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Aravaca – El Pardo

Ruta realizada el Martes 14/03/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
45.2 km
316 m
7 Km Distancia Madrid
4h01'
3h28'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Pepe, Otros

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2023-03-14-1007__20230314_1007.gpx
Reproductor audio crónica:

-Oye Javier ¿tú conoces El Pardo?

-Pues de oídas, pero en bici no sé cómo se llega

-¿Te apetece probar?

-¡Pues claro!

Así, sin más, decidimos cambiar la bici de spinning por la de verdad, el aire saturado y respirado por cincuenta pulmones (a saber, dos por asistente) por brisa fresca, el ruido ensordecedor de la música machacona por un poco de tranquilidad.

Pues eso, que nos hacemos un recorrido sencillo y turístico saliendo desde casa, en Aravaca y enfilando hacia la Casa de Campo por encima de la vía del tren.

El campo está verde, a pesar la poca agua que ha caído, la temperatura fresca y el trazado es cuesta abajo ¡qué más se puede pedir!

Tomamos el anillo ciclista y nos acercamos a Puerta Hierro (para los viejos siempre será el Parque Sindical). Aprovechamos para entrar y salir, que Javier no lo conocía. Luego ya del tirón a El Pardo, por el paso que hay junto al campo de golf del Ventisquero. Ahí tenemos quizá la subida más exigente del día, que no es mucho, ni larga, pero el parón por la lesión de gemelo hace que me resulte durilla.

Ya en la zona alta rodamos y miramos: Madrid a la derecha, a la izquierda la dehesa privada que se extiende hasta las faldas de la sierra.

En el club de tiro cogemos el sendero de bajada junto a la torreta, que no es de los más difíciles, pero sí que echamos pie a tierra en algún punto. El trazado discurre entre encina y jara, que poco más allá nos deja junto al palacio de La Quinta. Foto turística y tiramos.

Evitamos la zona complicada y rompepiernas, que hoy no toca, para llegarnos a Mingorrubio y visitar el cementerio. Lo justo entrar y salir, sin ganas de quedarnos, que nos esperen allí muchos años.

Luego el pueblo y el palacio, cuyos jardines no pudimos ver porque había un acto oficial ¡otro día será!

Vuelta por la pista de la margen izquierda del rio y retorno a Aravaca por el sendero de la A6, que es ruidoso e incómodo, pero te acerca en un periquete.

Por no llegar a casa mucho más tarde de la dos, perdonamos la cerveza y la dejamos emplazada para la próxima salida.

¡Vaya el brindis por adelantado! Un placer, Javier.

El Pontón de la Oliva y las Cárcavas

Ruta realizada el Domingo 26/02/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
24.5 km
631 m
56 Km Distancia Madrid
2h45'
2h26'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 25 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Félix

Mas detalle ruta

Temperatura media: 8.7
Descarga ruta: Ponton-de-la-Oliva-Carcavas20230226.gpx
Reproductor audio crónica:

Nuevamente nos encontramos Alfredo y yo. Sólos ante el frío. El grupo sigue diezmado por las lesiones y por la pereza. Así que los irreductibles nos plantamos en el Pontón de la Oliva a las 9:30, con más grados de temperatura de la prevista porque según los agoreros de la AEMET, se preveía una desalentadora mañana de -3º cuando la realidad fue que hacían +6º.

Me temía que el parking siguiera con la entrada llena de baches y que se repitiera la historia del año anterior cuando nos dejaron encerrados. Pero no. Está arreglada y además pudimos aparcar en una de las últimas plazas disponibles de la primera terraza.

Agua para Madrid

Agradeciendo el ascenso por la carretera que nos ayuda a entrar en calor, llegamos a la entrada de la Cueva del Reguerillo jadeantes. Cogemos el camino que nos ofrece las vistas del recorrido final apreciando las cárcavas que luego visitaremos en detalle. A lo largo del camino nos encontramos carteles con avisos de «Abejas trabajando», que me hacen sonreír porque con estas temperaturas, las laboriosas abejas estarán a buen recaudo y las imagino apretujadas en las colmenas en espera de la llegada de la primavera.

Los almendros en plena floración salpican el recorrido con sus flores de color blanco o rosa, según la variedad, mientras recorremos la tortuosa ribera del Lozoya. Sorprende ver la cantidad de árboles vencidos y tronchados probablemente fruto de la pasada Filomena. Podría ser de vientos, pero aquí estamos muy protegidos al estar rodeados de altos paredones de piedra.

El pequeño azud de Navarejos me recuerda aquella vez que Pepe no pudo contenerse al ver a dos muchachos intentado pescar y les dijo: «todos los peces que cojáis me los como crudos», dejando perplejos a los inexpertos aprendices de pescador.

¿Cuántas veces habremos recorrido estos parajes? Hace veintitantos años que Pepe y yo, la hicimos por primera vez. ¡Qué barbaridad! Si me hubiesen dicho que después de tantos años seguiríamos juntos disfrutando de este entorno, hubiese dudado y contestado: ¡ojala!

Llegamos a la presa de la Parra. Sus aguas procedentes de la hermana mayor de El Atazar, fluyen con generosidad. El puente metálico y peatonal avisa que no está permitido el paso. Comprendemos que es la forma de quitarse la responsabilidad del Canal de YII ante cualquier accidente, ya que carece de sentido que corten aquí el paso, de las rutas habituales de la zona y del único puente que cruza el río.

Dos kilómetros de subida por un pinar nos hace entrar en calor nuevamente. El jadeo y aspirar por la boca, me dejará una ligera faringitis que arrastro en estos momentos mientras escribo esta crónica.

Descendemos rápidamente con el cielo ya totalmente despejado hasta las ruinas de esa casa con estupendas vistas donde habitualmente paramos a comer el plátano y contemplamos las roderas de motos por la vertiente norte que en algunas ocasiones hemos bajado. Recuerdo que la primera fue por culpa de una cacería que nos varió la ruta y nos llevó a esta escarpada bajada que en buena parte hicimos a pie.

Nueva subida hasta Alpedrete de la Sierra por una pista que han ensanchado casi al doble de la original. Se han llevado de por medio aquellos árboles que anduvieran al ras del camino, siendo algunos de ellos almendros de buen porte.

Tras una breve bajada, enfilamos la subida que nos acercará a las cárcavas. También han arreglado y ensanchado la pista. El paisaje es demoledor. Todo está quemado y negro. Por algo se llama el Cerro de Mingo Negro. Ni un ápice de vegetación. Todas las jaras están peladas y las ramas ennegrecidas. La extensión quemada es importante y debió ser un fuego duro porque sabemos que la jara es resistente a él. Parece que va a tardar en reponerse siquiera de vegetación de monte bajo.

Llegamos a las Cárcavas. Hay multitud de gente subiendo desde El Pontón a pesar de que el día no prometía buen tiempo. Hacemos y nos hacen varias fotos en este paisaje fantasmagórico y bien cincelado mezcla de arcilla y roca sedimentaria. En otro tiempo o los más fantásticos dirán que es fruto del zarpazo de una gran bestia mitológica. La naturaleza es caprichosa y la erosión deja aquí unas pintorescas formas con escarpadas agujas que sorprenden, tanto por su altura como por su contrastado color rojizo, frente al resto del paisaje.

Decidimos cambiar la ruta y bajar por la parte difícil. Una pareja se sorprende que bajemos por ahí. En algunos puntos las roderas y escalones son imposibles de sortear, además el terreno está bastante seco. Así que para no dar espectáculo y evitar las risas de los paseantes, decidimos patear las zonas más abruptas.

Y acabamos en el parking que está hasta la bandera. Un día más que aprovechamos y que nos deja un recuerdo a través de esta crónica que espero haya sido de vuestra satisfacción. Quizás dentro de otros veintitantos años la podamos leer, porque dudo que la vivamos en primera persona siquiera con e-bike.

Os dejo con Hugo Díaz y un tangazo en homenaje a Carlos Gardel.

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El Pardo, los últimos de Filipinas, el Generalísimo y los cojos mantecas

Ruta realizada el Miércoles 22/02/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
23.4 km
532 m
9 Km Distancia Madrid
3h04'
2h26'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 30% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 10 metros no ciclable

Participantes: Alfredo, Félix

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Temperatura media: 17.3
Descarga ruta: El-Pardo-Trialeras20230222.gpx
Reproductor audio crónica:

Comienzo la descripción de la ruta con un título de película que refleja de forma sintetizada la experiencia vivida. No se si por la guerra de Ucrania, la Ley Trans o la Ley Animal, pero cuando se pasó lista al pelotón Calavera convocado en el parking de Somontes de El Pardo, sólo respondieron presente dos personas; Félix y Alfredo. El resto habían desaparecido en combate o con heridas varias de guerra.

Así que Félix y un servidor iniciamos a las 10:30 hora Española el asalto a las vallas de El pardo con el consiguiente sube y baja matador. El objetivo era capturar 9 colinas , pero al jefe le dio la flojera y lo dejamos en 6.

En la segunda colina Félix se cruzó con un paisano que iba con un chucho y como es habitual no pudo resistirse a establecer una comunicación, resulta que era subteniente de la guardia real y en seguida comenzó el «Dices tú de mili» , total que a los 10 minutos de oír las historias militares de ambos , con una señal le indique al teniente Félix que nos quedaban cuatro colinas por conquistar y que a las 14:00 teníamos comida con los camaradas caídos.

Después de la tercera colina decidimos acércanos a rendir honores al Excmo. generalísimo de todos los santos y añadir un clavel a su altar excusando al camarada Juanlu debido a un ataque de hombre blandengue.

Foto realizada por el barrendero del lugar

Félix aprovecho para hacerme un tour en el cementerio de Mingorrubio y repasar a todos los ilustres que están depositados en el cementerio como Carrero Blanco, Arias Navarro, Calvo Sotelo y sorprendentemente Rafael Trujillo Molina, dictador dominicano que no se que pinta en España.

Todavía quedaban tres colinas por superar y a Félix le empezaba a no divertir el tema, se notaba que nos acercábamos al frente porque ya veíamos edificios en ruinas destruidos por las bombas.

En la sexta colina (además de cagarse Felix en mis muertos) oímos disparos (del campo de tiro) que sonaban muy cerca y tuvimos que subir a las trincheras. Pero antes tuvimos que pasar por unas vallas que nos metían directamente al campo de tiro y a Félix le dio mal rollo (y a mi también) sobre todo porque a las 14:00 había papeo deluxe. Finalmente conquistamos la última colina a las 13:30 hora Española. Por cierto, fijaros en los manifiestos del paredón donde llaman nenazas a los de las bicis eléctricas.

100% de acuerdo los e-bikers son unas nenazas

A las 14:00 llegamos al restaurante San Francisco donde nos esperaban los dos cojos mantecas del pelotón; Pepe y Domingo. Los veías andar juntitos como «las muñecas de famosa se dirigen al portal» sólo faltaba que se cogieran del brazo.

Comimos muy bien con el menú deluxe , aunque alguien se comió la croqueta de Félix y como no había cámaras en el local no pudimos encontrar al culpable (prometo que yo no fui).

Con la botella de vino la conversación derivó sobre el Bosón de Higgs que ya le dije a Pepe que se vea el video de José mota que lo aclara todo, la relatividad especial y general , la incompletitud de las matemáticas , y la ley Trans.

Fijamos la fecha de la próxima salida en primavera y brindamos a la salud de todos los camaradas caídos.

La foto está borrosa por el nivel de alcohol ingestado

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Trialeras a cascoporro por La Cabrera y Bustarviejo

Ruta realizada el Domingo 19/02/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
37.1 km
721 m
50 Km Distancia Madrid
3h38'
3h07'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 30% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 100 metros no ciclable, zona de cazadores, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Félix

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Temperatura media: 15
Descarga ruta: Cabrera-Bustarviejo20230219.gpx
Reproductor audio crónica:

Por segunda ruta consecutiva salimos hoy Alfredo y yo solateras. Parece que un mal de ojo se ha apoderado del grupo. Los compañeros que sostienen las exiguas arcas de la Seguridad Social con su trabajo diario, parece que no tienen ganas de someterse al madrugón y duro invierno. Pepe se ha roto de la manera más estúpida posible. Mientras hacía una prueba de esfuerzo se ha roto algún músculo del grupo gemelar, probablemente el soleo. Domingo está recién operado de una rodilla por el dichoso menisco y Juanlu, sigue convaleciente de su esguince de tobillo o con excusas familiares. Rufi, mantiene el misterio de si viene o no, para decantarse por la bici de carretera en el último momento. Pero ahí están los dos aguerridos incombustibles Alfredo y Félix para desafiar a las adversidades.

Sorprendentemente la mañana está más cálida de lo esperado. La calima oculta parcialmente el sol que apenas se deja ver. La luz resultante es amarilla y grisácea a la vez. Arrancamos de La Cabrera en dirección sur hacia Cabanillas y Navalafuente por unas trialeras en bajada muy divertidas y sencillas. Alfredo como es habitual, va a un ritmo que apenas puedo seguir. Llevamos 7,5 kms de descenso. Enseguida me quedo sin baterías por lo que dependo de mi compañero que como veremos va esperando de vez en cuando con aviesas intenciones.

Preparándose para el apareamiento

Se acabaron las bajadas y ahora comienza el ascenso. Hay que quitarse ropa porque la temperatura es muy suave. Tomamos el plátano en el prado habitual. La subida es intermitente. A veces dura y compleja por las piedras de las trialeras. Pasado Navalafuente cogemos el camino de las Viñas en dirección a Miraflores hasta llegar al puente del ferrocarril donde ascendemos por la GR10 Cañada Real Segoviana hasta Bustarviejo dejando el Valle de Canencia a la izquierda. La cuesta es larga y vamos notando los 17 kms de ascenso.

Al fin alcanzamos ese pinar de Bustarviejo que es tan delicioso de recorrer. Alfredo desaparece y ya supongo que estará apostado en esa bajada trialera de cierta dificultad donde a veces la bajo en la bici y en otras ocasiones, andando. Ya sabéis que Alfredo siempre está dispuesto a recoger con la cámara el testimonio gráfico de las piruetas de sus compañeros o en su defecto, dejar constancia del rehúse para vanagloria propia mientras grita su famoso «nenazas». En esta ocasión decido que no quede registrado un posible doble mortal con tirabuzón. Humillo para escarnio y recochineo de mi preocupado colega que no deja de animarme a que baje por donde no lo veo nada claro. Guarda su móvil con decepción y continuamos por las trialeras que tanto gustan a Rufi, con amplias lanchas de piedra de granito y que terminan en la carretera que pasa por debajo de un puente que sujeta las vías del tren. Cada vez que el terreno se pone proclive a que haya reportaje gráfico con pirueta aérea, allí se encuentra Alfredo preparado para recoger el posible acontecimiento. Y yo, que no estoy por la labor de comer sin sal, me bajo convenientemente de la bici cada vez que le veo esperándome porque ya supongo que no es precisamente porque se preocupe de que me pierda.

Cogemos el camino en ligero ascenso que lleva a la estación de Bustarviejo-Valdemanco para poco después divisar la horrorosa urbanización de «Los Pitufos» que parece tan triste y abandonada como siempre en medio de un páramo sin atractivo alguno.

Nos adentramos hasta unas trialeras cada vez más complicadas mientras siento que unos endureros me acechan. Los dejo pasar pues su ritmo de descenso es muy rápido e inalcanzable para mi. Alcanzan a Alfredo quien echa la bronca al primero que llega, por llevar e-bike y no subir por lugar que según él, debería haberlo hecho. El damnificado masculla algo mientras Alfredo se aguanta el consiguiente «nenaza».

Nos metemos por un terreno imposible de ciclar que bajamos a duras penas. Ojo, que esta parte con eléctricas sería imposible por el peso y lo escarpado de la bajada. Hay que buscar alternativas más asequibles. Salimos al camino y tras cruzar la carretera de valdemanco a Cabanillas, seguimos por unos senderos divertidos hasta alcanzar la carretera que nos lleva directamente a La Cabrera donde llegamos a las 13:00.

Sin percances y bien zurrados después de un día con agradable temperatura, llegamos a casa a la hora de comer.

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Colmenar Viejo – Trialeras del Manzanares con la fresca

Ruta realizada el Domingo 05/02/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
33.6 km
576 m
26 Km Distancia Madrid
3h26'
2h51'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), mas de 40% de trialeras, con dos obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, 50 metros no ciclable

Participantes: Alfredo, Félix

Mas detalle ruta

Temperatura media: 13.2
Descarga ruta: Colmenar-Viejo-Trialeras-20230205.gpx
Reproductor audio crónica:

La convocatoria del Domingo tuvo muy escasa aceptación, por lo que sólo asistimos Félix y el que escribe a pesar de que el día se presentaba espectacular. Como no venía Pepe y además Félix tenía prisa por volver, se eligió una ruta cañera, pero corta cerca de Madrid y como siempre no decepcionó. Lo de fresca del titulo se refiere al frio, lo digo por los mal pensantes que hay muchos en el grupo.

La salida se realiza desde Colmenar Viejo siguiendo la via del tren que va a Miraflores, y como podéis ver en la foto la nieve todavía aguantaba cerca del balasto (Pepe sabe a lo que me refiero , el resto que busque en el diccionario).

Pero según avanzábamos, el camino de tierra se estrechaba y estaba lleno de hielo, por lo que nos subimos a la vía. Gracias a dios que no pasó ningún tren porque hubiera salido en la prensa: «Dos ciclistas imprudentes casi mueren arrollados por un tren».

La ruta sigue por las estupendas trialeras paralelas al rio Manzanares que en la ida cogemos las mas alejadas del rio y a la vuelta las cercanas aun mas cañeras. Tras disfrutar de las trialeras alternando subidas y bajadas llegamos al Puente de Batán donde pasa al lado la M-607 y nos hacemos la consabida foto.

Aquí como es habitual, Félix se enrolló con el yayo que nos hizo la foto y costó hacerle arrancar de nuevo.

La ruta ahora se dirige en una subida constante, pero asumible, al Chaparral de las Viñas en la Cuenca Alta del Manzanares donde tenemos unas vistas impresionantes de Manzanares del Real y alrededores.

Aquí no encontramos a nadie que nos hiciera la foto, así que nos hicimos una foto cada uno con nuestras mejores galas y la sandia en modo oculto.

La vuelta al Puente del Batán se realiza mediante unas senderitos de bajada muy divertidos que empalman con la pista de subida , pero ahora en modo bajada muy cómodo.

Al llegar al puente afrontamos la trialera cañera al lado del rio Manzanares donde Félix me hizo algún Juanlu. La verdad es que la última bajada ya de por si complicada hoy estaba roturada en exceso y era prácticamente imposible bajarla., pero el resto de los sube/baja estaban como siempre divertidos.

La trialera termina empalmando con la carretera que sube a Colmenar y esta vez volvimos por una pista paralela a la vía del tren al lado de un campo de golf de juguete que los expertos con handicap la veíamos con una sonrisa.

Antes de las 13:00 llegamos al coche con los deberes hechos, habiendo disfrutado de una ruta divertida, pero no mortal, y listos para comer tranquilamente en casa.

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Villalba – Galapagar – La Navata

Ruta realizada el Miércoles 01/02/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.6 km
315 m
37 Km Distancia Madrid
4h50'
3h51'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, con dos obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 150 metros no ciclable

Participantes: Domingo, Félix, Juanlu, Pepe, Mario

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2023-02-01-1002__20230201_1002.gpx
Reproductor audio crónica:

Salimos de los Negrales, concretamente del restaurante Reina Victoria ¡ahí es na! No han dado las 10h y ya estamos todos, pero eso no quita que hubiera tiempo para un café con JuanLu mientras los demás se acicalan.

En casa tuve que rascar hielo del coche con una temperatura de -3ºC. Aquí en el aparcamiento no es que haga calor, pero está mucho más llevadero, no hay viento y el sol ayuda mucho.

Otras veces hemos salido de aquí cerca, un poco más abajo. También un poco más arriba, desde el parque ese que hay en Villalba y donde una vez un camarero nos pronosticó el confinamiento que se nos venía encima. Así, sin darse importancia, nos dijo “estamos jodidos, porque mi jefe ha tenido una reunión en el ayuntamiento y nos ha dicho que no compremos para la cocina, que no nos va a hacer falta” ¡qué cabrón! Me joden los profetas. A partir de ese día nos pasamos unos mesecitos en casa, viendo escapar la primavera desde la ventana.

Espera, que me voy… Pues eso, que hoy salimos de un sitio nuevo, que cruzamos el pueblo enterito y nos hacemos una ruta de las clásicas, amenas y llevaderas. Algo más compleja en algunos tramos, pero en general sencilla.

Con un rodar facilón nos plantamos en la ermita del Cerrillo (no conocía yo ese San Cerrillo) y poco después en la aldea esa de los hippies, o traperos, o borrachos, o perroflautas, o drogatas, o …. Bueno, se entiende. A mi no me parecían mas que un poco alternativos, pero a mi amigo… ya le conocéis. Resulta que la iglesia que había la ha vallado el ayuntamiento, porque hubo derrumbes y no quieren responsabilidades. La casa redonda la han derruido y lo único que queda para entretener a los muchachos es un camión ruinoso, de esos con pinta de vivienda circense antigua, en el que creo debía pernoctar todavía alguien y que hizo las delicias de mis amiguetes: que si mira el asiento, que qué viejo, que qué tiña tiene, que esto ya no anda. Venga, vamos a andar nosotros, que a los de dentro no les debe hacer mucha gracia que despreciemos su hogar.

Luego el sendero del arroyo Ladrón, Con su embalse al final. Ahí otra paradita larga para jugar a tirar piedras al estanque helado. Unas rompen el hielo, otras no, se forman burbujas que corren bajo la capa helada siguiendo un mismo patrón. Suficiente para acrecentar nuestro espíritu investigador y científico: hay que tirar más piedras y sacar conclusiones. No hubo tales, o al menos no unánimes, pero cada vez hay que ir más lejos a buscar las piedras, así que seguimos ruta.

Los senderitos de Valmayor y un pequeño rodeo porque no podemos pasar por el puente peatonal, ese que cerraron hace años para un pequeño arreglo. Luego el cruce por la carretera, por fuera del asfalto, en un trazado estrecho que el manillar casi roza con el pretil. Estresante, sin más.

Cuesta por la cañada real, cruce de Galapagar y visita al Canto del Peso, pero ya no paramos, que llevamos una mañanita zángana de cojones.

Damos vuelta a La Navata, vemos el puente de siempre, empujamos la bici cuesta arriba, como siempre, y nos dirigimos a por el último tramo de la ruta, junto al embalse de las Nieves.

Ahí hacemos la de siempre, dudamos y pasamos la barrera que no es, volvemos atrás, saltamos la valla y cruzamos la finca privada sendereando un buen rato, luego hay que arrastrar el culo por debajo de la alambrada para seguir próximos al cauce. Creedme, no merece la pena, lo hacemos siempre, nos equivocamos siempre y, como siempre, acabamos por un sendero de andar donde te hinchas a tirar de la bici. Hace un buen rato que la mitad del grupo esquivó la peripecia, largándose derechitos por la carretera. Pues ni lo uno, ni lo otro, hay que buscar una alternativa que nos evite el compromiso de saltarnos la valla y las penalidades de empujar la bici.

Salimos al casco urbano y callejeamos de vuelta hasta el restaurante.

Mario invita a cerveza, porque una vez fue su cumple y, lo importante, porque su riñón sigue bien. La comida estuvo correcta, un camarero amable, un menú aceptable y con las bicis ya cargadas en el coche.

Nos lo contamos todo, pero entendemos solo la mitad, porque tenemos detrás un grupo de loros paletos, pintadas a brochazos cual ave del paraíso, que son capaces de enmudecer todo un mercado de abastos con sus gritos. He llegado a casa un poco afónico, en serio, y no se lo achaco todo al catarro que traje.

Con el segundo café nos dan las cinco sentados en la mesa. La señora del bar empieza a barrenos los pies y Domingo nos dice que va pegado para la clase de fotografía. Se nos va el santo (San Cerrillo, claro) al cielo. Y es que estas salidas de viejos con actitud de críos es lo mejor de toda la semana.

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Quijorna, la ruta del cocido

Ruta realizada el Miércoles 25/01/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
30.1 km
698 m
30 Km Distancia Madrid
3h04'
2h35'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Tomas

Mas detalle ruta

Temperatura media: 9
Descarga ruta: Quijorna-20230125.gpx
Reproductor audio crónica:

Como nos pasa últimamente, la elección de ruta es todo un proyecto en sí mismo. En su día Alfredo creó una utilidad que nos facilita todos los lunes posibles rutas para hacer durante la semana, teniendo el cuenta el tiempo que llevamos sin repetirla. Pues bien, me parece que no ha sido utilizada todavía. Los motivos son distintos: que si no me viene bien, que vaya rutones que hacíamos antes, que si hace calor, frio,… Por una vez Pepe propone temerariamente una por Torrelodones y tengo que decir que esta vez he sido yo el pijotero. Me daba miedo meterme en trialeras con la rodilla como la tengo y propuse esta de Quijorna que me pareció más sencilla y llevadera. En lo de las trialeras no me equivoqué. En los pendientes si. Tampoco es que tenga un IBP desmesurado (66) ni un gran desnivel (alrededor de 700 m), el problema es cómo son las subidas, con una considerable mala leche.

Quedamos para salir a las 10:30 y así evitar el frio, pero empezamos más tarde porque Tomás se retrasó. Esta es una ruta que no te engaña. Al poco de salir de Quijorna nos recibe con los brazos abiertos y un cuestón largo y pronunciado (se llama la cuesta de Vétago, que será el primero que se la comió doblada…) con un firme muy mejorable.

Cuestón de recibimiento

Durante un rato tenemos un respiro, por jarales, en dirección a la urbanización Cerro Alarcón, no sé si a la fase I, II o III. Muy bonitos los chaletes de la zona, si señor, donde no nos cruzamos con nadie. A la salida aprovechamos para tomarnos el platanito al sol. Intentamos ver por donde iban Pepe y Tomás, que habían salido un poco después, pero las comunicaciones de la zona no daban mucho de sí. Poco después descubrimos, que los muy ladinos nos habían adelantado aprovechándose de la estructura laberíntica de la urbanización. El reencuentro los tuvimos en un lugar emblemático: el puente del Pasadero, un viejo conocido.

A la salida del puente nos espera una «agradable» subida por una pista de firme irregular y piedra suelta que hizo las delicias de los participantes, o sea, nosotros.

Disfrutando a tope

Dejamos Navalagamella a la izquierda y nos adentramos en la parte norte de la urbanización, dejando su embalse a nuestra derecha.

En esta zona estamos continuamente subiendo y bajando, hasta alcanzar una zona de subida tendida que nos lleva hasta el circuito de cross de Valdemorillo. Una vez llegamos a lo más alto de la ruta, con Valdemorillo a nuestra espalda y Navarredonda a nuestra izquierda, comenzamos por fin, a bajar y a bajar y… No sé porqué pero esta fue la parte que más me gustó de la ruta.

Llevaba a Félix y Alfredo delante de mi, pero aquí les perdí de vista. Me imaginé que habían metido velocidad al asunto para coger mesa en el mesón del Águila, con la vista puesta en su célebre cocido. Con Pepe y Tomás detrás, compartí esta parte de la ruta con un milano que se emperró en seguirme, y yo, claro, me piqué con él.

Atravesando la Vega de las Viñas, entre arroyos y barrizales, llegué al pueblo. Afortunadamente Félix y Alfredo habían conseguido mesa aunque el restaurante estaba a reventar.

El cocido estaba bastante bien, sobre todo teniendo en cuenta que su precio era de 8,50 €, lo que ya no se ve en ningún lugar.

Mario no vino, pero tenía buena excusa: su cumple. Aquí le dejamos para siempre nuestras felicitaciones.

Tenía muchas ganas de salir, y aunque la rodilla me dio alguna guerra, la salida mereció mucho la pena. Un día espléndido con los amigos.

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De pendoneo por Miraflores

Ruta realizada el Sábado 21/01/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
28.6 km
613 m
43 Km Distancia Madrid
3h07'
2h40'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Félix, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 8.5
Descarga ruta: Miraflores-Bustarviejo-20230121.gpx
Reproductor audio crónica:

Dice el refrán: «En Enero, días de caballero». Después de unas lluvias, nieves, vientos y fríos se abría la ventana de un día templado y soleado.

Las predicciones meteorológicas eran propicias para el sábado y no podía dejar escapar un día tan espectacular, aunque no estoy en mi mejor momento. Esta semana salgo de un Covid-Gripe que me ha tenido doblado ocho días dejándome flojito y cabreado. El lunes empecé en el nuevo gimnasio. El Ciclo me vino bien, pero el Bodypump me proporcionó unas dolorosas agujetas incrementadas por el Bodycombat que me han durado hasta hoy. Por si fuera poco, anoche jugué un partido de pádel de hora y media.

Hacía tres semanas que no tocaba la MTB. La ruta «mariana» que me propuso Mario durante un café el viernes, no debería ser muy exigente. Apenas 30 kms y 600 de desnivel parecía muy razonable. Daremos la vuelta el cerro Pendón, de ahí el título de la crónica. Pues vamos.

Quedamos en la estación de Miraflores. Un lugar desamparado cuya casa parece haber sido ocupado recientemente y que hemos elegido como punto de partida, por evitarnos la tediosa subida hasta el pueblo por ese adoquinado que tanto se atraganta. Nada más aparcar empiezan a pasar cerca unos individuos que nos levantan sospechas de posibles hurtos. No es que lleve cosas valiosas en los coches, pero son mías y además es un incordio que te rompan un cristal. En estas estamos cuando llegan más coches de ciclistas. Entablo conversación con ellos y uno, comenta que hay un refugio cerca de «menas», lo que explica el pelaje de los transeúntes. Al llegar Mario, le saludan a coro por su nombre ante el asombro del mismo.

Salimos en dirección Este, para seguir las vías del tren hasta un senderito por que el hemos entrado en sentido inverso innumerables veces. El terreno está salpicado de charcos de anchura y profundidad variable que me recuerdan que mi primera decisión del día, al respecto de si debería llevar o no las botrancas, ha sido más que acertada.

Al poco, hemos tenido que parar para cambiarnos de guantes y quitarnos ropa porque la subida y el sol ha calentado nuestros cuerpos serranos. Alfredo que volvió de esquiar sin esquiar por un Covid, tira del grupo como si no hubiera un mañana. Hasta que no se desbrava, nos lleva con el gancho. Mario le sigue bien, pero yo voy arrastrándome como puedo hasta conectar con el camino de Las Viñas que parece que nos da un respiro.

Allí nos comemos el plátano en una mesa con vistas a las canteras donde un día ya lejano, nos colamos para que nos enseñaran como se cortaban esos inmensos bloques de granito, pero nos echaron de inmediato sin más explicaciones. El paisaje es espléndido. Echamos en falta un pequeño chiringuito donde tomar un chocolate con churros. Y es que los alcaldes de estos pueblos serranos, no cuidan los detalles.

Seguimos subiendo dejando atrás uno de los penales que las huestes fascistas, entre 1939 y 1944 crearon para que los presos defensores de la República, purgaran sus penas con un trabajo tan duro como denigrante y esclavizante. En España había al menos 300 campos de concentración diseminados por todo el territorio. Aquí os dejo el enlace para informarse más en detalle.

Llegamos al agradable pinar que nos da entrada a Bustarviejo, salvo que esta vez lo hacemos a la inversa por lo que debemos seguir dando pedales y empujando en algún punto. Me planteo si dejarme caer por el GR10 hasta el coche, pero se me pasa enseguida. Salimos a la carretera para coger el camino que lleva a la mina de plata que visitamos hace un porrón de años cuando vino por primera vez Agustín Tajuelo. Recuerdo que tuvimos cachondeo, sobre todo Juanito, porque vino con zapatillas de fútbol sala e iba pisando nieve en varios tramos. ¡Qué tiempos!

El camino propuesto en la ruta, no pasa por la puerta de la mina, sino que la bordea. Es un camino espectacular llano en su mayoría, que no conocíamos y que se hace muy agradable. Llega hasta la carretera que baja del puerto de Canencia y empalma con el sendero clásico que nos lleva por el valle hacia el camping para terminar en la estación. Vamos disfrutando como chiquillos sorteando los innumerables charcos y piedras que en algún punto hacen bajarme de la bici.

Admiramos a Alfredo viendo como pasa por varios puentes de piedra en los que Mario y yo, lo hacemos a pie. Ahí, un error y ese día comes sin sal (en el hospital). Noto que llevo tiempo sin montar y he perdido pericia. Incluso en un punto, cerca de Bustarviejo al intentar bajarme, se me ha quedado el pie enganchado en el pedal y he dado un revolcón por unas matas de cantueso. Sin consecuencias más allá de levantar un suave olor a romero que sólo Mario y yo hemos disfrutado, porque Alfredo iba ya con la clásica «putansia» de las 13:00.

Y nada más. Llegamos a la estación para comprobar que a los «menas» los habíamos prejuzgado erróneamente y después de lavar las bicis nos volvemos a Madrid no sin antes tragarnos un atasco por obras en la carretera de Colmenar. Día estupendo con buena temperatura para esta época del año y bonito paseo para ir tomando el pulso al nuevo reto del 2023.

Os dejo con el gran Sinatra y su Fly Me To The Moon.

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CASA DE CAMPO-EL PARDO

Ruta realizada el Jueves 12/01/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
59.8 km
361 m
8 Km Distancia Madrid
7h03'
4h24'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Juanlu, Pepe, Mario

Mas detalle ruta

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Reproductor audio crónica:

Alla va la cronica del jueves, de un frio no tan frio 12 de Enero, hace dos dias, camino de tres. Joder lo que me cuesta arrancar. Entiendo , mejor dicho, no lo entiendo ¿Porque quereis que yo escriba? Me aburro al leerme, soy un bodrio. Mi didactica no esta a la altura de las grandes plumas de este grupo. No se yo os leo y me parece que lo haceis exquisitamente, sois amenos, divertidos y entretenidos. No se quizas sea falta de formacion por mi parte y algun complejo, que llevo incorporado. Enfin me toca y que le vamos hacer, vosotros lo habeis querido, hay os la dejo….

Quedamos a las 10,30 en el parking de la Casa de Campo. Domingo venia en coche, logico, venia desde la otra punta (todo un campeon, tengo que decir, con su lesion de rodilla incorporada), y al rato aparecio Pepe, el incombustible Pepe, inasequible al desaliento, le da lo mismo el frio que el calor, siempre con buena cara, asi da gusto salir con los amigos, y tambien el que suscribe, en el dique seco desde Septiembre, arrastrando una debilidad de tobillo que al dia de hoy me dura, por un esguince de tobillo mal curado. Y parece ser que no venia nadie mas. Aunque despues de meternos en faena y ya alejados del parking, recibimos una llamada : era Mario, que venia de su casa, y que por el Juan Carlos I, habia enlazado con el anillo y se habia presentado en el parking y nos estaba esperando, con dos cojones .A si que fuimos a por el. El sabado parece ser que se ha hecho otra con los biciglotones, mi admiracion Mario porque tampoco, me da a mi la impresion, que estas como quisieras…..

Y luego esta lo de la jefatura, Felix jodido, Alfredo mas de lo mismo y Rufi que tiene algo con un perro ¿seran los 60? ! Un horror como esta el grupo ! ! rebosante de salud ! ! A mejorarse chicos !

A mi me dijeron que la ruta, iba a ser llana, que lo fue, y facilita, pero al final salieron 60 km. Es de esas que te dicen 60 km hay que hacer, y tu dices ni de coña. Pero luego te vas entreteniendo por todas esas trialeras veniales chulas, que tiene la Casa de Campo, blanditas por la humedad, con buen agarre y cuando te quieres dar cuenta, la cabeza esta cojonuda disfrutando, pero las piernas te recuerdan que llevas un exceso de km. Por cierto estas trialeras blandurris, nos daban miedo, pensando que al final de alguna de ellas, iba a estar algun guripa felicitandonos el año (son 100 pavos), a si que pensamos que se jodan los guripas y que se jodan los 100 pavos (bueno eso lo digo yo). Y eso que la Casa de Campo, el jueves, estaba llena de policias, enseñando a los futuros perros policia , con ese olfato que tienen a detectar, drogas, explosivos y a perseguir algun jilipollas que bajan por las trialeras, sabiendo que no se puede.

Entre que subiamos y bajabamos, fotos aqui, fotos alli, hablando como es costumbre de lo divino y de lo humano, hay va ,si son las 12,45, lo siguiente es comer. Nos despedimos de Mario, que no se quedaba a comer, y nos enfilamos hacia El Pardo, entre sube pasarelas, baja puentes y entre las orillitas por la margen izquierdo de la M-30, salimos a la carretera de El Pardo, pasamos por Somontes, todo un clasico de quedar de este grupo, para hacerse una pardada (frase mitica). Mientras vamos hacia el pueblo de El Pardo, nos cruzamos con bastante gente, que van y vienen, gente jubilada y tambien con un grupo de soldados, corriendo en formacion, haciendo ganas de comer..

Mientras tanto, ya se me hacia largo, y me noto el tobillo algo dolorido, mientras llegamos al nuevo restaurante, en los confines de El Pardo, cerca de donde han enterrado a Tutankhamon, ese que nos ha enviado la pandemia y a la filomena ! que lo hubieran dejado donde estaba coño !

La impresion por fuera del restaurante, parecia una cantina del oeste, luego cuando cruzas el umbral de la puerta, de repente cambia para bien. Tiene terraza de verano y aunque eramos tres al principio, y pensando que ya no ibamos a ser mas, se lleno al poco ( lo que incomodo a Pepe) y dice mucho del sitio en cuestion. No es facil dar con el restaurante, pero merece la pena comer alli. Felicidades Pepe, todo un acierto.

Lo peor la vuelta, no apetecia nada montar en las burras, y ademas estaba anocheciendo y no se veia un alma andando, parecia que los habian abducido a todos. La siesta es el mejor invento del mundo. Lo dicho 60 km, con estos tres craks, con los que he compartido el dia y que si hubieran sido 160 km , pues hubieran caido igual. Eso si con dolorcito de tobillo, incluido. Hasta la proxima.

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Talamanca de Jarama-Espartal-El Molar. Para empezar bien el año

Ruta realizada el Jueves 05/01/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
35.7 km
748 m
40 Km Distancia Madrid
4h11'
3h10'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, con algunas fincas privadas

Participantes: Pepe, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 9.5
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Esta mañana amenazaba frío, así que me he abrigado. De camino a Talamanca, por la carretera de Algete, Cobeña y Fuente el Saz el termómetro marcaba 2,5 grados bajo cero. Por suerte, llegando al anodino pueblo donde hemos quedado ya marcaban dos grados positivos. Sin embargo había un viento que hacía que la famosa sensación térmica fuera más baja. Todo un espejismo porque, al poco de empezar a dar pedales la temperatura corporal se ha regulado.

Dice el refrán que «si quieres saber quién es Pedrillo, dale un carguillo». Yo suscribo ese refrán y, aunque no rime, diría que, si quieres saber quién es Pedrillo, dale una parcela para que se construya una casa. En algunos pueblos de nuestra geografía hay algunas casas que, solo viéndolas son mejores que el test de rorschach para hacerte una idea de la psicología de los dueños. Talamanca de Jarama es un perfecto exponente de ello. Le preguntaba yo a Pepe qué harían a diario las gentes de ese pueblo y de algunos similares. Es verdad que la cercanía a Madrid permitirá que algunos habitantes trabajen o vengan frecuentemente a la capital pero ¿cuál es la vida en esos pueblos castellanos, manchegos, etc donde parece que la vida no pasa, sino que se escapa?.

En fin, este es el preámbulo de una ruta donde hemos dado pedales, bastantes, pero, además, hemos hablado y «filosofado» mucho. Pepe con más criterio, capacidad y formación y yo con el desparpajo que da la ignorancia. Hemos hablado de padres, de hijos y de hijos de puta. De lo divino y lo humano y de cómo deberíamos afrontar la vida, de un modo «más oriental» (Pepe dixit) y que, sin embargo, la edad nos lleva por otros derroteros más peleones, beligerantes e inútiles.

Ah, coño, la crónica de la ruta!!!. , pero si ya os la sabéis. Esta la hemos hecho pocas veces, pero, entre unas y otras, recuerdo anécdotas con casi todos los miembros del grupo, incluso con los que llevamos meses sin verlos. Esta vez no hemos visitado el puente romano (o románico) y hemos iniciado directamente la ruta, cruzando el menos atractivo pero más oscilante puente metálico que cruza el río.

Las pistas hasta el pueblo de El Espartal son anchas y cómodas. Aunque ha llovido, el suelo estaba duro por el frío y se rodaba bien y a buena velocidad.

Como aquel rey que decía que el sol no se ponían en sus dominios, Pepe dominando el Espartal. No es Felipe II, ni se las ponen igual que a él, pero es mucho más guapo y mejor persona

La despedida de El Espartal ha coincidido con la bienvenida de la primera subida trialera. Un sendero estrecho que hoy estaban limpiando y desbrozando los forestales. Aunque nos han dicho que las chuletas las tendrían sobre las once de la mañana, no hemos podido esperarnos más tiempo. No sé cómo habrán resuelto el problema de la hidratación, porque habíamos quedado en que el vino y la cerveza los poníamos nosotros.

Pepe rematando la faena

En la ruta de hoy hemos evitado, además de la visita al puente de Talamanca, algunos de los errores que cometimos en las otras ocasiones que hicimos este mismo camino. Así, por ejemplo, no nos hemos metido por la subida imposible que marca el track y que, en su día, intentamos, comprobando que era imposible subirlo montado en la bici, además de absurdo, porque el punto final era el mismo al que se llega por la pista, inclinada, eso sí, pero practicable. Sin embargo, hemos dejado de hacer algunas bajadas que sí probamos en su día. Los motivos han sido diversos: la mayor edad y, por tanto, mayor cordura, las roderas que habían hecho las motos, dificultando, todavía más, las trazadas, las vayas metálicas que habían colocado al final de alguna de estas bajadas y que auguraban un final poco feliz…..

Una de las cuestas que se bajaron en su día pero que hoy han sido oportunamente rodeadas.

En un momento de la ruta hemos llegado a un punto en el que, en su momento, vimos que el afanado dueño de la finca no solo había puesto unas ramas para disuadir a los ciclistas de pasar por allí, sino que había ocultado alambres de espino entre las ramas para hacer la cosa «más divertida». Tras un breve debate sobre si atravesábamos la finca o dábamos un rodeo, finalmente hemos optado por violar los avisos del propietario e ir por el camino mas corto. Hemos podido apreciar que no habíamos sido los únicos. El sendero estaba surcado por roderas de motos que incrementaban esa sensación que, al menos yo tengo, de que la técnica en la bici de montaña se pierde con mucha facilidad y, en cuanto te descuidas, el manillar cobra vida propia y le da por ir por donde quiere.

La ruta pasa cerca de El Molar, y la cuesta que empieza en el paso, que hemos cruzado mil veces, te recuerda que has bajado muchos metros para volver a recuperar la misma altura. Así, sin comerlo ni beberlo, al final te cascas más de 700 metros de desnivel y, como dice Pepe, no en una dosis de puerto continuo, sino en «pequeñas diócesis» de rampa, rampita y rampón. A mí, las ultimas se me han atragantado un tantito, que dicen los mejicanos.

Cuando hemos llegado al pueblo la temperatura era mucho más agradable. Pepe ya se había despojado, hace rato, de su esquijama y yo de la camiseta interior. Hasta tal punto estaba buena la mañana que hemos cerrado la jornada con una cervecita en la terraza del Mesón Talamanca, donde Pepe ha liado al hijo de la dueña con la expresión de «renunciar» o no a los torreznos.

Magnífica forma de empezar el año. Excelente compañía, buena conversación (a veces hasta subiendo) y temperatura poco apropiada para estas épocas del año (así no esquío yo este año en condiciones ni de coña) pero agradable para rematar la jornada.

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