Navalcarnero, una excusa para comer bien

Ruta realizada el Jueves 25/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
42.9 km
458 m
29 Km Distancia Madrid
3h26'
2h40'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix

Mas detalle ruta

Temperatura media: 23.7
Descarga ruta: Navalcarnero-20210325.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy es el cumple de nuestro querido Miki. A los 53 añitos se encuentra en lo mejor de la vida. Sólo le falta un pequeño detalle que obvio decir. Sólo diré que la perfección la habría alcanzado si hubiera formado parte de esta crónica como protagonista. De cualquier forma, MUCHAS FELICIDADES. Te queremos, amigo.

Los tres intrépidos de hoy han echado de menos al resto del equipo que por diversas circunstancias no han aparecido por estas tierras de cereales y vitivinícola. Un día con más calma deberíamos visitar el casco antiguo. Es muy interesante conocer las cuevas que horadan gran parte de las casas antiguas y que se comunican como el alcantarillado, pero con la más grata función de conservar alimentos de las furibundas temperaturas veraniegas que se gastan por estos lares.

La ruta es la repetición de la que hicimos en enero del 2020 y que nos contó Juanlu. La diferencia fundamental es que el campo en primavera otorga otros colores, olores, sensaciones…etc, que hacen más agradable su visita. Aunque larga, se hace con mucha soltura debido al escaso desnivel y que no es nada exigente técnicamente. Así que hemos ido como flechas y sólo parando para las fotos esporádicas y el inevitable plátano.

Domingo es ungido con un rayo cósmico de sabiduría mientras admira el chopo de Sacedón

Lo más interesante viene al final. El restaurante Senderuela ya nos dejó un buen recuerdo y en esta ocasión se ha ratificado. Y si no, que se lo digan a Alfredo que con su habitual voracidad, ha comido en un abrir y cerrar de ojos, los dos platos y el postre de hojaldre con nata y chocolate fundido, al que no nos ha permitido acercar la cuchara.

Y para terminar, una muestra de la inteligencia de nuestros políticos. He aquí la obra maestra del urbanismo de Navalcarnero con un diseño vanguardista de un carril bici de 50m que se adentra en el futuro, en la cuarta dimensión o en algún multiverso paralelo de la metafísica (que diría M. Rajoy).

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Azud del Mesto y Dehesa de Moncalvillo

Ruta realizada el Martes 16/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
22.7 km
287 m
31 Km Distancia Madrid
3h15'
2h08'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Leo, Paco Díaz

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Azud-del-Mesto-2021-03-16.gpx

Hay que aprovechar estos primeros días primaverales y tiempo fresco que es ideal para pedalear. Que no nos pase como el año pasado que por culpa del virus, nos dejaron encerrados durante la parte más bonita del año. Así que este año me pienso resarcir y aprovechar hasta el tuétano de esta primavera que promete estar tan bonita como la humedad y las lluvias se lo facilite.

Como los martes los golfistas andan dando golpes a la bola y yo aún no me atrevo a ir al gimnasio, he decidido que hay que salir al campo otro día más a la semana, es decir tres. Leo y Paco se apuntan a un bombardeo por segundo martes consecutivo, así que les preparo una ruta saliendo de El Raso en San Agustín de Guadalix. A última hora, se apunta Domingo que recién llegado de La Palma está con ganas de bici. Pepe estaba invitado, pero tenía otra cita con un amigo.

Salimos poco más tarde de las 10:45 después de los correspondientes saludos y parabienes. Por el margen del río Guadalix de espaldas al polígono industrial, nos vamos acercando a las pistas del Canal y al desvío que nos baja a la cascada del Hervidero. Hoy no es un hervidero de gente como los fines de semana. Sólo encontramos a una moza de espléndidas hechuras y magníficas caderas, sin duda hechas para pecar. Enseguida se presta a mi casta solicitud de que nos saque una foto y mientras distraídamente posamos, le hacemos una radiografía, por no decir mamografía, de cuerpo presente. Se quita la mascarilla y pierde un poco de encanto. No es tan moza, ya que frisa los cuarenta y… lo que no impide la observación meticulosa de esa curvas generosas en las que se adivinan unas carnes prietas, cinceladas por el tiempo en duras jornadas de gimnasio. Tras un poco de conversación sobre el posible recorrido de la zona, sin otro interés de un servidor de que «la ninfa de la cascada» disfrute la mañana como sin duda se merece, continuamos sin comentarios aunque relamiéndonos, ascendiendo por la calzada con la intención de salir al Canal del Mesto.

El recorrido está espectacular. Nos encontramos con dos grupos de quinceañeros con su profesor al que adivinamos explicando el origen de las piedras del lugar. Afortunadamente apenas encontramos otros paseantes. Llegamos hasta el azud donde les cuento la historia de la pequeña presa, que ese es el significado en árabe, realizada en el último cuarto del siglo XIX con la mano de obra de presos, para corregir el error de la construcción de la Presa del Pontón de la Oliva que como sabemos quedó en desuso tras su inauguración por la permeabilidad de su suelo. Creo recordar que la presa del Villar se construyó, para sustituir la presa del Pontón y mientras, el azud del Guadalix mantenía con su escaso caudal, las cada vez más importantes necesidades de agua de Madrid que ya rondaba los 700.000 habitantes. Los arroyos del Abroñigal, el de la Dehesa de la Villa y otro que no recuerdo, apenas aportaban el mínimo imprescindible de caudal y por ello, los ingenieros comenzaron a reconducir las apreciadas aguas del Lozoya, mientras que las aguas del más cercano Manzanares se usaban para el regadío, que no para beber por su insalubridad.

Me enrollo. Volvemos sobre nuestros pasos y tras unas dudas de por donde hemos de seguir, enfilamos una cuesta donde los diversos ropajes nos van sobrando. Paramos tras pasar una valla que nos avisa que nos adentramos en la Dehesa de Moncalvillo. Nos quitamos ropa y damos cuenta de los plátanos. Leo, no. Ha venido como Santi, el de la semana pasada. Sin mochila, sin agua, sin plátano… Vamos a tener que hacer un casting riguroso antes de empezar las rutas.

Rodamos un poco más y tras alguna pendiente sin mayor relevancia, comenzamos el retorno a través de bellos y verdes senderos que nos llevan de nuevo a las salida de la dehesa, no sin antes sortear algunas vacas. Una de ellas, lanza una coz sin mucho convencimiento, al verse acosada por esos extraños seres sobre ruedas. O sea, nosotros.

Bajamos una zona un poco trialera, donde Paco decide que mejor se baja por si las moscas. Cogemos el asfalto irregular de unas de las pistas hasta la desviación donde cogemos un senderito en suave descenso que hace las delicias de los cuatro. Nuevamente las vacas interrumpen nuestro camino y nosotros, su quehacer alimenticio con las tiernas y verdes hierbas.

Llegamos a la carretera donde subimos hasta el restaurante La Kedada donde hemos comido en la terraza, un menú muy cumplidito y bien presentado con postre y café por 13 euros. Apenas sobremesa porque se está levantando un poco de corriente que tiene a Leo mosqueado no vaya a ser que esto termine con una dolorosa e inoportuna lumbalgia. Así que volvemos hasta los coches y allí nos despedimos con la intención de repetir el próximo Martes; bien senderismo o bien de bici. Si el tiempo lo permite.

Aquí os dejo el video resumen de lo antedicho.

PD: Domingo, lamento que no salgas, pero es que no te he hecho fotos de cerca. Lo siento, amigo.

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Patones y el poder de las migas

Ruta realizada el Domingo 28/02/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
23.4 km
770 m
52 Km Distancia Madrid
3h35'
2h31'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Félix, Juan, Miki, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 12.2
Descarga ruta: Patones-2021-02-28.gpx
Reproductor audio crónica:

Parecía que este domingo no habría excursión, hasta que el Prior de la Residencia El Nido del Cuco, padre Alfredo nos convocó a una ruta por Patones con el reclamo de no ser una excursión para nenazas. Apenas 20 kms con 800 y pico metros de desnivel. ¡Humm, algo no me cuadra! pensé, mientras me trasegaba una Voll-Damm.

Los residentes andaban un tanto remisos porque ya saben que por esa zona abundan las trialeras y los desniveles matadores. Y un servidor que no recuerda una sola vez de las múltiples que hemos ido por esa zona, que no haya tenido al menos una caída, ando con las orejas levantadas como un lince cuando oye Patones. Con meticulosidad anduve analizando la propuesta del sr. Prior y descubrí que además de estar pintada a la inversa, el IBP era de 93 con algún repecho del 26% de ascenso y más de 6h de trayecto. Hecha mi aclaración pública por WhatsApp, el resto de residentes parecían darse mus. Pero ahí, estuvo fino el padre Alfredo al incitar al pecado con la alusión de su cercano cumpleaños y la promesa de unas migas al llegar a Patones, como es tradicional desde hace tiempos inmemoriales.

Dicho y hecho. Como saliendo de la ultratumba el paciente Juan que ha estado varias semanas desaparecido contestó con un lacónico, «pásame la ruta». Inmediatamente y como un resorte, Miki contesta que también quiere migas. El resto de nenazas, se excusaron con variados motivos. Que si la familia, que si un golpe en el fistro duodenal, que si haciendo ejercicios espirituales en el Escorial…

Así pues nos encontramos ya subiendo y compartiendo la carretera con numerosos coches y motoristas ruidosos hacia Patones de Arriba. No son las 10:00 y encontramos el pueblo petado de paletos de Madrid. Mi conclusión es inmediata: no podremos tomar las gustosas migas con este aluvión de turistas de grandes coches, medio pelo y baja estopa.

Por las pistas del Canal nos encontramos con un grupo de ciclistas similar al nuestro, pero con mayores muestras de indecisión ante las distintas alternativas. Así que sigilosamente nos van siguiendo y deciden adelantarnos cuando se creen que ya han enfilado correctamente. Al rato los perdemos de vista lo que me hace pensar que han derivado al canal bajo y tendrán que subir de nuevo si quieren ir a la Presa de Parra, que presupongo es su destino.

Llegamos al tramo más empinado del recorrido. No lo recordaba, pero es conocido y doloroso, aunque no tanto como sospechaba ya que se trata de una pista ancha y bien conservada. La alternativa de ir por la carretera hasta el Poblado, la desestimo ante la afluencia de molestas motos y coches.

Bajamos a hacernos unas fotos al Poblado de Patones y de nuevo subidón hasta llegar a la carretera y tomar un sendero entre pinos donde coronar la parte mas alta de la ruta.

**** ATENCIÓN no existe el video VID_20210228_115255.mp4 en el álbum de Google de la crónica

Si no hago esta aclaración, el Prior me condena sin postre en la Residencia. La ha subido a la primera. Juan a la segunda y Rufi a la tercera. Miki y yo a la primera con el uno-uno (un pie detrás del otro)

Ya sólo queda bajar, aunque lejos de ser ser fácil siempre es más agradable. Parece que el Prior anda con prisas y nos lleva por lo peor. Los abundantes charcos se van convirtiendo en profundas roderas de varias trayectorias todas malas de pasar, aderezadas con vegetación hostil que araña y golpea con sañuda frecuencia el casco de Miki. Mientras sorteamos numerosos grupos y parejas sueltas de paletos de Madrid, podemos observar la cara de incredulidad que ponen cuando nos ven a ratos montados y a ratos chapoteando con la bici al hombro. Se cruzan unos frikis con bicis y cascos de descenso y se dirigen en sentido contrario, es decir en subida. Se van a hinchar a empujar, pienso para mis adentros. Lástima que los tramos más bellos y fotogénicos no queden registrados por las ansias. Siempre nos pasa igual. Parece que nos ponen un cohete en el culo a ver quien corre más por las trialeras.

Esto parece San Lúcar en verano. Se nota que la peña necesita aire limpio y disfrutar del campo. Es imposible que haya sitio para comer para tanta gente. Está hasta la bandera y la entrada al pueblo la realizamos esquivando al aturullado personal.

Con la eficacia que caracteriza al Prior, en breves instantes tenemos las cervezas en la mano y dos raciones de suculentas migas en una mesa que acaban de abandonar unas chicas. Fotos para chinchar a los ausentes y salida apresurada de este antaño reducto de paz convertido en un pasacalles parecido a la Calle del Laurel de Logroño. Y aquí termina nuestra ruta de hoy. Quedamos a la espera de la del jueves que no será más y mejor, porque no se puede. Bienvenidos de nuevo a los enclaustrados Miki y Juan que parece que hubieran estado entrenando en su confinamiento.

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Vuelta al Atazar: múltiples alternativas

Ruta realizada el Jueves 11/02/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
43.3 km
861 m
53 Km Distancia Madrid
4h40'
3h20'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu, Pepe, Rufi, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 12.6
Descarga ruta: Vuelta-al-Atazar-2021-02-11.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy han abierto el geriátrico y nos han dejado que salgamos de excursión. El director de «El Nido del Cuco» ha tenido a bien llevarnos al Embalse de El Atazar a los de la planta de «no peligrosos». Sólo a los que nos hemos portado bien. Previa toma de las pastillas relajantes, las enfermeras nos han llevado de la mano hasta El Berrueco con la consigna de que antes de las 14:00 estuviéramos en el Restaurante Los Álamos.

Y ahí, ya se ha liado parda. Alfredo, que no se había tomado la pastilla azul y sin desbravar desde el jueves, ha cogido carrerilla en cuanto le han puesto en la bici y como alma que se lleva el diablo, ha enfilado al camino como si no hubiera un mañana. A mi me recuerda a los perrillos cuando sus dueñas los sacan a la calle después de doce horas sin mear. Como un poseso se ha tirado por la cuesta empinada hacia el pantano, mientras Rufi haciendo aspavientos y dando gritos, le seguía como podía.

Pepe y Mario han cogido la de «villaconejos·». Desde el minuto uno, han salido por otra trayectoria y los hemos encontrado al final del pantano. Allí estaban esperando como diciendo: ¿dónde coño estarán?

Domingo lleva un lío porque ha cargado la ruta que Pepe envió por WhatsApp, pero a su vez hacía referencia a hacer la Vuelta al Atazar que es la que finalmente haremos para evitar el barro. Cuando intenta poner orden una y otra vez, Alfredo le contesta con voz de trueno y un tajante: «¿te digo yo por donde hay que ir cuando vamos a El Escorial? Esta zona me la conozco yo» Así que un tanto mohíno, Domingo masculla, rechina los dientes, se aguanta las ganas de tirarle al agua y se la guarda.

Mientras tanto Juanlu, Domingo y un servidor, mucho más tranquilos por el efecto de las pastillas rojas, verdes y amarillas; vamos degustando el paisaje espectacular de la mañana amanecida con nubes gruesas y oscuras que apenas dejan ver el sol. Me quedo atrás haciendo fotos y cuando les intento alcanzar, me salgo de una de las múltiples opciones acabando al borde del agua. Cuando entiendo que por ahí no es, recibo la llamada de Domingo preguntando si voy por delante o por atrás. Todo un caos. Sin duda el Cencerro Digital que está diseñando Alfredo hoy habría sido de gran utilidad.

El embalse está espectacular. Las luces y sombras de la vegetación con las nubes, el agua, las playas… dejan un colorido que no puedo dejar de retratar.

Nos juntamos por un instante y de nuevo Alfredo arranca como una flecha seguido de su fiel escudero Rufi , que se queja de su brazo derecho. Le digo que practique el onanismo con ambas manos. Llegamos a la presa de El Villar donde han abierto los aliviaderos para soltar el agua en exceso acumulada por las nieves y lluvias de estas semanas pasadas. Es una gozada y ahí nos entretenemos Mario, Domingo y yo dándole cuartelillo a la cámara de fotos.

Cuando miramos a ver al resto, descubrimos que ya han volado. Las pastillas no parecen haber hecho efecto en algunos. Como podemos enfilamos la larga cuesta pasando por Robledillo de la Jara, hacia el puerto de la Puebla donde llegamos ya zurraditos. Miramos en todas direcciones y no hay nadie, así que suponemos que se han ido hasta las antenas. Allí están comiendo el plátano y observando los paisajes nevados.

La Cabrera a un lado, al otro el Mondalindo y allí a su frente, El Cerrón.

Con medio plátano en la boca, de nuevo desaparecen los cagaprisas. Cuando queremos seguirles la pista por una trialera que no encuentro, ya han desaparecido. Así que decidimos bajar por el camino hasta el lecho del río. Discurre el agua del deshielo y la lluvia con fuerza y sobrepasa una pequeña presa que no entendemos su función.

Salimos Domingo y yo al tran-tran charlando. Juanlu y Pepe a su bola. Ahora empieza otro subidón para salir del valle. Antes de llegar al pueblo de El Atazar, Mario ofrece una nueva alternativa que consiste en subir un cerro para dejarse caer hacia la carretera acortando por una trialera. Rufi comenta que se va a lamentar; pero como amigo fiel, sigue a los otros dos kamicazes. Yo que ando dolorido del pádel de ayer, me lo replanteo y rehúso. Tengo que ahorrar fuerzas que mañana tengo otro pádel.

Enseguida enlazamos con fuerte desnivel de bajada que por carretera nos lleva a la presa de El Atazar. En cuanto paro para hacer una foto, una grabación por altavoces nos dice que está prohibido andar por allí y que retrocedamos. ¡Y unos cojones como los del caballo de Espartero! Lo lleva claro el guarda si pretende que nos volvamos por donde hemos bajado.

Mientras el resto de dementes nos observan desde un mirador en las alturas, iniciamos el penoso ascenso por carretera. Las vistas desde la altura no tienen desperdicio.

A Alfredo hace un rato que ya le ha entrado la putansia (por lo regular, le da a eso de las 12:45-13:00). Lleva todo el camino preguntando: ¿qué hay de menú? En cada encuentro, lo mismo. Las enfermeras deben estar que trinan. Son las 14:30h y nos reencontramos en la puerta del único restaurante abierto. No hay opción, así que nos apretamos unas cervezas mientras nos ponen un aperitivo de carne de jabalí muy blanda y jugosa.

Lo demás, ya sabéis… comida descansada con café y vuelta a casa de la mano. Otra vez al Nido del Cuco.

**** ATENCIÓN no existe el video 2021-02-11 El Atazar.mp4 en el álbum de Google de la crónica

A ver fabricantes de mascarillas. Sois unos cabrones. Las orejas las tengo escocidas y tres centímetros más cerca de los ojos que hace un año. Aquí se puede observar claramente ¿Tanto cuesta hacer la goma un poco más larga?

Desde aquí le mandamos un beso a Mario el Joven, que lo está pasando mal en el hospital y que nos sigue a través de estas crónicas. ¡Vamos campeón, que enseguida te tenemos con nosotros bajando trialeras a cascoporro!

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Colmenar Viejo y Gris

Ruta realizada el Jueves 28/01/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
39.9 km
719 m
29 Km Distancia Madrid
4h23'
3h32'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 9.8
Descarga ruta: Colmenar-Guadalix-20210128.gpx
Reproductor audio crónica:

Los presentadores del tiempo, en la noche anterior, daban un pronóstico de mañana con sol y nubes. A primera hora de hoy indicaban bancos de niebla, un meteoro de nombre un tanto peculiar que nos ha estropeado las vistas a lo largo de la mañana. Lo del sol, debió ser por Canarias.

Para empezar hemos tenido que guardar las gafas porque la niebla meona impregnaba los cristales con finas gotas que no dejaban ver lo poco que se podía ver.

Tenía ganas de ver los viejos estudios de Cine que aún sobreviven en la zona, pero sólo he podido ver el cartel que indica el desvío. Es curioso la cantidad de películas que se rodaron en estos entornos y algunas de gran renombre como Espartaco de Kubrick, una de mis preferidas de todos los tiempos. Aquí dejo el enlace a una web donde dan detalle de las películas que se han rodado en la zona.

Digamos que hemos seguido ciegamente las instrucciones del GPS, porque el paisaje no nos ha orientado mucho. Hemos visto roderas, charcos, agua y niebla. Bueno y al propietario de una finca a la que hemos tenido que saltar por no sumergirnos en un charco donde Rufi ha hecho snorkel y apnea. Me he quedado con la duda, de quien chillaba más y estaba más cabreado: el perro o el tarugo del dueño.

Alfredo a punto de usurpar la finca

La rodera de piedras, barro y agua ha sido muy divertida. Ahí es donde Alfredo ha probado la bici de Pepe y viceversa. Ambos se han deshecho en elogios hacia la bicicleta del otro. Y es que efectivamente la de Alfredo ya sabíamos que debe ser la pera, pero que Alfredo diga que es una maravilla y yendo por donde hemos bajado, dice mucho. Yo también opino lo mismo. En un sitio complejo y siendo la primera vez que la conducía, se nota una nobleza y seguridad prodigiosa. Mis temores de que fuese como la anterior OIZ se han volatilizado. Es una gran bici. Pepe disfrútala.

Después de pasar por Guadalix, donde nos hemos hecho las correspondientes fotos en la plaza del Ayuntamiento que preside la figura de Pepe Isbert, hemos parado para comer el plátano como es habitual y hemos seguido subiendo y subiendo (algo inexplicable).

Toda la mañana nos ha parecido una constante subida. Debe ser un fenómeno asociado a la niebla y el barro. Esto da para un capítulo de Cuarto Milenio.

Y poco más. Mucha subida, más niebla, más charcos y muchas ganas de llegar.

Reunión de Representantes de la Comisión Europea debatiendo sobre cómo es posible que las vacunas se las lleven otros países como UK e Israel.

Yo no me he quedado a comer porque dije en casa que así lo haría. Está la cosa muy malita con el puto bicho. Puedo asegurar que ninguno de los cinco está infectado. La mejor prueba del PCR, es comerse 40 kms con barro. Y os dejo una música de la que hemos hablado durante el platanito. Escuchadla los que no la conozcáis. Se la dedicó Sabina a su mentor Krahe en un disco homenaje que le hicieron sus amigos años antes de su fallecimiento.

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El Escorial entre tinieblas

Ruta realizada el Miércoles 23/12/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.4 km
1007 m
41 Km Distancia Madrid
5h05'
3h30'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Mario, Otros

Mas detalle ruta

Descarga ruta: El-Escorial-Malagon-Zarzalejos.gpx
Reproductor audio crónica:

Decidimos que salimos el miércoles porque el jueves es Nochebuena. Y como Domingo está sin bicicleta hasta febrero y tiene que ir a por la Merida a El Escorial, elegimos esa zona para darnos el rulo de los jubiletas.

Tenemos chico nuevo en la ruta. El lunes después del pádel, me pregunta Pedro que lleva algún tiempo con ganas de venir y le digo que esta ruta es facilona en principio.

También se lo digo a Mario durante el desayuno del martes y al otro Mario (el Joven) por la noche, que no duda un momento en anular otro compromiso. Sin embargo, Alfredo decide que se va con Gina a dar un paseo por la Fuenfría, Rufi dice que no puede venir sin más explicaciones, -empiezo a dudar. Para mi que sigue trabajando a escondidas-, y Pepe que está convaleciente de una lumbalgia pasajera y decide no tentar al lomo ya que al día siguiente se va a Tenerife. Se nos olvida que Juan debe haber empezado las vacaciones. No se me ocurre invitarle. Supongo que si hubiera podido, habría preguntado.

Así que a la hora exacta estamos los cinco en la puerta del chalet de Domingo. Ya se han presentado Pedro, Mario y Domingo cuando llego con el coche. Echo un vistazo rápido a la bici de Pedro y me quedo sorprendido de su antigüedad y estado. Sé que físicamente está sobrado, aunque tengo dudas de su técnica ya que no es habitual ciclista.

Sin prisa alguna, empezamos a subir el Malagón entre una niebla espesa y húmeda que nos impregna las gafas por el exterior con minúsculas gotas, mientras que en el interior se acumula el vapor debido al calor que vamos generando según ascendemos. Hace una temperatura razonable para la zona y época del año, así que nos empiezan a sobrar capas de abrigo.

El ascenso es largo. Son 12 kms hasta el Malagón y cada uno a su ritmo vamos subiendo sin posibilidad de ver más allá de 20 metros, debido a la niebla meona. Paramos a reagruparnos varias veces y de paso ver algunos arroyos que debido a las lluvias recientes bajan con fuerza y atraviesan la pista forestal por debajo. Hacemos fotos y seguimos el ascenso mientras charlamos. Va asomando el sol a intervalos y nos surge la posibilidad de ver el mar de nubes cuando lleguemos a la parte más alta de la ruta. Hacemos un alto en el puerto de Malagón para reagruparnos y tras unas fotos nos comemos el plátano. Mario le indica a su homónimo el joven, que los cierres de las ruedas los lleva mal colocados, que si los colocamos, que si le doy aire a una rueda y que si mi rueda de atrás pierde aire, nos pasamos un buen rato hasta reanudar la marcha.

Subimos un breve trecho hasta que al fin nos podemos deleitar con ese mar de nubes que tanto esperábamos. Pasamos por varios puntos donde la foto es obligatoria antes de descender hasta el puerto de la Cruz Verde.

De nuevo mi rueda trasera ha perdido aire. Por algo la app de Alfredo me avisó hace unas semanas de que hay que añadir líquido a las ruedas.

Islotes de tierra donde se crían los gorilas en la niebla

Allí cogemos el primer sendero de la mañana. Un tanto embarrado al principio y un tanto pedregoso el resto. Me doy cuenta que Pedro no lo está pasando bien. Dejo que vayan delante los Mario´s para vigilar de cerca que Pedro no vaya más deprisa de lo que debe. Va muy inseguro con una suspensión que no aporta nada y unos frenos de disco mecánicos que frenan con mucha dificultad. En un reagrupamiento hay una zona de pendiente pedregosa y un pelín compleja. Por no bajarse, como le estoy gritando, pierde el control seguramente al frenar con el delantero. Da unas volteretas cuesta abajo que nos deja perplejos por la cercanía a las rocas y por las posturas que va adoptando en cada vuelta. Sorprendentemente se levanta como una rayo y con una sonrisa, mientras los demás nos quedamos ojipláticos. Varias consultas sobre daños corporales, pero sólo admite daños espirituales más relacionados con el pundonor. Nos suena esa reacción.

Nuevas bajadas intercalando pista, camino, asfalto y sendero. Los Mario’s a su bola bajan a cuchillo, mientras Domingo y yo andamos más pendientes de que no se nos pierda de vista Pedro y que coja confianza. Hace varios amagos de caída que hábilmente supera abandonando la bici a su destino y saliendo en trompicones, pero de pie. Parece que mi rueda se ha estabilizado y deja de perder aire.

En una finca aledaña al camino me asombra ver un perro de descomunal tamaño que al poco salta la valla y se nos tira con malas intenciones. Les grito a Domingo y Pedro que se paren. Ni puto caso, así que me paro para calmar al perraco y evitar que me muerda y/o me tire. Gruñendo y con todo el lomo erizado me observa mientras le planto cara para que no se acerque. Pongo la bici entre medias de ambos. Busco piedras de tamaño medio para lanzárselas, pero no tengo claro si eso empeoraría la situación. No veo ninguna y no quiero perder de vista al canino agachándome. Nos seguimos midiendo las fuerzas mientras le doy varios gritos que le empiezan a amedrentar. Decide darse la vuelta sin mucha convicción y cuando le pierdo de vista por el recodo del camino decido montar de nuevo en la bici. Pero como sé como funcionan los perros en estas ocasiones, no en vano he vivido estas experiencias en varias ocasiones, sé que me lo puedo encontrar detrás mío en un nuevo ataque. Y así es. Oigo las uñas de sus patas al galope. Freno de golpe hasta el punto de que se me levanta ligeramente la rueda trasera y le pego un grito que me sale del alma. Un «me cago en dios» al puro estilo de Bilbao, que frena en seco al perraco cuando lo tenía a dos metros. Vuelta a empezar las observaciones de quien es más peligroso. Viene un corredor ajeno al trance y parece que se distrae. Domingo y Pedro a una prudente distancia se han parado y me indican que vaya hacia ellos, pero no quiero perder de vista a este traicionero depredador canino. Finalmente se le pasa el cabreo y se va a su finca. Seguimos nuestro camino.

Llegamos una zona tan rocosa como conocida. Mario nos espera cámara en ristre para grabarnos nuestros alardes técnicos. Yo ya tengo el cupo hecho de hostiones en este aciago 2020, así que decido que me lo bajo a patita, del mismo modo que Domingo y Pedro. Mario el Joven busca riesgo y decide bajar esta zona tan abrupta de nuevo, mientras su tocayo inmortaliza la escena. Domingo hace una irónica observación: «me gustaría llegar al restaurante sin pasar previamente por Urgencias». Son las tres menos veinte, así que dejamos de moñiguear y aceleramos la bajada. Si Alfredo hubiese venido se estaría desesperando con su putansia.

Y lo demás, lo conocemos bien. Llegamos al restaurante después de llanear por El Escorial a eso de las 15:20h. Comimos muy razonablemente bien con un Roscón de Reyes delicioso de postre y chupito de la casa sin necesidad de pedirlo. Un poco de charleta y después de lavar las bicis con la manguera de Domingo, a casa a descansar.

Os dejo una música de villancico de Louis Armstromg muy apropiada

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Collado Villalba y otros pueblos serranos

Ruta realizada el Miércoles 09/12/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
36.6 km
461 m
35 Km Distancia Madrid
3h37'
2h53'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Temperatura media: 5.8
Descarga ruta: Collado-Villaba-Cerceda-20201209.gpx
Reproductor audio crónica:

Amanece un día claro y soleado. Al bajarnos del coche parece que no hace tanto frío como anunciaban en la tele. Tres grados dice el coche. Pues sí que hace frío. Aparcamos en un descampado y nos abrigamos antes de salir por una carretera muy transitada hasta salir a la primera pista forestal. Muchas urbanizaciones tendremos que cruzar a lo largo de la mañana.

Vamos camino de Moralzarzal y reconozco algunos tramos de una ruta que hemos hecho en varias ocasiones que saliendo de El Boalo nos lleva hasta La Berzosa para volver por Hoyo y Manzanares El Real. En vez de entrar en la zona industrial, nos metemos por un cordal a media ladera que nos ofrece unas magníficas vistas de la sierra donde nos deleitamos con sus cumbres nevadas y unas persistentes nubes que se han acoplado encima.

Una cuesta de poco más de 500 metros y se ha pasado el breve frío inicial. Sobra ropa. Comienzo a grabar con mi GoPro china algunos de los tramos más espectaculares. De nada me sirve pues en casa descubro lo que ya sospechaba. La postura tumbada de conducción hace que el ángulo de la cámara sólo grabe escenas del manillar y rueda delantera de escaso interés. Necesito poner una pieza que permita levantar más la cámara en dirección frontal.

Cielo azul y verdes pastos, completan la estampa que admiramos y tratamos de conservar tanto en la retina como en varias fotos, pero que no conseguimos que reflejen la belleza real de estos parajes.

Observamos los distintos pueblos de la zona: Cerceda, Mataelpino, El Boalo, Manzanares el Real y Becerril de la Sierra, que a veces se confunden con inmensas urbanizaciones, mientras a nuestra espalda se alzan los montes que ocultan Hoyo de Manzanares y poco más allá la inmensa finca del emérito y su reata, para vergüenza de aquellos a los que indigna la insigne institución. Bajamos por un sendero guapo hasta el valle.

Cruzamos Cerceda y nos acercamos a Mataelpino de nuevo por urbanizaciones combinando asfalto con tierra y construcciones rurales con campo donde pastan algunas vacas con sus retoños.

El Yelmo a la derecha

Nuevas vistas a la Maliciosa en los escasos huecos que dejan las masas de chalet que por aquí abundan.

La Maliciosa desde el cementerio de Cerceda

Llegamos a Becerril por un sendero que conocemos de otras muchas ocasiones. Se nos hace un tanto pesado el callejear por tan amplio pueblo que se alarga en casi tres kilómetros.

Al fin cogemos un sendero paralelo a la carretera M-601. Muy bonito y divertido, discurre por un pinar mientras vemos la abundante circulación desde cierta altura.

Al otro lado de la carretera continuamos por unas sendas divertidas, después de saltar una valla con cierta dificultad. Al lado vemos que hay una puerta que el que hizo la ruta tampoco vio. Varias minas de extracción de granito quedan salpicadas por los verdes campos. Dentro de ellas se acumula el agua de las últimas lluvias y nos cuenta Domingo que hacían las veces de piscinas populares en la época de juventud de su madre tal como le contaba cuando era pequeño.

Llegamos a Alpedrete y más urbanizaciones. Y más asfalto. Un poco más de campo llano que aprovecha Alfredo para acelerar porque es la hora en que le entra la «putansia» de comer. Se despega y nos espera una y otra vez a lo largo de la mañana.

Ya estamos en Collado Villalba y Domingo se despide porque no puede quedarse a comer. Un par de vueltas hasta dar con el Restaurante El Raso donde comemos cómodamente y bien servido antes de partir para casa.

Disfrutamos de una mañana bonita de invierno donde sobra mucha urbanización y donde hemos recorrido nuevos retazos de bellos senderos. Habría que estudiar alternativas para evitar tanta urbe.

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Rascafría-Calderuelas-Río-Bosque Finlandés

Ruta realizada el Jueves 19/11/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
46 km
1048 m
56 Km Distancia Madrid
5h17'
3h37'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 17.7
Descarga ruta: Rascafria-Calderuelas-Angostura-20201119.gpx
Reproductor audio crónica:

A la hora convenida y con puntualidad prusiana, llegamos a El Paular con la intención de aparcar. Según el horario canónico son las Tercias y los monjes deben estar aún sobando. Para lo que tienen que hacer… Media vuelta y a aparcar por Rascafría en donde posteriormente comeríamos.

Una reata de Mercenario-Paleto-Cazadores (MPC, en lo sucesivo), vestidos al efecto con ropas de camuflaje, que lejos de camuflar creo que asustan a sus pobres víctimas, andan intercambiando documentos. Nos tememos lo peor. Salimos por la parte alta camino del Calderuelas por la pista forestal con una desnivel más que razonable. Vamos a ritmo lento charlando mientras tomamos altura hasta los distintos miradores donde observaremos un paisaje otoñal del valle.

Los robles andan ya pelones porque la hoja mayoritariamente está en el suelo. Nos van adelantando coches que sospechamos pertenecen al nutrido grupo de MPC (también podría ser Menuda-Panda-Cabrones) que nos atufan con los humos de gasóleo y aceite quemado.

El día es extraordinariamente caluroso para la época. Nos vamos despojando de los atavíos según ascendemos y nuestros cuerpos se calientan al compás del pedaleo. Domingo dice que unos 12 grados. Yo digo que 14. Y 18,5 grados según su GPS, nos dice Alfredo. Amablemente le indico que se lo saque de los huevos, para saber la temperatura ambiente.

Llegamos a un corral donde se separan los caminos y Mario nos enseña un puesto de vigilancia para prevención de incendios desde donde se puede observar de nuevo, el valle del Lozoya en buena parte de su extensión.

Mientras los MPC (Mamarrachos-Pistoleros-Castrados), suben en tropel con sus enormes y apestosos todoterrenos. Hacemos un poco de tiempo para que se disipe el rastro humeante y al arrancar, nos sale el temido coche de los forestales que a golpe de pitido nos avisa para que paremos. Se apea una moza bien plantada y de magníficas hechuras, (escuchimizá según el gusto del que todos sabemos), para decirnos lo que ya sabíamos: que se jodió la ruta por la puñetera cacería de los MPC (Malditos-Putos- Cazadores).

Nos hacen una foto con la excusa de que así justifican que la caza interrumpe otras actividades, pero todos sabemos que es por si nos los encontramos por donde nos han dicho que no vayamos. Así tendrán una prueba y nos puedan emplumar convenientemente. Eso no está permitido sin permiso escrito y no vuelvo a dar autorización verbal a que me hagan fotos. Ni siquiera del culo.

Llegamos a la parte más alta de la ruta donde nos encontramos unos de esos carteles que nos dicen que los MPC (o PMPC en su versión ampliada Puta-Madre-Parió-Capullos), están matando animales y que no podemos seguir. Así que media vuelta y bajada a toda hostia hasta el pueblo. A todo esto ya llevo 4 veces que me quito y/o me pongo ropa. Con estos días no sabe uno que ponerse.

Con pocas ganas empezamos de nuevo a ascender hasta el Monumento al Guarda Forestal. En vez de un monolito de piedra, pienso que les pondría una mierda de vaca de idénticas proporciones para que se la comieran con sus amigos los MPC (Mierda-Para-Cazadores).

Llegamos al puente de la Angostura tantas veces visitado y retratado, donde se inicia el retorno disfrutón en bajada paralela al Lozoya.

El terreno está húmedo y vamos sorteando las piedras y raíces que nos salen por el camino, hasta el único punto donde hay que tener cierto cuidado. Extrañamente Pepe va en cabeza y al entrar en un paso estrecho pedregoso y empinado, le aviso para que tenga cuidado. Hace un amago de bajarlo y al poco se caga plantándose con garbo y tronío en medio de única trayectoria factible, cuando yo ya había empezado el descenso. Intento esquivarlo haciendo alarde de mi depurada técnica y lo sorteo elegantemente con doble mortal y medio con tirabuzón aterrizando con escasa fortuna y ortodoxia. Vamos rodando a la par, la bici y un servidor por la pedregosa trialera, ambos recibiendo golpes como si estuviéramos en una centrifugadora.

Un señor queda sorprendido de tamaña artística figura (propia de Nadia Comaneci) y con la respiración contenida, me hace señas con las cejas, como preguntando si deseo que llame ya a la ambulancia o espera un poco a ver que tal. Mientras me levanto aturdido haciendo balance de daños, Alfredo no tarda en hacer el reportaje gráfico y comentarios que voy a obviar por no cagarme en…

Dolorido y como si nada, muy digno (la dignidad por encima de todo), me subo a la bici y continuamos el resto de recorrido hasta un desvío que sorprendentemente nunca habíamos tomado en estos muchos años de recorrer esta zona, hasta el Bosque Finlandés.

Y ya sólo queda comer. Varios intentos por Rascafría, pero a esas horas está petado por los capitalinos que aún les quedan días de vacaciones y han venido a «turistear». Junto a los coches hay un restaurante que tiene sitio. Pues aquí mismo. Nada destacable la comida, pero «a buen hambre, no hay pan duro».

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De Tielmes a Mondejar. Un día rescatado de la lluvia

Ruta realizada el Viernes 06/11/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
61.8 km
217 m
38 Km Distancia Madrid
5h31'
4h13'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Pepe, Paco Díaz

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2020-11-06-Tielmes-Mondejar.gpx
Reproductor audio crónica:

Toda la semana sin tocar bola porque llueve y llueve. Así que con poca antelación y muchas ganas decidimos que hay que salir porque se atisba un claro que promete dejarnos dar pedales sin mojarnos al menos, hasta después de comer. Pepe decide, con buen criterio, que la zona debe ser por el sur de la Comunidad de Madrid, ya que la sierra tiene una predicción más aciaga y aguada.

Me acuerdo de Paco, al que hace mucho que no le vemos. Esta ruta ya la conoce en su mayor parte y después de alguna duda, se decide a venir.

La noche anterior preparo mi nuevo gadget que en mi cumpleaños me regala mi hija. Una Gopro china que tiene una pinta estupenda. Me parece muy divertido aunque engorroso de usar a primera vista. Monto los artilugios para el casco. Lo más difícil es entender para que sirve tanta pieza.

Salimos del aparcamiento de Tielmes junto a la piscina. Hace un día magnífico de temperatura aunque gris. Vamos despacio y sin prisas por la vía verde, antigua vía de ferrocarril que recorre la ribera del río Tajuña. La vegetación de tonos verdes y amarillos de los distintos árboles y arbustos están muy guapos.

Voy haciendo pruebas con mi «Gopro» y mis guantes nuevos, regalo de mi hijo, que molan un montón porque son táctiles y puedo manejar fácilmente el móvil. En seguida llegamos a Carabaña donde me cuenta Paco que su padre había nacido allí. Le pregunto si conoce un dicho de la zona y me cuenta el de: A los tontos de Carabaña, se los engaña con una caña. Pero al que yo me refería es al de: Carabaña, legaña; Orusco, peste y si te acercas a Ambite, peor gente. Al parecer la gente de estos términos no eran muy buenos vecinos.

Llegamos a Ambite y después de alguna duda, nos encauzamos por un estrecho sendero un poco oculto que desemboca en un pedregal compuesto de pequeñas e incómodas piedras que nos atormentan durante un par de kilómetros de suave pendiente, por la que en algún momento se adivina que transcurrió algún pequeño tren.

Salimos a un camino mucho más cómodo que en breve nos deja a la entrada de Mondejar. No parece gran cosa este pueblo de Guadalajara, lo que nos recuerda que estamos confinados y por lo tanto quebrantando la ley. Ya dispuestos a empezar la vuelta, vemos un cartel con indicaciones de las pocas cosas interesante que ver. Nos llama la atención unas ruinas de una iglesia. Domingo y yo, no nos resistimos a hacer unas fotos y arrastramos a los demás.

La vuelta la hacemos por el otro lado de la carretera. Es un sendero cómodo y muy bonito donde la vegetación son encinas de poco porte. Salimos de nuevo a la vía verde y ya con ganas de llegar, se nos hacen largos los próximos kilómetros donde lo único destacable es el dolor de culo que produce tanto tiempo sentado y dando pedales. Paco se va resintiendo porque no está habituado a estos esfuerzos.

Llegados a Tielmes sólo queda buscar un sitio para comer. La opción fácil es comer en el restaurante de la piscina, pero ya sabemos que nos espera fritanga. Varios intentos buscando un supuesto restaurante Asturiano y finalmente terminamos donde la fritanga. Para colmo, en la terraza cerrada están varios paletos fumando a los que se añade el cojo, que se fuma dos cigarrillos consecutivos a escaso metro y medio nuestro.

Lo voy a poner en grande: NO COMER NUNCA MAS AHI. Se nos olvidará.

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Despeñaperros: Santa Elena-Miranda del Rey-Los Órganos

Ruta realizada el Domingo 04/10/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.3 km
932 m
231 Km Distancia Madrid
4h52'
3h33'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Temperatura media: 16
Descarga ruta: Santa-Elena-Miranda-del-Rey-Organos-20201004.gpx
Reproductor audio crónica:

Vamos empezando con un pasodoble torero.

Nos levantamos con la alegría de la perspectiva de un nuevo día correteando con los amigos por nuevos parajes, pero también con la musculatura cansada y con el culo dolorido del día anterior. Además un tanto aturdidos del olor a alcantarilla de la habitación. Quizás haya contribuido a que el sueño fuese más profundo.

Bajamos a desayunar a la hora de siempre. 8:15 ya vestidos para matar. A pesar de que el Hotel-años 60 aparentemente está lleno, no hay nadie en el comedor. Al poco llega una pareja. No deben ser muy madrugadores por estos lugares. Por cierto, que si la berrea es por lo que han venido, espero que hayan tenido más suerte que nosotros. Después de la higiene dental y las deposiciones contundentes, acordes a la cena anterior, nos ponemos en marcha poco después de las 9:15, desde el mismo Hotel-mofeta.

Los primeros kilómetros transcurren por una carretera sin tráfico a pesar de ser domingo. Hace frío. Menos que ayer, pero hoy nos hemos abrigado más. El windstopper no basta, añadimos guantes largos y braga para las orejas porque en las bajadas a primera hora se notan los menos de 10 grados del ambiente. El paisaje es de pequeñas lomas con vegetación variada. Lo mismo te encuentras pino, que alcornoque, que fresno, que algunos ejemplares sueltos de eucalipto. Así debieran ser los bosques para favorecer la diversidad animal.

Dejamos la carretera para tomar un tramo que hicimos el día anterior que nos acerca a Miranda del Rey. Nos espera la vía Romana que sospecho que de romana tiene muy poco. Ya sabemos que cualquier empedrado medianamente antiguo, se toma como romana. El aspecto es medieval. Las romanas eran más robustas, mejor elaboradas y con enormes piedras. La abandonamos para seguir el curso seco del arroyo del Hornillo que en dirección Norte y fuerte pendiente nos acerca hasta la casa del mismo nombre que ya vimos ayer, por lo que pasamos de largo. Ya no hay frío. La cuesta se lo lleva hasta el día siguiente.

Los siguientes 8 kms los hacemos cresteando y con continuos subi-bajas por pista forestal perfectamente mantenida, hasta llegar a un cruce de caminos donde nos detenemos. Un vistazo alrededor y vemos una colina donde se adivinan los restos de un castillo. Evaluamos el esfuerzo de ir hasta él. Hay que tomar una pronunciada bajada por un cortafuegos, para tomar la consiguiente subida angustiosa del 1:1. Visto que lo anterior no da para hacer un gran reportaje audiovisual, acordamos que es el sitio para estrenar a Retortijón (el Dron) este año. Un cartel caído en el cortafuegos nos indica que se trata del castillo del Castro Ferrall. A duras penas Alfredo, y empujando el resto, hacemos los últimos metros con la ilusión de que haya merecido la pena el desgaste físico.

Retornamos por el mismo camino para tomar la pista que nos lleve a Los Órganos, primordial objetivo de esta excursión. Tomamos una bajada alegre y reconfortante si no fuera porque hay que subirla después de llegar al mirador. Los últimos metros apenas son ciclables menos para Alfredo que se encarama casi hasta la valla protectora con su Trek. Tenemos algo de público que festeja con admiración cuando sale el Dron de su cajita, haciendo su característico ruido de ventilador.

+Nos recreamos haciendo fotos y videos además de las múltiples poses para la posteridad. Las vistas son excepcionales. Merece la pena venir hasta aquí. Tras la media hora de rigor, toca retroceder por la cuestaca que con temor bajamos hace unos minutos. Hago varios intentos de buscar caminos que nos la eviten, pero ya lo habían contemplado mis compañeros mirando el mapa en el PC y en el GPS, infructuosamente. Con resignación y menos esfuerzo del previsto nos plantamos de nuevo en la pista que nos conduce en pronunciada pendiente de bajada hasta la carretera.

Bajamos a toda hostia. El firme lo permite. Las cubiertas de 2,30 me dan una seguridad tremenda. Vamos parando para reagruparnos cuando en una de éstas, veo a Pepe cayendo a escasa velocidad en un punto sin ninguna dificultad. Tarda en levantarse, lo que nos preocupa. Vamos a ayudarle, para lo que hay que subir apenas 100 metros. El balance es: leves rasguños, golpe en la cadera y dolor de mano. Rompe el horroroso culottte largo (y corto, porque no le cubren las canillas del todo), lo que internamente celebramos. Pensábamos que ya sólo queda dejarse caer hasta la carretera y acercarnos al Hotel-cansino, pero nos damos cuenta que estamos debajo de la autopista muchos metros, tantos como altos son los pilares que la sustenta. Y nuestro Hotel-alcantarilla se haya a algunos metros por encima.

La subida por carretera se nos hace eterna y con el único interés de acabarla cuanto antes para meternos una ducha y dejar que nuestro trasero malherido por el sillín, descanse en paz.

Comemos en el alojamiento y por la tarde nos vamos a un pueblo que nos recomienda el camarero. Baños de la Encina donde nos sorprende un castillo muy conservado.

Pero eso es otra historia que veremos en el video que haga sobre Despeñaperros. Próximamente en este local.

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