a la urbanización ilegal Rondelo. Hacemos comentarios que no son menester de trasladar aquí; pero que nuestros lectores pueden suponer. Este camión se vuelve de la Urbanización pirata Rondelo, porque ya no hay sitio para otro chaletito, según Tomás.

Pista y más pista. Unas ovejas se agrupan a la sombra de un puente del Canal y un pequeño arroyo muestra la escasez de agua de esta primavera.

Las rachas de viento de cara ralentizan la marcha. El cielo se va embotando. El campo está muy seco para el mes de Abril. Las flores salen sin ganas y sólo por obligación. Las jaras tiene flores de pequeño tamaño. Algunos matorrales de negrillos y cantueso dan escaso colorido para la fecha. Una pena.

Ya en el cerro cercano al vertedero nos quedamos atónitos ante la cantidad de aves que nos sobrevuelan. Decenas de cigüeñas planean ante el fuerte viento sin aparente esfuerzo. Milanos y buitres son la mayoría de los que distinguimos. El viento nos evita el fuerte olor que caracteriza la zona.

Sólo queda dejarse caer hasta el restaurante. Callejeamos para llegar a La Churrasquita donde comemos muy bien. Sólo sobran las risotadas maleducadas de los comensales cercanos que en grupo de a 20, parecen que celebran una fiesta de oficina. Se lo perdonamos porque no saben que nos están pagando nuestro menú -en diferido- que diría la Cospedal. Sólo se trata de una comida habitual. Habitual en España, que en Japón dice Alfredo que comen en 20′ y me consta que no hacen mucho ruido, porque ni se hablan.

La vuelta hasta el coche ha sido un tanto extraña. Salimos dirección sur para volver sobre nuestros pasos por la calle paralela. Cosas del alcohol. Al menos hemos pasado por un paseo colorido que nos recuerda en qué mes estamos.

La próxima crónica quizás sea desde Hervás o cercanía.

Os dejo con Nembutal del Krahe cantado por Lichis. Un intelectual y un cachondo, ambos incomprendidos e infravalorados.

Ahí va la letra:

Ella se quita la vida a diario,
no sé por qué
no se convoca a un ilustre notario
para dar fe
de que sin duda es la mayor artista
del desvivir,
no la supera ningún trapecista,
ningún fakir.
Basta que un cerdo le pegue algún chasco
sentimental,
y acto seguido ella toma del frasco
de Nembutal.

Como practica el suicidio a destajo
más pertinaz,
por la mañana antes de ir al trabajo,
voy a La Paz.
Mientras mojamos tortell con microbios
en el café
le repetimos a coro los novios:
anímate,
que la montaña a Mahoma no vaya
es lo normal,
pero a tu alcance está siempre la playa
y es casi igual.

El primer día que llega a la playa
suele pasar,
que ella persiste en tirar la toalla,
tirarse al mar.
Gracias a Dios siempre va en su socorro
algún delfín,
que nos la salva atizándole un porro,
¡ostras Pedrín!

Si por azar le ha tocado la china
de un buen hachís
aplazará su entrevista Alfonsina
su vis a vis.
Porque –esa es otra–, es la literatura,
su otra pasión,
y cuanto más sea contra natura
su defunción
un autor tiene mucha más garra,
más interés:
todos tenemos un póster de Larra,
pues ella tres.
Virginia Woolf nos la vuelve tarumba,
y hasta un jersey
le ha tricotado a la cruz de la tumba
de Hemingway.

Pido perdón por hacer un inciso
tan funeral,
retomo el hilo de aquel paraíso
artificial,
que junto al mar le ayudó, sin embargo,
para que no
atravesara por un trago amargo
de H2O

Pero es inútil. Si se recupera,
cuando está bien
un par de días ya se considera
Matusalén.

Y agarra el coche, que aunque es un cascajo
se pone a mil,
y echa en cualquier curva por el atajo,
rompe el pretil.
Un precipicio le va cantidubi
si es eficaz
para ingresarla de nuevo en la UVI.
Vuelta a La Paz.

Y el traumatólogo le dice: Hola,
cómo te va.
Y ella musita desde la escayola:
ni fu ni fa.

Y en un arranque pueril que revela
su torpe afán
se comerá toda la mortadela
que allí les dan
Con la esperanza de alcanzar su norte
con la ilusión
de darle al mundo un penúltimo corte
de digestión.

Y dado que en cada intento de ésos
sufre un revés
van a sacarla en un libro de excesos
que hay en inglés.

Van a decir que es la mayor artista
del desvivir,
no la supera ningún trapecista,
ningún fakir.
Basta que un cerdo le pegue algún chasco
Sentimental
y acto seguido ella toma del frasco
de Nembutal.

Que se convoque a un ilustre notario
para dar fe
de que se quita la vida a diario,
no sé porqué.
Ella se quita la vida a diario,
no sé porqué.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

3 comentarios

Navalcarnero-Dehesa de Sacedón

Ruta realizada el Miércoles 05/04/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
42.2 km
469 m
29 Km Distancia Madrid
3h24'
2h54'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Temperatura media: 20.1
Descarga ruta: Navalcarnero20230405.gpx
Reproductor audio crónica:

Más de dos meses que hacía que no daba pedales. Y lo echaba de menos. Sentir el aire, la charleta con los amigos, preparar la ruta, todas esas cosas son la sal de la vida. Con todas las «incidencias» que hemos tenido en el grupo, estabamos bajo mínimos. Primero mi menisco, luego la rotura fibrilar de Pepe y ahora Juanlu… Parece que al grupo le ha mirado un tuerto, aunque no sé si esto es políticamente correcto porque empieza a ser complicado determinar si una expresión se adecúa exactamente a todos los protocolos de esta postmodernidad que nos va envolviendo. De todas maneras, se lo he preguntado a ChapGPT y me ha dado su visto bueno, al menos en esta release.

La ruta de hoy es una vieja conocida que realizamos en primavera, cuando no queremos darnos una paliza, ni irnos muy lejos. Es agradable y llevadera, sin más. Ideal para un convaleciente como yo, con la ventaja añadida de que tiene la posibilidad de acortarla drásticamente si las cosas no van como uno espera.

Como siempre salimos de la zona de aparcamiento que se encuentra enfrente del restaurante Senderuela, a la hora prevista, como buenos ciclistas prusianos. En piloto automático, empezamos a preguntar a Alfredo por su aventura nipona, haciéndonos los primeros kilómetros de lo más llevaderos. Pronto nos enfrentamos a los primeros areneros, lo más «peligroso» de esta ruta. No recordaba que tuviera tanta arena pero ésta fue una constante en todo el trazado.

Sin darme ni cuenta, llegamos a orillas del rio Guadarrama. Ahí estaba el punto donde había que decidir si seguía u optaba por acortar la ruta, pero me sentía bien (no voy a decir poderoso porque mentiría…), así que subimos por una linde que nos dirigió hacia la dehesa de Sacedón.

En una zona de arbolado paramos para tomar nuestro habitual piscolabis a base de plátano. Como somos así de sencillos, Pepe planteó la problemática de espacio como concepto, desde un punto de vista conceptual, saliéndose así de los habituales planteamientos constreñidos por los modelos de la física relativista.

Continuamos rodeando la dehesa, sin tener muy claro en que dimensión nos encontrábamos, pero esto no afectó a nuestra evolución en el continuo espacio-tiempo. Por el interior del bosquecillo que dejamos a la derecha transcurre, entre barrancos, el arroyo Brunete que desemboca en el Guadarrama. Y como quien no quiere la cosa, nos acercamos mucho a Villaviciosa de Odón y a la Dehesa del Sotillo, aunque de esto ni nos enteramos, tan enfrascados que estábamos en nuestros pensamientos.

Paralelos al Guadarrama, nos dirigimos hacia el Parque Coímbra. Toda esta zona del camino está atravesada por pequeños arroyos que desembocan en el rio. Me sorprendió que éste llevara agua, a pesar de los meses que llevamos sin lluvia. Incluso en algunas zonas, había zonas embalsadas repletas de vegetación. Así, atravesando trigales echados a perder por la falta de agua, nos encontramos con un precioso y enorme árbol singular, viejo conocido de esta ruta y que nos anunciaba que se acababa lo bueno y empezaba una zona de viviendas y fincas ilegales que me recordaron la cañada Real Galiana.

Pepe se quedó deslumbrado ante una finca que debía ser propiedad de un chatarrero y que lucía unas impresionantes verjas y esculturas hechas con todo tipos de aparatos y elementos de hierro. Otra finca aledaña con los restos de un circo ambulante anunciaba el inminente desvío a la derecha que nos enfilaba directamente a Navalcarnero con una bonita subida que me supo a cuerno quemado.

Poco después llegamos a la dehesa de Marimartín, que ha sustituido los árboles por unos chalets horrorosos. Por suerte las casa no han invadido todo y, continuamos por un parque hasta llegar al barrio de la Dehesa (otra «dehesa», esta vez de bloques de pisos), nuestro destino final en Navalcarnero. Allí esperándonos estaba Juanlu, que nos había hecho el honor de venir para comer con nosotros, a pesar de su rodilla hinchada.

La comida en el Senderuela no nos defraudo, como tampoco lo hizo la sobremesa. La salida me sentó genial. A veces la vuelta a la normalidad es algo mágico.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

4 comentarios