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Cercedilla-Marichiva-Alto Leones y ya vale que es jueves

Ruta realizada el Jueves 02/06/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
45.9 km
983 m
47 Km Distancia Madrid
4h37'
3h27'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, con un obstáculo, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Alfredo, Domingo, Pepe, Rufi, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 21.7
Descarga ruta: Cercedilla-Marichiva-Rio-Moros-20220602.gpx

Hacía un mes que no salía con los colegas el jueves y junto con Rufi propuse una Cercedillada para respirar el aire de la sierra. Cual es mi sorpresa cuando Pepe propone hacer la ruta por Marichivas que además ahora está prohibido en bici. Pepe estaba tan empeñado que llamó a todos los ministerios para pedir permiso. Al final contactó con Charo del Espinar que le pasó el teléfono de Cipri , que le dijo que no había problema siempre que desmontáramos las bicis y la guardáramos en la mochila. Vamos que había que bajarse el Collado de Marichivas a pata. Tiene narices porque es una pista forestal patatera que no se que daño hace las bicicletas al Ecosistema y al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

El caso es que una vez en el Collado decidiríamos qué hacer. Como siempre Pepe y yo llegamos 20 minutos antes para tomarnos un cafetito.

Y otros llegaron tarde por un atasco, por lo que al final salimos casi a las 10:30.

La subida al mirador de V. Alexaindre la hicimos a buen ritmo, excepto Pepe que prefirió reservarse para el resto de la ruta. De hecho, Mario, Rufi y yo nos asomamos al mirador de L. Rosales (el de abajo) , y Domingo al no vernos siguió subiendo hasta el puerto de la Fuenfría.

Cuando volvíamos del mirador de abajo justo Pepe estaba llegando, nos tomamos el plátano y subimos a Fuenfría con la esperanza de que estuviera Domingo esperando. Hubo un conato de lluvia , pero fue una falsa alarma a pesar de la maldición de Félix.

Por el camino nos cruzamos con una excursión de niños (con sus profesores) que nos recordó a Juanito y su cruz. Uno de los niños nos pidió que hiciéramos algún caballito y creo que Rufi le soltó algún improperio.

Ya en la Fuenfría nos conseguimos agrupar y seguir juntos hasta el inicio del Collado de Marichiva. Por la vereda del Infante vimos a un toro que vino a aplicar nuestro famoso dicho «Yo al gato me lo follo cuando quiera» , pero en su caso era una vaca que le pilló por el camino ( y que por cierto duro 10 segundos), la primavera es lo que tiene.

Yo a la vaca me la follo cuando quiero

Por fin llegamos al Collado de Marichiva y empezó la discusión de como bajarla. Al final decidimos bajar el Collado montados pero despacito observando cualquier indicio de vigilancia. Evidentemente un jueves a las 12:00 no había ni el tato estando los bares abiertos.

Dos infractores merecedores de la pena máxima por alterar el ecosistema

Ya habíamos hecho el principal desnivel , pero nos quedaba el paso de los leones. Bajamos por la pista hasta casi llegar a la carretera del alto de los Leones. Aquí tomamos la decisión de seguir por el camino del agua en vez de cruzar la peña del Archipestre de Hita, y empalmar por el sendero que Miki descubrió para no tocar la carretera. A resaltar que Rufi fue el único que no puso pie en la subida del sendero. Además se nota que Rufi viene entrenado por Juanito en las famosas palizas de fin de semana con la bici de carretera.

La vuelta a Cercedilla la rematamos por el camino odioso de la cañada de los lomitos con Rufi tirando del grupo y sobre las 14:30 llegamos al restaurante Maya un poquito desfallecidos.

Pedimos el menú del día (12 €) como siempre , aunque esta vez bajó de calidad y servicio (y no es culpa de Rufi) por lo que en la próxima salida en Cercedilla deberíamos buscar una alternativa.

Final de ruta con el menú del día de batalla

Otro jueves entre amigos que disfrutamos, hicimos deporte y probamos la gastronomía (de batalla) de la zona.

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¡¡¡14🏆CHAMPIONS!!! ¿Cómo no te voy a querer?

Ruta realizada el Sábado 28/05/2022


Reproductor audio crónica:

Mucho nos ha costado llegar hasta aquí. Eliminar al PSG, Chelsea y Manchester City contra todo pronóstico ha sido todo un orgasmo. Tres partidos para ver y disfrutar. Son como esas rutas que empiezan con unas cuestas del 15% de media, con lluvia, barro, frío… y acaban en las mejores trialeras que te dejan un regusto que no olvidarás durante toda la semana. Si fuera posible te quedarías con los últimos 30 minutos. Pues lo mismo.

Y por fin a la Gran Final en París, donde aún están redoloridos por la eliminación. Con Kylian Mbappé incluído. Os lo podéis quedar para siempre, porque no os sirvió para nada. Aquí nos apañaremos con lo que hay que es mucho talento. Y aunque ya se nos están haciendo mayores, todavía tienen calidad para ganar a los mejores.

El Liverpool venía a por todas y se ha llevado un mojón. Mucho músculo, velocidad y varios talentosos en la delantera. Pero al Madrid no le doblegas fácilmente. Ahí está Courtois. Ese portero que ya sabía lo que es perder Champions contra el Madrid y que decidió aplicar aquello de «si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él». Grande y poderoso, ha parado lo imparable. MVP del partido con todo merecimiento. Una vez más Florentino acertó cuando dejó ir a Navas al PSG, para hacerse con sus servicios. Y de paso te llevas a un lesionado Ramos, que con el cojo Hazard ya tenemos bastante.

El Madrid agazapado atrás y con muchas dificultades para sacar el balón controlado. Militao sin la calidad del gran Sergio Ramos, no sabe dar pases que aligeren la presión del rival. Se limita a echarle la pelota al portero que da un patadón p´alante rifando la pelota que casi siempre se la lleva el Liverpool. El centro del campo lo domina el Liverpool que una y otra vez nos pone los pelos de punta con las llegadas del egipcio Salah. Carvajal y Alaba hacen bien su papel. Mendy es superado constantemente. Militao por alto saca algunas.

Arriba Benzemá apenas la toca. Vinicius pierde una y otra vez la pelota. Acaba la primera parte con un gol anulado a Karim en una de las pocas ocasiones que llega al área del Liverpool.

La segunda parte se nivela algo el juego, pero la iniciativa sigue del lado inglés. Valverde con mucha fuerza se fuga hacia delante e intenta un tiro rasante a puerta que va desviado. Benzemá deja pasar el balón consciente de que si la toca, le pitarán fuera de juego. Y ahí llega el rapidísimo Vinicius para empujar la pelota a gol. ¡¡¡GOL, GOL, GOOOOOOOOL!!! El Madrid sigue en racha de suerte. Es la suerte de los campeones y es la suerte que se ganan los talentos por mérito.

El Liverpool mohíno lo intenta, pero ve la sombra de lo que les pasó en el 2018. Pasan los minutos y el Madrid aplica el catenaccio, ese sistema táctico ultradefensivo inventado por los italianos y que Ancelotti conoce de primera mano.

Y por fin la gloria. Saltos de alegría de los madridistas y lamentos de los ingleses. Otros que no asimilan que el Real Madrid es el mejor de todos los tiempos, se retuercen en el sofá de su casa.

Una vez más a la vitrina la orejona.

La Orejona
Miki, tendrás que hacer otra sala de trofeos más grande porque se nos queda pequeña.

Este año contra todo pronóstico hemos ganado la Supercopa de España, La Liga y la Champions. Los dos primeros trofeos apenas cuentan.

Los madridistas somos más de CHAMPIONS.

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Soto del Real-Miraflores-Guadalix-Los Palancares (4 bonitas trialeras)

Ruta realizada el Jueves 26/05/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
41.2 km
703 m
37 Km Distancia Madrid
6h19'
3h40'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 30% de trialeras, con un obstáculo, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Domingo, Félix, Rufi, Mario

Mas detalle ruta

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Reproductor audio crónica:

Audio: Van Morrison – Dangerous

Cuatro meses han pasado desde mi último «Los Jueves MTB». Que ganas de amigos, que ganas de bici, que ganas de monte. Hoy he podido juntar esos tres ingredientes y, de repente, he olvidado tantos largos días de inactividad primero, de recuperación después.

La jornada prometía, Domingo seleccionó un disfrutón ocho con 4 trialeras 4  e hilado por el artista del track Nacho «Nano Flojo». No hay sendero que desconozca. A ver si consigo liarle para hacer una ruta juntos, ya lo iremos hablando.

En Soto del Real teníamos una preciosa mañana de primavera y unos deliciosos 18º. Con el fresquito y la charleta salimos del pueblo rumbo a la Vereda de las Suertes. Pista ancha y cómoda que nos permite ir comentando nuestros achaques y típicas cosas de mayores. Salieron a relucir, obviamente, las ñapas de nuestro querido Pepe. Parece que tanta filosofía e historia no le han ayudado con los planos del Ikea. O quizá haya sido la explosiva combinación de un español montando muebles suecos en Alemania con las instrucciones en polaco. A saber los tornillos que te han sobrado, ¿he tío?.

Alfredo a toda vela por el Mediterráneo, jo! Y Juanlu de viaje por ahí… Pues tenéis falta los dos, que lo sepáis.

Y así, hablando de la vida y de las cosas, circulamos en paralelo a las vías del tren hasta llegar a la abandonada estación de Miraflores.

Aquí comienza la verada de las Majadas de Belén y enlaza con la trialera de la vereda de La Huelga, limpia y divertida. Félix me comenta que siempre habían hecho estas veredas en sentido contrario, así que hoy las han disfrutado de verdad.

Llegamos a Guadalix de la Sierra y el sol ya empieza a calentar, justo ahora que toca esa perra subida por asfalto para salir de Gualalix por el camino de Los Hormigales. A sufrir el cambio de ritmo. Afortunadamente una beligerante urraca nos sacó una sonrisa con su acrobático vuelo, perseguía y atacaba con muy mala leche a un impertérrito milano que escurrió el bulto en previsión de que el cabreado córvido le desplumase la cola.

Aquí ya se aprecia la exuberancia de los campos y las dehesas, los primeros plagados de flores y plantas silvestres y las segundas de toros. Buenos morlacos pastando tranquilamente y ajenos a las fiestas taurinas que les esperan en el estío.

La trialera de la vereda del Peñascal es nuestro segundo envite, suave y disfrutona nos acera a la coqueta urbanización Los Endrinales. Aquí aprovechamos un frondoso y cerrado sendero para tomarnos a la fresca el plátano de rigor, que ya se empieza a notar hormigueo en el estómago. No encontramos ningún biker en toda la mañana, pero justo en este momento aparece uno que aprovecha para preguntarnos a dónde lleva ese sendero y si va bien para llegar a Soto….

Por tranquila vía pecuaria tornamos al punto donde tomamos la vía del tren, esta vez para cruzarla por un puente y dirigirnos por un bonito y algo roto sendero en subida hacia el camino del Monte Aguirre al Puerto de la Morcuera. Subidita por pista (menos un atajillo en el que utilicé una zarza como cilicio) hasta casi la Ermita de San Blas, esta vez no fuimos a rezarle, y llegamos a la tercera trialera del día. El cordel del Puerto de la Morcuera está más roto que las anteriores trialeras, pero salvo cuatro puntos pedroleros es pura diversión. Bajo con precaución, el codo aún está tierno y ha de fortalecerse pero me permite disfrutar. ¡Y vaya si lo hago!

Terminamos de bajar enganchando la senda de La Abutarda, a los pies de la Hoya o Hueco de San Blas. Vemos con sorpresa que el pequeño embalse de Los Palancares está petado de agua, todos coincidimos en que nunca lo habíamos visto así de rebosante.

Toca recuperar altura para afrontar la última y más complicada trialera: el cordel del Prado Herrero. Pero antes de comenzarla hacemos una paradita para refrescarnos bajo un hermoso roble junto al Arroyo Mediano, que agüita tan limpia y fresca.

Y a bajar, cada uno como puede. A Rufi le perdemos de vista enseguida y Félix también se nos escapa. Domingo y yo, más comedidos, vamos a la zaga. El principio es chungo, mucho pedrolo gordo y complicado de atravesar, pero poco a poco se va haciendo menos complicado y se comienza a disfrutar. Al finalizar en la pista del aparcamiento El Berrueco todos teníamos una amplia sonrisa.

A partir de aquí pista, charla y pedaleo suave para finalizar la ruta. Pero ¿dónde está Rufi?  Se nos ha lanzado a ritmo de eléctrica por la Cañada Real Segoviana y ya le hemos visto el pelo.

Al llegar a Soto Domingo recibe su llamada para decirnos que el sitio donde íbamos a comer, el restaurante Miratoros, está cerrado y que él se marcha porque por la tarde tenía partidilla de golf, creo.

Nosotros nos dirigimos a la terraza de La Perola, que resultó ser donde teníamos pensado ir a comer, que despiste jeje, ya habíamos estado allí anteriormente y es un lugar agradable y con buen menú. Mientras engullíamos y vaciábamos tercios convinimos en que, sin duda, era el mejor momento de la jornada. Tanto que llegamos a sopesar la posibilidad de hacer rutas de 20 Km. para ni tan siquiera tener que madrugar jajaja.

Si miráis la ruta de Nacho en Wikiloc veréis que le puse un comentario de agradecimiento. Enseguida me contestó y nos invitó a hacer una salida juntos. Tenemos que planificarlo.

https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/soto-miraflores-guadalix-embalse-palancares-7831551#comment_2533058

¡¡Hasta la próxima!!

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Huyendo del calor por el Valle del Lozoya

Ruta realizada el Jueves 19/05/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
32 km
846 m
55 Km Distancia Madrid
4h27'
3h13'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, con un obstáculo, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Rascafria-Morcuera.gpx
Reproductor audio crónica:

Son las 18:27 y estoy entrando en el garage. Amago con bajarme del coche y una bofetada de calor me desconcierta. Miro la temperatura y 40º. No puede ser. Si tan sólo hace una hora en Rascafría estábamos sentados en la terraza de Casa Juanito a la sombra de un castaño de indias terminando nuestros cafés y estábamos tan a gusto. Tan a gusto, si no tenemos en cuenta los millares de flores que ha estado soltando durante toda la comida y que caían aleatoriamente en los platos y vasos de todos los comensales que estoicamente veíamos como revoloteaban y se entremezclaban con la comida junto a una pléyade de diversas especies de semillas de los árboles contiguos.

Vamos con la ruta. Ante las amenazas cumplidas de los mensajeros del miedo de los telediarios de los últimos días que anunciaban altas temperaturas para estos días, parecía obligatorio que la salida de este jueves fuera por las tierras quizás más fresquitas de la provincia. Así pues, Domingo nos propone dos rutas: una de trazado suave y más kilómetros; y la elegida, algo más exigente con el aliciente de ser propuesta por nuestro admirado Nano Flojo. Elegimos la segunda, que sale de Rascafría.

Llego 10′ antes de la hora convenida, al punto que Pepe nos envía por whatsapp como supuesto aparcamiento amplio y gratuito. Sorpresa. Resulta ser un punto indefinido en medio del pueblo con calles estrechas donde difícilmente se puede aparcar. Continúo y más adelante veo un hueco. Ahí lo planto con serias dudas. Ya sabemos del rigor de Pepe en estos menesteres y por lo tanto llamo para saber donde andan los demás.

Una vez juntos en el extremo opuesto del pueblo, Pepe me explica que hay un aparcamiento a tres euros por coche que aun siendo día laborable y no haber ni uno sólo aparcado, hay un «gorrilla» oficial del ayuntamiento que no duda en querer hacer caja a cuanto turista se precie. Y para invitar a que se utilice ese espacio, unos desalmados le han dicho a Pepe algo así como que donde está aparcado no es un sitio muy recomendable a pesar de estar perfectamente señalizado y legal. Y como el domingo pasado le rajaron una rueda en ese mismo sitio, deciden Pepe y Domingo que deben buscar otro lugar más alejado de semejantes gañanes por si fueran los autores de la miserable acción.

Con unos 22 grados salimos ya en dirección al Paular por un camino verde y frondoso donde aún el ataque del calor no ha hecho mella. Tras siete kms. llegamos a un desvío donde empieza la subida hacia el refugio de la Morcuera. Hace años que no subo esta cuesta y la recordaba mucho peor. Bien es cierto que las veces anteriores, la hacíamos como retorno al punto de partida después de habernos comido la subida desde Miraflores a Morcuera y haber bajado al valle del Lozoya.

Al tran-tran sin prisas ni calores vamos subiendo por el pinar mientras hablamos de nuestras cosas. Echamos en falta el ritmo que impone Alfredo en todas las rutas. Decidimos subir a nuestro aire, que no es necesario sufrir. Yo me encuentro perfectamente a pesar de haber estado contagiado con el dichoso bicho y de hacer tres semanas que no cojo la bici con los colegas.

Casi sin darnos cuenta estamos en el refugio y tiramos hacia la Majada del Cojo. Un recital de adultas ranas surge al paso por la carretera. No me deja de asombrar la persistencia de la vida. Se trata de un menudo charco con apenas agua que rebosa de plantas en flor y donde se amontonan los anfibios. No sé si se pelean o tratan de aparearse. Lo que tengo claro es que les queda apenas 15 días de vida porque ese agua no durará más y ya sabemos que las ranas adultas respiran por los pulmones y la piel, que ha de estar húmeda para poder vivir. Supongo que ese croar tan intenso se debe a la premura que además de servirle para respirar por los pulmones, es para buscar una pareja que perpetúe la especie en el mísero estanque y que el año próximo eclosionen los huevos que han de poner tan rápidamente como les sea posible.

Tras una breve subida, ya sólo queda bajar hasta Alameda del Valle. Pepe propone salir de la ruta de Nano y coger un camino más estrecho y menos cuidado. Yo hace años que no bajo por él y me encanta. Tiene unas vistas estupendas. Llegamos al pueblo y preguntamos a un lugareño con aspecto de comer abundantemente, por un restaurante. No hay más que una tasca. Un vulgar chigre que dirían los asturianos, regentado por una tan sombría señora como el local. Pepe trata de hacerla un par de bromas que no entiende y le deja por imposible. En la puerta, varios aldeanos tratan de mantener una jocosa conversación. Somos la singularidad del día en el pueblo. A falta de Alfredo, asumo su papel y trunco con rotundidad al ver la hora que ya pasa de las dos de la tarde.

Llegamos a Rascafría con intención de comer en Casa Juanito. La terraza está completa y esperamos a que los camareros con escaso interés nos hagan un sitio. Tras un buen rato que aprovecha Domingo y Pepe para echar pestes del poco tacto de los camareros, recuerdan las anteriores ocasiones en que se repitieron las mismas circunstancias. Así pues, determinamos que nunca más pararemos a comer en esta población.

Finalmente nos sirven, después de una larga espera, una comida muy vulgar y con poca capacidad de elección. Sin embargo, comprobamos que los camareros son agradables. Lo mejor es la sobremesa y a eso de las cinco de la tarde emprendemos la vuelta donde ya tenemos algo de atasco garantizado.

Un Magnum para acabar endulzados. Ninguno de los tres es asiduo comedor de helados, pero hoy hemos hecho una excepción

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Guadarrama-Puerto del León por Los Molinos

Ruta realizada el Jueves 12/05/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
34.4 km
888 m
43 Km Distancia Madrid
3h57'
3h30'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, con dos obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, 300 metros no ciclable, con algunas fincas privadas, zona de fotografía interesante

Participantes: Domingo, Pepe, Rufi

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Guadarrama-Puerto-Leon-invertida-2022-05-12-1.gpx
Reproductor audio crónica:

Cada vez nos cuesta más decidirnos a la hora de elegir ruta. Se supone que nuestra amplia experiencia en estas lides debería convertirla en una tarea sencilla y fácil. Pues no señor. Alfredo intentó solucionar el problema en base a los requisitos emitidos por sus «clientes«, generando un correo los lunes donde se ofrecían una serie de rutas incluidas en la base de datos que nos se habían realizado en los últimos tiempos. Pero, ¿alguien ha propuesto algunas de estas rutas? Más bien no. Y es que el correo que nos llega cada lunes es un viaje en el tiempo, entrañable e insultante a la par, que te lleva a una época en que te desplazabas más de 100 kms, te hacías 50 sobre el sillín con 1200 m. de desnivel y luego, hasta lo podías contar (bueno, ellos, que yo todavía no estaba en tan exigente grupito).

Pero voy a dejar de divagar y vamos al grano. El día previo, se propuso la ruta de los acebos de Valsaín, la del ingeniero o irnos a la Cabrera, pero finalmente optamos por la de Guadarrama al Alto del León, en la versión saliendo hacia Los Molinos. Así podríamos estar a la sombra a las horas de más sol, que estos días de mayo están dando la razón a ese calentamiento global que algunos dicen que no existe.

La llegada al aparcamiento de Guadarrama, que está cerca de la pseudo-plaza de toros, nos creo inquietud por su ambigua señalización que indicaba que estaba prohibido aparcar pero quizás no, quien sabe… Ya había bastantes coches pero pregunté a un honrado funcionario del ayuntamiento que pasaba por allí y que me respondió de una forma que me dieron ganas de darle un sopapo a mano abierta. Rufi tuvo una mejor idea y llamó directamente al ayuntamiento, donde, tras pasarse la pregunta entre varios funcionarios altamente cualificados, finalmente nos confirmaron que se podía aparcar. Con «total» confianza dejamos los coches y empezamos la ruta.

Atravesando los dominios de Miki, sin su permiso ni na de na. La maldición estaba servida.

Pepe venía afectado por la alergia, porque el aire estaba formado básicamente por polen con algo de oxigeno y nitrógeno, así que no estaba en su mejor día. Nos informó que el estaba encantado con hacer esta ruta pero que tuviésemos bien claro que era de empujar, que había un número elevado de cuestones y que nos íbamos a enterar de lo que vale un peine. La verdad es que, conociendo la memoria de Pepe, sus comentarios sembraron la inquietud en el escueto equipo que formábamos.

Atravesando prados y pradillos. Pepe nos recordaba que no todo iba a ser así…

Así, con sombríos presentimientos, atravesamos los primeros prados (Los Pradillos, Prado Largo, Prado Herrera, del Arroyo,…) en dirección a Los Poyales. Con ese nombre es normal que en ese sitio que nos encontrásemos el primer cuestón de la jornada.

Pepe pidiendo la intercesión de la Virgen del Espino para afrontar con éxito los cuestones apocalípticos que nos esperaban agazapados en la ruta

Para atajar nuestro ascenso, Pepe propuso pasar por debajo de la presa de los Irrios, que ya la teníamos muy vista y tal y tal. Como indica la música elegida para esta crónica, Fernando y yo «nos dejamos llevar» y así fue como nos metimos en un pedregal en subida lleno de agua, barro y piedras, aderezado con raíces y zarzas, que nos empujamos como unos experimentados pringaos. La subida acababa en un túnel inundado por debajo de la vía, llegando finalmente a una zona ciclable.

¡Vaya, una zona donde se puede montar! ¡Y en llano!

Pronto empezamos las subidas. La primera era un 20% muy roto y con poca tracción, que hizo que me bajara de la bici tras 2 intentos por subirla. Fernando, con su poderío y técnica, nos esperaba arriba. En fin…

Luego, llegando a la vertical con Los Molinos, empezó la subida continuada. Ya sabéis como es esto, curva para un lado, subida para otro. Y así hasta que llegas a la zona quasi-horizontal del Camino de los Lomitos, que tiene ese nombre porque te deslomas para llegar.

Las vistas desde esta pista son espectaculares. Después de tomarnos el refrigerio, seguimos en dirección al puerto. Nuestro oráculo particular, Pepe, nos avisó de que muy pronto nos encontraríamos a la derecha con el horror en forma de tremenda pista en subida. Cuando dejamos atrás la Peña del Arcipreste, en las Praderas Gordas (me encantan estos nombres tan poéticos), efectivamente nos encontramos una pista a la derecha, totalmente destrozada (parecía un cortafuegos) que subía sin piedad al Collado y al Cerro de la Sevillana (otro nombre que tiene narices…). Como no era ciclable, una vez más nos la empujamos como campeones. Pero no era mucho y pronto, por un precioso sendero, llegamos al Alto del León.

Ya estábamos arriba, pero la voz en off de Pepe, nos recordaba que todavía nos quedaban dos buenas subidas. Tan acojonados estábamos que pensamos en coger un atajo y escapar del tormento por la vía directa. Pero en algún lugar del subconsciente estaba nuestro pundonor español y, desoyendo los cantos de sirena, decidimos seguir con el track a fuego.

La verdad es que tampoco fue para tanto. Antes de lo que pensábamos, ya estábamos bajando hacia la Jarosa. El bosque estaba precioso y fue un disfrute recorrer esta última parte de la ruta.

La Jarosa estaba petada de gente. Mucho jubilata me parece que hay por ahí. La llegada a Guadarrama la hicimos a toda leche y nos plantamos directamente en el restaurante La Chimenea. Como no tiene menú del día comimos a base de tapas. La sobremesa fue muy agradable, hablando de lo divino y lo humano. La alargamos doblando los cafés y, la verdad, me dio pena que nos tuviéramos que ir. Pero así son las cosas, los días estupendos también tiene su fin.

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Cercedilla-Bola. Este año tampoco me la cuentan

Ruta realizada el Domingo 08/05/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
27.5 km
1126 m
46 Km Distancia Madrid
3h45'
3h07'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 30% de trialeras, con un obstáculo, no adecuado para temperaturas bajas, 90 metros no ciclable

Participantes: Juan, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 15.3
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Reproductor audio crónica:

Como le pasa a los toreros (no sé si los buenos o los malos), yo, la noche anterior a las grandes gestas, duermo fatal y eso mismo me ha pasado esta noche. Algunos dirán, eufemísticamente, que es respeto pero, como decía un amigo mío de Cádiz, «lo que yo tengo es mieeeo, que es más que miedo». Solo de pensar lo que se me venía por delante me han entrado pesadillas y no he conseguido pegar ojo.

Por ese motivo, a las 8:40 estaba como un clavo en la plaza de toros de Cercedilla, destrozando, con ello, el bulo, propagado maledicentemente por Alfredo, de que siempre llego tarde. A esta salida solo nos hemos apuntado Juan y yo. El resto, cada cuál más cobarde que el otro, han puesto todo tipo de excusas para evitar una ruta que es de obligado cumplimiento, al menos una vez al año. Están los que se han contagiado de Covid para no venir, los que han invitado a la suegra a comer y los que han salido corriendo a Marbella para no tener que subir a Bola.

Y si la ruta es así, que hasta genera pesadillas, alguno se preguntará por qué voy. Pues porque ahí está Juanito, que es capaz de venderle hielo a los esquimales, que es capaz de comprarle una bici a Rubén y que ya nadie más del grupo consiga comprarle una porque lo dejó tieso. Gracias a Juan hacemos cada año esta ruta, eso sí, cada vez con menos integrantes, por lo que parece. Si no fuera por él, esta subida haría años que ya no se haría. Y, claro, Juan es Juan y yo soy yo y me caliento más rápido que un Simca 1000 (cinco plazas y con nervio, como los filetes de carnicería mala) y enseguida le entro al trapo. Menos mal que este año tenía comida en casa y he conseguido negociar que, en lugar de salir desde Guadarrama, saliéramos desde Cercedilla. El desnivel es muy similar, pero la distancia y el tiempo empleado se recortan algo.

Juan, recién llegado, preparando los útiles para iniciar la gesta del día

De camino al punto de reunión he visto un montón de coches con las bicis en el techo, dentro o colgadas del oportuno porta bicis. Se me ha ocurrido pensar con cuántos de ellos coincidiríamos en la cuesta del Calvario o en la subida a la Bola. Los más listos ya sabrán el resultado.

De la ruta, poco hay que comentar que no se sepa ya porque, quien más quien menos, la ha hecho alguna vez. Subida , subida y subida desde que sales de Cercedilla hasta llegar a la Bola. Perfil claro y sin pérdida. Ya hemos destacado varias veces la subida al pino de la cadena y algún que otro cuestaco que hay que comerse hasta llegar al Calvario. Ese momento, el de la cuesta del Calvario es memorable. Nunca he visto un nombre mejor puesto que este. Si se hubiera llamado Cuesta de la Agonía, pero lo de Calvario le viene al pelo.

Hoy la ruta tenía agua, torrenteras, riachuelos y ríos a mares. Hemos pasado, sin mojarnos demasiado, dos riachuelos con mucho caudal, antes de iniciar la subida al Calvario. En esta pendiente el agua estaba presente en muchos tramos, lo cual hacía más complicada la trazada por los resbalones en las piedras y en las raíces. Juan la ha subido limpia, sin poner un pie, pero yo he puesto uno, al haberme quedado encallado y no haber podido salir, por falta de fuerza.

Juan, una vez superada la cuesta del Calvario y con la mente puesta en el próximo objetivo

En la barrera que hay en la estación del Puerto de Navacerrada, haciendo caso a Juan, nos hemos tomado un gel, pero no nos hemos comido el plátano. Yo creo que la decisión ha sido óptima, a pesar de que Juan tenía mal tomados los tiempos (pensaba que, desde allí, tardaríamos unos 40 minutos en coronar Bola), el gel nos ha dado la energía suficiente para subir sin el «empacho» del plátano.

La ascensión a la Bola es otro calvario per se y, en esta ocasión, todavía se complicaba más por los tramos de nieve con los que nos hemos encontrado en distintos puntos. De hecho, uno de esos tramos estaba, precisamente, en las curvas enlazadas que tienen mayor pendiente (24%). Como Juan iba saltarín, se ha salido del cemento, sorteando la nieve a costa de hacernos un trozo «campo a través». En fin, dificultades añadidas al ya difícil reto que implica subir Bola.

Al llegar a la parte más alta hemos tenido que empujar, porque ahí ya sí que era imposible traccionar montados en la bicicleta. Han sido pocos metros, pero hacerlos montados era imposible.

Al final, como no podía ser menos, hemos coronado los dos del Atleti y, como no podía ser menos, lo hemos dejado perfectamente alicatado, enladrillado y el solado como una patena. No hemos visto por allí ningún ingeniero ni arquitecto que nos dijera cómo había que hacer las cosas y poner los ladrillos, así que las hemos hecho nosotros mismos. Pero ha quedado bien. Si no me creéis, subid a verlo.

Obsérvese el colorido y la alegría de las franjas de las barras que jalonan el ascenso. Como no podía ser de otro modo, rojiblancas

En la bajada sí nos hemos encontrado con alguna eléctrica que estaba subiendo (así quién no) y, al llegar abajo, iniciaban el ascenso dos «carreteros». Uno ya había empezado a dar pedales, pero el otro yo creo que, desde donde estaba, se dio la vuelta al oír que había nieve arriba.

Durante la bajada hemos aprovechado para inmortalizar vistas. Subiendo bastante tiene uno con llegar arriba como para cortar el ritmo.

Si la ruta es divertida y exigente por sí, hemos cogido una variante que todavía le añade más atractivo. Se trata de un tramo que hemos hecho algunas veces, la mayoría de bajada, como hoy. Se trata de un sigle track que acaba en una trialera de bajada. Hoy, como íbamos sin track, nos hemos equivocado y lo hemos hecho más largo, descubriendo algunos senderos y bajadas que merecen mucho la pena.

A las 13:00 estábamos en los coches, con los deberes hechos y el orgullo por las nubes. Ruta corta en distancia pero muy exigente. Como decía Juan, en diferentes puntos del trayecto, los descansos se hacían al 10%.

Este año tampoco nos la cuentan.

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Manzanares El Real – Cerceda

Ruta realizada el Jueves 05/05/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
48.8 km
561 m
37 Km Distancia Madrid
3h45'
3h22'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Pepe, Rufi

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Manzanares-Cerceda-El-Ocho-2022-05-05.gpx
Reproductor audio crónica:

No sé qué pasa que cuando hacemos las rutas Pepe y yo siempre acabamos yendo los dos solos, como las parejas de hecho. Hoy, el que no tenía una cosa, tenía otra y, una vez más, hemos vuelto a salir los dos.

La ruta la había elegido Pepe para que pudiera venir Mario y reencontrarse con la bici pero, al final, se ha rajado. Es larga y sencilla, sin trialeras ni zonas complicadas pero, no por ello, deja de tener su atractivo.

Al llegar yo Pepe ya estaba listo. Me ha preguntado por qué había llevado las botrancas, pero el tiempo me ha dado la razón. Salimos de Manzanares el Real en dirección a Soto del Real, por el camino que rodea el embalse. Lo primero que hicimos fue vigilar el negocio familiar porque ya se sabe aquello de que el ojo del amo engorda el caballo.

Todo en orden en el negocio. Podemos seguir la ruta

El sendero que rodea el embalse es divertido y hoy más, ya que estaba espolvoreado de riachuelos, charcos y arroyos que alegraban y hacían más selectiva la ruta.

Efectivamente, Pepe, que no se había traído las botrancas, rehusó y se fue por la carretera para salvar el obstáculo

La treta de Pepe de salvar los ríos por el procedimiento de salir a la carretera no siempre era posible y, varias veces tuvo que poner pie a tierra (o pie a agua) para cruzar

Al terminar el sendero enfilamos por la carretera M608 para enganchar con el carril bici. Yo pensaba que íbamos a ir por el carril hasta Colmenar, pero nos hemos desviado, aproximadamente, en la mitad de la subida, iniciando una serie de pistas más anchas y con una ligera pendiente que nos llevaría hasta Matalpino.

Aunque no hayamos disfrutado de las maravillosas lluvias de abril, porque ya estamos en mayo y porque las lluvias se las reservamos a Félix, sí hemos abusado de la abundancia de naturaleza, campo y buen tiempo. Gracias a la «pertinaz sequía» de las últimas semanas, los arroyos y los ríos bajaban a tope, adornando todavía más el paisaje.

La subida es bastante llevadera, aunque, al final, se van sumando metros. Véase la referencia ciclista del nombre de la finca que está al final de una de las subidas de la ruta que tenía una pendiente importante. Aunque no había trialeras, la subida invitaba a poner el 1:1

El platanito nos lo hemos apretado al llegar a Matalpino, después de hacer un tramo de subida técnica que, como bien dice Pepe, Nano el Flojo no perdona ni una. Con mi habitual destreza he colgado la monda del plátano en las ramas de un árbol. Como bien dice Pepe, la cosa no tiene mucha importancia porque el personal no sabe mucho de frutos.

Nano el Flojo denomina esta ruta como «el ocho» y el nombre es muy adecuado. El lazo lo hace en un punto que hemos recorrido varias veces porque es el camino que lleva hasta el Boalo viniendo desde Manzanares. Sin embargo, esta vez hemos bajado por una trialera sencilla por la que, al menos yo, no creo haber ido nunca. Probablemente Félix haya pasado, por la proximidad de la zona al Boalo. En cualquier caso, merece la pena y, en estas épocas del año, está llena de single tracks y vegetacion.

La vuelta a Manazanares la hemos hecho por el sendero trialero que es paralelo a esa subida odiosa que tantas veces hemos transitado. La bajada es muy divertida y te permite soltar los frenos y disfrutarla.

Hemos llegado a Manzanares después de habernos cascado unos 50kms y con las piernas suficientemente «adobadas». Por tanto, misión cumplida y Pepe saltarín

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Torrelodones-Hoyo de Manzanares ¨Corta¨

Ruta realizada el Domingo 01/05/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
33.9 km
733 m
26 Km Distancia Madrid
3h32'
3h06'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 30% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 20 metros no ciclable

Participantes: Alfredo, Juan, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 22.1
Descarga ruta: Torrelodones-Hoyo-de-Manzanares20220501.gpx
Reproductor audio crónica:

Como todos los días que quedamos para hacer esta ruta, nos citamos en el polideportivo o campo de fútbol Julián Ariza, pero en esta ocasión está hasta la bola y tenemos que adentrarnos un poco más hacia el interior.

 Tras los saludos pertinentes, Alfredo y Fernando salen escopetados a tomarse el cafetito exprés al Rincón de Juan, qué casualidad y, claro, el regalo también exprés de Fernando.

  Con esta mañana tan fabulosa dudamos, no entre chaqueta gorda o fina como en otras ocasiones sino, entre si crema solar nivea o isdín.

  Arrancamos la ruta en dirección contraria a como habitualmente la terminamos, es decir, bajando por un sendero muy sinuoso en el que hay que ir muy atento porque nos pilla muy fríos para disfrutarlo como se merece.

  Los caminitos de aproximación al bosque de Torrelodones están con la vegetación exuberante y pronto nos damos cuenta que vamos a acabar la ruta llenos de arañazos porque los caminos se han quedado bastante estrechos.

  Por supuesto, no nos libramos del momento triscada por culpa de una escaleras.

Es un día en el que, a pesar del calor, no vienen mal las botrancas porque constantemente atravesamos charcos y riachuelos.

 Las lomas no tardan en aparecer y empiezan a ponernos a prueba nuestra técnica. Fernando es el único en subirse la primera gran rampa con surcos, piedras y peraltes. Menos mal que la idea era ir al tran tran porque Alfredo está saltarín y pone un puntito extra a la marcha. Es un terreno que no te da tregua. Las constantes subidas son duras, pero no menos exigentes se hacen las bajadas en las que tenemos que estar muy concentrados.

 La paradita platanera la hacemos en un mirador al que se han cargado por meterle una caseta de vigía que rompe con la frescura del entorno.

Es el lugar apropiado para la foto 360º.

Mirando hacia las cumbres nevadas nos acordarnos de las periodistas que, en sus crónicas de frío, se muestran lanceras como Fer con su verga quijotiana.

  Nos queda justo la mitad del recorrido y estamos disfrutando como enanos, eso sí empieza a notarse los esfuerzos de tanta rampa y hay que dosificar las energías.

Llegamos a Hoyo de Manzanares y todavía resuenan los gritos en arameo de los paisanos, por una cruzada de carretera de Alfredo, ¡chicos, estaba todo controlado!

Las calas nos vuelven a jugar una mala pasada, en este caso es Fer el que sufre en sus carnes la caída por no salirle a tiempo el pedal. A Félix el año pasado, creo aquí también, le pasó lo mismo, ¡ya es casualidad!

 Salvo una loma extra, Alfredo nos vuelve a dar una masterclass de cómo interpretar los bucles del gps y nos guía a la perfección todo el recorrido. ¡Y al tran tran!

 Y como estaba programado, antes de las 13h en los coches para que las comidas familiares se lleven a cabo y no haya vetos que cumplir para el siguiente finde.

 Echando en falta al resto del team se acaba el fantástico día de bici que hemos podido disfrutar.

no se ha informado el video

Abrazos y besos.

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Aravaca-Escorial

Ruta realizada el Viernes 29/04/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
45.6 km
679 m
8 Km Distancia Madrid
4h35'
4h11'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Pepe

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Descarga ruta: 2022-04-29-0957__20220429_0957.gpx
Reproductor audio crónica:

Tenía ganas de repetir este recorrido. Es la tercera vez que lo hago. La primera hace unos 15 años, con Gustavo, cuando estrené la Orbea anterior. No fue exactamente el mismo trazado, ese ya no lo tengo y me gustaría. Lo importante es que lo terminamos con un pantagruélico cocido en el Charolés. Probablemente el más bestial que he comido en mi vida. Tuvimos que pasear un rato antes de subir al tren de vuelta para que se “colocaran” los garbanzos y no montar una escenita.

La segunda vez hice la ruta solo, yendo por el lado Sur de Valmayor y entrando a El Escorial prácticamente desde Zarzalejo. Es algo más dura y más larga.

Hoy ha sido la tercera, aprovechando un track de wikiloc, de un figura que se la hizo de ida y vuelta. Como para acabar con el culo como un mandril.

Hemos empezado la ruta desde mi casa, a eso de las 10h, que no nos espera nadie y no hay que forzar.

La primera parte es cruzar Pozuelo aprovechando los parques y llegar hasta Majadahonda por el Monte del Pilar, un paseo. En esta época me gusta fijarme en un charco que se llena de renacuajos. No es muy grande ni muy duradero, no asegura que puedan desarrollarse ranas completas ¿quizá sapos?, pero todos los años se repite el intento de la naturaleza de “hacer” vida donde casi no la dejamos hueco.

De Majadahonda se sale pronto y bien por un camino de los de CYII. Bajada hasta el Guadarrama casi todo el tiempo. Es curioso que se llame Majadahonda el pueblo, cuando está más alto de todos los de alrededor.

Prácticamente en línea recta llegas hasta el río y de ahí remontamos por la margen izquierda. Sigue la charla y el pedaleo distendido. No vamos despacio, pero sí relajados.

El sendero hasta el puente de Hontanares está precioso ahora. Florece todo, las moscas no han llegado aun y la humedad es la justa para sortear algún charco sin agobios. Inmortalizamos el momento junto al puente por cortesía de unas colegialas adolescentes que nos retratan. Allí andan de enredo y vacile. No sé que excusa se habrá inventado el profe para abrirles la puerta y sacarlos al campo, probablemente que le tienen hasta los cojones, que el curso se acaba y que mejor se vayan a coger flores y vuelvan con una redacción.

Seguimos a lo nuestro, ya de manga corta y plátano consumido. Ahora ya sí toca emplearse, darlo todo en la subida a Colmenarejo, que enlaza rampas continuas por la cañada del Retamar, para superar eso que llaman “el paredón”. Es una putada de pista con tramos del orden del 20%, con un firme algo roto y puntos en los que me sube la tensión sanguínea a la cabeza como la quisiera en otros sitios. Sí, coronamos, sí, no me bajé, pero no merece la pena dar más detalle de lo sufrido.

Luego Colmenarejo. Buenos recuerdos para Domingo, que vivió allí unos años. Dice que el pueblo ha crecido y efectivamente compruebo en el INE que desde el año 2000 han multiplicado por 2,2. Ahora son cerca de 10.000 almas.

Nos vamos hacia Valmayor. La ruta pasa el pantano por ese puente peatonal que nos cerraron, así que hay que improvisar variación y cogemos la más fácil: el arcén de la carretera.

Por aquí ya conocemos todos el camino, es ese sendero serpenteante junto al pantano y su subida hacia la vía del tren, una gozada en esta época.

Las dehesas que nos quedan hasta el destino están espléndidas y mi culo escocido, así que agradezco la llegada al bar de la estación y la comida relajada. Después vuelta en tren a casa por menos de 4€. Creo que hay que explotar más este recurso, hay muchas rutas que podrían hacerse de una estación a otra. Queda ecológico y europeo, muy cool. Si encima vas leyendo algo en plan gafapasta, como para subirlo al «insta».

Como siempre, la medición de la ruta con el teléfono no es muy fiable, pero os aseguro que nos vamos serviditos.

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Ruidera Norte

Ruta realizada el Viernes 22/04/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
48.9 km
584 m
175 Km Distancia Madrid
4h12'
3h14'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, con muchas fincas privadas, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Gustavo

Mas detalle ruta

Temperatura media: 11.6
Descarga ruta: Ruidera-Ruta-Norte-20220422.gpx
Reproductor audio crónica:

Nuestro último día en Ruidera no tenía buenos presagios. El día anterior habíamos sacrificado una cabra y tenía las entrañas negras, con una anotación de la AEMET en su interior que indicaba que lo llevábamos claro.

La noche no hizo más que confirmar tan siniestro pronóstico y el sol salió de su escondite pasado por agua. Sin embargo, durante el desayuno la lluvia se detuvo. Está claro que somos caballeros de fortuna (como los del libro de Luis Landero).

Como siempre, con una puntualidad germánica, quizás pelín exagerada, estábamos a las 9 listos para comenzar nuestra última ruta por estas tierras.

Salimos del pueblo de nuevo por el Hundimiento, en dirección noroeste, hacia unas pequeñas lagunas (la Coladilla, Cueva Morenilla y del Cenagal).

El Hundimiento se refiere a una pared caída que provoca la cascada. En este pueblo son muy exagerados.

Desde el primer momento, en vista del cielo amenazante, le dimos cera a los pedales y comenzamos con un ritmo frenético, difícilmente soportable para cualquier otro mortal (si ya lo sé, parece que somos del universo Marvel, pero da dramatismo a la narración).

Gustavo fotografiado a alta velocidad en plena curva

El recorrido transcurría al principio muy cerca las lagunas, paralelos a un canal, que debido al día gris, no mostraban el precioso color azul que nos cautivó el día anterior. Pronto dejamos la lagunillas y nos topamos con el embalse de Peñarroya.

El camino era sencillo, entre encinares y siempre vigilantes por si podíamos sorprender a alguna grulla o garza. Vimos alguna águila sobrevolando los humedales. Íbamos distraídos en estas cosas cuando, de repente, el track giró 90 grados a la izquierda y nos comimos un bonito cuestón bastante largo. Bueno, quizás no fue para tanto, pero la falta de costumbre…

¡Como nos quedamos después de la subida. Se nos fue la color y tooo!

En lo alto de la cima nos encontramos un extenso páramo, lleno de encinares y fincas explotaciones de almendros, viñedos y algún olivar. El cielo amenazaba lluvia y escuchamos una explosión que supusimos que podría tratarse de un caza de la base de Los Llanos superando la barrera del sonido. Así que volvimos a darle caña para alcanzar nuestro objetivo del día, el castillo de Peñarroya.

Antes de lo que nos esperábamos, llegamos a un punto desde el que había una vista espectacular del castillo objeto de nuestra ruta. Aprovechamos la parada y nos comimos nuestro platanito (lo suyo hubieran sido unas migas pero…).

No nos poníamos de acuerdo. Unos querían entrar al castillo, otros alegaban excesivo desnivel para afrontar semejante gesta, otros querían volver para comer, que nos íbamos a mojar… Al final, alguien tiró para adelante ytodos le seguimos, acabando de rondón dentro del castillo, eso sí, después de una subidita bastante asequible, a pesar de su mal aspecto inicial. Mereció la pena este castillo del siglo XII-XIII, con su virgen y todo.

Después de tomar un refrigerio al lado del castillo, retomamos el camino. Nos pusimos en plan creativo y modificamos el track preestablecido. Incluso intentamos atajar siguiendo el mapa de Oruxmaps Y claro, nos encontramos con una finca que nos cerraba el paso. Al menos lo intentamos, pero en un lugar donde todo es propiedad de alguien, es difícil avanzar porque aquí sí han conseguido ponerle puertas al campo.

Pronto retomamos el track original y volvimos a coger la velocidad «infernal» de siempre.

La cosa es que el tiempo se estaba poniendo de nuevo amenazante. El track nos llevó a una comarcal, la CM-3115, donde nos enfrentamos a un viento de cara de lo más agradable, excelente para el cutis. Ya quedaba poco pero no teníamos todavía claro que no nos fuéramos a mojar. Ya era un tema de orgullo.

Pero estaba claro que estábamos de suerte. Llegamos a Ruidera sin problemas. En nuestro hostal (La Noria) estaba Juan para recibirnos. Limpiamos las bicis, a nosotros mismos, y nos fuimos a comer al restaurante Victoria, donde encontramos sitio de chiripa.

Durante la comida empezó a llover. Ya teníamos los coches cargados y, después de un café, salimos en dirección a la capital. El camino de vuelta lo tuvimos pasado por agua. Mientras conducía, respiraba aliviado. Nos habíamos librado por la campana. Una vez más habíamos desafiado a la AEMET con éxito.

Han sido tres días estupendos en los que las Lagunas de Ruidera nos han sorprendido muy gratamente.

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