El Cuadrón-Canencia-Riosequillo

Ruta realizada el Domingo 04/04/2004

Dificultad Física
Dificultad Técnica
39.1 km
769 m
58 Km Distancia Madrid
5h12'
3h46'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Félix, Pepe, Jesús

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Después de un fin de semana de vacaciones para todos, volvemos a nuestra sacrificada actividad del pedaleo por esos campos de Dios.

Juan también decide reincorporarse, pero se ve que se le olvidó cambiar la hora la semana pasada, así que se quedó en tierra y cuando volvimos al coche, nos encontramos su nota en el parabrisas ¡otra vez será!

No nos decidíamos por una ruta concreta. Hay mucha nieve en los picos y tampoco queremos hacer muchos km de coche. Esta opción nueva para Jesús y para mi, Alfredo y Félix ya la hicieron.

Salimos de El Cuadrón dirección Sur, hacia Garganta de los Montés. Por supuesto, cuesta arriba. El terreno está algo embarrado, pero no es más que un aperitivo de lo que vendría. Cruzamos un robledal muy tupido en el que se pierde la senda y nos cuesta recuperar la dirección. Esto en primavera y otoño tiene que ser la hostia. Ahora tampoco está mal.

A Garganta de los Montes llegamos bajando, tras cruzar un par de arroyos y abundantes charcos.

De Garganta a Canencia vamos llaneando, más por senda que por pista. A pesar de que no hay pendientes, en muchos puntos la rueda se agarra como si subiéramos.

Cruzamos el pueblo de Canencia y llegamos al puente medieval, sobre el arroyo del mismo nombre. Es precioso, de los que llaman de “lomo de asno”, con dos ojos y factura tipo romana, aunque con piedra de inferior tamaño. Lo de los romanos se tardaría muchos años en llegar a igualar, allá por el renacimiento.

Puente de Cantos

Nos acercamos al Lozoya, en un tramo que baja encajonado en un pequeño desfiladero de roca. El deshielo se deja sentir y baja muy bravío. Aprovechamos para hacernos unas fotos.

Llegamos al puente del Congosto y, tras cruzarlo, intentamos remontar un poco más junto al cauce, pero no es ciclable ni de lejos, con lo que nos vemos forzados a salir al asfalto y rodar dirección Este un par de km, antes de coger la pista que sale por nuestra izquierda.

Junto al puente del Congosto

Cruzamos bajo el tren y tomamos una senda que alterna barro, pedregales y charcos; hasta convertirse en un auténtico arroyo, por el que vamos pedaleando con las ruedas hundidas hasta el buje y un techo de árboles sobre nuestra cabeza. Muy bonito. De vez en cuando hay que cruzar un arroyo algo más caudaloso, o un fondo de cieno donde se clava la rueda de adelante y nos descabalga.

Un charco del camino

Jesús mete los pies hasta la pantorrilla, yo me caigo un par de veces de culo y creo que Alfredo y Félix también tienen algún ¡uy!

Desde el punto de vista cinegético, vemos un nido de cigüeñas empollando sus huevos y un par de sapos en el punto inmediatamente anterior… ¡yo creí que no follaban! que fecundaban los huevos una vez puestos, como las ranas. Ninguna especie se salva de la lujuria…

Saltamos por algunas fincas y cruzamos dehesas de encina hasta salir a la presa sobre la que cruzamos.

Casi nos ahogamos

Una vez que estamos al otro lado del río, tomamos la senda de vuelta hacia El Cuadrón. Ya creíamos que estaba todo resuelto, pero todavía nos quedaba un buen apretón. Hay que superar una zona muy embarrada, que luego sale a un cuestón corto, pero empinado.

Embalse de Riosequillo

Coronamos y llaneamos un poco por pista, en dirección a la carretera. Félix todavía quería volvernos a tirar barranco abajo, cortando hacia el pueblo ¡yo paso! Una cosa es seguir el camino, otra es ir buscando de nuevo las arenas movedizas que me imagino en el fondo de la depresión. Así que el último Km nos lo hacemos por carretera, llegando al coche con facilidad.

Nos hemos divertido cantidad por una ruta que, sin ser muy dura, la cantidad de agua caída y la exigencia técnica de los senderos, le da su puntito. Creo que nos vamos servidos y que Alfredo ya está listo para Cazorla –en cuento lave y ajuste la bici, que suena a cascajo-

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La Cabrera-Picapiedra Extreme

Ruta realizada el Jueves 10/10/2019

Dificultad Física
Dificultad Técnica
22.9 km
391 m
49 Km Distancia Madrid
2h43'
1h57'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu

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Alfredo nos ha dado una clase magistral de trialerismo

A la hora convenida estamos los cuatro clavados como un reloj. Es de agradecer la puntualidad de todo el equipo. Son muchos años juntos y jamás tuvimos problemas en ese aspecto. Sólo recuerdo una vez que Juan se retrasó en El Cuadrón y se quedó en tierra, porque no tenía ni GPS ni móvil. Ya hace años.

La ruta empieza en el camping de La Cabrera. Tomamos la carretera en dirección a Valdemanco, y en unos metros se deja el asfalto tomando un caminito a la derecha en paralelo a la carretera. Ya en el kilómetro 1,7 giramos a la izquierda dejando definitivamente la carretera.
A partir de aquí se suceden muchos sube y baja con algún repecho corto pero intenso. La imagen no hace justicia con la pendiente.

En el kilómetro 4 en el cruce giramos a la derecha en dirección norte, sucediéndose caminos complicados que nos obligan a esforzarnos continuamente. Un poco mas adelante salimos a la carretera M-610.

Tomamos un camino paralelo a nuestra izquierda dejando la carretera a la derecha. Llegamos casi a Valdemanco, atravesamos la carretera que viene de Cabanillas, y giramos a la izquierda por un caminito divertido que va paralelo a la vía del tren con vistas de la zona.

Constantemente y desde varios ángulos podemos observar la horrorosa urbanización que más parece una cárcel que otra cosa. Debe vivir poca gente porque hay mucha uniformidad en cierres y nulo movimiento.

Los pedregales nos ponen a prueba y ya en varios sitios nos bajamos para pasar algún obstáculo que a todos nos parece infranqueable, salvo al «odioso» Alfredo. Con toda naturalidad, se salta una piedra como para dar una voltereta con tirabuzón.
En el kilómetro 9 giramos a la derecha y por un puente pasamos por encima de la vía del tren. Ahora vamos en dirección norte por un gran lanchar de granito bastante técnico y cuesta arriba, hasta casi llegar a la carretera M-610 (Valdemanco – Bustarviejo). Parece mentira cómo se complica y cómo cansa el pedregal que apenas tiene desnivel, pero que nos fatiga por la dificultad técnica.

A partir del kilómetro 10 empezamos a bajar por un tramo trialero bastante divertido y muy cañero, hasta llegar a un cruce de caminos en el kilómetro 12, donde giramos a la derecha por una zona de canteras con bastantes piedras y dificultades técnicas. No me explico cómo, pero después de pasar por múltiples obstáculos de lo más jodidos, en lo más fácil me clavo con la rueda delantera en un arenal y prácticamente parado, me caigo encima de una roca de granito. Balance de heridas: leves arañazos en el brazo y moratón en la pierna.

Sobre el kilómetro 14 llegamos a las instalaciones de una de las canteras, aquí giramos fuertemente a la izquierda para ir en dirección norte llegando casi al cruce anterior.

Seguimos por camino dificultoso con tramos muy técnicos en bajada hasta llegar a cruzar los arroyos de Carreras y del Molino de la Huesa. Intento seguir a ratos la estela de Alfredo. Imposible. Apenas me mantengo cerca los primeros metros porque enseguida se escapa. Hago la mismas trazadas y me pega el pedal en una roca que casi me tira si no fuera porque saco el pie y me equilibro. ¡GRRRRR!

Éste chico además de uncido, está ungido por la mano de Dios que le ha capacitado con el sagrado designio de pasar por los sitios más jodidos sin caerse, para regocijo propio y exasperación de sus admiradores. Caaaaabrón.

-Rufi, me ha dicho Alfredo que ponga que se ha hecho sangre, para tu tranquilidad y que no te chinches. Nada importante. Un arañazo mínimo con una rama en un dedo.-


A partir de aquí la dificultad técnica empieza a disminuir, rodando por algún tramo de pista, paralelos a la carretera M-833.
Un poco mas adelante accedemos al camino que hicimos al principio de la ruta, que nos conducirá por el mismo camino que a la ida, ahora en suave subida, hasta La Cabrera.

A las 13:30 comiendo en el restaurante de al lado de la gasolinera. Buena comida y sitio agradable que nos deja poner las bicis en la entrada donde todo el que pasa admira las Trek. Juanlu no se queda porque come con su mujer. Chaval, dile a María que a lo largo de la semana lo más divertido que hacemos es dar pedales y comer con los amigos. Bueno, vale y ese ratito con ellas. A veces, no sabemos que nos divierte más. Ni en qué orden.

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