Ruta realizada el Sábado 03/07/2004
Participantes: Pepe, Santi, Julio
Estamos de verano y nos puede la pereza. Llevo sin salir desde que estuvimos en Asturias (a ver si escribo la crónica) y ya va siendo hora de volver a la acción.
Tenemos la tropa disgregada, así que salimos solos Julito, Santi y yo. Santi llamó con ganas de estrenar su super-Mérida en la montaña y la verdad, es un bicicletón de cojones. Todo acabado en XT y el resto de componentes –sillín, tija, cubiertas…- no desmerecen en absoluto. Lástima esos frenos de zapata, que ya no se llevan.
Hemos quedado a las 8h. en el aparcamiento de Majavilán, en Cercedilla, por aquello de ahorrarnos el camino Puricheli y hacer la ruta un poco más corta.
Empezamos la subida con la fresca. Santi y Julito arrancan con ritmo fuerte y mis piernas se quejan. No en vano llevo tres semanas sin montar.
Subimos solos y con el ambiente fresco, incluso pasamos frío hasta bien iniciado el ascenso. Poco a poco voy cogiendo el tono y ya sufro menos, aunque sigo yendo detrás.
En mitad del camino vemos una salamandra de esas negras y amarillas, como las que aparecían en nuestro libro de ciencias de cuando éramos pequeños. Es la primera que veo fuera del papel impreso. Seguro que están muy protegidas. Es un bicho pequeños, de unos 5 centímetros, y está como amodorrada. La cogemos con cuidado y la dejamos a un lado del camino, a ver si se espabila.
Seguimos subiendo en grupo, hasta coronar la Fuenfría con el pique de rigor poco antes del final (gano yo). Continuamos camino a la Fuente de La Reina, todavía sin gente. Cogemos agua y continuamos ruta hacia la zona de los acebos. Un poco de duda al cruzar los arroyos, como siempre, y un buen apretón de riñones para superar las rampas que siguen al arroyo. El paraje sigue solitario y maravilloso. Santi alucina y le hacemos prometer que no se lo va a enseñar a nadie.
Tras la bajada empinada que nos deja en la carretera, ya aprieta el sol. Hay que empezar a dar pedales iniciando la vuelta.
Santi y Julito siguen delante dando pedales y yo chupando rueda bastante detrás. Se ve que son tíos con espíritu deportivo y que además están fuertes. La subida de Matabueyes nos desgasta bastante al principio, luego ya entre pinos la pendiente se suaviza y nos reagrupamos. Un poco antes de llegar a la fuente, le hago una seña a Santi y supero a Julito que va delante ¡por supuesto que entra al trapo! Pero demasiado tarde. Ya no me coge y le marco el 2 – 0 Hay que joderse que cabrón soy y como me aprovecho en el último momento.
Descansamos un momento en la fuente, que ahora parece una romería, antes de enfrentarnos a la subida pedregosa que nos queda para coronar nuestra última cima de hoy. Esta vez Julio no perdona y sale a muerte desde el primer momento, Santi le sigue a ritmo y yo me quedo descolgado un buen rato. Al cabo de 1 kilómetro, me aburro de restregar el culo por los cascotes y decido meter caña, pero ya están muy lejos. A pesar de emplearme a tope, solo consigo remontar hasta ver llegar a Santi 200 metros por delante y a Julio sentado arriba esperando ¡qué lástima! Si hubiera dado la batalla desde el principio, seguro que habíamos pasado un buen rato (o malo) y gane quien gane tendríamos unas risas al final.
Bajamos la Fuenfría sin dar pedales –yo el último- y llegamos al coche poco antes de la una. Nos tomamos una caña y a casa, a comer a buena hora.