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Cervera de Buitrago. El interior del Atazar

Ruta realizada el Jueves 24/02/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
35.7 km
738 m
58 Km Distancia Madrid
3h33'
3h33'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, muchas puertas

Participantes: Domingo, Félix, Juanlu, Pepe

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2022-02-24-Cervera-de-Buitrago.gpx
Reproductor audio crónica:

Nunca habíamos estado en este pueblo tan alejado del mundanal ruido. Su ubicación no pilla de paso de parte alguna, por lo que has de ir intencionadamente a conocer la zona. La forma de «U» de la presa del Atazar, parece proteger su pequeño casco urbano de la afluencia turística madrileña. Hacía tiempo que quería conocer este rincón y me aseguré de que aquí no habíamos hecho rutas a lo largo de los veintitantos años que llevamos dando pedales por los alrededores de Madrid.

Aparcamos junto al restaurante El Lago donde nos esperan ya preparados Juanlu y Pepe. Mientras nos vamos aviando Domingo y yo, un señor mayor sentado en la puerta del bar nos observa con ganas de iniciar una conversación que amaine su aburrimiento matutino. A la menor oportunidad nos cuenta la penosa situación del campo agravada por la pertinaz sequía de este año y la invasión de topillos ratoneros, ratones topillos,… (o algo así) que han sido introducidos, según él, con la maliciosa intención de destruir las pocas huertas que permanecen en la zona. Eso sí, no concreta quién ha sido el que con maquiavélica maldad trata de de joderles la exigua cosecha familiar. Esta actitud es observable en las zonas rurales. Y es que muchos de aquellos que han vivido la dureza de arrancar al campo sus frutos, siguen apesadumbrados, ya que la siguiente generación descuida una tierra que tantas hambres les mitigara en «mejor» época. No han asimilado que ya dejaron de ser rentables tantos esfuerzos y que hay otros medios más cómodos, seguros y sencillos de ganarse el sustento. Ver sus tierras abandonadas después de años de tanto trabajo les produce una nostalgia que descargan en todo aquel que se muestre interesado o no, como es nuestro caso, que le dejamos con la palabra en la boca para salir pitando que ya se hace tarde.

Aquí empezó su negocio un tal Caronte con una sola barca y ya veis que ha prosperado el negocio, moneda a moneda.

Bajamos hacia el embalse del Atazar por su brazo occidental que recoge las aguas del río Lozoya; que dejan escapar del embalse del Villar, que a su vez vienen del embalse de Puentes Viejas; que a su vez dejan escapar del embalse de Riosequillo y que finalmente dejan escapar del embalse de Pinilla. Y es que las necesidades del preciado líquido de Madrid, ha ido en aumento logarítmico desde el siglo XIX cuando apenas era una villa de 200.000 almas.

El fiasco de la Presa del Pontón de la Oliva por la permeabilidad del terreno, obligó a retener las escasas aguas del río Guadalix mediante el asombroso Azud del Mesto para dar agua temporalmente, mientras se construía la Presa del Villar. Todo ello bajo el reinado de la fondona Isabel II que mientras daba rienda suelta a sus instintos carnales y nos proveía de numerosos herederos (hasta doce partos debidos a distintos sementales, todos ellos ajenos a su supuesto padre), sus ministros y allegados se forraban los bolsillos con la imprescindible construcción del Canal que inmerecidamente lleva aún su nombre.

Aún es objeto dicho Canal, de oscuras e intencionadas operaciones por parte del partido político heredero directo de sus tan siniestros como corruptos antecesores, muchos de ellos familiares directos. Ya sabemos quien construyó el mayor embalse de Madrid. Dejo al veredicto e imaginación del lector si la ancestral trayectoria corrupta cambió en esa etapa y sólo les condujo la intención de solventar las necesidades futuras de la gran urbe. Vamos a lo nuestro.

Las vistas del embalse son bellas y a la vez desoladoras. La sequía es manifiesta al ver un puñado de barcas en medio de la ladera que debiera estar cubierta por el agua. Es febrero y todo apunta que vamos a tener un verano de sequía y temperaturas extremadamente altas.

El terreno es de pista forestal en perfecto estado. Tras un tramo por carretera nos adentramos en el pinar de Casasola. Esta zona ya nos es conocida. En vez de tirar directamente hacia Robledillo de la Jara que es el trayecto habitual, cogemos un camino carretero ancho que nos lleva hacia el norte. Por tramos podemos divisar el largo brazo del embalse del Villar. A mí no me suena haber pasado por esta parte, sin embargo, Pepe y Domingo creen lo contrario sobre todo al llegar a varias de las numerosas puertas de cortan el tránsito de coches y también de bicicletas e incluso de caminantes. Los propietarios de terrenos colindantes han decidido cerrar concienzudamente los pasos laterales a las puertas con cuerdas y alambres, suponemos para que sus reses puedan moverse con relativa libertad. Somos más cívicos que ellos y cerramos las puertas para evitar que el ganado, que debiera estar en cercados, se disperse.

Pasamos por un pueblito llamado Serrada de la Fuente donde observo un centenar de ovejas. Mi experiencia me pone en guardia ante el posible perraco mastín que no tarda en aparecer con sus aspavientos y quejumbroso ladrido. Mueve el rabo y el ladrido no es más que un aviso de que está de guardia, pero al aproximarse observo que ha erizado el pelo del lomo y se envalentona. Al pasar a su lado se acerca tanto a Juanlu por detrás, que prefiero hacerle frente para que se acojone. Ya sabemos que pasa si el animal cree que huyes.

Continuamos por el camino hacia Berzosa del Lozoya, pueblo de mayor porte. Aquí me quedo sin batería en el GPS. Seguimos con los demás GPS,s que no van grabando la ruta por economía de medios. Eso me obligará a simular el track mediante el Land.

En vez de seguir el camino que marca el track, hemos llegado por carretera. La entrada está lleno de aparatos nuevos que el Ayuntamiento ha puesto para que sus vecinos hagan gimnasia al aire libre.

Camino de Robledillo de la Jara, recuerdo haber visto en mis desvelos nocturnos, un programa en Telemadrid que se llama Ruta 169 sobre los pueblos de la zona. El programa no estaría mal si no fuera por el empeño de los presentadores de mostrarse sorprendidos por cualquier memez, a la par de querer ser graciosos y falsamente campechanos con las gentes de estos pueblos a los que se dirigen con un irritante volumen de voz, como si todos fueran profundamente sordos.

En dirección sur por pistas y caminos vamos acercándonos al alto de Matachines y su visible antena, que aún siendo uno de los puntos más altos, se llega con relativa facilidad por la carretera de asfalto. Desde ahí observamos buenas vistas del brazo oriental del embalse del Atazar. Ya sólo quedan algunos trechos alternando subidas y bajadas suaves que se atragantan en algunas partes. Nos parece que Cervera está más cerca de lo que realmente lo está. Juanlu ya va acusando el dolor de la muñeca debido a la caída reciente esquiando.

Finalmente llegamos al restaurante donde por unanimidad comemos todos lo mismo. Resulta mejor calidad de lo que esperábamos y sólo nos quedamos con ganas de probar unas migas que han cocinado, pero para venderlas el fin de semana a los turistas que se acerquen por allí. Una torrija compartida y unos cafés amenizan la conversación relajada en la terraza del local donde hemos comido completamente sólos. Muy agradable la tertulia. Cada vez apreciamos más este rato reponedor y de descanso, con una animada charla.

Os dejo una deliciosa música de Dmitri Shostakóvich, que ser ruso no es sinónimo de negativo. Mi admirado Kubrick la incluyó en su última película de 1999, Eyes Wide Shut.

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Torrelaguna-Berrueco-La Cabrera. No es país para Nenazas

Ruta realizada el Domingo 20/02/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
36.7 km
757 m
48 Km Distancia Madrid
4h04'
3h13'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 15% de trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, 80 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Juan, Miki, Pepe

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Temperatura media: 12.6
Descarga ruta: Torrelaguna-Berrueco-La-Cabrera20220220.gpx

Pepe es la segunda vez que nos sorprende proponiendo una ruta cañera, según dice porque prefiere elegir el el tormento a que se lo impongan (como Sócrates), y la verdad es que nos ha encantado por lo divertida y variada que ha sido la ruta.

Pero antes de relatar la salida quiero dejar claro algunas cosas; primero que al igual que España se hunde y el PP se suicida , nuestro grupo se está yayizando (o dicho finamente amariconando). Rufi que por tragarse 5 horas de Opera (sin comer) y no encontrar taxi cree que tiene derecho a saltarse la salida, Félix que si hace frio y me voy a constipar, casi me quedo en casa, y finalmente Domingo que si tengo sarao que estoy jugando con fuego. NENAZAS !!!!.

Lo otro que quiero dejar claro es que Pepe esta demostrando que, a pesar de sus limitaciones bajando trialeras, se ha apuntado a las rutas mas complicadas sin quejarse ni presentar excusas peregrinas. Un machote.

Bueno vamos al tajo, en Torrelaguna quedamos Juan, Miki , Pepe y un servidor (Alfredo) con un frio de cojones tal como pronosticaba Félix, pero que rápidamente desapareció con la cuesta.

La ruta , gracias a dios, comienza subiendo hacia la urbanización Los Tomillares con 250m de desnivel. A juan se le olvidó la botella y tuvo que volver al coche, menos mal que sólo habíamos subido 30 m. La pista esta bastante pedregosa y cruzamos el canal por el lugar mas recomendado (cruzando el acueducto del Canal).

Al llegar a Los Tomillares pude ver la casa de mis padres y justo cuando llegamos a la pista de tenis nos desviamos por el sendero que se dirige a la Atalaya del Berrueco. Allí nos dimos cuenta de la tremenda sequía que esta sufriendo España. Nunca había visto el nivel del Atazar tan bajo.

Desde la Atalaya del Berrueco seguimos por la vereda del Atazar donde encontramos una nueva puerta de alto diseño especializada en impedir que pasen bicicletas con un sofisticado sistema de valla con muelle entre dos puertas en «V» . !Vamos, alta tecnología! que conseguimos hackear con un poquito de ingenio y ganas, aunque las 29 sufrieron mas .

La ruta se desvía hacia La cabrera subiendo por una cuesta imposible y pasando por el restaurante el Picachuelo , que según Pepe se come bien pero son careros.

En la subida a La Cabrera (no se porqué , pero a todos nos parecía que la ruta sólo subía. Igual Rufi tiene una explicación) pasamos por «La pradera del amor» (no es coña miradlo en el mapa) que consistió en un conjunto de trialeras de subida a cual mas puñetera, pero divertidas (será que esto es el amor).

Cuando llegamos a La Cabrera nos encontramos a varios escaladores subiendo la pared del Pico de la Miel, que nos daba vértigo sólo de verlos.

De La Cabrera fuimos a Redueña por senderos y trialeras ampliamente conocidos y luego por la pista del Canal para bajar a saco por la trialera que desemboca en la M-124.

El último tramo hacia Torrelaguna fuimos por el GR-10 donde estaban todos los almendros en flor y pudimos disfrutar del paisaje con los deberes hechos.

Otro día maravilloso entre amigos y una ruta realmente divertida en la que disfrutamos (unos mas que otros).

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Valdemorillo-Navalagamella-Zarzalejo

Ruta realizada el Jueves 17/02/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40 km
667 m
32 Km Distancia Madrid
3h55'
3h04'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 30% de trialeras, con tres o mas obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, 500 metros no ciclable, zona de fotografía interesante, muchas puertas

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Rufi

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Temperatura media: 14.4
Descarga ruta: Valdemorillo-Navalagamella-Zarzalejo-20220217-1.gpx
Reproductor audio crónica:

Salgo de casa en un día invernal que parece de primavera, con la radio dando noticias del mamoneo Ucrania (me recuerda la película Cortina de humo) y con la buena nueva de las trifulcas internas de PP (esto va a ser nuestro Watergate pero en cutre y sin dimisiones, por supuesto, que esto es España). Todo, unido al coronavirus, que ya va para 2 años, hace que tenga la sensación de vivir en una serie distópica de esas que se han puesto tan de moda. Menos mal que quité la radio y puse a ZZ Top para animarme (de ahí el tema musical de la crónica). Por fin llegué a Valdemorillo con ganas de encontrarme con los amigos y empezar una ruta que, aparentemente, iba a ser una gozada.

Hubo que aparcar en las afueras del pueblo, al lado de un vivero, porque Valdemorillo está bastante concurrido. Alfredo, mientras nos preparábamos, se tomó un café, yo creo que para echar un vistazo al restaurante Vanessa /və nesə/ que estaba al lado y que, desde el momento en que lo propuse, creó una gran expectativa. ¡Ay, que mentes más obscenas!

Salimos en dirección al Escorial, desviándonos muy pronto a la izquierda. Pronto la cosa empieza a ponerse estupenda, con un tramo de fuerte y pedregosa subida por el camino de Robledo de Chavela.

Para empezar, una subida «ekstupenda» que deja patente que ya venía precansado de casa. Puff

Tras coronar este inesperado puerto comenzamos una bajada por el mismo camino buscando a la derecha la Cañada Real Leonesa. Pero pronto se acaba lo bueno y empalmamos con la senda del Río Perales. Al principio es sencillo. El paisaje se va haciendo cada vez más atrayente, cerrándose y con bastante vegetación.

Pero según avanzamos nos vamos encontrando tramos más y más complicados con grandes rocas y escalones que nos hacen poner pie a tierra.

Pronto nos encontramos con los restos de los antiguos molinos hidráulicos que dan nombre a este sendero.

Después de arrastrar la bici un rato volvimos a los senderitos. Ahí es donde nos dimos cuenta que ya habíamos estado anteriormente por parte de esta zona.

Eso quedó confirmado cuando nos subimos el cuestón que nos llevaba a Navalagamella. Es curioso como nuestra memoria se queda con ciertas cosas, sobre todo cuando son cuestas…

Tras cruzar la M-521 continuamos de nuevo por la Cañada Real Leonesa durante un rato, para desviarnos por el camino de Navalahonda, cruzando unas bonitas dehesas de encinas. Así entramos en una zona de puertas que amablemente nos iba abriendo Alfredo que, como siempre, encabezaba la expedición. Desde un pequeño desvío observamos en la distancia la estación de Seguimiento Espacial de Fresnedilla.

Retomamos el camino y dejamos el pueblo de Fresnedilla a la izquierda. Nos encontramos de frente con una carretera vigilada al otro lado por 2 bunkers que nos recuerdan que tuvimos una guerra civil. Por esta carretera, durante unos 200 m., nos dirigimos por pistas hacia la zona de Pajares. Aquí Félix y yo perdimos de vista a Alfredo y Rufi que iban como alma que les lleva el diablo. Esta zona es de campo abierto, con las Machotas y Zarzalejo en el horizonte, con un sube y baja de los más entretenido por pistas amplias con piedra y arena.

Inesperadamente aparecen Alfredo y Rufi por detrás. Y mira que es difícil perderse aquí, pero es lo que tiene el ansia viva y un gumias. Al cabo de unos minutos, el arroyo de la Moraleja nos advierte que Zarzalejo está ya cerca.

En la encrucijada de Fuentevieja nos desviamos, justo antes de entrar en Zarzalejo, y por allí seguimos hasta toparnos con la carretera que viene de Fresnedillas. Hacemos un tramo por ella, dejando unas instalaciones de piensos y de Central Lechera Asturiana. La abandonamos finalmente para coger la pista que pasa cerca de las Lagunas de Castejón, unas de las predilectas de Pepe por esta zona, sobre todo en primavera.

La verdad es que es muy divertida a pesar de encontrarnos de frente con un capullo en moto. Al terminar, empalmamos con otra pista muy entretenida también que se llama la Vereda de los Caballeros.

Así acabamos llegando a la M600, prácticamente al lado de Valdemorillo. Pero como hay que hacer el track, pues nos vamos en dirección contraria por una pista que conocemos de la vuelta a Valmayor y que nos lleva hasta la Ermita de Nuestra Señora de la Esperanza.

Para llegar aquí hemos tenido que bajar bastante, por lo que inevitablemente nos toca subir de nuevo (este tramo es masoquismo puro). Rodeamos la urbanización El Paraiso y finalmente, después de atravesar de nuevo la M600 por un pequeño túnel, acabamos llegando a Valdemorillo.

Llegó el momento de disfrutar de las especialidades de Vanessa, bueno, de su restaurante. Rufi prefirió declinar la experiencia, así que los 3 nos enfrentamos a lo desconocido. Pero no voy a contaros nada porque somos caballeros y, además, porque lo que pasa en Valdemorillo se queda en Valdemorillo. Sólo decir que, como siempre, un día genial.

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Guadalix de la Sierra – Miraflores

Ruta realizada el Sábado 12/02/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
43.9 km
679 m
41 Km Distancia Madrid
4h04'
3h11'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Juan, Miki, Pepe, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 11.6
Descarga ruta: Guadalix-de-la-Sierra-Miraflores20220212.gpx
Reproductor audio crónica:

Habíamos hecho esta ruta anteriormente, un día aciago en el que Rufi rompió la tija-pija y yo, poco después, el cambio. Eso no quita encanto al recorrido, variado, exigente en algunos puntos y con la dificultad justa para no cagarme en alguien (esta vez la ruta la elegí yo).

La temperatura no es muy baja, pero como quedamos junto al pantano hace frío, añado la capa-esquijama extra que tanto éxito tiene entre mis fans.

Rufi aterriza a ytreintayuno, lo que nos da motivo para iniciar bronca y caldear el ambiente. Juan nos cuenta que se acostó tarde, que sigue con el boxing-dancing y que hoy puso la lavadora a las 2 a.m. Miki que todo bien, que sale por su barrio, que le apetecía vernos ¡y a mi también, coño! Alfredo anuncia nueva release para mañana domingo. Pondrá en producción el nuevo algoritmo que nos sugiera rutas cada semana (seguro que esté trucado y nos hincha a trialeras).

Ahora ya sí que nos ponemos en marcha.

Salimos bordeando el embalse con un frío que pela. La primera vez que hice este camino nos lo enseño Mario (que echamos en falta y le deseamos paciencia y mejoría). Pero lo del frío se iba a solucionar rápido. Después de bordear la segunda de las pollas que quedan pintadas en el mapa (ojo, ahora con el lenguaje inclusivo se dice “la miembra viril”, aconsejo que lo anotéis para no tener problemas), nos enfrentamos a un par de retetas (lo de repecho es cursi, muy cursi, mira la muchacha de eurovisión) que nos quitan el frío totalmente, pero no como estáis pensando, claro. Es salir del margen del pantano y superar los primeros 100 mts para que nos sobre de todo. Se abre una mañana de sol y campo de las de disfrutar, aunque no sea cuesta abajo precisamente.

Después de insistir mucho consigo que paremos a comernos el plátano (cada uno el suyo) y en ello estábamos cuando paran un par de 4×4 con un viejo y un niño gordo, para decirnos que nos quitáramos, que iban a encerrar unas vacas por ese callejón y que no podíamos estar ahí. Como somos de buen parecer y no nos molesta una escena campestre, asistimos a un encierro privado. 55 bichos enormes, con sus terneros, entrando a la carrera en la dehesa que teníamos al lado. Detrás vienen los mayorales, en sus caballos y con las picas, de un aspecto de chulo de telenovela que asusta, pero con mucha más mierda encima. Estos no están jugando.

Me acerco al viejo, que lleva chaqueta y corbata, cubierto con gorra ganadera, y con una voz rota y queda, al más puro estilo godfather, me cuenta que son reses de la ganadería de lidia Victoriano del Río. Ahora en casa, viendo las fotos de Google, resulta que el Victoriano era él, que el niño gordo y la chica feíta deben de ser los herederos (al menos nietos) y lo que hemos visto bien podría ser un reportaje de los de Bertín Osborne.

Seguimos ruta, pasamos arroyos y algunos no pueden evitar sentirse niños y cruzar hasta tres veces por puro capricho, mientras los demás acudíamos a las socorridas piedras. Afortunadamente (o no) salió bien, no hay caída y tampoco el video que Alfredo andaba buscando. Claro que, muy niños no serán, pues un par de ellos iban haciendo cálculos de su jubilación, despotricando del servicio de la Seguridad Social y compartiendo información sobre lo que les duele. Yo a eso lo llamo vejez en grado tentativa ¿y tú?

La rutita parece de broma, pero cuando cruzamos la carretera y nos acercamos a la pista de nuestro clásico Jacaranda, ya voy un poquito doblado. No me quejo, me resigno y cedo un cortés espacio, pero sigo disfrutando.

Hay otro repecho junto a la ermita de San Blas, ilustre al que ignoramos totalmente. Ya lo dijo una vez Félix: si el santo es milagroso se le hace una catedral, si no, una capillita en el monte. Vamos, este no debía acertar ni una quiniela de trece.

De la ermita al pueblo aun queda un tramo, luego la bajada a la estación y la trialera.

El terreno esta seco, pero no se hace mal. Tiene sus pasos más comprometidos y alguna piedra con arena que puede despistar, aun así, asumible. Cada uno baja a su ritmo y yo, un rato después, al mío. Parece que hubo algún calentón, que se soltaron frenos sin pensar mucho y en la esplanada de reencuentro queda en el aire alguna sonrisa maliciosa.

Aun más trialera, un suave llaneo y ya estamos en el coche, felices y contentos.

Ha sido un placer el reencuentro de las clases pasivas con la canalla obrera. Me gusta este rollo y hay que cuidarlo.

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Un safari por Villa del Prado

Ruta realizada el Jueves 10/02/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
30.8 km
491 m
53 Km Distancia Madrid
3h31'
2h41'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

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Temperatura media: 13.7
Descarga ruta: Safari-Park20220210.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy nos vamos de safari por el sudoeste madrileño. Hace mucho que no paseamos por aquí, así que he rescatado una ruta de hace años que salía de Aldea del Fresno, pero que tenía un tramo desagradable por carretera y he buscado en Cicloide una alternativa saliendo de Villa del Prado. La ruta es cortita y sólo tiene una dificultad física moderada que es la cuesta inicial, pero que nos sirve para ir calentando los motores ya que al llegar al pueblo marca -2º.

El día es fabuloso. Soleado y sin viento, pronto alcanzaremos los 19 grados. Como dice Pepe, esas diferencias térmicas en pocas horas son propias de las zonas desérticas y lleva razón. Este año se presenta caluroso y seco. Estamos en la primera quincena de febrero y lleva sin llover dos meses, pero a pesar de todo el campo está verde, las yemas de los árboles empiezan a asomar y los almendros están en plena flor al menos quince días antes de lo habitual. Verás qué Julio nos espera.

La primera y única cuesta nos llevará una hora sortearla hasta llegar al Cerro Rojo. Nos quitamos el exceso de ropa y vamos admirando la vegetación de pino, algunos ejemplares de tamaño considerable, y encina joven. La pista es ancha y limpia lo que nos facilita su ascenso. El sol nos acaricia en la mayor parte de la trayectoria, lo que agradecemos porque en las umbrías se nota que hace rasca.

En la lenta bajada podemos divisar El Pantano de San Juan que antecede al Embalse de Picadas. Aquí dejo el enlace para quien tenga curiosidad sobre su historia Monasterio de Pelayos que podemos apreciar su estructura en ruinas desde la lejanía.

Al llegar al cruce de la carretera de San Martín de Valdeiglesias nos damos cuenta de lo peligroso que es recorrer el escaso recorrido para ver el monasterio de Pelayos de la Presa y desistimos de visitarlo. Decidimos comer el plátano junto a unas ocas oportunistas que buscan algún trozo de pan que no les ofrecemos por carecer de él.

Recorremos plácidamente el tranquilo y sorprendentemente repleto de agua embalse Picadas haciendo fotos a sus espejadas aguas. Sólo Alfredo parece tener prisa y es que la putansia se le adelanta como la primavera. Enfilamos la última cuesta del día para salir de las cercanías del embalse y tomar una carretera en bajada que nos lleva a las estribaciones del Safari Park.

Allí observamos y fotografiamos a distintos animales que pacen sin más. Sólo los papiones parecen estar más agitados. Doy varios golpes en la valla para que se acerquen y que Alfredo los deleite con el plátano que ha traído de reserva. Enseguida llegan atraídos por la curiosidad y la golosina. Sólo el más fuerte monopoliza el plátano a pesar de que Alfredo lo trocea y trata de distribuirlo entre los asistentes.

Ya sólo queda matar el hambre y tener una charla distendida. Una vez más elogiamos la vida del jubilado y la ordinariez de salir a dar pedales los fines de semana como el resto de los mortales que aún cargan con la maldición bíblica del trabajo. Mientras nos apretamos un cocido muy cumplidor y otras viandas de lo más aconsejables en el Mesón El Molino, con un vinito de la tierra acorde a la calidad de la comida, nos acordamos de Mario y su reciente desgraciada caída. Quedamos en hacerle una videollamada a los postres, pero se nos olvida finalmente.

Los Papiones Grandes os saludan

Pepe propone hablar con Juan y Miki, únicos especímenes laborales del grupo, para que se aclaren si van a salir los findes a montar ya que se alarga su ausencia últimamente. Verdaderamente la propuesta de Pepe de cambiar la salida del finde por otro laborable es muy digna de ser meditada por sus múltiples ventajas.

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Tres Cantos-Marmota. Una casi clásica

Ruta realizada el Domingo 06/02/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
42.6 km
927 m
20 Km Distancia Madrid
3h51'
3h01'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Juan, Rufi, Otros

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Reproductor audio crónica:

Ha sido nombrar a la amiga Marmota y, salvo Alfredo, que ha tenido razones más que justificadas, han empezado a aparecer bandejas de cigalas, silencios de radio y demás suerte de excusas de las nenazas para no acudir a la cita. Conste que no he sido yo el que propuse la ruta, sino Juan, que había quedado con dos compañeros a los que quería dar unas clases prácticas de técnica para bicicleta de montaña.

Hemos quedado los cuatro (Juan, sus dos compañeros y yo) en Tres Cantos entre las 10 menos cuarto y las diez. La razón de quedar tan tarde es que uno de los amigos de Juan, Luis, venía en bici desde casa porque los 46kms se le quedaban cortos.

La ruta no la voy a describir porque la podríamos hacer con los ojos cerrados. Yo le sugerí a Juan no hacer la parte odiosa de las rectas interminables que hay después de la trialera de subida, pero Juan no quería quitarle distancia al trazado y, al final, nos las hemos comido. Han sido más llevaderas que otras veces porque no había viento.

La ruta sigue siendo muy divertida y, estando un poco en forma, se disfruta mucho. La bajada desde Tres Cantos hasta el rio sigue siendo fría y desapacible, pero han alisado el camino y ahora parece una autopista. Antes había que andarse con ojo con las grietas y las roderas. Ahora parece una moqueta, lo cual hace que la velocidad de bajada y, consecuentemente el frio, aumenten.

La ruta me ha dado la oportunidad de ver lo que piensan los formadores de las nuevas generaciones que, como todavía iban bien de fuelle, no han parado de rajar. Las futuras generaciones están en buenas manos. Habrá que preguntar a Peperistóteles si el profesorado universitario da también la talla.

En la bajada al puente de la marmota Juan y yo hemos puesto las cosas claras. Ya habíamos dado alguna pista en las bajadas rápidas, donde hemos empezado a poner de manifiesto que la edad no es un menos, sino un plus, cuando viene acompañada de experiencia y técnica. En la bajada al puente la demostración ha sido palmaria. A Luis le ha costado probar el suelo y a Pablo también, aunque, como es más prudente, este lo probado bajándose de la bici. Para iniciar la subida técnica (desde el puente) hemos tenido que esperar a que pasase un ejército diverso de bicis, globeros, alguna globera y demás fauna. De hecho, estábamos ya subiendo y todavía nos hemos encontrado con el goteo de varios rezagados que tardaban en unirse a su muy nutrido grupo.

Juan, ufano tras la clase práctica de descenso por trialera
Luis llegando al puente, con más tierra en el pantalón de la que tenía al empezar la bajada

Ni que decir tiene que en la subida hemos vuelto a dar una clase magistral, poniendo Juan un pie al principio y yo al final (de los tontos que pones porque se te va la rueda delantera al equivocar la trazada).

En ese momento de la ruta, Pablo, uno de los amigos de Juan, ha empezado a dar señales de que la cosa no iba a ser tan fácil. Por eso le he sugerido a Juan hacer la variante que evita las rectas odiosas, pero no ha habido caso. Efectivamente, Pablo se ha ido retrasando, aunque no mucho y eso nos ha terminado de decidir para no hacer la trialera que va al lado del río, una vez llegados al puente medieval.

Con lo que venía por delante hemos decidido la variante que lleva directamente a Colmenar
Sin palabras

Cuando hemos llegado al puente, más transitado que el Golden Gate en verano, hemos tomado la variante que va hasta Colmenar, pero la que llega arriba del pueblo, no la clásica. Debo decir que a mi es una alternativa que me encanta porque tiene sus zonas muy técnicas, pero se puede hacer sin poner pie. Luis ha puesto pie y algunas otras partes del cuerpo, tratando de emular a los maestros sin tener, al menos todavía, todas las hechuras que la ocasión requería.

Desde el pueblo hemos conectado con la subida que lleva a la plazoleta del helicóptero y de ahí, cementerio por medio, al camino que nos llevaba de vuelta a Tres Cantos. Desde el punto de salida de la ruta Luis ha seguido camino a su casa montado en la bici, para alcanzar la mítica cifra de los 100Kms y los demás nos hemos ido a tomar una cerveza, que la ocasión lo merecía.

Pablo ha prometido volver y hará bien porque con su edad y la bici que tiene se puede poner en forma muy rápidamente y ser de los que nos den caña en un futuro muy cercano.

Buena mañana, disfrutona, echando de menos a muchos y con la alegría del reencuentro con Juan, al que hacía mucho que no veía.

Espero que los problemas que han impedido a Alfredo venir se solucionen pronto.

El futuro de los hijos de algunos está en sus manos

POSDATA: Me informa Juan ahora que Luis, entre Tres Cantos y su casa ha pinchado dos veces, no teniendo más remedio que recurrir al transporte público para llegar. Estaba claro que no era de Dios hoy hacer los 100kms y que lo va a tener que volver a intentar.

Cuando no está de Dios…..
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Alcalá – Parque Natural de Los Cerros

Ruta realizada el Jueves 03/02/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
35 km
650 m
29 Km Distancia Madrid
5h26'
3h05'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 12
Descarga ruta: Alcala-Trialeras20220203.gpx
Reproductor audio crónica:

Volvemos de nuevo a este parque en Alcalá que nos sorprendió la primera vez que lo recorrimos. Esta vez la ruta viene avalada por Nano Flojo, lo que siempre es una garantía de divertimento (para unos más que para otros, claro).

Esta ruta tiene el inconveniente de que no se puede hacer en fin de semana debido a las hordas que la invaden, ni tampoco en tiempo de lluvias por su inmisericorde barro (que ladinamente existe aunque estemos en sequía, como se verá más tarde). Tampoco es adecuada para los que no gozan con las trialeras ni si se sufre de vértigo. Cómo se puede ver en el mapa, tampoco es idónea si no te gustan las rutas liosas y tienes problemas con tu GPS o sufres de SADTA (síndrome agudo de desorientación total y absoluta). Vamos, que no sé ni como hemos venido…

Venía dispuesto a hacer el recorrido con un modelito primaveral pero al llegar al parking me encontré que el coche marcaba unos estupendos -1 ºC que me quitaron rápidamente la idea. Allí estaba ya Pepe, abrigado hasta las cachas y poco después llegó el resto de la yayo-expedición.

Con dos de las tres Treks viejas pasadas por boxes (y la tercera a la espera…) empezamos la subidita por el camino de los Catalanes que nos hace entrar pronto en calor. No tiene mucha pendiente pero es larga. Finalmente, subiendo entre árboles, nos lleva hasta un punto denominado La Cañadita donde empieza el sendero de la Zarza. La verdad es que intimida un poco por su fuerte pendiente y porque está bastante peraltado.

Así, como quien no quiere la cosa, llegamos al comienzo del famoso Tubo, la parte más divertida de esta zona. Como estaba todo helado, esta primera bajada la hicimos sin ningún problema y con la pericia y destreza que nos caracteriza.

Al salir del Tubo, empalmamos con el sendero de Los Lagartos y volvemos a subir de nuevo (esto es así, sube, baja…), en dirección a lo que los planos llaman el Alto de los Reventones.

En esta zona de cerros se disfruta de unas vistas espectaculares y aprovechamos el momento para sacarnos fotos, que es en realidad a lo que venimos.

Pero hay que volver al lio y, por eso, cogemos un sendero que baja de nuevo al bosque para retomar un nuevo ramal del sendero del Lagarto que nos llevó al Tubo de nuevo. Con lo que no contábamos es que, con que el aumento de temperatura, se estaba deshelando. Esto hizo que nuestra segunda bajada fuese absolutamente marron glacé. El dibujo de mis ruedas desaparecieron y tuve dos derrapes gloriosos que acabaron en la hierba y Pepe se quedó bloqueado cuando su rueda trasera se negó a girar.

Ya cubiertos de barro, volvimos a subir de nuevo hasta los Reventones, solo que en vez de bajar, ésta vez seguimos de frente por los cerros hasta salir de la zona boscosa. Por el camino perdimos parte de los kilos de barro que llevábamos encima, devolviendo a la tierra lo que es de la tierra.

Inesperadamente nos metimos por una pista sin mayor gracia que nos llevó por cultivos y explotaciones agropecuarias (no intensivas, eso si), pasando por debajo del AVE. Luego tomamos el camino de Los Hueros que nos llevó de bruces al pueblo de El Viso.

El track pasaba por él tangencialmente pero la cuestión era que, justamente, teníamos previsto comer allí iendo con el coche, para no meternos en Alcalá y repetir el exitazo de la vez anterior. Así que, ya que estábamos allí, cambiamos de planes, como corresponde a unos profesionales flexibles como nosotros, y decidimos comer en ese momento, aunque eso implicase retomar la ruta con la tripa llena.

Había buscado un restaurante llamado Cristy en El Viso que ponían bastante bien aunque no abrigaba muchas esperanzas. La oferta de esta zona es más bien escasa. Pepe se tornó en nuestro guía y, tras un recorrido fascinante por las urbanizaciones del pueblo y cuando ya habíamos perdido la esperanza, encontramos el bar Cristy en mitad de una urbanización con sus vigilantes de seguridad y todo. Mario entró para evaluar el entorno y nos convenció de las virtudes del local, haciendo referencia a la simpatía de la camarera y, en especial, a su ortografía y buena letra. Todos convenimos en que, efectivamente, mostraba unas grandes cualidades que justificaban plenamente el repostar allí.

La comida estuvo bastante bien (pudo deberse al efecto Rufi, pero esa es otra historia) aunque estábamos acojonados porque Pepe nos anunció un desnivel de 100 m. hasta el coche.

La verdad es que no fue para tanto. Pronto convergimos de nuevo con el track de Nano Flojo. La vuelta también tuvo sus trialeritas y bosquecito. Esta zona no deja de sorprender.

Llegamos al coche sin incidentes, después de un día magnifico. Como siempre, no hay como pasar un día dando pedales por un bosque en la mejor de las compañías. Un lujo.

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Cabanillas de la Sierra, las trek viejas y la Hacienda Pública

Ruta realizada el Domingo 30/01/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
23.5 km
402 m
45 Km Distancia Madrid
2h21'
1h59'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Félix, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 11.8
Descarga ruta: Cabanillas-de-la-Sierra20220130-1.gpx
Reproductor audio crónica:

Poco hay que contar de esta ruta, salvo el hecho de pasar una buena y corta mañana con buena compañía. La ruta vino marcada por dos hechos. Uno es la salud de las trek viejas, que están teniendo ya más achaques que la rodilla de mi tía abuela, una y otra vez operada de prótesis. El otro es la Hacienda Pública, siempre empeñada en recortar rangos de maniobra.

Yo no tenía coche y me recogió Félix en su flamante Honda, a las 8:15 de la mañana en un día que, como había previsto el propio Félix, era límpido, luminoso y templado (por los cojones). De camino a Cabanillas dice Alfredo que el termómetro de su coche presentó en varias ocasiones el amedrentador -6. Así que, cuando llegamos, nos encontramos a Surroca metido en el coche y disfrazado de Doña Rogelia. Lamentable, si, ya lo digo yo.

Empezamos la ruta por el estrecho y bonito camino de subida que discurre entre las vallas que delimitan las fincas. Menos mal que es subida y te permite ir entrando en calor rápidamente porque empezar esta ruta en bajada hubiera sido muy heavy.

Pronto empiezan las subidas de piedra con obstáculos que te hacen recuperar la técnica rápidamente. Hay que ver lo pronto que uno pierde el tacto y la forma. Aunque he esquiado y he sacado la «flaca» a pasear, en cuanto dejas la bici de montaña una temporada larga (yo no la cogía desde mediados de diciembre), cuesta un huevo volver a estar fino.

Pues en estos menesteres andábamos cuando, al cruzar la carretera (vete a saber cuál) y enfilar hacia el lazo que describía el track nos topamos con Montero, Montoro y sus monterías. Como digo, la HP (Hacienda Pública) siempre limitando los movimientos de los ciudadanos. Esto fue una constante durante toda la ruta y nos obligó a ir cambiando de dirección, haciendo recortes y coger más carretera de la cuenta.

Por suerte pudimos hacer algunos de los tramos clásicos de trialeras, como ese que le gusta tanto a Alfredo y que, en esta ocasión, tuvo la agilidad suficiente como para no meterse de patas en una pista de hielo que, seguramente, hubiera supuesto acabar con los huesos en el suelo. Ese tramo, con menos agua, pero mucho más hielo que otras veces, sigue siendo muy divertido, aunque te acabe adelantando un yayo vigoréxico que estaba empeñado en demostrarnos que su pericia era superior a la nuestra.

Como se puede ver y, tal y como dijo el jefe, hacía una mañana «estupenda»

También pudimos tomar el almuerzo, como dice Félix, en la antigua cárcel en la que Franco metía a los reos que empleaba en la construcción de la vía férrea. Allí una vaca ansiosa llamaba insistentemente a Alfredo para que le aliviase sus penas, pero Alfredo, insensible a los lamentos de la vaca, no le hizo ni caso.

Ya de regreso, a la altura de la cantera donde la vez pasada que hicimos la misma ruta nos encontramos al señor de Quinto, Montero, Montoro y su montería nos obligaron a hacer otro desvío. No sé qué pasó, pero, en ese preciso momento, a la trek de Alfredo le volvió a fallar la prótesis del desviador y allí se quedó.

Eso nos obligó a hacer por carretera los 7 u 8 kms que faltaban hasta terminar la ruta. Dado que no hay mal que por bien no venga, llegamos a los coches sobre las 12:30, lo que permitió a Alfredo llegar a casa con tiempo para celebrar el cumpleaños de Gina y a los demás para poder ver la parte interesante de la épica victoria de Nadal contra el escurrido ruso.

Poco más duró el desviador de Alfredo. Unos metros más allá llegó a su fin y, con ello, nuestra ruta. El jefe, para no faltar a su costumbre, subido a cualquier sitio que encuentra. En este caso, haciendo de «mascabrón» de proa

Poco más que contar de una ruta cuyo track no hay que repetir en el futuro. Hemos de enterarnos de cuál es la temporada de Monterías para tratar de elegir las rutas. A lo mejor el programador puede incluir este criterio entre los parámetros de selección

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Villafranca del Castillo – Colmenarejo con la fresca

Ruta realizada el Jueves 27/01/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
37.6 km
661 m
21 Km Distancia Madrid
4h04'
3h05'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu, Pepe, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 13.9
Descarga ruta: Villafranca-del-Castillo-20220127.gpx
Reproductor audio crónica:

Quedamos a las 10 horas, en el Restaurante La Villa Franca. Pepe y yo llegamos antes, y como es tradición, a tomar café, sin esperar a Alfredo, que estaba entretenido en un atasco y,  que llego el último. La ruta y la cita, la propuso Mario, y a todos nos pareció bien. Mario iba con Félix y, Domingo, llego al poco tiempo.

Salimos por Villafranca del Castillo, desde el Restaurante, donde despues ibamos a comer. Tiramos por la c/ Valle del Roncal, que es calle y, carretera , muy peligrosa por el trafico, hasta llegar al parque del Castillo. El parque , es un paseo amplio, con arboles,  en medio de una pradera idílica, que a Pepe y a mi, nos traía recuerdos, ya que nos la habíamos hecho, en otras ocasiones. Pasamos, por delante de la Universidad Camilo Jose Cela (estudiantes, universitarios, peperistocles….).

Al acabar el parque, nos metemos por la Avenida de los Castillos, y pasamos por un restaurante, creo que se llama : Al Plato María y, en el que corregirme si me equivoco, hemos comido en alguna ocasión, aunque desconozco ¿en que ruta?.

Despues pasamos por una via de servicio y, al cruzar la M-509, nos desviamos por una senda, que nos lleva a orillas del rio Guadarrama. La senda va zigzagueante, entre arboles yayos 

de ribera, y mucha humedad. Senda disfrutona, que se nos queda en la retina, ya para siempre. Y sin gente  !Que maravilla¡ . Esta ya no nos la cuentan.

La senda, que lastima, acaba en el Puente de Retamar, del siglo XVIII, donde abandonamos el rio y , donde hacemos las oportunas fotos, para inmortalizar el paso, en esta ocasión, pero que seguro, tiene que  haber habido otras, porque esta ruta, ya la hemos hecho. Aunque Felix, no se acuerde.

Después, empezamos a subir, por un ¨cuestarro¨ , llamado ¨Camino del Paredón¨, no se si porque hay, una construcción, a lo largo del camino. Yo lo llamaría tapia (que es lo que veo), pero lo sufro como una pared, a la que hay que trepar, y agarrarse al uno uno, como si no hubiera un mañana. Aunque yo , en mi condición de yayo, utilizo las piernas, que para eso están.

Y desde esta humilde cronica, deciros, que vamos a joderos todas las estadisticas. Que si la yayo cronica, que si el yayo mayor, que si el numero uno de los yayos.

LA REVOLUCION DE LOS YAYOS, YA. Y si no se produce, hablare con Irene Montero, que es intima mia. Jejejeje

Seguimos, y casi al final de la subida, nos vamos a un mirador, donde hacemos, la parada y fonda. Pepe confiesa que se le va la cabeza, cuando para, y a la rueda trasera de Domingo, le ha salido un chichón, nada que no se pueda arreglar, con unas cervezas. El sitio es chulo, se ve Madrid a lo lejos, con sus torres, y ha alguno, se le va la hoya, haciendo fotos a mis botas. Le voy a cobrar el copy…..  como se llame.

Luego, al coronar la subida, llaneamos por un altiplano, con vistas a la sierra, y cruzamos una urbanización Los Ranchos, por la c/ Aranjuez, hasta cruzarnos, como no, por la Escuela Politécnica Superior, que esta cerrada temporalmente y, por la Universidad Carlos III, de Madrid. No te podrás quejar Pepe, el que quiere estudiar, estudia. Universidades hay…….

Después, pasamos por otro punto de interés, la antigua mina de cobre, que parece pequeña lo que se ve, pero luego algún docto, me indico, que tiene cientos de metros, de galerías subterraneas. 

La mina de cobre

A partir de este punto, se baja y mucho, a si que, todo lo que se baja de sube, y por la vereda del madroñal ( ya sin madroños ), subimos, hasta el barranco de la Fuente de la Plata, donde Domingo, Pepe y yo, ideamos un plan, para no tener que subir un cuestarraco, queríamos ir por un caminito, que lo sorteaba. 

Que gracia verdad, sin comentarios. Luego pasamos por el camping del aeródromo, donde había  alguno , volando sus ingenios. Alfredo paso por el lugar, retándolos, con su retortijón. Si lo hubiera tenido, les habría declarado la guerra, que esta de moda.

Mas adelante, nos acercamos peligrosamente a la M-509, donde el grupo de seis, acabó desmembrado. Alfredo vehementemente arrastro a Pepe por un lado de la carretera, y los otros cuatro, Félix, Domingo, Mario y un servidor, les tuvimos que esperar en el otro lado de la carretera. Una vez reagrupados, continuamos por el Arroyo de los Palacios, también por una serpenteante senda, camino de nuestro fin de ruta. No sin antes comentar, que Freddy, nuestro Freddy, casi se nos cae en el barro, por el ansia viva de adelantarnos.

Llegamos al restaurante, todos bien, gracias a Dios. En el que hablamos, de lo divino y de lo humano, de Putin y sus Putinejos, del Covid (Putos chinos), y lo mejor, que la semana que viene me voy a esquiar, espero no romperme la crisma. Os echare de menos. Besos.

P.D.  Por cierto FRANCA, tiene que ver con FRANCO……., ahí lo dejo, estoy abierto, a que algún docto, me lo explique.

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Villalba Cerceda Becerril Alpedrete

Ruta realizada el Jueves 20/01/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
36.8 km
509 m
35 Km Distancia Madrid
3h42'
3h00'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu, Pepe, Franc

Mas detalle ruta

Temperatura media: 11.1
Descarga ruta: Collado-Villalba-Otros-Pueblos-Serranos20220120.gpx
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¡Qué ganas tenía!

Con ansia, como los niños pequeños antes de un viaje, los novios antiguos en la noche de boda o los currantes quemaos la semana de jubilación. Así es como esperaba el día de volver al campo con los amigos y, ya que estamos, con la bici, esa maldita compañera que nos atrae y maltrata del mismo modo, de gran exigencia y tacaña recompensa.

Pues hoy iba a ser fácil, en atención a los que somos más protestones, una ruta de rodar sin más, al sol, lo que viene siendo una recepción amable del nuevo, Fran, que se aventuró a acompañarnos desde la prudencia y la actitud observadora ¡bienvenido!

Aquí estamos con lo de «ponte bien y estate quieta»

Alfredo y yo tomamos café, nos ponemos al día y nos juntamos al resto. Los preparativos cada vez duran más, se nos olvidan más cosas, las ruedas llevan poco aire, la indumentaria requiere más capas y el pico, el pico que no lo cerramos en ningún momento, pico de buitres viejos, barrigones y calvos que no cede en el ataque –cariñoso, claro- hasta el momento de echar a rodar.

Al fin salimos. Rodada tranquila para abandonar el pueblo y coger tierra, camino a la gran cuesta. En realidad no es para tanto, empinada pero no muy larga y con un firme excelente, lo que pasa es que en el trazado de hoy sería “la cuesta”, todo lo demás era más que llevadero, tanto técnica como físicamente.

Asomados al balcón

Paramos en el balcón por eso de las fotos, que en posar ya tenemos bien de práctica. Luego bajamos cada cual por donde quiere: pista o sendero. Reunidos de nuevo vamos camino a Cerceda, a rodearlo.

A partir de este punto discurriríamos al pie de las montañas que veíamos desde el mirador.

En Becerril cojo agua con la botella extra de Alfredo, que la mía la olvidé en el coche. Aprovecho para entablar conversación con una moza que lee al sol. No, la novela no es policiaca, es de amores, “criadas y señoras”, que si hicieron peli, que quién la escribió. La moza regenta una tienda de regalos y se queja de que no vende, por eso lee al sol. Lo que no sé es cómo no se jubiló ya, años la sobraban, desde luego.

Campo y eso…

Tenemos que saltar una valla facilona, pero Félix recuerda que, en esta manida ruta ya nos avisó un propio que había una puerta a menos de veinte metros. Alfredo la salta, claro, los demás no.

Se suceden las charlas y las fotos, sin prisa, al sol. Nos vamos encaminando a las canteras de Alpedrete, famoso por su tradición de cantería, de donde dijo Félix que proceden las piedras del Valle de los Caídos, bueno, alguna cogerían de por allí cerca también, que usaron muchas.

Futuro parque acuático de Alpedrete

Las antiguas canteras ahora son piscinas, agua mansa contenida en granito, que a poco que la movieran y cuidaran les salía un parque acuático estupendo. Es una idea a explotar…

Junto a las canteras nos encontramos un camión del Ayuntamiento con dos operarios viejos disimulando, haciendo como que uno corta una zarza con una tijera pequeña y el otro vigila. Estos han venido a tomar el sol como nosotros, pero con el traje, vehículo y gastos subvencionado por la municipalidad. Se les nota mucho, mucho, mucho.

Bonita imagen pederasta a entrada del club

Ya nos acercamos al bar siguiendo con fidelidad el trazado de los pueblos serranos de Nano Flojo. Por repetido no nos entretiene menos, pero es que somos de buen conformar, algunas veces, claro, que otras no.

En la comida hablamos más, de todo, ciencia, historia, política, algo de deporte. De si nos vamos a Canarias o las Azores a dar pedales, de que a los jubilados les han actualizado la pensión, que las dictaduras no son buenas, algo de culos y tetas para cerrar.

Bien está lo que bien acaba. Atentos a la mirada extraviada del teki y los carrillos de Felixín

También le hacemos a Alfredo la lista de requerimientos para las releases de este año de nuestra web. Luego, como ya sabemos todos, el proyecto no tendrá nada que ver con los deseos iniciales, ningún proyecto lo tuvo. Se dejarán caer peticiones y se incorporarán otras ideas novedosas. Lo importante es tener al programata ocupao, que son horas ya pagadas en el precio y no hay que perderlas. Recuerdo algunas de las sugerencias:

  • Correo de aviso de nueva crónica. Muy importante, sugerencia mía. La primera que hay que hacer sin duda.
  • Un botón para quitar la música, que a la mujer de Juanlu la interrumpe las series.
  • Un algoritmo que nos sugiera la ruta a hacer, en función del tiempo que llevaos sin repetirla.
  • Fundir la clasificación de IBP en una categoría única.
  • Crear otras categorías tales como el más yayo (menos desnivel medio por KM) o el más social (el que ha compartido más kilómetros con los colegas, participar en rutas con más gente). Se descartaron otras como kilos o años por Km y más paridas.
  • Reformular los menús, que no tienen la coherencia adecuada, dificultando a nuestro numeroso público encontrar las opciones
  • Poner un carrusel de fotos en las crónicas de los participantes de la ruta
  • Algo habría que hacer con lo del cencerro digital, pero es que Alfredo no sabe, lo anda esquivando.

Creo que eso fue todo, así que ya solo quedaba vuelta al coche y despedida.

¡Joder qué bien! vuelta a la divina rutina.

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