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Hoyo Manzanares-Cerceda

Ruta realizada el Jueves 16/01/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
42.1 km
685 m
28 Km Distancia Madrid
3h49'
3h12'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Juanlu, Pepe

Domingo

Mas detalle ruta

2 km
Temperatura media: 6.5
Descarga ruta: Hoyo-Manzanares-Cerceda.gpx
Reproductor audio crónica:

La mañana no empezó bien. Todos los pronósticos daban un día nublado pero sin lluvia y nos encontramos que empezaba a chispear. Pepe, con gran instinto paternal, nos alertó de que empezaba a llover. Camino de Hoyo, pudimos comprobar que las gotitas empezaban a convertir en un buen aguacero, para deleite de Juanlu, que demostrando un arrojo sin límites, había venido sin el imprescindible chubasquero.

Llegué a Ohio (así llamabamos a Hoyo en mi etapa de IMEC donde realicé la academia en su cuartel de ingenieros) unos 5 min. antes de la hora, aparcando en una zona dispuesta para tal fin en el centro del pueblo (un lujo, la verdad; ya lo podían copiar en otros pueblos). No vi movimiento de bicis, aunque estaba la Orbea de Pepe, todavía en la portabicis, orgullosa y desafiante. Los muy perros se habían ido a un bar, seguramente a meterse un carajillo (oficialmente, un café). Salimos, con los ánimos un poco pasados por agua porque el día pintaba bastante mal y nos pesaban los augurios de Felix que, desde su catarro, nos pronosticaba una ciclogénesis apocalíptica. Pero tampoco había que preocuparse mucho, porque era una ruta sencillita. O al menos eso creíamos.

Las primeras luces de alarma surgieron cuando a Alfredo le empezó a sonar la ruta. Al principio nadie le hacía caso, dada su fama recordando hechos pasados, pero ante su insistencia llegamos a la conclusión de que ese tramo formaba parte de la de Torreledones que, como se puede ver en una crónica anterior, fue de todo menos fácil. La cuestión es que aquello empezaba a complicarse, confirmando en la idea de que Flopez67, el fulano que subió la ruta a Wikiloc, nos la había metido doblada. Y es que Flopez67 define a esta ruta como «sin apenas dificultad alguna, salvo algún tramo algo roto…». La madre que lo parió… Supongo que estará habituado a hacer rutas por el K2.

Entre jaras, llegamos a la Berzosa, metiéndonos después en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzares. Allí empezamos un sube-baja por sendas de tierra y piedra por las que atravesamos el Cuchillar y hasta llegar a la Lancha de los Machos. Un grupo de excursionista nos hizo una foto, con unas chorreras de fondo antes de afrontar la lancha.

La lancha tenía ese nombre por algo. Como es habitual, Alfredo nos dio una master class, subiéndosela y esperando arriba, para constatar nuestra inutilidad absoluta.

Disfrutando de la Lancha de los Machos…
Master of tracks

Con los morros bien calentitos, nos dirigimos hacia las inmediaciones de Villalba, atravesando la urbanización Fontenebro. Esta zona ya si era más pistera, atravesando dehesa tras dehesapor pistas rápidas. Y así, sin enterarnos, llegamos a Moralzarzal, donde a Pepe le vino a la cabeza una vez que quedaron con Felix en su polideportivo con Jesús. Ahí sigue estando nuestro amigo.

Por pistas rápidas, alcanzamos Cerdena, desviándonos a continuación al Prado Boyero, que a pesar del invierno estaba precioso, con sus vaquitas y todo. En sus inmediaciones, nos decidimos a tomar el platanito.

Haciendo indicaciones a Pepe para que nos sacara bien, cosa que no consiguió, claro. Dirá que son los modelos…

Atravesamos la M-607 y coguimos unas pistas (estas eran las famosas pistas de nuestro amigo Flopez67) donde nos metimos el plato grande y nos liamos la manta a la cabeza.

Puente del Batán

En el puente del Batan era el punto donde empieza originalmente la ruta propuesta por nuestro amigo Flopez. En este punto nos quedaban unos 12 kms. Esto fue un acicate para Alfredo que ya estaba hambriento y preocupado porque no llegásemos a una buena hora para comer, así que el ritmo se incrementó.

En una de las pistas que enfilaba Hoyo, nos encontramos una oveja que acababa de dar a luz un corderillo. Impresionante. Era curioso ver como la oveja defendía como podía a su retoño.

Haciendo de rana Gustavo.

El pelotón iba ya deshilachado. Pasamos raudos al lado de la charca donde se encuentran los más preciados anfibios de la Comunidad de Madrid. Ya había ganas de llegar, pero lo repechos y repechones seguían apareciendo.

Por fin llegamos a la Escuela de Ingenieros de Hoyo (de la que tenía un recuerdo totalmente diferente; cosas de la edad) y allí nos planteamos seguir el track estrictamente o mandarlo a freir espárragos, siguiendo por la carretera. Pepe abogaba por lo segundo (Juanlu y yo no teníamos fuerzas para opinar) pero, noblemente, accedió a seguir la rigurosidad de Alfredo en el seguimiento del track, y como premio, nos chupamos otros 2 repechones.

Asumiendo nuestro destino con resignación.

Y en una de las subidas de 1:1 pasó: ¡Alfredo se cayó! No nos lo creíamos. Aun en el suelo, como un coloso, intentaba levantarse, dando pedales, lanzando barro y piedras a su alrededor. Una lástima no disponer de un documento gráfico, pero era tanto el estupor, que no reaccionamos a tiempo. Hay que decir que el cuestón era de pan y moja, no solo por la pendiente, las piedras y el verdín, si no porque tenía obstáculos adicionales a los lados.

Todavía sobrecogidos por ver a nuestro héroe en el suelo

Ya llegando al pueblo, el track nos metía claramente por una zona de bajada que, indefectiblemente, nos llevaba a un nuevo subidón y ahí Pepe, ya en modo gruñón, se impuso, atajando y entrando al pueblo de rondón. Sin perder tiempo, nos dirigimos al restaurante, donde dejamos nuestras monturas a la vista. El menú era de lo más completo, pero como era de esperar, optamos por lo más rotundo: fabada, costillas y pollo con polvo de quicos más un postre, claro.

Y así acabó el día, recargando la mochila con una ruta preciosa, la sensación del deber cumplido y un día estupendo, compartiendo experiencias con amigos. Ah, se me olvidaba, y con ganas de conocer personalmente a Flopez67…

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El Molar – Pedrezuela

Ruta realizada el Domingo 12/01/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
30.8 km
436 m
37 Km Distancia Madrid
2h27'
2h08'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Félix, Pepe

Félix

Mas detalle ruta

2 km
Temperatura media: 1.6
Descarga ruta: El-Molar-Pedrezuela.gpx
Reproductor audio crónica:

No eran las once y ya estábamos de vuelta en el coche. Todo un récord ¿por qué? ya lo veréis…

Una ruta corta que corre principalmente por las pistas del CYII. De El Molar hacia Pedrezuela, pasando por El Espartal, un pueblo pequeñajo en el que no había reparado sobre el plano, a pesar de haber hecho muchos recorridos próximos.

Quedamos en el polideportivo del pueblo y nos ponemos en ruta enseguida. No es cosa de andar remoloneando, que el termómetro marca en negativo y cuanto antes movamos las piernas, mejor.  Hace tiempo que no sentíamos la sensación de invierno de verdad, ese hormigueo en la punta de los dedos como pinchazos, que no desaparece aunque el cuerpo entre en calor.

Agradecemos cuando el sol se empieza a dejar ver desde los barrancos, baja la humedad y la  sensación térmica mejora. La luz de invierno es diferente, los colores con la sensación de foto un poco quemada, el aire más transparente y más visibilidad que en verano.

Hoy es día de caza. Nos encontramos un buen número de paletos con escopeta que casi se cruzan unos con otros. Se oyen muchos tiros, disparan a todo lo que se menea. El colmo ha sido un fulano que andaba por la linde de un campo recién arado, disparando al alto de continuo, donde se parecía intuir una bandada de no más que gorriones. Y con ese ambiente bélico en cada curva, aun pudimos ver un montón de conejos y tres corzos que se me pararon delante, mostrando el culo blanco y mirando con descaro ¡Insensatos!

Ya próximos al final de la ruta está el desvío al barranco. Ese estrecho y pedregoso que, cuando estás hasta los cojones de empujar la bici, acabas contra una pared de arcilla en la que hay que hincar hasta los dientes para subir. Sí, efectivamente, ese desvío me lo paso y dejo a estos dos que añadan su comentario sobre el tramo, que fotos no hicieron.

Pues eso, se acaba la ruta, se pone el tick en el calendario y nos largamos a casita.

Alfredo hoy celebra comida por su santo, con las tres generaciones. Como no tenía referencia del fulano original, he buscado de quién se trababa. Era un rey anglosajón y meapilas del siglo IX que venció a los Vikingos en alguna ocasión ¡felicidades amigo!

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Navalcarnero-Dehesa de Sacedón

Ruta realizada el Jueves 09/01/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
42.8 km
459 m
29 Km Distancia Madrid
3h39'
3h00'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Juanlu, Pepe

Félix

Mas detalle ruta

2 km
Descarga ruta: Navalcarnero-Dehesa-Sacedón-fácil.gpx
Reproductor audio crónica:

Como siempre puntuales, acudimos los cuatro jubiletas a excepción de Alfredo (por problemas bici-Mammouth), antes de las 10,30 H en la puerta del restaurante Senderuela en Navalcarnero.

Porque eso parecía a priori la ruta, una SENDERUELA; pero estaba equivocado. Son de esas rutas que me gustan, sin trampas, sin trialeras, no paras de dar pedales, no había que sortear nada, ni coger a la novia de dos ruedas en brazos, para mi un alivio. Tengo que reconocer que me ponen las súper fáciles.

Pepe y yo llegamos antes y nos fuimos, por PRONTO ANTES a tomar el un café y yo una tónica, a otro bar porque el Senderuela estaba cerrado. Poco después llegó Domingo y nos puso un mensaje porque se asustó al no ver a nadie. Al volver en el coche de Pepe, observé que un cabroncete había aparcado tan cerca de mi coche que no podía abrir la puerta. Me entraron ganas de rayarle el coche, pero joder es el coche del jefe. No podía hacerlo, además ya lo tiene bastante rayado el pobre. Hay que arreglarlo, jefe. No das ejemplo.

Acto seguido bajamos las bicis y nos pusimos a dar pedales. El paisaje está muy humanizado. Hay de todo, terreno cultivable y roturado, viñedos, bosquecillos de árboles dispersos y alguna que otra sorpresa.

Como si de una obra se tratara y escribiendo siempre el mismo guión, voy el último (necesito un cencerro, que no un GPS, que ya tengo, o como decís algunos mas huevos). Félix y Domingo por el medio. Pepe PRISAS va delante.

Al principio nos espera en alguna cruz que jalonan el camino e incluso en alguna foto se posturea apuntando al norte, que se parece a Cristóbal Colón. ¡Qué ESPIGAO se ha quedado de la gripe! Parece que empieza a olvidarse de él y ya está tan recuperado, que justo por la mitad de la ruta se nos va y ya no le vemos hasta el restaurante.

Dice que parábamos mucho y que se quedaba frío , pero yo creo que estaba cabreado porque le han suspendido en las clases de inglés y los 2.000 pavos, de su nueva puerta de garaje. Animo Pepe que de todo se sale.

Una vez superado el trance, menos mal que Félix y Domingo paraban más, lo cual es una tranquilidad, a hacer fotos. Pasamos por una especie de centro deportivo, en mitad de la nada, que tenía un hórreo asturiano que se veía desde fuera, que nos transporto a esa bonita tierra y que lo inmortalizamos al momento.

Como un árbol que está en la lista de árboles singulares de la Comunidad de Madrid, con mas de 100 años de vida. Concretamente es un chopo, que no sabe lo que son unas tijeras ni una comida opípara. Solo nos da su sombra y su ejemplo de resistencia a las sequías sin cuento y a la mano del hombre.¡Qué cerca estoy de esa edad chavales! Yo también me veo como un bien al que hay que proteger, pero no estoy en la lista singular de nadie, salvo en la nuestra.

Más adelante nos damos cuenta de que estamos llegando a Navalcarnero, por la cantidad de chalets y casas de dudoso gusto. Y a comer que se acaba el mundo.

Tengo que decir, que echo de menos a Alfredo. Iba a venir, pero que le han jodido el día y el RANKING los de la tienda o no sé, si tribu de bicis Mammouth. ¡Con ese nombre! No me jodas.

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Torrelodones- Hoyo de Manzanares

Ruta realizada el Domingo 05/01/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
33.7 km
840 m
25 Km Distancia Madrid
3h51'
3h17'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Félix, Juan, Rufi

Félix

Mas detalle ruta

2 km
Temperatura media: 11.3
Descarga ruta: Torrelodones-Hoyo-de-Manzanares.gpx
Reproductor audio crónica:

El suelo cruje que parece que nos va a tragar.

Mañana gélida en nuestro punto de encuentro, Torrelodones. El termómetro lo ratifica con los dos grados centígrados que nos recibe. Cómo será que Alfredo, recién llegado de esquiar, dice que hace más frío aquí que en Los Pirineos. Evidentemente, las primeras tertulias giran en torno a la triquiñuela sin respuesta con la que hubo cambio de líder en el último día de 2.019. Al no haber estatutos establecidos se da por buena la etapa del loco de la colina.


Pronto entramos en calor porque los primeros tres kilómetros son cuesta arriba y acumulamos 200 m de desnivel en un santiamén. Después de cuarenta minutos afrontamos la primera bajadita con un terreno que cruje a nuestro paso debido a la tremenda helada caída y está preciosa la estampa del campo con la centellada que atesora.


Empiezan los tramos vertiginosos de bajadas y subidas que nos llevan hasta la chorrera con solera de la zona. Es un clásico obligado hacernos la foto para poder comprobar, con la de otros años , cómo nos van cambiando las cinturitas de avispas en avispones. Allí, coincidimos con dos globerillos de ventipocos años que van como pollo sin cabeza intentando conocer nuevas rutas. Además, como es gratis, nos ofrece un corredor una gran metida de pata en el río , sin que entendamos todavía la torpeza del chaval. Todo esto mientras disfrutamos del momento acuarius.

¡Los avispones!


Continuamos , como no, cuesta arriba a ritmo vivo, necesario para sortear las piedras, raíces y zanjitas que nos vamos encontrando. En este terreno las 26” muestran señales de duda y frenan a las 29” que tragan más terreno. La fe ciega que tenemos en la interpretación del track, por parte de Alfredo, nos hace ir muy relajados en los bucles que tiene la ruta.

¡Por aquí chicos que tengo el waypoint marcado!


La mañana se ha quedado fabulosa y nos sobra ropa. Los senderos técnicos y sinuosos no cesan y empezamos a acordarnos de todos los integrantes de esta gran familia que no son tan virtuosos técnicamente. Es una ruta increíble que podrías pagar por hacerla, si no la conoces, y te quedarías encantado. Eso sí, se disfruta estando en forma, pero sobre todo si no te bajas mucho de la bici.


Los últimos kilómetros transcurren por la ribera de un río que más parece que estamos en Cantabria que en Madrid .El final de la ruta termina con un cuestaco de cojones y con el hilo musical de Fer diciendo “ chicos, que sepáis que voy en las últimas “, pero el titán no se descuelga ni a tiros.
En fin, como bien ha descrito Félix la ruta, esto ha sido como ir al Parque de Atracciones por, a pesar del sufrimiento, lo bien que lo hemos pasado.

Abrazos y besos.

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El Tomillar-Malagón-Robledondo. La ruta del «tarao»

Ruta realizada el Jueves 02/01/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
31.9 km
920 m
41 Km Distancia Madrid
4h22'
2h38'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Juan, Juanlu, Pepe, Rufi

Félix

Mas detalle ruta

2 km
Descarga ruta: Tomillar-Malagón-Triscada-brutal-2020-01-02.gpx
Reproductor audio crónica:

Hay una ruta en Cantabria o, para ser más correcto, una prueba de ciclismo de montaña, que se llama «El Soplao». Pues la ruta con la que hemos inaugurado el 2020 la vamos a denominar la ruta del «tarao». Ahora veréis por qué.

Hemos empezado en el merendero del Tomillar a las 10:00 de la mañana. Hemos sido todos puntuales. Bueno, por hacer justicia al dicho popular de que siempre llega tarde el que vive más cerca, hoy el que ha llegado el último Domingo, que venía el tío como un campeón, sin mochila y oliendo todavía a café recién hecho y tostadas con mantequilla y mermelada.

Empezamos la subida al Malagón por la carretera que pasa por el Arboreto Luis Ceballos. Vamos bien hasta llegar a la bifurcación en la que, según el track original, deberíamos haber tomado el camino de la izquierda para ir hacia las zetas. Ya ahí se empezó a vislumbrar que el que había subido el track original tenía pocas luces o se quería marcar un «Alfredo» (dícese de aquel que pretende subir y ganar altura innecesariamente solo por el hecho de ganarla, cuando sabes que la vas a perder de inmediato, para volver a la misma altitud, aproximadamente, que al inicio de la ruta). Como en el grupo hoy todos éramos personas cuerdas y con más de 50 años, decidimos hacer la primera «infracción» al Track y seguir subiendo al Malagón por la carretera (cada vez más deteriorada y con menos asfalto).

En la subida al puerto, Félix y Juan demuestran su tremendo estado de forma, subiendo como si no hubieran pasado por el trance de las Navidades, las cenas en familia ni las comidas pantagruélicas. Cuando les oyes comentar «sus pesos ideales» se te caen los mismísimos a plomo. Yo no he pesado tan poco ni recién nacido.

Una vez reagrupados en el Alto del Malagón proseguimos la ruta por la senda de tierra que nos llevará hasta Robledondo. Tiene una ligera subida y, posteriormente, una bajada donde hay que andarse con ojo para no pasarse de frenada, como le ha ocurrido a nuestro querido Juan, más conocido por «derrape man» y no por las zurraspas que se tira. Bueno, no solo por eso, sino también por el uso que hace de los frenos.

Tramo de bajada hasta Robledondo con la que había que tener tiento y maña

Hasta aquí, la ruta había ido por los derroteros normales, pero pronto empezaría lo bueno. Bajamos mitad por la carretera, mitad por camino, hasta el puerto de la Cruz Verde y, desde ahí, enfilamos por la carretera que lleva a Zarzalejos. Yo recordaba que, hace tiempo, hicimos Félix, Alfredo y yo una ruta que, al poco de empezar esta carretera, tomaba un camino a la izquierda e iba por media ladera hasta salir, casi, a la carretera de la Silla de Felipe II. Pues, en este caso no ha sido así. Hemos bajado el puerto durante bastante tiempo hasta que, casi llegando a Zarzalejos, hemos cogido un camino a la izquierda. Para empezar a hablar, nos hemos comido un «cuestaco» de esos que te hacen preguntarte quién te mandó meterte a ti en el tema de la bici. Era ya el segundo síntoma de la demencia del que ha colgado la ruta en la web.

Concluida la subida enfilamos un sendero que coincide con el que, en su día, hicimos con Félix y Alfredo. Es un camino complicado porque la vegetación y las jaras invaden el trazado y hay veces que las propias ramas tiran del freno y están a punto de tirarte. Y aquí es donde viene el tercer ataque de locura del «tarao». Casi llegando al teórico final del sendero, le da al tío por iniciar una triscada campo través y en subida, como si con ello fuera a alcanzar la salvación eterna. Nadie entendía dónde nos llevaba ese camino, y teníamos nuestras buenas razones, porque dicha escalada no llevaba a ningún lado. Terminaba donde también acababa el sendero que hicimos el día de la ruta mencionada con Alfredo y Félix pero, eso sí, muchos metros más arriba, triscando y después de haber desbrozado media ladera de la montaña.

Pero, como ya he dicho, lo mejor es que ese camino NO LLEVABA A NINGÚN LADO. Después de saltar la valla de piedra y alambre de espinos, a nuestro famoso «tarao» le debió dar el ataque final y se puso, como un poseso, a meterse en medio de todas las zarzas, jaras y ramajes que hay en la sierra de Guadarrama para tratar de llegar vete tú a saber dónde.

Una vez que ya fuimos plenamente conscientes de que el tarao era un cretino que, como mínimo, tenía que haber advertido en la ruta que se había perdido como en la guerra, pasamos de él, deshicimos parte del camino triscado y bajamos la ladera, montados en las bicicletas, hasta llegar a una verja que daba acceso a la finca donde nos encontrábamos.

Prueba objetiva del espesor de las jaras y de las zarzas. «Pabernos matao»

Ahí demostramos cada uno nuestras cualidades. Juan y yo, como buenos Atléticos, dejamos clara nuestra habilidad de salta tapias y atraca-huertos. Félix y, sobre todo Juanlu, demostraron una evidente torpeza, muy propia de los «madrilistas malos vecinos» y, finalmente, el cabrón de Pepe arrancó una de los listones de la puerta y pasaron al otro lado sin jugarse la pellica.

Después de todos los avatares y teniendo en cuenta que ya eran las 14:00 horas, decidimos tirar «by the street of the middle» y volver a los coches por el camino más corto, que es la carretera de San Lorenzo a Avila.

La moraleja de la ruta está clara: Me cago en el cretino que subió la ruta sin aclarar que era un demente o un tarao. Podría haber sido mucho mejor de lo que fue pero, de todos modos, primera del año con un grupo de amigos entrañables. Y, además, qué coño, Aquí hay que venir llorao

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Peyreagudes-Valle de Louron-Peyreagudes

Ruta realizada el Lunes 30/12/2019

Dificultad Física
Dificultad Técnica
25.2 km
905 m
434 Km Distancia Madrid
3h31'
2h59'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Carlos cuñao, Otros

Alfredo

Mas detalle ruta

1 km
Temperatura media: 17.8
Descarga ruta: activity_4382682807.gpx

Después de la puñalada trapera del domingo pasado , con la confabulación de Rufi y allegados, tuve que reaccionar y ver que podía hacer para remediarlo.

Tenía previsto hacer el descenso al valle de Louron desde Peyreagudes pero me salía unos miseros 9 IBP bastante lejos para recuperar el liderato. Intenté por todos los medios que me dejasen la bici para que junto al cuñao volviéramos a Peyreagudes y añadir 600 m de desnivel, pero necesitaban la bici para otra excursión al día siguiente.

Vamos el que el tema se presentaba muy negro. Solo se me ocurrió una idea. Mientras bajamos al Valle me dedicaría a subir y bajar como un loco para acumular desnivel.

Una vez puestos en contexto, dejadme que empiece por el principio porque el día prometía. Me levanté a las 7:30 para comprar los cruasanes , chocolatines y baguettes para el desayuno. A las 9:00 en punto estábamos en el remonte recién abierto para iniciar la jornada de Ski. Hasta las 14:00 estuve esquiando como un loco sin parar aprovechando el entrenamiento en Formigal con Rufi. A las 14:15 comí con mi mujer y a las 15:00 estaba en el puesto de bicis a ver si podía empezar mi sube/baja. Gracias a dios trajeron las bicis con tiempo y me tiré 25 minutos subiendo y bajando antes de empezar la ruta. El monitor debió pensar que le había tocado un gilipollas haciéndose el chulito, aunque le intente explicar las razones me seguía mirando raro. Cuando empezamos la ruta con mi cuñao Carlos, hermanos, hijos y sobrina ya llevaba acumulado 150 m, pero claramente no era suficiente.

El descenso no era muy complicado , pero mi hijo se calzó una buena al estilo Rufi pero sin hacerse nada y mi hermana se cayó por un terraplén unos 3 metros al estilo Juan pero sin rama. El guía viendo el percal decidió bajar el nivel. Y mientras yo en cada parada no paraba de subir y bajar como un niño hiperactivo , y el monitor reforzaba la imagen de que le había tocado al tonto del pueblo.

La ruta siguió por unos senderos muy bonitos con vista al valle y las montañas. Incluso paramos para visitar una iglesia que yo aproveché para seguir subiendo y bajando confirmando al guía la idea de que la había tocado al tonto del pueblo.

Al final llegamos a la furgoneta que nos llevaría de vuelta a Peyreagudes cuando cual fue mi sorpresa que la dueña nos dice que nos deja las bicicletas si la devolvemos al día siguiente a las 8:30. Yo apenas había acumulado 300 m y dudaba que fuera suficiente para recuperar el trono.
Eran las 17:00 y ya empezaba a anochecer, pero con un par el cuñao y yo decidimos volver en bici y chuparnos otros 650 de desnivel. Afortunadamente el cuñao llevaba un foco y una botella de agua. Por cierto, no hace falta que os diga que íbamos sin culotte a pelo con el calzoncillo y el pantalón de pana.

Empezamos la subida por carretera de montaña que acojonaba un poco según se hacía de noche. Cuando llevábamos 200 metros de desnivel pudimos desviarnos por un camino ya sin coches pero con una pendiente de muerte. Yo seguía la luz del foco de mi cuñao y mi mujer empezó a llamarme que donde estábamos y cagarse en el ranking del grupo.

La verdad es que la experiencia de subir un puerto por pistas y de noche fue curiosa, pero el desnivel empezaba a hacer mella sobre todo con la tralla que ya llevaba.
Al final llegamos a casa sobre las 19:00 reventados pero con el deber cumplido y el culo escocido.

Cené con mi mujer e hijos una raclette deliciosa y ya no pude moverme mas pero mañana a seguir esquiando.

P.D. Mi mujer insiste en que nos metamos el ranking por donde nos quepa y parece mentira que tengamos mas de 50 años.

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El Molar Trialeras Extremas-No tan extremas, pero ni tan mal

Ruta realizada el Domingo 29/12/2019

Dificultad Física
Dificultad Técnica
32.9 km
801 m
37 Km Distancia Madrid
4h19'
3h25'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Juan, Miki, Rufi

Félix

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2 km
Descarga ruta: El-Molar-Trialeras-Extremas-2019-12-29-09-1.gpx

El jefe obstenta ese cargo por algo, no es casual. Ayer estuvimos decidiendo qué ruta hacíamos hoy. Hubo varias opciones: Torrelodones, El Boalo-Alpedrete, La Cabrera….., pero, al final, el jefe puso sus genitales encima de la mesa y quedó claro que hoy haríamos las Trialeras Extremas del Molar, siendo ésta la última ruta que el Jefe elige en 2019.

Se trataba de que no vinieran a la ruta ni Miki ni Juan para que yo les pudiera adelantar en el ranking de los coj…. Alfredo estaba ya descartado porque está «descansando» con la familia. Eso le va a costar ser superado por El Jefe. Juan estaba muy malo, a base de bocadillos de antibióticos para curarse un supuesto constipado, del que, esta mañana, no quedaba ni rastro.

Hemos empezado a las 9:00 en el polideportivo del Molar, coincidiendo con la salida de una carrera de la que, por suerte, no hemos tenido ninguna noticia.

La ruta empieza pronto subiendo por una trialera que, a mí, siempre me parece que habría que hacer en sentido contrario. Es una subida bonita pero que, hasta la fecha, no hemos podido hacer en este sentido sin tener que poner el pie en varios momentos (Juan dice que él lo ha hecho, pero como yo no lo he visto….).

Al final de la trialera empiezan los caminos por las dehesas. Hoy, estaban bonitos y sin demasiado barro, a pesar de las recientes lluvias. Estas pistas transitan así hasta llegar a un camino revirado que transcurre a lo largo del arroyo seco. Es un sendero muy bonito, con algunas zonas exigentes y en el que hoy hacía un frío de pelotas, estando todo el campo helado. Juanito ha demostrado, en varios puntos, su pericia con el 1:1 (aunque ya solo tenga un plato tamaño paellera), gestionando, con habilidad, los obstáculos que se le iban presentando. Avanzando por el sendero hemos sorteado tres motos de trail y dos cazadores, hasta llegar al culo de saco donde acaba el camino. Ahí no hay más remedio que empujar la bici para subir el repecho que lleva a la pista principal por la que sigue la ruta.

Retomado el camino, tras el pertinente plátano (barrita de proteínas, galletas cookies, o lo que sea) para reponer fuerzas, empieza una subida que no se atraganta demasiado y que acaba, más o menos, en la ermita de San Blas, donde tenemos por costumbre hacer un breve alto (la verdad es que no sé por qué. Por devoción Mariana seguro que no es).

Desde la ermita tomamos la decisión de ajustarnos a la ruta original, siguiendo el track fielmente. Eso nos lleva a una trialera de bajada que es muy bonita y técnica. Lamentablemente las motos y el agua han llenado algunos tramos de roderas que obligan a poner pie a tierra, a riesgo de poner en tierra algo que no sea el pie sino una parte más comprometida de nuestro cuerpo.

Aquí, siguiendo las doctas instrucciones de Félix, Juan y yo pasamos por un escalón que, con las 29″, no era demasiado complicado. En todo caso, gracias al jefe por enseñarnos la trazada correcta.

Otra sorpresa que nos tenía preparada la ruta era una odiosa subida a una torre de observación árabe. El único que se hace la rampa del tirón es Juan que, como he dicho anteriormente, alegaba que tenía un gripazo del 13 y llevaba no sé cuánto tiempo con antibióticos. De verdad que no se le notaba nada.

La ruta tiene, en su parte final, una bajada pronunciada que hoy, a pesar de las lluvias, estaba bastante seca y provocaba derrapes. Solo el Jefe y yo fuimos capaces de bajarla entera sin poner el pinrel, demostrando nuestra pericia.

Para acabar, una vez finalizada la bajada, nos comemos una subida de 1,7 kms que, además de fea, es odiosa e interminable. A mí me sentó como un tiro y, si había aguantado bien con la espalda toda la ruta, la última subida me dio la puntilla.

En resumen, una ruta exigente que obliga al esfuerzo en las subidas y la concentración en las bajadas y que tiene pocos ratos de descanso. Engaña por la distancia y el desnivel acumulado (819 mts), pareciendo una ruta más fácil de lo que es en realidad.

Lo mejor, como siempre, la compañía (aunque Juan y Miki no deberían haber venido, porque el plan era que yo les adelantara en el ranking)

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Miraflores-Canencia-Morcuera-Hoya

Ruta realizada el Jueves 26/12/2019

Dificultad Física
Dificultad Técnica
34 km
796 m
44 Km Distancia Madrid
3h42'
3h01'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

Domingo

Mas detalle ruta

2 km
Temperatura media: 9.5
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Anunciaban un día espléndido, y a pesar de los 4 grados de la llegada a Miraflores, el pronóstico se cumplió sobradamente. Así que, razonablemente abrigados, empezamos a subir en dirección al puerto de Canencia. Esta vez la ruta iba a ser al contrario de lo que es habitual.

La subida fue bastante rápida y no nos pareció dura. Arriba, en la zona de la Fuente de los Tejos, todo estaba anegado de agua.

Una vez hemos llegado al puerto, tomamos la salida a la izquierda que nos lleva al GR10.1 . Éste, subiendo progresivamente, nos metió en uno de los bosques que más me gustan de la Comunidad de Madrid, el Pinar de Canencia.

Como suele ser habitual, el cabronazo de Alfredo nos pilló mingitando. En la foto no se refleja la interesante conversación que manteníamos Félix y yo sobre el tamaño de nuestros pitos en relación a la temperatura, esfuerzo, edad y otras múltiples variables. Si hubiésemos seguido un rato más, habría salido hasta la constante de Planck, pero Alfredo no estaba en disposición de perder tiempo, así que dejamos este interesante tema a medias.

Y seguimos subiendo hasta llegar a un cortafuegos, a la altura del Collado del Hontanar, donde paramos a tomar nuestro platanito.

Teníamos la esperanza de enfrentarnos a la nieve cara a cara, pero como se puede ver en las fotos, quedaba un poco lejos de nuestro alcance. Y como quien no quiere la cosa, llegamos a la M-611 (que viene de Rascafría). Dejamos a la derecha el refugio de la Morcuera que es ya un viejo conocido nuestro y coronamos al puerto de la Morcuera.

Esta vez no fuimos por el camino habitual, siguiendo a la carretera. Decidimos salir por el Camino del Monte Aguirre que surge a la derecha del parking. Por supuesto, no hicimos el menor caso del cartel que indica que nos es un camino permitido para bicicletas. Pronto veremos que, más que una prohibición, se trataba de una recomendación. Pero nuestra juventud nos hace inconscientes.

Al principio parecía que se trataba de un camino mantenido, pero pronto comprobamos que no era así. Rocas sueltas, raíces y ramas caídas eran las dueñas de la pista. Félix casi se traga a una montañera (no era su tipo) y nos dimos de cara con un derrumbe. Se trata del arroyo de Vejiga, que tiene narices el nombre.

Pronto descubrimos que no era el único obstáculo. Todo el bosque estaba repleto de árboles caídos. Debió haber un gran vendaval no hacía demasiado tiempo porque la madera tenía el aspecto de haberse tronchado recientemente.

Después de recorrer este intrincado camino que parecía una yíncana, y del que estaba un poco hasta los mismísimos, como se puede apreciar en la foto, tomamos otro sendero (el Camino del Mostajo). Esto era otra cosa, pero para variar, también estaba prohibido, como podéis ver en la foto, con las cintas que ponen en las pelis cuando no quieren que entres en la escena del crimen. Quizás era por el riesgo de caída de ramas, pero «like it’s usual» no hicimos ni puto caso.

Este camino nos enfilaba ha enfilaba hacia la Hoya de San Blas. Aquí empezamos a ver la luz, nunca mejor dicho. ¡Un sendero sin ramas y con cielo!

Finalmente salimos a la ruta que tomamos habitualmente y que a la derecha nos llevaría a la Hoya, aunque el track nos redirigió en ese punto hacia Miraflores, a tan solo unos 7 kms para completar el track.

Incluso en esta última parte del recorrido, donde la pista es muy ancha y está bastante frecuentada, nos encontramos árboles caídos. Esperemos que limpien toda la zona antes de que llegue el calor, porque tal como está, se convertirá en una mecha en verano si no toman medidas.

Llegamos a Miraflores a las 12:45, un poco pronto para comer. Pero la camarera miró a Alfredo y vio en sus ojos la desesperación, y se apiadó. Así que empezamos con nuestro almuerzo a las 13 horitas, en plan guiri.

Nos hemos controlado. Ha sido una forma estupenda de eliminar los excesos de las fiestas. y encima parecía que estabamos en el invierno austral. Y ya puestos, a ver si alguna vez lo conocemos en directo y hacemos una rutita por Australia. Estaría bien, antes de que los incendios acaben con todo. Como siempre, un auténtico placer.

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Tres Cantos – Puente Marmota – Colmenar sin recta odiosa

Ruta realizada el Domingo 22/12/2019

Dificultad Física
Dificultad Técnica
37.7 km
857 m
20 Km Distancia Madrid
3h43'
3h03'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Félix, Juan

Félix

Mas detalle ruta

2 km
Descarga ruta: Tres-Cantos-Marmota-alternativa.gpx

Por un momento diría que, más que la ruta del Puente de la Marmota, es el día de la marmota, porque es la tercera vez que hago esta ruta en este trimestre. Pero eso es otra historia. 

 Quedamos media hora antes de lo habitual para que Félix pueda llegar con tranquilidad a su comida familiar. Es una mañana de tregua que nos da el temporal Fabien, aunque no estamos exentos de que nos caiga un buen chaparrón con el 20% de probabilidad de lluvia que vaticina Aemet , de hecho , cuando iniciamos la ruta está lloviendo en la sierra, y el viento es acusado por momentos, sobre todo en la primera bajada desde el hotel de Tres Cantos en la que vamos frenados.  

 Justo antes de iniciar la bajada al puente de la Marmota nos encontramos con una bandada de buitres a la espera de algun incauto que se quede por el camino.

Tras los primeros diez kilómetros a buen ritmo marcados, como no, por Alfredo, llegamos al Puente de la Marmota y allí coincidimos con otro trío de bikers formados por el binomio furtibike y un amigo argentino que con coraje afronta el resto de la etapa con una maltrecha rodilla fruto de una caída (ahora entendemos porque había tanto buitre junto).  

 Continuamos los siguientes tres kilómetros sometiendo al cuerpo a un constante esfuerzo por la dureza del perfil del terreno. Es un revirado y muy técnico  sendero que siempre pica para arriba. Terminado, es momento del platanito-acuarius salvador. 

Proseguimos el recorrido por pista ancha y tendida y cuando estamos renegando del tramo de largas rectas con viento del copón que nos vamos a encontrar,  nos volvemos a encontrar parados en una curva a los furtibikers. Nos proponen una alternativa de trialeritas a la odiosa pista. Aceptamos gustosamente la opción y cambiamos así el track que llevamos de inicio.

Compartimos muchos kilómetros con ellos, hasta separarnos en los aledaños a Colmenar. Unos tiran camino a la cervecería y a otros nos quedan los últimos kilómetros hasta Tres Cantos. 

 La última parte del día transcurre por un tranquilo bosquejo, que pone a prueba nuestras botrancas, con permanentes y caudalosos pasos de río.  

 Abrazos y besos. 

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La Cabrera-Miraflores-Bustarviejo

Ruta realizada el Sábado 14/12/2019

Dificultad Física
Dificultad Técnica
38.2 km
695 m
49 Km Distancia Madrid
3h23'
2h46'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Juan, Miki

Juan

Mas detalle ruta

2 km
Temperatura media: 8.3
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Esta es una de las rutas más divertidas y técnicas del circuito que repetimos al menos dos veces al año.

Si de algo habría que clasificar esta salida en concreto es la velocidad con la que la hemos completado (a las 12:30 estábamos en el coche) consiguiendo que el pobre Miki potara dos veces como Messi (una de ellas en marcha).

La ruta empieza bajando prácticamente hasta Navalafuente con lo que no hay manera de coger calor. Esta vez echamos de menos los toros de la dehesa.

Antes de llegar a Navalafuente nos encontramos con un coche abandonado que, aunque no es comparable al camión de la ruta anterior, nos sirve para que Juan y Miki puedan tener su foto en un coche abandonado.

Seguimos rumbo a Miraflores y Miki , sin ser consciente de lo que queda, se pone a tirar como un loco. Como consecuencia tiene la primera pota justo antes de llegar al desvío hacia Bustarviejo en Miraflores (desgraciadamente no tenemos foto que acredite). Pero antes paramos a repostar en la pradera con rocas de granito que siempre solemos descansar y coger fuerzas para las subidas que nos vienen.

La subida a Bustarviejo, que se realiza por la pista al otro lado del valle de la carretera a Canencia, se hace bastante dura y encima nos adelantan cuatro chavales a buen ritmo. Al llegar a la cima empieza la diversión. Primero con el sendero entre pinos donde hay que tener cuidado con no estamparse con uno de dichos pinos y segundo por la famosa trialera de granito y agua donde estuve a punto de clavarme en una zanja (y Juan detrás). Nos encontramos algún verdín, pero seguimos a pie juntillas el consejo de Juanlu.

El resto de la ruta siguió paralelo a la vía del tren y por el camino en frente de “Alcatraz Beberly Hills” . Finalmente llegamos a la carretera y Miki me intentó seguir, pero se desinfló a mitad de camino.

A las 12:30 estábamos en el coche satisfechos por el ritmo conseguido y por el maravilloso día que tuvimos.

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