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Soto-Chorrera de Miraflores-Mirador de las Buitreras

Ruta realizada el Jueves 29/12/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
33.9 km
896 m
38 Km Distancia Madrid
4h08'
3h21'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Temperatura media: 7
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Reproductor audio crónica:

Última ruta de la temporada 2022, donde además hicimos un amago de comida de Navidad.

La ruta comienza en Soto del Real que nos recibió con un espectáculo navideño sin igual con las muñecas de Famosa dirigiéndose al portal y los camellos/avestruces de los Reyes Magos.

Por cierto, Pepe y yo estábamos pensando en llamar a Irene Montero, ya que todas las que estaban lavando en el río eran mujeres y mientras el heteropatriarcado estaba sentados con sus camellos hablando de sus cosas. Un escandalo.

Pepe y el que escribe, como es costumbre, nos tomamos un cafecito previo a la salida mientras Domingo y Félix terminaban de acicalarse. Rufi como no podía quedarse a comer al final se rajó. El ventero nos recibió con cara avinagrada y sin darnos cuenta nos movió las bicicletas de su terraza al exterior para que no molestase a su concurrida clientela consistente en una chica sentada en un rincón de la terraza.

Una vez reactivados Pepe y yo nos juntamos con Félix y Domingo e iniciamos la ruta cuya primera parada era la chorrera de Miraflores. Domingo aunque nos avisó (sin llorar) que tenía la rodilla afectada no se quejó en toda la ruta.

El camino hacía la chorrera era toda en subida por una zona conocida con todas las hojas ya en en el suelo, pero como novedad pillamos unos ciervos.

Finalmente llegamos a la chorrera que esta vez tenía abundante agua y no había nadie molestando en las fotos. A petición de Pepe se inmortalizo el momento en 3D aunque a alguien se le salió el plátano.

Tras múltiples fotos en la chorrera nos dirigimos al mirador de las buitreras por la hoya de San Blas. El día se presentaba nublado con un ligero chirimiri. Fue ponernos el chubasquero cuando paro de llover .

El campo estaba espectacular y según subíamos las nubes se quedaban abajo. Nos resultó curioso la cantidad de nidos de orugas en los pinos y como algunas de ellas estaban ya en fila por la carretera.

Finalmente llegamos al mirador de la buitrera y el espectáculo no defraudó.

La vuelta desgraciadamente había que hacerla por el mismo camino hasta un desvío por un sendero que Pepe y Domingo evitaron por la rodilla y posibles multas. Félix hizo un amago pero no pudo evitar acompañarme. El senderito acababa en un cortafuegos con un pendiente pronunciada, pero las ruedas agarraban muy bien y se bajó cómodamente excepto por algunos arboles caídos.

El resto de la ruta ya era cuesta abajo por senderos y caminos con vistas al embalse de los Palancares

y el camino que nos lleva de vuelta a Soto del Real. llegamos justo a las 14:30 a la hora que habíamos reservado y justo nos encontramos con Juanlu que vino a comer con el grupo.

Encadenamos las bicis en un parque a la vista. Menos mal, porque pasaron los quinquis de Soto y Pepe rápidamente les avisó que les estábamos vigilando y renunciaron ir mas lejos.

La Mesonera era muy simpática, pero los entrecots de la Sierra de Guadarrama no eran especialmente comestibles y los cambié por un solomillo como Félix y Domingo. Pepe hizo de tripas corazón y engulló su entrecot, a pesar de ser de la misma opinión.

Bebimos cerveza, sidra y vino y celebramos que un año mas hemos posido salir todos juntos a montar en bici.

¡Feliz Año Nuevo a Todas!

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Colmenar Viejo – Dehesa de Navalvillar, momentos brumosos

Ruta realizada el Jueves 22/12/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
35.2 km
755 m
26 Km Distancia Madrid
3h29'
3h08'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, con dos obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, con algunas fincas privadas, zona de fotografía interesante

Participantes: Domingo, Félix, Mario

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Colmenar-Viejo-dehesa-de-Navalvillar-2022-12-22-1v2.gpx
Reproductor audio crónica:

Como diría Fernando, continuamos con la pertinaz sequía que nos azota desde hace un mes. Hoy no nos enfrentamos a una cortina de agua si no a una niebla que traslada Old Apiary (Colmenar Viejo para los castizos) a Escocia, más exactamente a una de las escenas del «Perro de Baskerville» en medio del páramo de Devonshire. Como viene siendo habitual últimamente, estamos en cuadro y sólo tres solitarios Watsons se atreven a afrontar esta mañana los riegos del camino.

Después de una serie de incidentes eléctricos que afectan a Félix, conseguimos salir bastante cercanos a la hora prevista. Desde las cercanías del cercanías, Mario nos enruta dirigentemente a la ruta. No en balde se trata, una vez más, de una «ruta mariana». Me había prometido que iba a ser un paseo porque temía por mi rodilla que últimamente me ha estado dando guerra. Y más o menos lo cumplió aunque en algunos momento no lo pareció.

Así que, que después de bordear el «polínglono» de Tres Cantos, nos dirigimos hacia el norte por el carril bici para adentrarnos en la niebla, que es lo que vimos durante la mayoría de la ruta.

Se supone que pasamos por sitios tan chulos como el Prado de la Doctora y Navalahija, pero no lo podría jurar. Incluso pasamos al lado de unos antiguos estudios de cine, cerca de la Talanquera de San Pedro, donde se grabaron grandes producciones norteamericanas como Alejandro Magno, Espartaco, Orgullo y Pasión, El Cid y otras superproducciones. Buen sitio para rodar grandes batallas, con el Pico de San Pedro de fondo, haciéndolo pasar por el Vesubio, Los Pirineos o Los Alpes, según las necesidades del rodaje. Tampoco podría asegurar que el Pico San Pedro siguiese allí, porque verlo no lo vimos.

Siguiendo con los aspectos culturares de la ruta, nos encontramos con unos yacimientos de un poblado del siglo VI d.C. porque pasamos a 10 metros, que si no….

Rodeamos el Alto de las Minas por una zona donde perdimos el sendero. El track nos llevaba de cabeza a un muro de piedra, y como somos gente que se deja llevar, ahí que nos ves violando la propiedad privada.

Esta zona fue la más durilla de la ruta. Me empezó a molestar la rodilla pero, siguiendo las sabias indicaciones de Mario (recopiladas en su libro «Como abordar una ruta mariana y no morir en el intento; ediciones Machacantes)», subí ligeramente el sillín y fue mano de santo.

Pasando cerca de una zona llamada El Pecado Mortal, vete a saber porqué, nos llamó Juan Luis, con el que habíamos quedado para comer. Era evidente que ya llegábamos tarde, así que aceleramos un poco el ritmo, más que nada porque era bajada.

Por fin la niebla desapareció (a buenas horas…), mostrándonos Colmenar Viejo en todo su esplendor. Lo atacamos por el sur, paralelos a la M607 hasta llegar de nuevo al «polínglono» donde nos internamos deseando ya llegar. Después de rotondas, avenidas y pasos de cebra llegamos hasta el restaurante donde habiamos quedado con Juanlu, el Lamadrid. En tan señaladas fechas estaba hasta la bola, y como no habíamos tenido la precaución de reservar, nos encontramos compuestos y sin novio. Además Mario no se podía quedar por compromisos de última hora, así que descartamos buscar otro lugar en aquel lugar tan escaso de recursos. Por lo menos vimos a Juanlu, con el que estuvimos un rato, contándonos las últimas novedades, hechos y sucedidos.

Santo cielo, que pintas…

En fin, cosas de la Navidad. Cada mochuelo volvió a su olivo y yo me metí un cocido casi a las 4 de la tarde que me sentó como un tiro. Pero a pesar de todo valió la pena porque llevaba 3 semanas sin salir, entre unas cosas y otras. Necesitaba sentir el aire y ver a los amigos, y esto lo tuve con creces.

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Soto del Real – ermita Remedios – Hoya San Blas

Ruta realizada el Domingo 18/12/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
38.1 km
805 m
37 Km Distancia Madrid
4h03'
3h08'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Félix, Pepe

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Reproductor audio crónica:

Después de una ruta así llegas al coche con algo de frío, el barro te roza en las ingles tanto como en el desviador y, eso sí, una sonrisa tonta, de esas de niño pequeño, que no sabes por qué, que no puedes atribuir a nada concreto, pero ¡joder cómo estaba el campo!

Habíamos bajado derechitos, soltando freno y pisando charco, levantando piedras y espantando paseantes. No recordaba yo lo largo que es este tramo.

La velocidad nos impidió contemplar en detalle el embalse de los Palancares, aunque casi mejor, porque Félix se para con todo, le distrae la cosa más tonta, cuando sacas a los niños de casa, es lo que tiene. Me dio la sensación que se reflejaba el cielo sobre la superficie lisa, con un espejo de mercurio, de esos de los que fardaban los Omeya.

Acababa de despejarse el camino, justo al salir del pinar de la Hoya. La pista es lisa, con pedernal pequeño suelto, poca luz y mucha humedad. Discurrimos por un túnel rojizo con luz al fondo, como saliendo de algo.

…en busca de la luz

No habíamos hecho la trialera esa que sale a la casa, con lo que tampoco fue necesaria la subida de la primera mitad del puerto de Morcuera ¿por qué? ¿por la hora? Era tarde, sí, ¿por pereza? También incluso más que por el retraso. Así que le quitamos tres o cuatro kilómetros al trazado original y algo de desnivel. No lo echamos en falta, llevábamos suficiente.

La subida desde la gasolinera de Soto por la pista del Jacarandá coincide con el surtido de paletos domingueros que bajan en coches gordos y “fragonetas”. No sé cómo se aventuran, con el día tan feo que hace y lo bonita que esta la tele en estas fechas. El consorte juraba que era una pista nueva, os lo prometo. Lo que hace la niebla no lo consigue ni el vino.

Si que había algún tramo nuevo en la parte anterior, al otro lado de la carretera de Miraflores. No mucho, pero sí algún detallito curioso. Prados muy verdes, arroyos que lo mojan todo y alguna panda de ciclistas en sentido contrario. También motos en un par de puntos. Lo menos diez tíos viejos con motos gordas, que se acojonaron bajando una senda complicada y dejaron un tufo de humo horrible que nos comimos de subida ¿dónde están ahora los civiles? Tiene cojones que tengan los güevos de meterse en un sitio así y que se vayan de rositas. Es vergonzoso.

Resulta que pegadito a la FAMET está la ermita de Nuestra Señora de los Remedios. Hemos pasado por allí en repetidas ocasiones, pero no habíamos entrado nunca. Como estamos casi empezando y no reparamos en las pérdidas de tiempo, hacemos una visita detallada, por dentro y por fuera, con fotos, de la construcción y el entorno, de la necrópolis visigótica anexa y sus moradores, parloteo con las excursionistas (no son visigodas) y seguimos camino.

Veníamos de una subida procurando buscar el sendero, que el pequeño tramo de carretera que indicaba la ruta era peligroso por la niebla.

Nos estaba viniendo bien la cuesta, que íbamos todavía fríos, nos faltaban grados. Acabábamos de recorrer algún camino nuevo, por debajo del AVE, junto al presidio, por el puente del tren antiguo, parajes abiertos que la niebla hace diferentes, borrosos, con un cierto misterio por aquello de la soledad. Los ciclistas con los que coincidimos se dibujan de forma curiosa, limitados pero no definidos, como define Spinoza al hombre.

Al ser solo dos, la arrancada es más rápida, menos preparativos. Poniéndonos la braga y los guantes comentamos con el chaval que aparcó cerca de nosotros: cuidado hoy en la bici de carretera, no os vaya a barrer un coche. Esperamos que les haya ido bien.

Llegamos casi a la vez al aparcamiento, una meada justa de diferencia. Joder qué niebla y qué frío. Al aproximarnos por la carretera ya se veía que nos íbamos a meter dentro del mar de nubes. Venga, vamos a ello que hoy rodamos los dos solos.

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Tres Cantos y cuatro jinetes

Ruta realizada el Sábado 10/12/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
34.9 km
532 m
20 Km Distancia Madrid
2h38'
2h18'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, con algunas fincas privadas

Participantes: Alfredo, Félix, Pepe, Rufi

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Temperatura media: 9.4
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Hacía un mes que no salía a montar con los colegas. Entre la fractura del brazo de mi chica, un viaje, la baja del gimnasio y las lluvias pertinaces, las mantecas se acumularon como las de la pularda que me había zampado dos días antes. Hay que salir como sea y aprovechar la ventana de anticiclón que se aproximaba para el sábado. La noche anterior ha llovido con intensidad y las probabilidades de encontrar charcos y mucho barro son altas. Después de barajar distintas opciones decidimos hacer una sencilla y con mucha pista e incluso asfalto. Además está cerca por si el parte meteorológico sale rana. Así que a Tres Cantos.

Me despierto a las 6:30. Desayuno y me pongo a hacer bricolaje con un cajón de la cocina que se ha roto. Hago tiempo revisando también la bici. Salgo demasiado pronto. Estoy llegando con más de un cuarto de hora de antelación al punto de recogida de Alfredo. Me paro en el semáforo de Manuel Becerra y con el móvil pongo un whatsapp para avisarle. Me pita un coche que está en paralelo y es la Policía Municipal. Me sonríe con gesto de «pero que haces con el móvil conduciendo». Le hago un saludo con la mano abierta con cara de inocente. Se sonríe más. Suelto el móvil y vuelvo a pedir excusas con la mano. Creo que les ha llamado la atención la bici que va en la baca. En general, se puede decir que la Policía Municipal y la Nacional son personas muy educadas, condescendientes y amables. A veces demasiado con quienes no se lo merecen. Yo no valdría para ese trabajo.

Aparece Alfredo con cara de sueño casi inmediatamente. Llegamos veinte minutos antes y como hace buena temperatura aprovecho para limpiar la cadena y engrasarla. Llega Rufi a quien suponía de viaje. Al poco Pepe reclamando: «que sea la última vez que llegáis antes que yo».

Decidimos hacer la ruta a la inversa para evitar la bajada inicial que siendo de poco desnivel podría suponer un extra de frío. Y de paso, lo vemos con otra perspectiva. El paisaje está muy verde y húmedo. El olor a campo mojado nos agrada. Unas vacas con sus terneritos dan color a un campo vallado y Pepe me reclama la primera de las fotos.

El terreno es llano salvo algún que otro resalte, que me hace recordar que no estoy en mi mejor forma. Me duele el cuerpo del pádel del día anterior y de unos estiramientos que hice hace un par de días. ¡Qué desagradecido es el organismo! Basta que dejes la rutina de ejercicio por un breve espacio de tiempo para que retrocedas vertiginosamente.

Llegamos al vertedero y me sorprende la baja densidad de aves. Dice Pepe que los buitres no han salido porque hay niebla. Yo lo dudo. Más bien pienso que se debe a que no ha habido tanta recogida de basuras por los festivos de esta semana y están desabastecidos de alimentos. Apenas hay unas pocas cigüeñas en sus nidos y atalayas, algunos milanos y garzas. Lo que sí hay es un olor a mierda que aturde y que se acumula en la zona de subida. Me lo trago con la boca abierta como una trucha fuera del agua. Rufi propone que bajemos de nuevo y nos comamos allí el plátano o que salgamos echando hostias. Por unanimidad aprobamos esta segunda opción.

Lo que queda es básicamente llaneo y bajadas. Vamos conversando sobre lo humano y lo divino haciendo suposiciones sobre quienes harán mejor papel en el Mundial de fútbol de Catar. Nadie apunta que Marruecos puede eliminar a Portugal, como sucedió unas horas más tarde. Lo que está nítido y manifiesto es que como espectáculo, se va pervirtiendo y cada vez más, aburre el dichoso tiki-taka que tanto éxito dio a Guardiola. Luis Enrique «Aburrique» ha tratado de copiarlo desastrosamente con unos jugadores que no tienen ni de lejos la calidad del Barça de entonces. El resultado es que nos ha aburrido hasta el letargo y su merecida destitución la celebramos aquellos que nos gusta el espectáculo más que el mero resultado.

Sólo queda subir hasta el tanatorio de Tres Cantos y coger el carril bici para llegar a las 12:20 al coche.

Proponemos tomar una cerveza; pero Alfredo y Rufi declinan, así que limpio el barro de la bici y para casa. Hoy Alfredo come a su hora habitual.

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Casa de Campo – Boadilla

Ruta realizada el Jueves 01/12/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
54.9 km
589 m
3 Km Distancia Madrid
4h03'
3h35'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Alfredo, Pepe, Tomas

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Temperatura media: 11.3
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Pues no lo voy a contar muy largo, porque tampoco da para ello, pero el caso es que salimos, rodamos, disfrutamos y volvimos.

Hoy la ruta viene mareada y, con su mareo, se resolvió de forma cercana. Las razones dan igual, de hecho, ahí tenemos el proyecto de ley de cuidado a familiares para que cada uno se tome unos días dedicados a los suyos.

Quedamos a las 10h en el puente del rey para tomar un café y, ya que estamos, montar en bici.

Del café destacamos que Tomás montó en bici con su hijo y que Alfredo está subsumido en el proceloso mundo de la administración pública.

Salimos cuesta arriba y por la sombra para cruzar la casa de campo. Da gusto los días laborables: fresca, despejada, dispuesta para los yayos.

Hay menos charcos y más verde, el follaje bien, gracias, las cuestas del tirón y la salida, por ese endiablado barrio que siempre obliga a tomar las calles en dirección contraria.

No se queja nadie, así que yo sigo y tiro. Me aprovecho de que no hay ruta y soy yo el que conoce el recorrido ¡qué lujazo eso de ir delante, que no te ganen!

Para remontar el campo de retamas hasta la M-40 elegimos alguna variación, algún sendero, pero nada destacable, pues es un sitio despejado y todo te queda a la vista, no es como el Ikea, que mantiene el misterio de los pasillos sin permitirte ver lo que te pierdes, o de lo que te salvas….

Llegamos y cruzamos la autopista. Vistas de Madrid y más campo por ambos lados. Era el momento de decidir si visitamos el Guadarrama (muy recomendable), si pasamos por Villaviciosa o si nos conformamos con lo fácil. Bueno, hemos salido tarde, asumimos que se puede comer en casa y no veo mucho ánimo de hacer méritos, aunque ninguno nos negamos en redondo, parece suficiente el recorrido corto.

Con esta idea en mente, nos dejamos caer a palacio, que esta vez encontramos en plena efervescencia, están todas las fuerzas públicas del ayto. de Boadilla, con sus pertrechos para la nieve, sus maquinitas, sus palas y la leche de artilugios relucientes. No sé si nevará, pero ellos dejan claro que preparados, están.

Aprovechamos el descuido de los servidores públicos para colarnos de rondón en el palacio y hacernos alguna foto. Oye, tú, está chulo, lo han puesto estupendo, los salones, los techos, la iluminación; todo limpísimo. Merecería la pena hacer una visita completa.

Ahora ya tiramos al monte, más que monte, jardín, pues lo del bosque de Boadilla es una chulada, más idílica que salvaje, casi urbana, con unos árboles grandes y saludables, de diseño, que se note que el ser uno de los ayuntamientos más ricos de España no se queda en las personas, ni siquiera en la fauna ¡llega a las plantas! hermosas, mimadas y admiradas como el culo de las Kardasian.

Saliendo del bosque nos ponemos en Majadahonda, con todo el desnivel serio superado.

Nos vamos dejando caer tranquilamente por el monte de El Pilar, o el Pinar de los Oriol, o pinar de El Plantío, que de todos modos se conoce.

Cruzamos Pozuelo y nos ponemos de nuevo en la Casa de Campo. La ruta queda superada y cada mochuelo a su olivo. Bueno, hubo muchos que se quedaron en el nido ¡otra vez será!

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Cercedilla-Collado Mediano y los últimos de Filipinas

Ruta realizada el Domingo 27/11/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
34.7 km
601 m
47 Km Distancia Madrid
3h53'
3h05'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Alfredo, Pepe

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Temperatura media: 12.3
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Dia excepcional y ruta entretenida a la que solo asistieron los mas valientes. El Catálogo de excusas esta vez ha sido variado:

  • Estoy mas perro que niebla
  • Tengo un catarrito y me tienen que echar Vicks VapoRub al pechito
  • Prefiero irme de viaje con el Imserso
  • No se, no contesto

Pues que sepáis que os habéis perdido una ruta divertidísima con exposición arqueológica incluida y un tiempo ideal para montar en bici.

La verdad es según nos acercábamos a Cercedilla la temperatura de 0º no presagiaba nada bueno, pero fue llegar a Cercedilla y el tiempo cambió. De hecho, tuvimos que usar guantes cortos a la media hora de ruta.

Pepe y yo, como es tradición, nos tomamos un cafetito con cruasán en la cafetería Minerva para empezar la ruta con alegría.

La ruta se dirige a Collado Mediano pasando por el embalse de Navacerrada y volviendo por los Molinos. En la versión extendida pasa por el camino del agua de Cercedilla, pero al ser domingo y estar prohibido omitimos esta última parte, por lo que nos salió una ruta muy relajada.

El espectáculo de follaje era del gusto de Félix y el campo estaba verde como nunca.

Camino a Navacerrada nos encontramos a un ternerito mamando en mitad del camino. Pepe no se fijó en el detalle y le lanzo una piedra a la vaca (al suelo y sólo para asustar que tras la ley ‘sólo sí es sí’ viene la de ‘ni se te ocurra tocar a un bicho’), menos mal que la vaca no se lo tomó a mal y al final rodeamos al animal para evitar sustos.

Las vistas del pantano lo dice todo del día que tuvimos.

Y el terreno estaba mejor de lo que esperamos, aunque la pertinaz sequia todavía estaba presente.

La ruta tiene muchos senderos ratoneros, que junto con el paisaje tan verde y el día ideal, hizo que disfrutáramos mas de lo habitual. La salida del embalse de Navacerrada sigue siendo mediante la chocho puerta en las que a las 29 les cuesta penetrar.

Como Novedad a la ruta, esta vez recibimos una charla sobre las calzadas romanas en el centro de interpretación del yacimiento arqueológico de Collado Mediano y luego fuimos a visitar el yacimiento romano de una villa llamada «El Beneficio».

La verdad es que apenas te desvías de la ruta y merece la pena ver el yacimiento.

Para finalizar nos encontramos con un burrito y como no estaba Félix , Pepe se prestó a hacerle cariñitos.

El último tramo es de subida, pero como la ruta no tiene un gran desnivel no supuso mucho esfuerzo. Al final, a pesar de los múltiples moñigueos, llegamos a Cercedilla a la 13:30 y pudimos regresar a comer a casa a una hora decente.

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Aldea del Fresno – Picadas – Villa del Prado

Ruta realizada el Viernes 25/11/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
38.5 km
620 m
47 Km Distancia Madrid
4h35'
3h43'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Pepe, Tomas

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Reproductor audio crónica:

Somos unos chicos limpios y nos gusta salir en bici con el campo bien lavadito. Bromas aparte, después de una semana de lluvia que se prolongó durante toda la pasada noche,  dudábamos si el campo estaría para rodar en bici o para hacer botijos, como diría Félix.

Barajando opciones, dice Domingo que lo de Aldea del Fresno le suena bien, pues a por ello, que no se diga.

Nos presentamos los tres (véase arriba detalle de partícipes) en una urbanización con todo cerrado a cal y canto, en el aparcamiento de un bar, donde ya estaba la furgoneta del proveedor de café, que se larga desesperado porque allí no hay vida.

Salinos, partimos, enhebramos carretera, más bien pista, solitaria y llana, que nos pone en la ermita de Ntra. Sra. de la Poveda un rato después.

Oye, es pintón el sitio, construcción hermosa que dirán los del pueblo,  rezable y paseable. Con un altar al aire libre y jardín arbolado, en perfecta cuadrícula. Todavía tiene hoja en el árbol y en el suelo, húmedo, brillante, con hierba, una pasada de imagen.

Confortada nuestra alma y enfundadas nuestras cámaras, nos vamos derechitos a Villa del Prado. Cruzamos el pueblo y nos detenemos en la iglesia y la plaza ¡cómo no! Aquí se venera a Santiago Apóstol, digo que será por aquello de la paridad.

Pegamos la hebra con un ciudadano añoso que nos informa del nombre del pueblo, así íbamos de perdidos, y aprovecha para decirnos que debajo de la iglesia aparecieron unos enormes cofres llenos de tesoros, que se los llevaron hace pocos años no sabe dónde, pero que el rédito fue para el pueblo, que se compensó allí. Le pregunto que a él qué le tocó, pero lamentablemente ese día él no estaba… no le tocó nada. La plaza también es decente y la balconada del consistorio y su reloj me molan.

¡Hala, basta de moñigueo! Ahora toca subir y ya lo creo que se sube. Una buena paliza por terreno difícil, con piedra suelta, regueros y pizarra cortada. No es excesivo el desnivel, pero se sube a trompicones. Rampas sucesivas de unos pocos metros, que te van haciendo escupir el miocardio, mientras luchas en equilibrio por que no te desmonte la bici. Son unos diez kilómetros de subida, pero también con pérdidas de nivel que luego hay que volver a remontar. Vamos entre fincas privadas, bordeados de carteles avisando que no te salgas del camino, que te están mirando, te vigilan, te…. Bueno, eso no lo sé, pero igual sí.

Ya pensábamos coronar orgullosos, sin apenas otros descabalgues que los que fuerza el equilibrio, cuando damos con un cortafuegos más empinado y blando que lo anterior, que solo supera Tomás con la eléctrica.

Estamos arriba del todo y la bajada es nueva, pues lo de antes tengo la sensación de haberlo rodado. Son unas “z” estrechas, de piedra suelta y empinadas, todo cerrado de vegetación. Los técnicos lo hubieran bajado prácticamente sin apoyos (alguno sí, sin chulerías…) pero yo tengo que hacer algún tramo andando, tampoco tantos. No me pareció mal.

Con esto nos ponemos en las afueras de Pelayos y tomamos la dirección de Picadas. Terreno ya archiconocido, pero no por ello desdeñable. Pasamos junto a un EDAR situado junto al pantano y después comentaría con Tomás que, más abajo, junto a la presa, hacen la toma de agua potable que llega a Majadahonda. La naturaleza es poderosa y todo lo arregla, el hombre la ayuda con su depuradora y el proceso de clorificación del agua, pero yo aviso, cuando vayas por Majadahonda, tú sabrás, yo pediré cerveza.

Vamos por la pista de Picadas siguiendo el track, pero con la vista puesta en lo alto, pues parece que el que lo grabó iba por un sendero paralelo con curvas y pendientes ¡no es posible! Pero si es una pared. La duda se disipa cuando al cruzar el puente sobre el pantano observamos que va unos 15 metros a la derecha, por el agua ¡acabáramos! Hay quien tiene un gps peor que el mío.

Esto se va terminando al remontar el desnivel que, desde la presa, nos separa del coche.

Nos llegamos al lugar de partida con poca fe de encontrar viandas, pero el bar a abierto y la camarera dice que podría hacernos uno plato combinado, no mucho más. Pues eso, no son horas ya de andarse con remilgos y nos atizamos unos huevos con panceta y patatas, dos copas de cerveza y un muy generoso chupito de pacharán. Encima nos dejan la manguera para lavar la bici. Os dije al principio que somos unos chicos muy limpios ¿se puede pedir más?

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Montejo de la Sierra-La Hiruela Winter is here

Ruta realizada el Sábado 19/11/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
29.6 km
898 m
73 Km Distancia Madrid
4h24'
3h19'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 10 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Félix, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 3.3
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Ruta excepcional que tenemos que repetir todos los años por estas fechas para apreciar el follaje que tanto le gusta a Félix. Yo ya creía que el cambio climático había cuajado y que íbamos a disfrutar de unos maravillosos 15º todo el año. Craso error, llegamos a Montejo de la sierra con 2º e incluso menos de temperatura aparente con el viento. No me quité la braga en toda la ruta.

La primera sorpresa la trajo Mario con sus botas de buzo a prueba de agua, frio, fuego y compatible para ir al espacio.

Solo vinimos tres valientes; Félix, Mario y el que escribe. El resto tenían compromisos variados con el Mocho o la pereza les impidió disfrutar de esta ruta otoñal.

La ventaja de salir tres es que salimos puntualmente a las 9:30 con tanto frio que estaba deseando pillar las cuestas lo antes posible. Nuestra primera parada se realizó en un refugio donde aproveché para inflar la rueda trasera que me dio un susto y gracias a dios no fue a más.

La ruta tiene dos subidas, la primera por el Puerto de El Cardoso y la segunda Mario nos había preparado una sorpresita subiendo campo a través por El Cardoso de La Sierra. Como se nos hizo bastante tarde decidimos volver por la subida clásica al Puerto de La Hiruela.

Pasado el Puerto de El Cardoso ya se empezaba a vislumbrar el espectáculo del Follaje con el que Félix estaba soñando

Al llegar a la famosa caseta de la Hiruela comenzamos el descenso a la Hiruela parando en el mirador donde solemos tomar el plátano, pero que esta vez por el frio decidimos moverlo al Molino que está mas resguardado.

Una vez que bajamos a La Hiruela tuvimos la tentación de tomar un cafecito caliente , pero dada la hora decidimos seguir con la ruta. Las familias que estaban por el pueblo parecían las típicas familias de esquiadores buscando un lugar donde resguardarse. La bajada de La Hiruela al Molino es espectacular , eso sí con el verdín que tanto le gusta a Juanlu y que pude disfrutarlo con una caída sin consecuencias.

La zona del Molino también estaba espectacular y nos tomamos el plátano a resguardo del viento. Nos sorprendió la poca gente que había (supongo por el frio).

Por cierto, fijaros en los arboles de la galería anterior a ver si veis algo especial.

Aquí fue donde decidimos volver por la carretera del Puerto dado lo tarde que era , no sin antes despedirnos del molino con la ultima foto.

Pero antes de iniciar al ascenso al puerto, Mario nos llevo por un pequeño desvió para ver una carbonera vegetal de roble muy curiosa que no conocíamos.

Y seguidamente subimos por carretera hasta llegar al puerto de La Hiruela. Fijaros al fondo la sierra con escarcha del frio que hacía. De hecho durante la ruta nos cayo un poquito de nieve.

El último tramo de bajada a Montejo de la Sierra también tenía su interés con paisajes de todo tipo y una arboleda muy chula. Crees que ya has llegado pero los senderitos sube y baja hace que necesites otra horita de bici.

Sobre las 14:00 llegamos al coche con la satisfacción de haber aprovechado un día con un paisaje espectacular que difícilmente repetiremos.

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Manjirón-Cinco Villas. Los últimos serán los primeros o corre, corre, que me c….

Ruta realizada el Jueves 10/11/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
38.3 km
579 m
61 Km Distancia Madrid
3h34'
2h49'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, con dos obstáculos, sin limitaciones de temperatura, muchas puertas

Participantes: Alfredo, Félix, Pepe, Rufi, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 13.9
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Aquí estoy otra vez, rompiendo las ratios de crónicas publicadas por rutas realizadas. Y es que, unos tienen la fama y otros cardan la lana. No hay como medir para darse cuenta de que las cosas no son lo que parecen. En fin, con esta crónica rompo las medias.

Menos mal que Mario está en el grupo y tiene más recetas que el libro de Karlos Arguiñano. Si no llega a ser por él, entre la Cabrera, El puente de la Marmota y el Azud del Mesto…..tira de esto. Hoy nos ha sugerido una ruta que partía de Manjirón y se adaptaba, perfectamente, a las yayo-rutas, es decir, no muy largas y con poco desnivel.

Bueno, pues nos costó un poco cerrar la cosa porque Alfredo tenía médico y no podía llegar más tarde de las 16:30. Este es otro de los mitos, aquel que dice que solo voy yo al médico. Entre las rodillitas, las infiltraciones de hialurónico, las colonoscopias en pareja y los dermatólogos, me parece que estoy siendo ampliamente desbancado por otros yayos. Vamos a tener que medirlo para destrozar otro de los mitos que impera en este grupo. El único que parece que visita a los galenos es Pepe, que yo creo que va, pero de incógnito.

Habíamos quedado a las 10:00 y cabía la posibilidad de que Pepe llegase tarde, porque el waze o google maps, o quien fuera, le decía que podía tardar una hora y cuarenta minutos. Pues no, no ha sido así y Pepe estaba en el punto de partida a las 9:50, dispuesto a tomarse un café, cosa que no ha podido hacer porque a esa hora no habían puesto todavía el pueblo. Es una exageración, pero no muy grande.

A las 10:18 han aparecido Félix y Alfredo en el Halcón Milenario, rompiendo otra de las falacias del grupo. Dícese, maledicentemente, que yo soy siempre el que llego tarde. Pues hoy se ha vuelto a demostrar que no es así. La excusa ha sido que había mucho lío en la salida de Madrid y que los pasajeros del Halcón milenario han sido increpados por un señor que, desde un taxi, les hacía señales de todo tipo. Alfredo, que tiene un tapón en el oído, según Félix desde hace varios años, no ha visto a este buen hombre, que les llamaba la atención, así que la excusa no aplica.

Venga, que ya vamos tarde

Lo que sí hay que reconocer es la rapidez y facilidad que tienen Félix y Alfredo para, habiendo llegado tarde, estar dispuestos para iniciar la ruta casi de forma inmediata.

La cosa ha empezado subiendo por una senda con piedras y losas grandes (estoy tratando de recordar cómo les llama Mario a estas placas de piedra, pero no me acuerdo), pero sin que la senda se pueda calificar de trialera. Ha sido, prácticamente, el único tramo un poco técnico. El resto de la ruta, quitando algún pequeño tramo que solo puede hacerse con la bici al hombro, es muy sencillo y no reviste ninguna complejidad.

Nos hemos dirigido hacia el sur por sendas que atravesaban numerosas puertas, algunas de las cuales estaban instaladas por fornidos hombres de campo, con bastante mala leche, y que nos ha costado Dios y ayuda volver a cerrarlas.

Una de las múltiples puertas y verjas que hoy nos ha tocado abrir y cerrar. Esta, por suerte, no era de la de hacer pesas para cerrarla

En un momento de la ruta Pepe se ha hecho un «anacoreta» y ha desaparecido del mundanal ruido, adelantándose al resto varios cuerpos (en este caso sería más adecuado decir varios cuadros, supongo). Ha aprovechado un momento de cambio de vestuario para salir de najas y hacer media ruta en solitario. Nos hemos vuelto a reagrupar todos en un puente, que, al parecer, es visigodo, donde nos hemos comido el plátano (los que lo llevaban, porque yo no tenía y Mario es más de manzana) y donde Pepe nos ha comentado los diversos elementos de la fauna autóctona con los que se ha cruzado, incluido un hidroavión de extinción de incendios.

La ruta pasa por Sieteiglesias, Sinco villas y Félix dice que también por Nueve Curas, pero yo creo que esto es otro de los mitos del grupo. El caso es que es cierto que confluye con puntos y tramos de rutas que hemos hecho otras veces. De hecho, unos kilómetros transcurren por el margen del río Lozoya (a la altura de Buitrago) que es el lado contrario al trozo que recorre aquella ruta en la que Alfredo se picó con un batallón de globeros y acabó dándoles lo suyo.

Como Alfredo tenía prisa, hemos ido ligeritos, llegando al restaurante El Barral, donde hemos «ingerido» un menú bastante lamentable. Ya, ya sé que la comida era mala porque iba yo, haciendo bueno otro de los mitos de este grupo, consistente en decir que cuando yo voy se come mal. El lector objetivo e imparcial se habrá dado cuenta de que soy objeto de un montón de bulos, falacias, mofas y befas que, obviamente, no me merezco.

Bueno, Alfredo ha llegado a tiempo, supongo, nos ha hecho un día magnífico, hemos hecho ejercicio (incluyendo abrir y cerrar puertas) y la compañía ha sido estupenda, echando de menos a los currantes, a Domingo y al señor poseído del taxi.

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San Agustín – El Mesto – Pedrezuela

Ruta realizada el Viernes 04/11/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
34.2 km
552 m
31 Km Distancia Madrid
3h39'
2h46'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Domingo, Félix, Pepe, Tomas

Mas detalle ruta

Descarga ruta: San-Agustin-Azud-Pedrezuela.gpx
Reproductor audio crónica:

Venga, con un par, vamos a hacer la de siempre…

Pues eso, que ya no nos llegan ni las piernas, ni la imaginación y nos vamos a dar una vuelta por las pistas del canal de San Agustín.

La hemos hecho al revés y al derecho, por lo cual me permitiré la licencia de no describir el paisaje, ni el trazado. Baste saber que se trata de rodar tranquilos por las deterioradas pistas del CYII, que no deben mantenerse desde que murió la susodicha, de otro modo no me explico el estado en que se encuentran.

La novedad es para Tomás, que ha estado por los alrededores en otras ocasiones, pero no conocía el Hervidero -pobre de agua en estas fechas- ni el cañón que conduce al Azud del Mesto.

Le gustan las dos cosas, le mola el paisaje y se entretiene con la tertulia geriátrica que llevamos. Desde luego, prisas, pocas. Ni demarrajes, ni bajadas vertiginosas, ni trazados imposibles. Eso sí, a mitad del cañón nos encontramos con una parejita que bajaban en bici por una puta pared, en serio, un sendero de cabras que no creo que yo hubiera podido subir andando. La chavala pesaría  100 libras, como La Flaca de la canción, pero en vez de bailar y bailar, bajaba y bajaba. Sonrisa amplia, vocecita cursi y babas de viejos envidiosos viendo su soltura sobre la bici. Rufi: no estabas, pero hubieras humillado como toro bien picado.

Subida la cuesta que abandona el cañón, nos dirigimos a Pedrezuela, cruzamos el pueblo y bordeamos un trozo del pantano. Luego a rodar la pista que falta.

Ya hacemos menos paradas, prestamos menos atención al entorno y algo más ligeros -sin exagerar- nos acercamos al origen aprovechando algún sendero facilito y agradable.

Entramos al polígono en dirección contraria, dejamos pasar a la policía municipal, que viene de frente y nos despedimos de Tomás, que hoy no se queda a comer.

El resto damos cumplida cuenta del menú de La Kedada, que nos ofrece una camarera pelirroja y agradable,  estilo Maureen O’Hara, solo que versión meseta.zip.

El día no da para más, pero Domingo y yo queremos estirarlo y nos paramos en el outlet de “Sanse”. Él compra zapatillas y yo botas. Día completo.

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