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Vuelta Guadalix de la Sierra – Bustarviejo. Celebración de los 53

Ruta realizada el Domingo 28/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
30.6 km
571 m
41 Km Distancia Madrid
3h01'
2h26'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Félix, Juan, Miki, Pepe, Rufi, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 15.9
Descarga ruta: Guadalix-Bustarviejo20210328.gpx
Reproductor audio crónica:

Ya intentó Pepito hace una semana hacer esta ruta y al final no cuadró. Menos mal que insistió porque es muy divertida.

Iniciamos la ruta desde Guadalix de la Sierra, pero antes de empezar nos hacemos la mítica foto en la Plaza del Ayuntamiento con el gran Pepe Isbert. Esta vez desde abajo y no en el balcón.

Lo primero que nos toca es cruzar el Arroyo de Navacerrada por un paso de piedra. A Juanito le surge la duda si el sobrino de Pepe lo pasaría montado, y este le dice que incluso con la Gravel.

Seguimos por unos caminos estrechos, arenosos pero muy chulos, antes de empezar la primera subida con muchas piedras a la altura de Navalafuente. Esta subida nos pone a cada uno en nuestro sitio. Cuando termina nos quitamos toda la ropa que nos sobra y la guardamos bien dobladita, que somos muy apañaos, aunque unos más que otros. La prenda perfecta en este momento es el chaleco que, por supuesto, sólo lo llevan Juanito y Mario, que lo traía de serie. Alfredo no pierde la oportunidad y se “disfraza” de verano total.

A partir de este momento nos queda la subida hasta Bustarviejo, que convertimos en una carrera sin cuartel hasta llegar al ambulatorio, para pedir nuestra ración de oxígeno.

Decidimos que los bancos del Consultorio Médico, donde los lugareños esperan el resultado de la PCR, es un buen sitio para tomar el plátano y recuperar fuerzas.

Después del descanso completamos las últimas cuestas, haciendo todo lo posible por recorrer las calles del pueblo en dirección prohibida. Este arte le gusta mucho a un amable bustareño, y nos invita a que nos metamos la bicicleta por donde la espalda pierde su nombre.

Aunque a Mario se le quedaba corta la subida de los 7 Kilómetros, nos alegramos que comience el descenso por unos divertidos caminos, senderos, trialeras atravesando la Dehesa del Hornillo y finalizando a la altura de Miraflores.

En ese momento giramos a la izquierda para cruzar en varias ocasiones el arroyo y continuar de bajada con cantidad de piedras, curvas, saltos, tramos de descenso técnico. Una Pasada.

En este tramo es donde hacen una impresionante exhibición Alfredo, Fer, Juanito y el Jefe, dejando claro que era un día donde les sobraba el “Flow”, y que era imposible seguirles.

Por último, volvemos a cruzar el Arroyo de Navacerrada donde Fer decide pasarlo por el medio gritando “nenazas”, poniéndose de agua hasta arriba.

Como lo prometido es deuda, conseguimos sentarnos en una terraza para que pudiera invitar a mis amigos a una cervecita, y así celebrar los 53 añazos que me han caído.

La ruta hubiera sido completa al 100%, si todos hubiéramos visto a varias guadaliseñas que decidieron exhibir sus encantos tomando el sol, y que solo Fer y Juanito disfrutaron.

Un paseo muy chulo, espero que Juanlu y Domingo se puedan apuntar la próxima vez, y así disfrutar todo el grupo de estas salidas.

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Munich – Tegernsee

Ruta realizada el Domingo 28/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
64 km
220 m
1483 Km Distancia Madrid
5h29'
4h10'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Ana, Benedikt

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Muc-Tegernsee_-_Ride_-_Strava1.gpx

Llevamos un mes metidos en casa mientras cae el diluvio universal, os podéis imaginar con qué ganas hemos cogido la bici a la primera que ha salido un rayito de sol! … También os podéis imaginar la forma física penosa en la que estamos los dos después de tres meses con el gimnasio cerrado…

Selección de la ruta

Salimos de casa a las once, después de un desayuno contundente y de escuchar pacientemente la rueda de prensa de mamá Merkel con la lista eterna de todas las cosas que no está permitido hacer. No ha dicho nada de no montar en bici, así que mientras no se nos vaya la mano y crucemos sin querer a la frontera a Austria, no hay por qué preocuparse.

La salida de Múnich fue un poco molesta porque todos los domingueros del mundo habían salido a pasear, pero una vez que cambiamos los edificios por explanadas de hierba y el carril bici por pistas de tierra, empezamos a coger velocidad y a disfrutar del camino.

Benedikt es un poco pesado con que soy una lenta, pero como esta vez llevaba yo los bocadillos, no se ha atrevido a dejarme atrás y perderme de vista porque sabe que me los como.

Poco a poco se va calentando el día y se me van calentando los cuádriceps, cuando por fin hacemos un descanso (llegado el ecuador de la ruta), aproveché para sacar mi sandwich de pan alto en proteínas con aguacate y queso fresco (una es realfooder). En la pausa ya se veían los Alpes nevados a lo lejos, así que con la tripita llena y la motivación renovada, seguimos nuestro camino hacia Tegernsee.

La segunda parte de la ruta se hace más cuesta arriba (literalmente, porque nos vamos acercando a los Alpes, pero también metafóricamente porque a una se le cansan las piernas). Benedikt decide que es buena idea «tomar un atajo». Maldito alemán, no llevábamos dos pedaladas en un valle oscuro y frío cuando se me hunde la rueda de delante en lo que con seguridad eran arenas movedizas y mis Adidas Ultra Boost nuevas y blanquitas se hincan en el barro más asqueroso que he visto nunca. Qué si he llorado? Quizá un poquito…

La salida del valle fue una putada, todo cuesta arriba y lleno de raíces y piedras, jopé! Que La Perla Negra no tiene doble suspensión y sólo tiene cambios en un manillar, está hecha para pasear por ciudades pijas y caminos cuidados, no para esos baches horribles!

El alemán se hizo perdonar cuando me compró un café y un bizcocho de zanahoria en la primera granja que encontramos a la salida del valle del demonio. Para afianzar la jugada me hizo unas cuantas fotos y me repitió un par de veces lo bien que me quedan los pantalones de montar en bici… qué os voy a decir, una es fácil de convencer.

Cuando retomamos el camino yo empiezo a sospechar que vamos a tener que volver en tren, por mucho que hagamos parada para mirar las alpacas de las granjas y por mucho solecido en la cara que me dé, el trayecto se empieza a hacer largo y las pistas asfaltadas que cruzan los campos de pasto empiezan a resultar monótonas.

Menuda alegría cuando por fin se empiezan a ver los Porche descapotables de los domingueros pijos, las mansiones de los médicos Muniqueses y las parejas con bufandas de Burberry y gafas de sol caras comiendo helado. Ya no puede quedar mucho. Os he dicho que a Tegernsee lo llaman el lago de los pijos?

Nosotros, que somos plebe, nos sentamos a orillas del lago a compartir una pizza para llevar. Cabe decir que los restaurantes están cerrados, que de otro modo, aun llena de barro y apestando a sudor, me hubiese sentado en la mesa a comer un Schnitzen con patatas y me hubiese quedado tan fresca.

Una siestecita rápida al sol y nos subimos al tren de vuelta a la ciudad, Bene hizo amago de sugerir volver en bici porque el tren estaba lleno y le da miedo el corona, pero creo que mi cara de agotamiento le disuadió. No confirmo ni desmiento que me quedase dormida a la vuelta en el suelo del tren, ni que se me cayese la baba un poco en el hombro de mi marido.

Manana pretendemos hacer otra ruta, veremos si el magnesio que nos hemos chutado esta noche ayuda con las agujetas!

PD- Tengo entendido que hemos hecho nosotros más kilómetros que los de Madrid… flojos, que sois unos flojos…

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Navalcarnero, una excusa para comer bien

Ruta realizada el Jueves 25/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
42.9 km
458 m
29 Km Distancia Madrid
3h26'
2h40'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

Mas detalle ruta

Temperatura media: 23.7
Descarga ruta: Navalcarnero-20210325.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy es el cumple de nuestro querido Miki. A los 53 añitos se encuentra en lo mejor de la vida. Sólo le falta un pequeño detalle que obvio decir. Sólo diré que la perfección la habría alcanzado si hubiera formado parte de esta crónica como protagonista. De cualquier forma, MUCHAS FELICIDADES. Te queremos, amigo.

Los tres intrépidos de hoy han echado de menos al resto del equipo que por diversas circunstancias no han aparecido por estas tierras de cereales y vitivinícola. Un día con más calma deberíamos visitar el casco antiguo. Es muy interesante conocer las cuevas que horadan gran parte de las casas antiguas y que se comunican como el alcantarillado, pero con la más grata función de conservar alimentos de las furibundas temperaturas veraniegas que se gastan por estos lares.

La ruta es la repetición de la que hicimos en enero del 2020 y que nos contó Juanlu. La diferencia fundamental es que el campo en primavera otorga otros colores, olores, sensaciones…etc, que hacen más agradable su visita. Aunque larga, se hace con mucha soltura debido al escaso desnivel y que no es nada exigente técnicamente. Así que hemos ido como flechas y sólo parando para las fotos esporádicas y el inevitable plátano.

Domingo es ungido con un rayo cósmico de sabiduría mientras admira el chopo de Sacedón

Lo más interesante viene al final. El restaurante Senderuela ya nos dejó un buen recuerdo y en esta ocasión se ha ratificado. Y si no, que se lo digan a Alfredo que con su habitual voracidad, ha comido en un abrir y cerrar de ojos, los dos platos y el postre de hojaldre con nata y chocolate fundido, al que no nos ha permitido acercar la cuchara.

Y para terminar, una muestra de la inteligencia de nuestros políticos. He aquí la obra maestra del urbanismo de Navalcarnero con un diseño vanguardista de un carril bici de 50m que se adentra en el futuro, en la cuarta dimensión o en algún multiverso paralelo de la metafísica (que diría M. Rajoy).

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Tres Cantos-Puente Marmota-Colmenar. No es el día de la marmota

Ruta realizada el Domingo 21/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
46.1 km
996 m
20 Km Distancia Madrid
3h48'
3h25'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Rufi

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Tres-Cantos-Marmota-Variantes-2021-03-21-09-32-11.gpx

Está empezando a ser un clásico que me toque escribir la crónica cuando el quorum de la ruta ha sido más bien bajo. Hoy hemos sido los justos para poder hacer que la ruta compute en las estadísticas, según los criterios definidos por Pepe.

Mal está para que el Atleti no gane la liga y lo mismo para que no gane yo la champions. Sin embargo, los que somos del Atleti sabemos que siempre hay una epidemia de lesiones, de covid o de gonorrea que tire al traste con las esperanzas. Yo voy a ganar la champions por incomparecencia o por «anenazamiento». Hoy el jefe tenía mudanza, incumpliendo el sabio principio de «en época de tribulaciones, no hagas mudanza». Pepe tiene alergia al pelo de marmota. Juan se había hecho pupita duodenal y a Miki le habían implantado el mocho. Domingo y Mario, silencio de radio.

Pues, con esta asistencia, Alfredo y yo, hemos hecho la sempiterna ruta de la Marmota. Pero, ojo, Alfredo había avisado que habría variante y fue verdad. Hemos tocado muy pocos tramos de la ruta tradicional y hemos innovado, descubriendo nuevas sendas y caminos por los que nunca habíamos transitado.

La primera variante surge inmediatamente después de la bajada larga de la ruta tradicional. Ahí, en lugar de comernos la subida de siempre, nos hemos desviado a la izquierda, descubriendo una nueva vía que serpentea por la verja del Pardo y que acaba desembocando, con alguna zona más técnica, en la trialera de bajada al puente de la Marmota. Además del paisaje, inédito hasta ahora, esta nueva ruta tiene la ventaja de que no nos hemos encontrado a nadie hasta prácticamente el final. Sí, a nadie, ni excursionista ni ciclista, lo cual, tal y como estaba hoy la cosa, ha sido muy de agradecer.

En el Puente de la Marmota nos hemos cruzado con 50.000 ciclistas, la mayoría con eléctricas. ¿Cuál será el motivo por el que los torpes no son capaces de elegir la trazada buena cuando van subidos a la bici pero la descubren siempre una vez que se han bajado, dificultando el paso a los aguerridos que venimos detrás? Esta máxima se ha cumplido y ha estado a punto de dar con los huesos de Alfredo en el suelo, pero su pericia le ha permitido salvar la molicie del torpe.

La segunda variante surge, precisamente, en la trialera de subida que nace en el puente. Tan pronto como se inicia la subida y se sortean las dos primeras curvas y los cuatro torpes que se habían puesto en medio, en lugar de seguir la ruta habitual, nos hemos desviado a la izquierda, advirtiendo a uno de los torpes, que no nos siguiera porque los cabrones de sus amigos se habían ido por el otro ramal.

Esta parte es muy bonita y, si bien tiene un tramo que nos hemos tenido que empujar, porque era impracticable, en general es muy asequible, Aun así, Alfredo ha encontrado un Rolex Oyster Perpetual que no ha podido dejar en el suelo y se ha tirado a por él. Inmersión sin consecuencias.

Cuando empezaba un tramo de sube y baja, muy parecido a la parte odiosa de la ruta tradicional, nos hemos vuelto a desviar hacia la izquierda por una senda estrecha y muy entretenida que nos ha llevado hasta la ya consabida zona de los «anfibios y reptiles». Ahí nos hemos encontrado con un tropel de eléctricas, Uno de ellos llevaba el sillín que parecía Torrebruno pedaleando en un triciclo. ¿No se dará cuenta el alma de cántaro de que así se va muy incómodo, hasta en eléctrica?. Para no comernos su polvareda, he acelerado el paso, saltándome una nueva desviación que incluía la ruta. No ha venido mal porque ya íbamos picados y todavía nos quedaba el tercio de banderillas.

Rebaño de vacas (y de ciclistas con eléctricas) que han hecho que me distanciara, perdiendo una de las variantes de la ruta

Hoy sí hemos elegido el tramo que, desde el puente Romano lleva a Colmenar, pero no por el barranco. Es una alternativa exigente pero menos técnica que su prima de la derecha. Muy divertida, con sus partes técnicas y demandando de nosotros lo mejor que podíamos dar, nos ha llevado la ruta hasta Colmenar. En nuestro track de siempre hubiéramos atravesado el pueblo, subiendo por la carretera hasta la plaza del helicóptero y, desde ahí al cementerio. Pues, en este caso, en lugar de hacer eso, hemos reculado hasta encontrar un ramal que nos ha evitado entrar en el pueblo.

Hasta la subida de vuelta a Tres Cantos la hemos hecho por caminos distintos a los de siempre. En definitiva, ha sido una ruta nueva y muy interesante, exigente pero practicable y, sobre todo, que ofrece una alternativa muy bonita a la sempiterna ruta de la Marmota.

Perdón por lo descriptivo de esta crónica, pero merecía la pena destacar la novedad. Gracias a Alfredo por descubrir nuevas posibilidades a la ruta de siempre

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Titulcia secreta: yesos, romanos y dacias

Ruta realizada el Jueves 18/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
38 km
659 m
33 Km Distancia Madrid
4h39'
3h00'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu, Pepe, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 15.6
Descarga ruta: Titulcia20210318.gpx
Reproductor audio crónica:

Esta rutita fue propuesta por nuestro amigo Gustavo. La verdad es que no frecuentamos mucho esta zona, así que nos llamó siguiendo las recomendaciones, decidimos realizarla. Titulcia suena a romano y algunos restos quedan pero poca cosa. Se trata más de un reclamo turístico que otra cosa.

La convocatoria fue un tanto caótica. La ruta era larga y era previsible que tuviésemos que cortarla si no queríamos madrugar mucho, que no era el caso. Se propusieron varias rutas y, al final, se montó un carajal de opciones. Tampoco estuvimos muy finos al concretar la hora de llegada lo que provocó un abanico de momentos de llegadas. El colofón lo puso Félix, cuyo navegador decidió mostrarse creativo, enviándolo a Torrejón de Velasco. Después de un intento de linchamiento por parte de algunos elementos del grupo, pudimos partir a una hora razonable, 45 minutos después del horario previsto.

El comienzo transcurre por un secarral en subida con un refrescante viento de cara que anima notablemente el cotarro. Una vez finalizado el cuestón, vienen unos senderos de bajada que dividen el grupo, like it’s usual. Por un lado, las nenazas que cogen la alternativa pistera, y por otro, los legionarios que afrontan las bajadas sin miedo. Nos reunimos todos en la Laguna de San Juan, donde Juanlu nos explica la vida y costumbre de la aguililla pescadora (???).

Aquí empezamos un ir y venir por pistas destinada a la explotación agrícola, llenas de encanto aliñado por un potente viento de cara. Lo que tendríamos que haber atravesado a toda leche se hace pesado. Finalmente llegamos a la bifurcación que nos llevaría al castillo de Casasola y al barranco del Valmuerto. Dada el retraso que acumulamos y el viento que nos despeina, decidimos dejar este ramal para otra ocasión, continuando alegremente la travesía del páramo salpicado por algunas explotaciones agropecuarias.

El terreno está salpicado de pequeñas lagunas y es llano como la palma de la mano.

Empieza a cundir el desanimo entre nuestras filas, cuando, inesperadamente, comienza una subida para animar el asunto y que no hace más que meternos en un secarral. Apenas hay algunos olivares y vides retorcidas como si no estuviesen a gusto en semejante vergel. Menos mal que Félix, con ese capacidad de naturalista que le viene del nombre, ve una perdiz intentando refugiarse sin conseguirlo.

Unos pensamos en adoptarla y otros en comérsela. Ante la disyuntiva, decidimos que lo mejor es soltarla.

Aprovechamos la parada para el reavituallamiento y así poder observar el paisaje, o lo que sea, con detenimiento. La cosa es que éste, a partir de aquí, va progresivamente cambiando, llenándose de cultivos que nos dan un respiro con su verdor. Mirando el mapa, veo que esta zona se denomina la Vega. Normal. Incluso, alguno me recuerda un salvapantallas de Windows…

Nos vamos acercando a nuestro principal objetivo, la mina del Consuelo. Así entramos en el parque Regional del Sureste, dirigiéndonos de cabeza al barranco de la Purga (el nombre, de salida, da mala espina). Debo decir, que de primeras no me gustó nada el firme de piedra suelta, así que los nenazas dejamos a la élite ir los primeros. Luego, se fue suavizando y resultó ser de los más disfrutón, además de encontrarnos con un paisaje muy original lleno de formaciones yesíferas.

El barranco acaba abruptamente frente al Jarama.

Al final del mismo llegamos a una llanura dejando a la derecha una pared donde se encuentra alguna cueva con yacimientos arqueológicos y paleontológicos. En esa misma pared es donde se encuentra la mina.

La mina se encuentra en el término de Chinchón y es de sulfato sódico (un desecante de p… m…., que también se usa en la fabricación de vidrio) y actualmente es propiedad de una compañía francesa (no iba a ser española), aunque la mina no es operativa desde 1919. Se supone que para entrar hay que solicitar un permiso pero…

La subida, resbaladiza y con bastante pendiente, tuvo su historia porque, claro, nos empeñamos en subir las bicis: semos ansí. Pero valió mucho la pena, la verdad.

Después del relax, tuvimos que retomar el camino que dejamos cunado bajamos el barranco de la Purga, lo que implicaba un cuestón mas que considerable que solo subieron sin poner pie Alfredo y Rufi. Al final del mismo ya estaba casi finalizado.

Después de otra cuesta (como no), en mitad de la cual hay un recordatorio de la batalla del Jarama, llegamos a un mirador en la confluencia del Jarama con el Tajuña, desde que se puede observar toda la comarca.

Llegamos a comer a una hora razonable. La oferta culinaria no era muy amplia y nos dirigimos a donde nos aconsejaron, a la plaza del pueblo. Allí, dejamos nuestros jumentos y nos relajamos con la consabida cerveza.

Allí nos atendió una camarera profesional, de la Dacia para más señas, que supo cubrir con su servicio y atenciones la deficiencias de la comida. Es la primera vez que veo a Alfredo dudar. No voy a entrar en detalles de lo que ocurrió allí porque lo que sucede en Titulcia no sale de Titulcia (quod non accidit in Titulcia venire de Titulcia). A no ser que el comisario Villarejo quiera, claro. Lo dejo ahí.

Fue una jornada muy divertida, llenas de risas y bromas, con el tema del bicho rondando, como siempre. La ruta es normalita pero tiene sus joyas que hacen que merezca la pena.

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Azud del Mesto y Dehesa de Moncalvillo

Ruta realizada el Martes 16/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
22.7 km
287 m
31 Km Distancia Madrid
3h15'
2h08'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Leo, Paco Díaz

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Azud-del-Mesto-2021-03-16.gpx

Hay que aprovechar estos primeros días primaverales y tiempo fresco que es ideal para pedalear. Que no nos pase como el año pasado que por culpa del virus, nos dejaron encerrados durante la parte más bonita del año. Así que este año me pienso resarcir y aprovechar hasta el tuétano de esta primavera que promete estar tan bonita como la humedad y las lluvias se lo facilite.

Como los martes los golfistas andan dando golpes a la bola y yo aún no me atrevo a ir al gimnasio, he decidido que hay que salir al campo otro día más a la semana, es decir tres. Leo y Paco se apuntan a un bombardeo por segundo martes consecutivo, así que les preparo una ruta saliendo de El Raso en San Agustín de Guadalix. A última hora, se apunta Domingo que recién llegado de La Palma está con ganas de bici. Pepe estaba invitado, pero tenía otra cita con un amigo.

Salimos poco más tarde de las 10:45 después de los correspondientes saludos y parabienes. Por el margen del río Guadalix de espaldas al polígono industrial, nos vamos acercando a las pistas del Canal y al desvío que nos baja a la cascada del Hervidero. Hoy no es un hervidero de gente como los fines de semana. Sólo encontramos a una moza de espléndidas hechuras y magníficas caderas, sin duda hechas para pecar. Enseguida se presta a mi casta solicitud de que nos saque una foto y mientras distraídamente posamos, le hacemos una radiografía, por no decir mamografía, de cuerpo presente. Se quita la mascarilla y pierde un poco de encanto. No es tan moza, ya que frisa los cuarenta y… lo que no impide la observación meticulosa de esa curvas generosas en las que se adivinan unas carnes prietas, cinceladas por el tiempo en duras jornadas de gimnasio. Tras un poco de conversación sobre el posible recorrido de la zona, sin otro interés de un servidor de que «la ninfa de la cascada» disfrute la mañana como sin duda se merece, continuamos sin comentarios aunque relamiéndonos, ascendiendo por la calzada con la intención de salir al Canal del Mesto.

El recorrido está espectacular. Nos encontramos con dos grupos de quinceañeros con su profesor al que adivinamos explicando el origen de las piedras del lugar. Afortunadamente apenas encontramos otros paseantes. Llegamos hasta el azud donde les cuento la historia de la pequeña presa, que ese es el significado en árabe, realizada en el último cuarto del siglo XIX con la mano de obra de presos, para corregir el error de la construcción de la Presa del Pontón de la Oliva que como sabemos quedó en desuso tras su inauguración por la permeabilidad de su suelo. Creo recordar que la presa del Villar se construyó, para sustituir la presa del Pontón y mientras, el azud del Guadalix mantenía con su escaso caudal, las cada vez más importantes necesidades de agua de Madrid que ya rondaba los 700.000 habitantes. Los arroyos del Abroñigal, el de la Dehesa de la Villa y otro que no recuerdo, apenas aportaban el mínimo imprescindible de caudal y por ello, los ingenieros comenzaron a reconducir las apreciadas aguas del Lozoya, mientras que las aguas del más cercano Manzanares se usaban para el regadío, que no para beber por su insalubridad.

Me enrollo. Volvemos sobre nuestros pasos y tras unas dudas de por donde hemos de seguir, enfilamos una cuesta donde los diversos ropajes nos van sobrando. Paramos tras pasar una valla que nos avisa que nos adentramos en la Dehesa de Moncalvillo. Nos quitamos ropa y damos cuenta de los plátanos. Leo, no. Ha venido como Santi, el de la semana pasada. Sin mochila, sin agua, sin plátano… Vamos a tener que hacer un casting riguroso antes de empezar las rutas.

Rodamos un poco más y tras alguna pendiente sin mayor relevancia, comenzamos el retorno a través de bellos y verdes senderos que nos llevan de nuevo a las salida de la dehesa, no sin antes sortear algunas vacas. Una de ellas, lanza una coz sin mucho convencimiento, al verse acosada por esos extraños seres sobre ruedas. O sea, nosotros.

Bajamos una zona un poco trialera, donde Paco decide que mejor se baja por si las moscas. Cogemos el asfalto irregular de unas de las pistas hasta la desviación donde cogemos un senderito en suave descenso que hace las delicias de los cuatro. Nuevamente las vacas interrumpen nuestro camino y nosotros, su quehacer alimenticio con las tiernas y verdes hierbas.

Llegamos a la carretera donde subimos hasta el restaurante La Kedada donde hemos comido en la terraza, un menú muy cumplidito y bien presentado con postre y café por 13 euros. Apenas sobremesa porque se está levantando un poco de corriente que tiene a Leo mosqueado no vaya a ser que esto termine con una dolorosa e inoportuna lumbalgia. Así que volvemos hasta los coches y allí nos despedimos con la intención de repetir el próximo Martes; bien senderismo o bien de bici. Si el tiempo lo permite.

Aquí os dejo el video resumen de lo antedicho.

PD: Domingo, lamento que no salgas, pero es que no te he hecho fotos de cerca. Lo siento, amigo.

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Torrelodones interruptus – La gran Moñigada

Ruta realizada el Domingo 14/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
26.4 km
649 m
25 Km Distancia Madrid
3h15'
2h38'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Félix, Juan, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 17.4
Descarga ruta: Torrelodones20210314.gpx

Como el título indica, nuestra intención original era hacer la ruta de Torrelodones – Hoyo – Cuenca Manzanares, pero debido a un error de navegación y a que íbamos enciscados sin parar, nos desviamos de la ruta acortándola 20 km. Como nos sobraba tiempo decidimos moñiguear y descubrir nuevos senderos. Pero empecemos por el principio.

A la cita acudieron los cuatro mosqueperros; el mudo (Juan) , gruñón (Félix) , tardón (Rufi) y glotón(Alfredo). El resto adujeron las excusas habituales cuando se presenta una ruta cañera.

Salimos de Torrelodones (la rima se la dejo a Rufi) a buen ritmo hacia Hoyo de Manzanares. Tan buen ritmo, que tras dos horas sólo paramos una vez y sin hacer ninguna foto. Una vez pasado Hoyo, empieza un senderito dedicado a las bicis de 26. La bicis de 29 apenas pueden meter el manillar y se ven relegadas a la cola del pelotón. Para nuestra sorpresa nos encontramos con un pedazo de valla en mitad del sendero que un paisano ha decido poner para proteger su propiedad de no se que invasores okupas. Afortunadamente, la pudimos abrir (porque saltar era imposible) gracias a que estaba sujetada por unos alambres bastante endebles. Nos tememos que en la próxima salida estén mejor sujetas y ya no podamos pasar.

Cuando ya había hambre de plátano nos dimos cuenta que nos habíamos saltado el ocho que iba mas al norte hacia la cuenca alta del Manzanares y fue aquí cuando decidimos moñiguear por los senderos de la zona. Empezamos con una cuesta infernal a la Casa de Cantos Negros que por los cipreses (causa de mi alergia) parecía el cementerio del lugar y no había ni cantos ni negros.

Aprovechamos y nos tomamos el merecido plátano y otras sustancias dopantes necesarias para terminar la ruta.

Sesión Platanera en la Casa de los Cantos Negros

La ruta (o moñigueo) enganchaba con otro cuestón que nos recordó la sesión con Mario el joven esta vez por los mismísimos Cantos Negros que nos daba una vista preciosa a la casa de los Cantos Negros y al skyline de Madrid.

Vista de la Casa de los Cantos Negros con sus cipreses y las torres de Madrid al fondo

Cuando llegamos a la cima de Cantos Negros nos encontramos una antigua instalación de tiro al plato , que nos lo enseñaron una familia que estaba haciendo senderismo. Probablemente lo utilizaría Paco ya que estaba cerca del Palacio de Canto del Pico

Félix saliendo de evacuar en los servicios de la sierra

Al final enganchamos con el principio de la ruta original y decidimos hacer un ocho para volver a enganchar con el último tramo de la ruta.

Tuvimos la idea de seguir las antenas de alta tensión hasta llegar a la urbanización de Monte alegre.

El sendero se las traía con las bajadas y subidas potentes, y aquí Rufi nos demostró la ventaja de una 29 con sillín telescópico y ruedas de 2.3 o mas (además de echarle huevos).

Aunque en otro tramo necesitó ayuda para pasar la bici.

Nenazas ayudando a otra nenaza a subir la bici por dos piedras de nada

Finalmente siguiendo el cable de alta tensión empalmamos con la ruta original que pasa por el embalse de los Peñascales,

Embalse de los Peñascales al fondo

y encara la vuelta a Torrelodones que tanto Rufi como Félix recordaban como odiosa , pero muy técnica . Nos pasó una bici eléctrica a toda velocidad que ya le recordamos que era trampa.

Bueno , otro día maravilloso entre amigos que aunque nos salimos de la ruta, descubrimos nuevos senderos e hicimos un buen desnivel.

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El Molar-Venturada-Redueña. Como hay copla, me la sopla

Ruta realizada el Jueves 11/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
35.1 km
534 m
37 Km Distancia Madrid
3h40'
2h37'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Félix, Rufi, Mario, Otros

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2021-03-11-El-Molar-Reduena-y-pistas-del-CYII.gpx
Reproductor audio crónica:

El jefe me ha puesto un reto y aquí voy yo con mi cuarteto. Si tuviera más tiempo y más tino lo haría en verso alejandrino, pero como soy un «atorrante» me conformo con la rima asonante.

Hoy solo hemos sido tres, más un infiltrado de invitado. Pepe, como buen pícaro estaba afilando el bígaro y Alfredo con la alergia que lo atenaza, o le está volviendo nenaza. De Domingo no tengo noticia y Juanlu, cual novicia, nos dijo, textual, que le dolía el ojal.

A las 10:30 hemos quedado en el Molar, prestos a pedalear. Como teníamos invitado, encargamos un día soleado y como el nuevo se llama del Brío hemos salido sin frío. El nuevo, llamado Santi, ha traído una pinta que, como poco, era distinta. Tanto ha mosqueado al jefe el «pollo» que se ha pensado que nos quería llevar al hoyo. Sin casco, sin agua y llevando un atuendo que todavía no entiendo.

A la salida del Molar nos hemos comido varias peraltas que, como todos sabemos, son una mierda así de alta.

La ruta ha sido fácil, por lo que hemos ido a ritmo ágil. El punto más alto era Venturada, donde Santi ha pegado la espantada. volviendo al punto de origen, como las normas exigen.

Iglesia de Venturada que, como bandera, tiene la placa de José Antonio Primo de Rivera

Santi empujándose la cuesta para acabar con su gesta

De Venturada a Redueña no hay que hacer mucha reseña. Ahí ha empezado lo más bonito de la ruta, donde nos hemos comido la fruta. Ya sé que hay otras rimas, pero por si lo leen mis primas.

Entre campos y almendros hemos ido avanzando y los kilómetros hilando. Al final han salido treinta y cinco y, por el culo te la hinco. Esta rima era inevitable, aunque suene detestable.

Sin mucho más que contar, hemos vuelto al Molar. No ha habido trialeras ni exigencias y ha sido una ruta para rodar, pero es que no todo va a ser follar.

Y, como decía aquel, dos de la vela, de la vela dos son cuatro, con cuatro que te meto, Aniceto…..con esto y un bizcocho, hasta el domingo a las ocho. Y, sin haberlo preparado, me ha salido un pareado.

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Canencia-Rascafría-Morcuera

Ruta realizada el Domingo 07/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
46.5 km
986 m
51 Km Distancia Madrid
4h07'
3h20'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Juan, Miki, Pepe, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 7.4
Descarga ruta: Canencia-Rascafria-Morcuera20210307.gpx
Reproductor audio crónica:

 Con puntualidad británica nos presentamos en el puerto de Canencia. La duda con la que nos acostábamos pasaba por saber si nos recibiría la lluvia a primera hora o no. De momento no hay amenaza.

 Desde el parking de Cantarranas arrancamos la ruta. Tomamos la pista forestal que nos llevará dirección al alto de la Morcuera. Como liebre de los campeonatos de Europa de atletismo, Pepe sale muy fuerte y se hace los primeros kilómetros en solitario. Los demás vamos en grupeta dándole a la mojada, ya que los desniveles en este tramo no son acusados. Llegamos hasta el paso canadiense fácilmente y nos reagrupamos.

 A partir de ahí, llaneamos unos kilómetros que nos acercan a la larga bajada que nos llevará al Valle de Lozoya. La calzada está bastante peligrosa por la cantidad de piedras, sueltas y rotas, que predominan en el camino. Los brazos y las muñecas sufren con este perfil y Fernando se resiente de su maltrecho codo.

 Llegamos a la Alameda del Valle y nos acordamos de la celebración del bodorrio de nuestro querido Julito. ¡Qué raro que Flechita se cogiera un buen pedo dicho día!

 Los siguientes kilómetros nos acercarán tranquilamente hasta el monasterio de El Paular. Es momento del platanito y qué mejor sitio que el Puente del Perdón para hacer la parada. También movemos el fondo de armario para afrontar la parte más dura de la ruta. Alfredo aprovecha para darnos una masterclass de tarifas de luz y telefonía.

 Retomamos la marcha con cautela porque sabemos que nos esperan muchos kilómetros de cuesta arriba y hay que medir las fuerzas. Alfredo pronto se destaca porque descarta la parada para miccionar, pero la alergia le hace no estar todo lo fino que le conocemos y Fernando y yo le alcanzamos. Es momento de… ¡a entrenar!, y me pongo a tirar para sacudirnos la pereza de lo que nos queda, y para que no se nos engancharan otros tres de otro grupo. La subida se hace llevadera y aunque alguno despotrica del ritmo, sé que le pone cachondo y además nos ayudará a no estancarnos en nuestro nivel, ¿verdad, Fer? ¡Si es que no escarmentamos!

 Tras una paradita, continuamos dirección al refugio y terminamos la ascensión. Mientras nos estamos abrigando, nos pasa una chica con una bici de gravel, que porque no nos pilló en la subida, pero tenía toda la pinta de quitarnos las pegatinas. Eso sí, estaba un tanto despistada, no sabemos si era por buscar el camino correcto o el bígaro perdido. El fin, Pepe que hizo buenas migas nos lo podrá desvelar.

 Mientras nos dirigimos, de nuevo, al paso canadiense, sentimos cómo el frío se nos va metiendo en el cuerpo, y es momento de volver a dar pedales por la ligera inclinación del terreno. Fernando empieza a tirar y abre hueco…¡y después que si soy yo el que se calienta!

  Los últimos kilómetros son de bajada. Vamos disfrutando del trabajo hecho y se agradece que, como el tiempo no está muy agradable, haya poca gente de paseo en toda la pista. Sin más, llegamos a los coches y finalizamos, sin mojarnos, un gran día de bici.

 Nuevo día en la oficina y trabajo hecho en la mejor compañía posible.

Besos de covid pasado y abrazos.

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Quijorna Navalagamella Valdemorillo

Ruta realizada el Jueves 04/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
37.3 km
902 m
30 Km Distancia Madrid
4h47'
3h05'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Rufi, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 13.1
Descarga ruta: Quijorna-Navalagamella-2021-03-04.gpx
Reproductor audio crónica:

Hace tiempo que no veníamos por esta zona. Tenía en la cabeza lo del camión abandonado y los hornos de cal, el terreno seco y duro y la vegetación bastante castigada. Nada que ver con lo que nos encontramos hoy, variando la fecha y el recorrido el paraje es otro. Cierto que repetimos algún tramo de otras rutas, pero cambiando el sentido de la marcha o la imagen que presenta el campo.

Salimos de Quijorna, magnífico pueblo con amplias áreas de aparcamiento, para que yo elija la peor, la de la plaza del mercadillo. Eso, mire usted, no lo tenía en la cabeza, porque la vez anterior nos pasó igual.

tan majos y coloridos

Digo que salimos por la Cañada Real Segoviana, pegándole al trazado original el primer trasquilón, porque ya intuimos que vamos a salir bien servidos. Son unos primeros kilómetros suaves, que aprovechamos para comentar las novedades de la nueva versión de la app, la elección del encuadre, la ruta cargada y magnífico sonido del cencerro… a la vez que vamos alimentando la lista de peticiones, tales como contador de lo que nos queda, en distancia y desnivel, hora prevista de llegada y si vamos más deprisa o despacio que la vez anterior.

por esos caminos del Sr.

Hubiéramos seguido en plan creativo si no fuera porque el trazado cambia y empezamos a chuparnos unas cuestas más que serias por un paraje que cruza la “vega de Villanos” –a saber por qué- y se enfrenta a la cuesta de Velago. Apretamos riñones y tiramos de todo el hierro disponible para coronar en la urbanización Cerro Alarcón, partida en dos por el arroyo de la Nava. Debe haber más de mil arroyos con el mismo nombre ¡qué poca imaginación!

Barranquitos y senderitos nos llevan enseguida al puente del Pasadero, sobre el río Perales. Solo Mario lo conocía, para todos los demás es una grata sorpresa. Un rincón con vegetación mediterránea bastante cerrada y un río como los de verdad. El cauce lo regula el pantano que está por encima y que sirve de área recreativa a los de la urba. Espero que hagan algo más con esa agua que entretener villanos.

La bajada al río no fue fácil, pero la subida es peor. Un sendero que empieza como “imposible” para no bajar del nivel de “muy exigente”. Un trazado en el que pateamos todos, unos más y otros menos, pero nadie se escapa.

Pasamos bajo un cable con un cartel de prohibido, pintado a brochazos. No hacemos mucho caso y se nos aproxima un paisano viendo de abajo que nos recrimina la acción. Cada vez soy más partidario de no entrar en diálogo, que nunca cambió nadie de parecer por lo que le diga al que se enfrenta. Sería más partidario de darle la razón o darle una hostia. Todo lo demás es andar entreteniéndose “pa na”.

Atravesamos Navalagamella (majo el nombre, inspirador, ocurrente, con profusa aliteración) y nos vamos buscando más barranquitos que subir y bajar porque, camino más corto y directo, haberlo lo había.

Valorando el terreno. Bueno, el cauce

Ya estamos otra vez junto al río, pero esta vez no sale a nuestro encuentro un amable puente. Lo que en verano debe ser poco más que una meada de prostático, ahora es una corriente que nos hace dudar un poco. Carajeamos, reusamos, pero al final hay que quitarse los calcetines y remojar los juanetes, rezando porque un resbalón no nos facilite el baño completo, que agua y corriente para ello, hay.

Detalle que certifica el cruce del cauce y lo gastado de mis celebrados calcetines

Unos cuestones más y nos presentamos en Vademorillo. Ya vamos tarde y no estamos para fotos ni entretenimentos, pero es un pueblo con bastante actividad. Mucha gente por la calle, bares con sus parroquianos y su comercio correspondiente. Es tan frecuente pasar por núcleos vacíos, que me hace ilusión ver que también hay de los otros.

Luego ya el camino es mayormente cuesta abajo. Un sendero cada vez más bonito que nos devuelve en dirección Quijorna. Los más rápidos y hambrientos sueltan freno y desaparecen. El resto les sigue de tertulia.

Aquí tenéis a los más hambrientos, ansiosos por su pienso

Al final comida en El Águila, que hoy no tiene cocido pero nos sirve un menú digno por nueve euros, que con cerveza y propina se nos iría a 12. Comparado con otras experiencias, lo calificaría positivamente.

Con esto concluimos el día, que para recordarlo, con unas pocas letras nos vale.

(música capricho del autor)

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