Yayada fin de temporada en Casa de Campo

Ruta realizada el Jueves 30/12/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
22.5 km
171 m
3 Km Distancia Madrid
2h36'
2h00'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Félix, Juanlu, Pepe, Leo, Paco Díaz

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2021-12-30-Casa-de-Campo.gpx
Reproductor audio crónica:

Andaba con ganas de salir a que me diera el aire y el miércoles mando un WhatsApp preguntando que si salimos a dar un rulito el jueves 30 de diciembre. Sabía que Pepe tenía interés, así que nos ponemos en contacto por teléfono. Acordamos llamar a los antiguos compañeros de trabajo Paco y Leo, por si se animan. Así que junto a Juanlu, emprendemos la Yayada matinal fin de temporada 2021.

Llego un pelín antes que Pepe. Ha venido desde casa en bici y se sienta en mi Hondita porque aún faltan 20 minutos para las 10 y hace rasquita. A las 10 en el parking de El Lago apenas hay coches y ya está el «gorrilla» a ver si puede ir sacando el aguinaldo. A la hora convenida llega Paco, mientras Juanlu llama diciendo que dónde estamos. A pesar de las instrucciones claritas de Pepe del día anterior, se ha hecho un lío. Le dice que le estamos esperando en La Cabrera, que en el camping, que donde siempre y que dónde se ha metido él. Imagino la zozobra de Juanlu hasta que le saca de su asombro. Llega Leo y por fin Juanlu exultante de alegría por vernos de nuevo.

Arrancamos por el antiguo Ifema hacia el Parque de Atracciones y pasamos junto al antiguo batán reconvertido en tentadero y escuela de maletillas. El suelo anda embarrado en algunas zonas y se siente como se pegan las ruedas a la arcilla del terreno. Mucha hierba verde recién brotada por las lluvias de los días anteriores, dan colorido al recorrido que alterna caminos estrechos, senderos y alguna pista. No parece que vayamos a tener problemas con forestales y así envalentonados nos vamos metiendo por sitios que sabemos prohibidos.

Paramos en el bonito Puente de la Culebra. Os dejo el enlace por si tenéis curiosidad de su historia. Aquí cogemos un preciosa y corta senda denominada «botánica» que bordea el Arroyo de Meaques y que nos acerca al Zoo.

Tras una pequeña pero intensa subida, cogemos otra senda que bordea el Zoo donde un enorme león parece que quiere marcar el territorio con un rugido potente que suena lastimero y dominante a partes iguales. Presumo que el pobre felino ha visto bastante menos sabana africana que yo.

Soy todo un experto y no es por tirarme el rollo, pero conozco los más importantes Parques Nacionales. Por decir alguno:

Menudas siestas me meto en mi sillón mientras el guepardo le echa una carrerita a la gacela Thompson, las leonas acorralan al feo ñu, los babuínos regañan entre ellos, los hipopótamos bostezan con mi mismo entusiasmo, las cebras esquivan los mordiscos de los cocodrilos en el río Mara y las jirafas comen hojas de las acacias. Pero si los conozco a todos por el nombre.

Llegamos a la valla con Somosaguas y doblamos de nuevo hacia el este. Paco se va quedando con Juanlu y de vez en cuando hay que esperarlos. Hacemos unos cuantos zig zag por el arroyo de la Zorra muy divertidos.

Nos hacemos unas fotos en el puente Garrapata de finales del siglo XIX. puente peatonal sobre el curso del arroyo Antequina .

Paco se va doliendo de su cadera y dice que se da la vuelta porque tiene que volver en bici a su casa y se le está haciendo largo. Así que decidimos tornarnos ya hacia el embarcadero para tomar una cerveza. Hoy es día de disfrute con los colegas y nada de sufrimiento.

Cruzamos la M-30 por un puente y llegamos San Pol de Mar donde nos apretamos unas cervecitas en una terraza al sol que amablemente invita Pepe.

Y así nos despedimos tanto de la ruta como de los compañeros pues cada uno tira para su lado. Pepe y Juanlu con su bici a sus respectivas casas, mientras Leo, Paco y yo a coger el coche a El Lago. Sólo me queda lavar la bici y llevar a Paco a su casa que ya tiene bastante por hoy. Damos por concluída esta temporada.

y por si alguno no se ha dado cuenta:

¡¡¡CAMPEÓN DE LA TEMPORADA 2021!!!

Espero que os haya gustado la hermosa y tierna canción para despedir el año. 😘😘😘

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Venturada de los Cuatro Fantásticos

Ruta realizada el Jueves 16/12/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
35.7 km
579 m
43 Km Distancia Madrid
3h21'
2h46'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 12.9
Descarga ruta: Venturada-Navalafuente20211216.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy nos hacemos una ruta del Gran Nano Flojo por Venturada. Nos encantan las rutas de Nano porque siempre tienen ese toque técnico que nos hace disfrutar de estrechos senderos escondidos y con mucho encanto. Bien es cierto que la mayor parte del recorrido lo conocemos en profundidad de otras ocasiones; pero aún así, siempre hay alguna trialera que te sorprende. A ver si algún día Mario nos lo presenta y le damos las gracias por su excelente trabajo.

Me ha salido un boked de antología e involuntario

Nada más salir del pueblo cogemos la pista del Canal de YII y como es tradicional nos equivocamos. De nada vale que llevemos varios GPS. Unos por otros y con la charleta, nos vamos por la pista cuando debiéramos ir por los cerros de Redueña -que no por los cerros de Úbeda-. Más adelante empalmamos con la ruta original por la carretera que va a Cabanillas de la Sierra.

Nuevamente hacemos otra de Jaimito. A la salida de un camino y cruzando una carretera, nos encontramos una valla sañudamente cerrada que da acceso a una finca. Le damos varias vueltas a ver como la podemos saltar con resultado infructuoso. Echamos las pertinentes pestes sobre los ganaderos que cierran los caminos vecinales para propio aprovechamiento, mientras Domingo se afana en desenroscar el alambre de la típica angarilla-somier de 80, más que otra cosa por joder al insolidario propietario de la finca.

Tras unos minutos y viendo que la tarea se complica, decidimos saltar la pedregosa valla. Traspasadas bicicletas y personas, no sin esfuerzo, comprobamos que el camino discurre por el otro lado. Abandonamos la finca usurpada con las orejas gachas y con la sensación de que hemos sido bastante injustos con las injurias proferidas.

Saliendo de los alrededores de Cabanillas por un camino angosto muy divertido y muchas veces recorrido, tenemos que parar para dar tiempo a que dos pastores de vacas lleven al ganado a su recinto. Me pregunta Domingo cómo se llama a un conjunto de vacas. Ni idea. Después de consultarlo en Google, he visto que se puede decir vacada. (!) No lo había oído a pesar de ser bastante obvio. Aprovechamos para comer el plátano mientras Rufi ve vídeos obscenos y nos hace algunos comentarios del mismo talante. Él ya se comió el suyo antes de entrar en el periodo de ayuno, cuyo motivo explicaré más adelante.

El día está claro. Con intervalos donde unas veces tenemos frío y en otros donde tenemos menos frío, básicamente en función de los pequeños desniveles de la ruta. Los senderos nos van llevando a Navalafuente donde poco antes de llegar observamos en la pantalla del GPS un pequeño desvío. Hacemos intención de averiguar de que se trata. A los 40 metros se pone la cosa muy empinada y Rufi que va primero, da orden de retirada. Veo ahora, que el mapa indica que hay un molino. Lo dejamos para otra ocasión.

Cruzamos el pueblo y cogemos una odiosa cuesta archiconocida que tras doblar a la izquierda nos lleva a un lugar muy apropiado para estas fechas: Belén (?). Podíamos haber pasado a saludar a los padres del futuro niño. Como dice Gila: «vaya negocio que han montado y empezaron con un pesebre».

Lo que queda es todo bajada y discurre por la Cañada Real tantas veces usurpada por los ganaderos que se empeñan en poner puertas donde debería no haberlas, para que sus vacadas aprovechen un pasto que no les corresponde. Eso sí, ponen algunos carteles muy graciosos. He aquí una muestra.

PUERTAS CERRAS GANADO GRACIAS

En uno de los pocos arroyos que había que cruzar, nos encontramos a Alfredo con la cámara preparada mientras Rufi y él, nos jaleaban intensamente para que cruzáramos por el centro. Y uno, que lleva ya unos cuantos años conociendo a este par de c****nes, obviamente se ha parado para comprobar que había más de 50 cms de profundidad.

La trampa

Llegamos a los coches a eso de las 13:40h. Rufi se despide porque tiene una de sus múltiples pruebas médicas. Al parecer, así como el Kun Agüero, se le dispara su corazón sobre todo en las cuestas del 18% de desnivel con el plato grande -no tiene otro-. Los demás ponemos el plato pequeño. Si es que los del Atleti…

Los tres restantes nos acercamos a San Agustín de Guadalix a comer el La Kedada donde nos apretamos un menú muy cumplido en la terraza, y a las 15:00 estábamos de vuelta para casa.

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Ríos Jarama y Henares. Entre dos aguas y el Parque Regional del Sureste

Ruta realizada el Jueves 18/11/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
58.4 km
214 m
7 Km Distancia Madrid
7h04'
4h23'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Mario

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Puentes-y-Lagunas-del-Parque-Regional-del-Sureste.gpx
Reproductor audio crónica:

El grupo sigue diseminado en labores varias ante lo cual, Domingo y yo planificamos una jornada de paseo rápido en busca de los colores del otoño antes de que el viento se lleve las hojas hasta el siguiente año. Ni siquiera lo publicamos en el grupo de whatsapp. Mario que ha vuelto de su escapada por Europa y que viene con ganas de MTB, lanza la cuestión. Se apunta y quedamos a la hora del marqués: 10:30h, en los aledaños de la casa de Domingo.

Está fría y gris la mañana. Abrigados convenientemente marchamos por las calles hasta Vicálvaro para llegar a Coslada por el único sitio que Domingo encuentra. Recorrido feo y peligroso por ser una carretera que discurre por el polígono industrial hasta cruzar la Cañada Real Galiana que se extiende desde San Fernando de Henares hasta más allá de Rivas-Vaciamadrid llegando al límite del Parque Regional del Sureste donde el Río Jarama lo interrumpe. Unos quince kilómetros de longitud de poblado inconcebible de podredumbre y miseria donde el trapicheo y el submundo de la droga campa a sus anchas para vergüenza de la Comunidad de Madrid. Lugar infestado de gentes que en su mayoría no aportan ingresos a las arcas públicas, que ocupan terrenos que son de todos y usan para su beneficio, que se lucran con negocios fraudulentos e incluso fuera de la ley pero exigen derechos y servicios como el resto de los ciudadanos a los que parasitan desde hacen muchas décadas. ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Blancanieves?

A lo que vamos. Cruzamos San Fernando de Henares cuyo nombre despista pues el río más cercano es el Jarama. Nos acercamos al Henares y recorremos un espacio donde aún han llegado los interminables bloques de edificios. Cruzamos el puente de Casa Quemada sobre el Jarama. El hedor nos recuerda que hay una estación de depuración cercana.

Las aves deben tener poco olfato

Sorprende el caudal del Henares y la vegetación parcialmente verde y amarilla, sorteada de numerosos tarayes también llamados tamarix (lo he tenido que buscar en Google porque ninguno sabíamos como se llama este arbusto que abunda por la ribera de ambos ríos). Retornamos en un punto donde hay una especie de presa que no sabemos que objeto tiene y que parece que trata de facilitar el ascenso de peces mediante escalones. No me imagino salmones saltando en estas turbias y malolientes aguas contaminadas.

En una mínima cuestita tenemos el percance habitual de las últimas salidas. Unos gritos de Domingo nos alerta de que algo le ha pasado. La cadena se ha salido e incrustado en el cuadro una vez más. Después de varios intentos tan suaves como infructuosos, se pasa a la fuerza bruta y al fin sale la dichosa cadena. Mario revisa el posible motivo de la recurrente avería y determina que el desviador está desplazado. Lo coloca y «mano de santo». Seguimos un sendero nuevo por la ribera del río en busca de algún puente. Y lo encontramos. Pero hundido. No queda otra que salir por el maloliente puente de Casa Quemada.

Seguimos en busca del río cruzando por tierras de labor. Alcanzamos el objetivo y reaparecen los árboles de ribera a veces con hojas y a veces no. Los chopos son los primeros en echar hojas en primavera y en tirarlas en otoño.

Oteamos en el alto la ermita del Cristo de Rivas. Esta parte es muy entretenida y bonita por lo que dedicamos tiempo a pesar de ciclar en algunos tramos a moderada velocidad. La temperatura va subiendo e incluso sale el sol, lo que aprovechamos para aligerarnos de ropa. Llegamos a las Lagunas del Raso y nos sorprende la cantidad de patos, ánades, algunos cormoranes e incluso milanos que vemos por el recorrido. Lástima que las aguas estén aún sucias porque la vida es sumamente persistente y esto podría ser un espectáculo de naturaleza.

Nos vamos dando cuenta de que enredamos y se nos hace tarde para comer. Aceleramos hasta llegar a la Laguna del Campillo sin entrar a rodearla, para llegar al restaurante habitual en Rivas a eso de las tres y media.

La vuelta no tiene historia. Cogemos el camino más rápido cruzando Rivas. Hay una miríada de chalets y bloques de edificios que me sorprende, así como la gran cantidad de autocaravanas que han aparcado en la misma calle. Nos damos prisa para evitar que se nos haga de noche por carreteras transitadas de camiones y sin iluminación. La comida va dando botes en el buche a cada pedalada. Llevo la paella y la carrillada bien agitadas más cerca del esófago que del intestino delgado.

Esto parece el laberinto del Minotauro. Unas veces por orientación, otras por el GPS y otras por experiencias anteriores, nos permite salir hasta una carretera un tanto peligrosa mientras que el sol se va recostando por el oeste. Los rayos del sol van cayendo con el consiguiente riesgo de que algún coche o camión con el parabrisas sucio, se deslumbre y no nos vea a pesar de que mi indumentaria es bastante chillona y de que Mario lleva una tenue luz roja trasera.

Llegamos al destino poco antes de que anochezca dando por concluido el recorrido con casi sesenta kilómetros y un desnivel ridículo. El que más ha sufrido ha sido el culo y es que los sillines de las bicis son inmisericordes. Aún la tecnología no ha avanzado lo suficiente es este aspecto. Hago un llamamiento a nuestro inventor-filósofo Peperistóteles para que invente un sillín que conjugue un peso ligero y con gran comodidad para nuestros veteranos y curtidos culos.

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Ezcaray, el «cólera de dios»

Ruta realizada el Miércoles 27/10/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
22.6 km
242 m
221 Km Distancia Madrid
2h27'
1h55'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

Mas detalle ruta

Temperatura media: 8
Descarga ruta: 20211027-dia3-Ezcaray-Posadas.gpx
Reproductor audio crónica:

Tercer y por lo que veremos, último día en Ezcaray. Los caparrones (judías pintas) o los pimientos rellenos de engrudo que nos comimos en Valgañón en el restaurante de una desagradable señora mezcla de bruja de Zugarramurdi y Lola Gaos, creo que han sido los responsables. La noche ha comenzado ventosa. A eso de las 2 de la mañana ha empezado el apresurado y tumultuoso desfile al baño. Una semilíquida diarrea de mayor a menor espesor, del color de los caparrones y con olor nauseabundo, se ha ido evacuando de mi ser a lo largo de 4 horas. En seis intentos, de los cuales el cuarto y el último han sido amenizados con vómitos cuan lava volcánica de La Palma, parece que he conseguido eliminar gran parte, si no la totalidad del veneno. No sabré si la responsable ha sido la comida en La Parra, pero sólo por lo desagradable que es la impresentable que atiende, le he puesto un comentario elocuente en Tripadvisor.

Con tan sólo una hora de descanso, me suena el despertador. Continúo con náuseas y muy flojito. Aviso a mis compañeros de que no bajaré a desayunar y que me voy a pensar si ir de ruta o no. Me jode mucho perderme la mañana hecho un ovillo en la cama y además el trastorno que les hago a ellos. Decido que me visto y que sea lo que sea. Saludo a Juan, el amable responsable del Hostal El Trueno (el nombre es elocuente esta noche más que nunca), y me sugiere que si queremos abandonar las habitaciones antes de tiempo, por su parte no hay problema. Es un tipo encantador. También Domingo apunta la posibilidad, lo que agradezco porque en estas circunstancias no estoy para grandes desniveles y la ruta que queda para el jueves es de tomo y lomo.

El día está frío a primera hora, así que me pongo todo el equipamiento sabiendo que vamos a llanear por un cañón al que apenas le entra el sol y donde no cogeremos temperatura. Cruzamos Ezcaray y cogemos la carretera hacia Posadas. Hace un frío de pelotas. Domingo avisa que tampoco se encuentra bien y parece sentir que el «cólera» le está también afectando. Calladitos y dando sufridamente pedales avanzamos por una carretera apenas transitada sorteando peraltas de vaca, sin nada destacable más que el frío y los envidiados rayos del sol que vemos por la ladera derecha. El río Oja está absolutamente seco. Alguna presa más al sur debe estar reteniendo el escaso caudal de agua. Quizás donde la Central Hidroeléctrica que no llegamos a ver.

A la salida de Ezcaray el puente sobre el río Oja

Voy arrepintiéndome de haber salido. Me duele la cabeza, el cuello, los hombros,… y estoy pasando frío. Lo que estamos viendo no justifica tales molestias. Los kilómetros se me están haciendo muy largos a pesar de que llevamos un ritmo bastante rápido. Hemos pasado el desvío a Valdezcaray y sus instalaciones de esquí.

A partir de aquí ya no hay tránsito pues la carretera no tiene salida. Llegamos a Posadas que no tiene nada que ver. Me pongo en un rayito de sol a descongelarme mientras Domingo y Alfredo hacen unas fotos a una antigua empresa serrería.

Apenas hemos cruzado palabras en todo el camino. La vuelta la hacemos por un camino lateral que descubrió Alfredo para hacer senderismo. Muy agradable. Más protegidos del frío, con el sol salpicando entre las hojas de los arces y avellanos la cosa cambia. El camino está tapizado de hojas multicolores y es una delicia. Pasamos varios pueblos sin interés hasta que unas obras nos cortan el paso. Nos indica un obrero que debemos salir a la carretera. Lo sorteamos y hacemos caso omiso a sus voces para saltarnos varias vallas hasta conectar de nuevo con el sendero.

Sólo alguna cuestita se interpone en el camino para recordarme la noche toledana que he pasado. Mis fuerzas están al límite y la avería en la bici de Domingo le obliga a ir en el plato grande, así que nos bajamos un par de veces a empujar en esas pequeñitas cuestas mientras Alfredo no pierde ocasión de rememorar el momento con fotos.

Domingo, jugando con una vaca a que le traiga el palito

Ya muy cerca del pueblo a la vista de otra de las cuestas, decidimos que tomamos la carretera y abandonamos a Alfredo.

Llegamos al Ezcaray y vamos a mirar las famosas mantas que todo el mundo tenemos en casa para ver la tele. Entro en la tienda y un señorita me dice que no todas tienen precio. Dice que las fabrican allí. Pregunto el precio de una que me agrada. 300 euros. Le digo que ya hemos acabado. Intenta mantenerme en la tienda con el sugerente argumento de que en Nueva York o Londres alcanza precios de 500 euros y que hay algunas de mantas de 250 euros. ¿Algo más barato? Las de 100 son de lana de pelo corto muy vulgares. Le digo que tengo mejor forma de gastar 300 euros que en una manta y zanjo la conversación. Recuerdo que hace unos cuantos años compré aquí varias mantas y ya eran caras, pero se les ha ido la cabeza. Entonces ya me dijeron que no las hacían allí, lo cual es lógico. Yo no vi cabras en algún sitio. Recuerdo que hace 30 años trabajaban en un antiguo telar de madera que tienen en la puerta, pero que ya no lo usan. Sospecho que se limitan a comprar en la India (Cachemira) y ponerles la etiqueta.

Nos despedimos de Juan y le digo el nombre de nuestra web. Nos encaminamos hacia Madrid en el Hondita que se porta como un campeón. Alfredo va conduciendo mientras Domingo y yo damos breves cabezadas. Sólo paramos para que coma algo Alfredo que ya sabemos lo pesado que se pone cuando tiene hambre. Llegamos a las 5 a casa. Damos por concluido el viaje otoñal con sabor agridulce aunque sabemos que se borrará y recordaremos solamente los hermosísimos paisajes de estas tierras en ese breve espacio de tiempo que nos regala el otoño.

Os dejo la música Golden Autumn Day de Van Morrison.

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Los senderos malditos de Perales del Tajuña

Ruta realizada el Jueves 21/10/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
42.6 km
618 m
37 Km Distancia Madrid
4h45'
3h29'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Mario

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Perales-de-Tajuna-Ruta-Hoochstrate-2021-10-21.gpx
Reproductor audio crónica:

Ya sabemos que las rutas que elige Mario con tanto esmero, no nos van a decepcionar. Y esta vez de nuevo nos sorprende. La zona es bastante árida y completamente desaconsejable en los meses de calor. Combina un terreno arcilloso y por lo tanto imposible de recorrer cuando haya llovido recientemente, con zonas pedregosas calizas y otras cuajadas de yesos relucientes al sol.

Salimos con una temperatura inesperadamente baja. Al poco de comenzar, Alfredo se da cuenta de que le falta el móvil y en previsión de que a la vuelta ya no esté en su sitio decide volver al coche. Mario le acompaña mientras Domingo y yo iniciamos una larga cuesta que nos quita el resuello y el frío simultáneamente.

Llevo las ruedas más hinchadas de lo habitual y en las bajadas siento la bicicleta muy nerviosa en un terreno seco y de piedras sueltas que me hacen tomar precauciones. En una pronunciada pendiente de bajada me hace un extraño en la rueda de atrás que a pesar de ser su estreno no ha podido sostener la posición debido a la elevada presión y por lo tanto, menor superficie de contacto. El resultado es un doloroso golpe en la gónada izquierda que me hace retorcerme mientras Domingo me alcanza.

Llegamos a una pequeña finca donde habita un variopinto conglomerado de fauna donde nos recibe un coro de irritantes ladridos. Hay un cerdo vietnamita o similar, más parecido a un jabalí enano que a un cerdo doméstico, unas cuantas cabras enanas, gallinas enanas y un nutrido grupo de perros histéricos que se lanzan contra la valla mientras se desgañitan y que no nos dejan apenas oír las explicaciones de su dueña. Se trata de una muchacha de aspecto algo hippie que amablemente nos contesta a mi solicitud de hacerle una foto al cerdo-microjabalí, mientras el animal parece darse por aludido y se esconde. Nos explica que los insólitos animales son enanos -como su extraña casita según sus propias palabras- y que su único objetivo es tener compañía y darles cariño puesto que son veganos. Yo me sorprendo de tan exigua utilidad y no puedo dejar de imaginar uno de esos cabritos al horno con patatas panaderas.

Continuamos la marcha hasta llegar aun arroyo donde cogemos una cuesta de asfalto que facilita el ascenso. Hace la temperatura suficiente como para quitarnos ropa. Al poco se oye por detrás a Alfredo que nos da unas voces. Juntos ya los cuatro vamos llaneando por un curso que en otro tiempo fuera un vía de tren y ahora se ha reconvertido en vía verde. Nos desviamos por unas bajadas donde vuelvo a sentir que me falta control con la bici. Un tanto descontrolado y con los pies fuera de las calas, sorteo una caída. Domingo no tiene tanta suerte y quizás por verme en situación tan despendolada y comprometida pierde la confianza en su técnica. Oigo por detrás un ruido junto a un lamento que más tarde me confirma Domingo que ha sido por una caída leve con sanguinolentas consecuencias para su rodilla izquierda. Eso me convence de que debo quitar algo de aire a las cubiertas y efectivamente la conducción mejora ostensiblemente. Esto es otra cosa.

Recorremos estrechos senderos bordeados de vegetación que no dan tregua al despiste. La pendiente, las piedras y la estrechez dificulta el precioso recorrido por los pequeños barrancos. Algunos tramos más llanos están llenos de una verde y amarilla vegetación que recoge la humedad que se descuelga de las paredes del barranco. En una nueva bajada técnica, Domingo decide que le ha sabido a poco la caída anterior. De nuevo hace un escorzo con tirabuzón y desaparece de mi vista con una voltereta en la que sólo logro advertir la rueda trasera en la lontananza. Nuevos reproches y lamentos, pero sin graves consecuencias . Eso sí, otro pequeño raspón en la rodilla derecha da una imagen de homogeneidad que antes no tenía. ¡Vaya día que llevamos!

Llegamos a la sorpresa del día que tan misteriosamente nos anunciaba Mario. Se trata de un atrezzo de piscinas ubicadas en el fondo del barranco que según nos cuenta, montó un avispado aristócrata con la aviesa intención de engañar a los crédulos futuros compradores de un terreno superior en una urbanización que nunca se construyó. Aún siguen reclamando el dinero. Pobres y engañados, son una buena muestra de las víctimas que a lo largo de la historia han ido dejando los arrimados al poder que seguirán impunes. Ya sabemos que la justicia está hecha para los robagallinas.

En uno de estos barrancos pedregosos y en ligero ascenso tenemos que poner pie en diversos puntos. Y es aquí donde de nuevo se parte la patilla del cambio recién estrenada.

Vuelvo a desmontar el cambio y a quitar la cadena ayudado por Domingo, mientras Mario ha regresado a ver que sucede. Ambos subimos empujando las bicis hasta donde se encuentra Alfredo. Afortunadamente estamos cerca de una carretera a la que decidimos acudir. Mario y Domingo se van en sus bicis a recoger mi coche y el de Mario, mientras Alfredo y yo nos dejamos caer hasta la carretera. En los tramos llanos me agarro al hombro de Alfredo y me arrastra con su potente pedaleo.

Estamos cerca de un pueblo, así que decidimos que allí los esperaremos. Es Morata de Tajuña y al buscar un lugar donde tomar una cerveza descubrimos el magnífico restaurante El Mesón del Cid. Tiene terrazas, salones, piscinas y aparcamiento además de un sobrio menú por 10 euros. Allí nos tomamos unas voluminosas jarras de cervezas mientras esperamos a los sufridos pedaleantes. El hambre va haciendo mella en Alfredo y así se lo hacemos saber a la predispuesta camarera que nos pone un aperitivo con un abundante plato de aceitunas y un posterior plato de queso con curritos de pan que hacen más llevadera la espera.

Aprovecho para llamar a Mibicio. Le explico lo ocurrido con el cambio y quedamos en que le lleve la bici. Le pido que me ponga un cambio nuevo SLX o XT, una cadena, los cables y fundas; y por supuesto la patilla. Me va a costar otros 150 euros como mínimo, a añadir los 45 del día anterior. Y que le vamos a hacer. Sarna con gusto, no pica. Al menos podré ir a Ezcaray el próximo lunes.

A los tres cuartos de hora llegan Domingo y Mario.

Finalmente comemos un cumplido menú sin alaracas, pero en un sitio agradable donde ponemos el punto final a la jornada. Mario se va en su coche mientras subimos las bicis a mi coche para ir al punto de inicio en Perales del Tajuña.

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De El Boalo al Presidio en tren

Ruta realizada el Martes 21/09/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
46.9 km
440 m
39 Km Distancia Madrid
5h02'
3h29'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix

Mas detalle ruta

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Reproductor audio crónica:

Una vez pasado el calor y empezar la temporada otoñal tenía que ir a El Boalo para recoger el router y dar de baja la línea de internet. Así que mi propuesta era salir de allí teniendo en cuenta que hoy el tiempo es excepcionalmente agradable para dar pedales. Con las bajas de los que andan de vacaciones o jugando al golf y los que andan de médicos sólo responde Domingo con el pero de que está sin coche por un fallo de los que no es aconsejable ignorar. Por lo tanto, me acerco a recogerle.

Una vez en su casa antes de lo convenido, observo en el móvil que el fóllón en la M-30 es de consideración y Google Map me avisa de que hay un accidente en la M-40 por lo que la retención es de 25 minutos para llegar a El Boalo. Como no tenemos prisa ni quién nos la meta, decidimos pasar la hora punta tomando un café. Pasada media hora decidimos coger la M-40 siguiendo el consejo de Waze y de Google map.

A las 10:20 llegamos a la puerta de la urbanización y en 10 minutos estamos en marcha camino de Manzanares El Real por la cañada. Bordeando el embalse Santillana, la pituitaria nos anuncia la cercanía de la estación de depuración de aguas residuales (EDAR), donde tomamos el camino hacia el norte que te lleva a la Hoya de San Blas. Antes de llegar al depósito de Soto del Real nos desviamos hacia el pueblo. Cómo la ruta que llevo en el GPS se nos iba a los 53 kms, decidimos que de ahora en adelante vamos improvisando acortando para aligerar el kilometraje que aunque es muy llano, hoy hemos venido en plan paseíto mañanero aprovechando que hace un tiempo espectacular.

Saliendo de Soto, cogemos un camino asfaltado, pero con poca circulación que bordea El Rebollar y que siguiendo la dirección de la ruta original nos encamina por la vía del tren que tantas veces nos hemos encontrado por distintos puntos de la sierra madrileña. Viene de Colmenar Viejo y pasando por Soto y Miraflores se adentra en el valle de Lozoya pasando por Braojos, Buitrago, Gascones… etc., para cruzar por el túnel del Alto de Somosierra antes de conectar con la provincia de Segovia. Es la antigua vía de Madrid-Burgos que se construyó en 1968 y que debido a los derrumbes en 2011 del túnel de Somosierra, Adif decidió dejar de dar el servicio dado el escaso número de viajeros. Durante algún tiempo estuvo infrautilizada para el transporte de mercancías hasta que definitivamente quedó en desuso. Aquí os dejo un enlace para más información.

El camino por el lateral de la vía férrea es muy agradable. Tiene tramos que te encuentras encañonado por los muros de piedra que tuvieron que excavar para mantener la ligera pendiente que permite este tipo de vías.

Sin embargo, otras partes del recorrido nos permite ir viendo por el oeste el Cerro de San Pedro y por el noreste, desde el Pico de la Miel en La Cabrera; toda la Pedriza, el Embalse de Santillana, La Maliciosa y La Bola del Mundo o alto de las Guarramillas. El cielo está nítido y azul.

En uno de los claros podemos observar una torre de estilo dieciochesco que me recuerda la Torre de Belem de Lisboa

Al principio sospechamos que es una propiedad privada de alto standing, hasta que nos damos cuenta de que lo que parece el muro de una fortaleza es el dique del embalse de Santillana.

Salimos de la vía del tren para empalmar con la trialera que viene de Colmenar y que nos lleva hasta el Puente Medieval que cruza el Manzanares.

Allí cogemos el archiconocido camino que nos retorna a Cerceda en un ligero y constante ascenso. Llegamos al pueblo donde nos acordamos que comimos muy decorosamente en la terraza de El Ibón, así que decidimos repetir. Y de nuevo acertamos. Coincidimos que de primero será las Verdinas con Marisco. Muy buenas. El postre también es objeto de coincidencia pues ambos pedimos el Hojaldre de nata y crema (sorprendentemente es nata de verdad y no el odioso chantilly). Para que no me pese en la sandía y la conciencia, el café con leche será endulzado con sacarina.

Subirse de nuevo a la bici para acabar los escasos kilómetros que nos quedan, nos parece totalmente superfluo, pero no existe alternativa.

Así pues, llegamos a nuestro punto de partida donde recogemos el router y enfilamos la carretera para casita con la satisfacción de haber hecho un recorrido sin mucho esfuerzo y muy agradable para esta época del año.

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Collado Villalba-La Jarosa

Ruta realizada el Jueves 02/09/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
44.3 km
899 m
37 Km Distancia Madrid
5h18'
4h21'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Pepe

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Reproductor audio crónica:

Música dedicada a Pepe, coplero como un servidor:

La rosa de Pepe Marchena, maestro de maestros del cante flamenco

Llevamos una racha nefasta entre calores tórridos y lluvias torrenciales, que ahora se llaman DANA según los meteorólogos. DANA debe ser el acrónimo de Diluvia Agua como Nunca Antes. ¡Qué se lo digan a los de los pueblos de Toledo que vieron como el agua se llevaba sus coches calle abajo!

El caso es que ayer tuvimos que cancelar porque cayó una tromba de madrugada. Y menos mal que cancelamos porque se montó un monumental atasco. Luego abrió y quedó una mañana magnífica. Hoy la cosa parecía mucho más factible, así que de nuevo ponemos los despertadores. Cuando estoy subiendo la bici al coche a eso de las 8AM, suena un trueno ensordecedor y empieza a llover como el día anterior. Ya no hay vuelta atrás.

Un cuarto de hora antes de lo convenido ya estamos los tres en el punto convenido de Collado Villalba. Entre las vacaciones y compromisos varios, echamos de menos a Juanlu, Rufi, Mario y Alfredo, destacados e ilustres jubiletas. El resto de miembros laborales parece que tienen la noble misión de evitar que las exhaustas arcas de la Seg. Social toquen fondo y finalmente tengamos de nuevo que ponernos a programar COBOL, 40 años después.

El cielo se ha ido abriendo. Unas blancas esponjosas nubes destacan en el azul del cielo, pero no amenazan lluvia. Cruzamos el pueblo llaneando unos kilómetros con una temperatura muy agradable que contrasta con los rigurosos calores sufridos en las últimas semanas. En suave pendiente vamos cruzando Alpedrete hasta rozar las últimas urbanizaciones de Guadarrama para llegar hasta Los Molinos. Muchísimas construcciones han degradado enormemente la sierra. No es de extrañar los interminables atascos que se montan en la A6 de entrada a Madrid.

Algunos charcos se cruzan por los caminos. Busco una alternativa para no hundirme en uno de ellos y entro por un estrecho sendero, donde me engancho con el manillar en las ramas de un arbusto que me empuja en dirección contraria hacia las ramas de una pequeña encina, que se ensaña con mi brazo produciéndome lesiones de diversa consideración. De nuevo, tendré que explicar que no me he follado al gato.

Llegamos al embalse de los Irrios, -aquél que hace poco visitamos en dirección contraria-, y su característico bocado. Empezamos a bajar por unos senderos cómodos en paralelo a la autopista hasta cruzar por un oscuro túnel donde empieza la verdadera subida de la mañana.

Por el cerro del Horcajo en pronunciado ascenso, admiramos el hermoso cielo azul y las cargadas nubes blancas. Al llegar al Cerro del Cebo del Lobo dejamos la pista para coger una intransitable y descarnada trialera llena de piedras sueltas con raíces húmedas a causa de las violentas lluvias de estos días. Sin pensarlo mucho, vemos una estupenda oportunidad para bajarnos de la bici dando un respiro al maltratado culo que va dando síntomas de gangrena.

Aquí es donde nuestros compañeros más avezados hubieran hecho algunos de sus valientes alardes. Un friki con ebike de enduro y casco nos pasa con soltura con ruedas de al menos 2,60″. Yo ya tengo bastante por hoy con el rasguño. Domingo y Pepe lo tienen igual de claro.

Alcanzamos la pista que nos lleva de un tirón al embalse de La Jarosa que rodeamos y donde se observa la colosal Cruz del Valle de los Caídos entre los azules del embalse de la Jarosa, los verdes de la vegetación y un cielo espectacular. De ahí en un pis-pas de nuevo en Guadarrama para empalmar con el mismo camino que nos trajo.

El restaurante propuesto por Mario está cerrado. Deben haberse hecho un lío, porque en la puerta tienen un cartel que dice que los lunes se cierra. Si hubiera llevado un boli les habría puesto un mensaje aclarando que hoy es jueves. Así que después de unas consultas al Gran Oráculo Google, encontramos un restaurante de nombre bastante pretencioso: «Esencias de España – Gourmet Experience», del que no esperamos más que nos quite el hambre con modesta vianda. Gran equivocación.

Pepe impide que me dirija al dueño, pues es consciente de mi innata capacidad para cabrear al gremio y ante la tesitura de tener que buscar otro restaurante, negocia personal e infructuosamente la custodia de las bicis. Le ofrece un rincón en el exterior del bar fuera de nuestra vista. Pero zanja el ofrecimiento con un rotundo: «Ya, a 5000 euros la bici…» complementado con un gesto que le indica claramente que se pire. Con las mismas, decide ir a buscar el cable gordo y el supercandado al coche, mientras el dueño del restaurante nos reserva una mesa desde donde divisaremos a duras penas las bicis. Domingo y yo nos tomamos mientras una cerveza.

Y así terminamos la jornada con una agradable comida bien elaborada antes de despedirnos temporalmente porque tanto Domingo como yo, nos vamos la semana próxima de vacaciones.

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Hoyo de Manzanares-Moralzarzal Bis

Ruta realizada el Sábado 07/08/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
41.4 km
564 m
28 Km Distancia Madrid
3h13'
2h59'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Pepe

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Me despierto con un sobresalto y un «me cago en to» al que mi esposa en su duermevela responde con un «¿Qué pasa, ¿qué pasa ?» El móvil marca las 8:15 y hemos quedado a las 9. Eso de tener dos alarmas, una para los días laborables y otra para los findes está bien, pero el problema es que los jubiletas perdemos pronto la capacidad de diferenciar ambos. Pongo un whatsapp para que sepan que llegaré a las 9:30. Mientras desayuno con prisas, recibo la lacónica respuesta de Pepe: «déjalo, luego te la contamos». Me dan ganas de mandarle ATPC y darme mus, si no fuera porque le conozco como si lo hubiera parido y sobre todo porque me pilla vestido.

Enfilo la carretera y al llegar 10 minutos antes de lo anunciado. Les llamo para preguntar irónicamente si tengo que esperar mucho. Salgo a buscarles y ahí andan en una terracita tomando café. Empieza el camino por sendas trialeras y sospecho que a Pepe le están haciendo poca o nula gracia.

El caso es que se empieza a distanciar mientras que Domingo y yo dialogamos pausadamente sobre los libros que andamos leyendo, la mecánica cuántica que tanto nos asombra y sobre las series que vemos para rellenar el natural asueto del que disponemos el esforzado y poco valorado grupo de pensionistas.

En una de estas entretenidas conversaciones nos desviamos de la ruta. Yo no llevo el GPS porque con las prisas no he descargado el track. Domingo no lleva encendido GPS del móvil. Mientras lo arranca pasan unos instantes que serían decisivos. Pepe a lo suyo, sigue avanzando.

Al llegar a la Lancha de los Machos, le distingo entre la vegetación empujando allá a los lejos con su inconfundible casco rojo . Un avezado ciclista de los de verdad, nos adelanta como si no hubiera un mañana. Observo que es un 30-30. Es decir, 30 años más joven y 30 kgrs más ligero que nosotros. Rápidamente Domingo hace la cuenta y llega a la conclusión de que según la cuarta Ley de Newton tiene un empuje 900 veces superior al nuestro. Y así lo demuestra cuando sube la Lancha como el que va comiendo pipas por la calle.

Llegamos a Moralzarzal y sin rastro de Pepe. No sabemos si está mosqueado porque la ruta es algo trialera o es que está en uno de esos momentos místicos en los que desea estar sólo con su otro yo. Concluímos que ya no le veremos.

El Yelmo o Peña del Diezmo (debe su nombre a que sólo uno de cada diez que intenta subir, lo consigue)

Pasado Cerceda propongo comernos el plátano en la zona más alta de la Cañada Real Segoviana a la sombra de una extraña construcción en la que un furtivo pintor de bote en mano, ha dejado plasmada su habitual cagada colorido-alfabética incluyendo la firma a modo de homenaje a «El Muelle». El difunto precursor de esta molesta manifestación pseudoartística en nada se parece a lo que hace Bansky. Lo recordamos con un adjetivo que no puedo plasmar en esta crónica por respeto a nuestros lectores más pequeños.

Tras unos kilómetros de bajada agradable, fresca y rápida por la cañada, llegamos al puente del Batán sobre el Manzanares. Empieza una subida suave y sin dificultad que nos va señalando la creciente temperatura. Tras unos pocos kilómetros llegamos a la carretera de Colmenar a Hoyo que nos lleva a la entrada del cuartel de Ingenieros donde Domingo cumplió con el deber hacia su patria.

Como el calor va apretando, los esfuerzos van haciendo mella y suponiendo que Pepe sigue muy por delante, propongo terminar el periplo siguiendo la carretera y hacer caso omiso del desvío que el GPS nos ofrece. Domingo acepta gustoso. Me recuerda que el tramo acortado tiene dos cuestas relevantes y alguna dificultad técnica como demostrase el hecho de que ahí, Alfredo se pegó un leñazo en uno de sus malabares malogrados. Y así llegamos al coche donde vemos a Pepe quitándose las zapatillas.

Nos explica que se ha perdido en varios puntos,-al igual que nosotros-, que ha hecho el track tal cual y que pensaba que íbamos delante. Aclarado el entuerto, les invito a unas cervezas que aceptan de buen gusto y que nos echamos al coleto en una coqueta terraza junto al aparcamiento con vistas a las bicis.

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Cercedilla: Las Trek viejas and The Watermelon Team

Ruta realizada el Martes 20/07/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
32.7 km
814 m
46 Km Distancia Madrid
5h04'
3h13'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

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Temperatura media: 25.8
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Como si de un conjunto de Rock trasnochado haciendo giras veraniegas se tratase, henos aquí los tres con algún kilito de más, desentrenados y muchos días después de la última ruta, pero dispuestos a darlo todo. ¡Qué no se diga¡ ¡A por todas! Este entusiasmo nos ha durado 500m. En la primera cuesta ya estamos preguntando internamente si en la piscina leyendo un libro, no se estará mejor.

Alfredo viene con ganas. Que tanto mar y tanto golf mola, pero la MTB se echa de menos. He elegido la ruta para que sea fresca y sin demasiado desnivel. Un desengrase, que se podría decir. El título del track en nuestra Rutoteca decía algo de Senderos y Trialeras. Quité del título esta explicación tan descriptiva para que Pepe no se diera mus. Pero se las huele. Así que nos da excusas de que si le duele el ojal, que si nos va a costar 600 euros la multa por saltarnos las prohibiciones, que si mejor hacemos senderismo, que si luego me acerco y como con vosotros… Vamos, que no viene.

Enfilamos las subidas con menos calor del que a priori se podía esperar y celebramos las sombras que nos acompañan buena parte del recorrido. Sin ser exigente la ruta, algunas partes nos recuerdan el lastre de las lorzas almacenadas consecuencia de las siestas que culminan los espléndidos ágapes veraniegos.

Recorremos buena parte del camino protegidos por los pinos y por verdes senderos apenas de un metro que intercalan traicioneras zarzas con frescos helechos. Algún que otro enganchón nos deja huellas sangrientas. Unas trialeras en descenso nos hace poner más atención de lo habitual para no salir de boca. Las piedras y las raíces se alían para poner dificultad al camino. Algún que otro derrape y algunas situaciones comprometidas que solventamos con bajadas de la bici cuando el instinto lo aconseja. Alfredo se para, cámara en ristre, en los sitios donde comprende que puede haber voltereta y así inmortalizar el momento. Hoy sin suerte.

Subiendo por la carretera, detrás nuestro viene el coche de la autoridad. En el aparcamiento de Casa Cirilo vemos que el coche de los municipales o forestales cruzan una valla para continuar por una pista. Tiene toda la pinta de que van a poner la red para cazar incautos ciclistas. Así que seguimos subiendo hacia la Fuenfría con la consigna de que ya hemos quebrantado la ley por hoy haciendo bastante sendero y que a partir de ese momento no vamos a tentar la suerte no vaya a ser que le tengamos que dar la razón a Pepe.

Paramos en el mirador del Vicente Aleixandre, que dicho sea de paso es un poeta incomprensible al menos para mi. Intenté leer Espadas como labios cuando yo apenas tenía veinte años. Imposible. Hago unas fotos y vuelta para Cercedilla. Nos bajamos por la pista mirando de soslayo el sendero trialero y muy divertido que cerca de allí sale a nuestra izquierda y que en otra época no hubiéramos dudado en tomar.

Bajamos muy despacio Domingo y yo. Charlando. Alfredo desbocado, nos espera en un par de puntos y de repente nos pasa un colega. Alfredo no puede más. Eso que le adelante alguien en ascenso ya le calienta la sangre, pero que le adelanten también de bajada no lo soporta y se lanza como un poseso para darle su merecido, mientras Domingo y yo le achuchamos con júbilo.

No desviamos por otros senderos que conocemos de cuando se subimos por el Puricheli y tentando la suerte salimos al asfalto justo cuando pasa la Guardia Civil que no se percata de nuestra presencia.

Ya estamos en el Maya. Son las 13:15 y comemos en la misma mesa de la última vez sin perder de vista las bicis que no hemos podido atar porque aún nuestro artesano Pepe, no nos ha regalado uno de esos cables que fabrica con acierto y esmero.

Misión cumplida. Alfredo llegará de sobra para que le vacunen de la alergia y de paso nos quitamos las horas de mayor calor que empiezan en ese momento.

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Tórrido Boalo

Ruta realizada el Jueves 01/07/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
32.7 km
625 m
38 Km Distancia Madrid
3h46'
2h40'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Félix, Rufi

Mas detalle ruta

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Como el martes no hubo paseo de yayos había que salir el jueves a pesar de que el pronóstico del tiempo no era muy halagüeño. Con casi todo el equipo de vacaciones o de asuntos varios, quedamos solo Rufi y un servidor para subirnos las Zetas de la Pedriza. Pepe que anda al fresquito en Galicia nos propone el día anterior la subida a la Nava con el argumento de que han mejorado el firme.

En un principio, había propuesto quedar a las 10:30, pero Rufi sensatamente decidió que a las 9:30 era mucho más oportuno a la vista de los calores rigurosos que se anticipaban. A la hora convenida en la urbanización ya rondamos los 27 grados. Así que enfilamos a la Sierra de Los Porrones por un terreno extremadamente seco y amarillo donde el verde de algunas matas y árboles es la excepción.

Tomamos la antigua carretera que sube de la entrada de la Pedriza a la que le quedan pequeños retazos de un exiguo asfalto mientras charlamos de nuestro agradable y sencillo quehacer diario. Mientras mascullamos en silencio el próximo calor que se nos va echando encima, va tomando forma la idea de que subir la Nava no va suceder hoy. Poco más adelante se ofrece la alternativa de seguir hacia las Zetas o bien bajar por la fresquita trialera que nos lleva a Cantocochinos.

Avisado Rufi de la infracción que vamos a cometer, decidimos que es más prudente bajar por la trialera disfrutona y dejar el sufrimiento innecesario para otros momentos. Bajamos con cuidado y apurando la técnica que cada uno atesora a base de tantos años mirando concienzudamente al suelo y valorando cada piedra, raíz y estado de la tierra para elegir la alternativa más segura que nos evite un aterrizaje forzoso y a veces doloroso.

Un par de pasos complicados, hacia el final, me hace poner pie a tierra. Llegamos a Cantocochinos que es el lugar más proclive a una posible sanción en caso de encontrarnos con algún forestal. Apenas encontramos gente. Decidimos subir por la carretera y al poco de coronar tomamos el desvío de la derecha donde un espléndido pedregal se extiende ante nosotros. Lo sorteamos con más facilidad de la prevista y salimos del Parque para acercarnos al embalse de Santillana que nos sorprende con la cantidad de agua que almacena. Recorremos su orilla y hacemos algunas fotos del castillo en un enclave formidable.

La cuesta infernal e insufrible nos espera con el látigo del calor dispuesto para hacer un swing magistral que golpea nuestras espaldas con sañuda displicencia. Al trantran llegamos a la cima y llaneando con ligera ascendiente nos acercamos a Cerceda con un ligero viento que nos refresca y agradecemos. Cruzamos sin mucho apremio el resto del camino que nos lleva hasta El Boalo. Allí nos espera una cerveza en Don Baco que Rufi se trasiega en un abrir y cerrar de ojos. Volvemos a la urbanización donde tenemos los coches y quitamos el polvo de las máquinas con mi pulverizador cazafantasmas antes de dar por concluida la jornada de MTB. Mucho calor pero salir a dar un rulo siempre es mucho mejor que no hacerlo.

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