Huyendo de la tormenta por el Kalahari

Ruta realizada el Jueves 17/09/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
58.9 km
446 m
44 Km Distancia Madrid
8h37'
4h28'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Aranjuez-Villaconejos-Chinchonv2.gpx
Reproductor audio crónica:

Desoyendo las rotundas recomendaciones de nuestras señoras al respecto, decidimos salir a dar pedales a pesar de que el cielo amenazaba con darnos un buen chapuzón. Y acertamos. NO NOS MOJAMOS. ¿Vale?

Ciertamente la zona que rodea esta real y hermosa villa es bastante árida e incluso fea. Si no fuera porque se ven vestigios de agricultura que vivió mejores tiempos y se adivina la mano del hombre, se podría pensar que estamos en el Serengeti o en el Kalahari. Nos faltarían los grandes mamíferos, pero se pueden sustituir por alguna que otra forma más humana y casi igual de pesada. No, no me refiero a nosotros tres.

Empezamos por una pendiente que acaba de ser quemada y que prologa lo que sería la tónica durante bastantes kilómetros: campos yermos y desolados vencidos al sol. Infinidad de terrones de una tierra multicolor y poco fértil que el tesón del hombre ha sabido sacar lo básico para sobrevivir durante miles de años.

Seguimos avanzando secarral tras secarral con una temperatura razonablemente buena, hasta llegar a un pueblo llamado Villaconejos con la falsa ilusión de encontrar verdes y frondosos melonares dónde Pepe nos ofrendase algún ejemplar al tajo de una de sus afiladas y cortantes navajas. Ilusiones. Tan sólo vimos restos podridos de unos pocos. La mayor parte del terreno está cultivada de cereales que ya han sido recolectados salvo alguna parcela que han dejado por su escaso valor y que sirve para que las hormigas preparen el largo invierno.

Continuamos dando pedales por la llanura árida y con un cielo medianamente encapotado donde sobresale el sol entre las nubes y nos dejaba entrever que aún estamos en el verano. Y en esto que llegamos a Chinchón y callejeando alcanzamos las ruinas de lo que fue un Castillo que desconocíamos los tres.

Hasta aquí, la ruta no tiene grandes atractivos más que el de salir con los amigos y después de tanto tiempo dando pedales sin dificultad técnica ni física, lo más reseñable es el dolor del culo de tanto tiempo pedaleando. Me acordé de la insistente copla de Juanito recomendando no sé que culotte de precio desorbitado. Quizás si lo pudiera probar…, pero las zurraspas no se comparten.

Casi llegando de nuevo a Aranjuez nos encontramos con una extraña construcción dentro de la tierra en forma cueva con arcos, que según Pepe puede ser un intento de canalización de agua. Pasamos por el Real Cortijo de San Isidro, que me sorprende por su regio nombre y la fachada de su iglesia que denota algo de esplendor en tiempos de Carlos III. La llegada Aranjuez entre sus numerosos plátanos declara que en tiempos fue una villa real y ostentosa.

A eso de las tres menos cuarto, llegamos a comer a un sitio que me dijo mi amigo Juan Carlos. Es el camping situado en el margen del Tajo. El menú es bastante sobrio, pero con el atractivo de qué estamos completamente solos, las bicis están controladas y el camarero es discretamente amable. Alargamos la comida con una segunda ronda de cafés y cómo no teníamos ganas de volver a casa, decidimos darnos una vuelta con las bicis por los alrededores de esta bonita ciudad.

Tras un infructuoso intento de colarnos en el parque a través de un puente, otro intento de idéntico resultado en los jardines de palacio, nos hacemos unas fotos en la bella fuente de la Mariblanca, que al ser hora de siesta podemos contemplar sin público. Aquí os dejo más información de esta versionada estatua tan castiza que ha adornado Madrid en diversos lugares.

Seguimos hasta la estación dónde hicimos unas fotos a la parte abandonada y al edificio de aspecto decimonónico que alberga la estación de tren en funcionamiento.

De vuelta recorrimos unos recovecos junto al río donde habita gente de distintos y sospechosos pelajes, para terminar con unas bellas panorámicas de la entrada principal del Palacio que mandó erigir Felipe II, que realza y adorna las esbeltas siluetas de los Caballeros del Carbono.

Otras fotos: Link Álbum

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3 comentarios en “Huyendo de la tormenta por el Kalahari”

  1. Cuanto me alegro que vengáis a mi pueblo, y aún más de los buenos comentarios. Pena de no haberos visto. Pero contento porque habéis aprovechado y no llovió hasta llegar a vuestra casa.
    Un abrazo amigo.

  2. Buena crónica, si señor, porque a primera vista, no había mucho que contar pero Félix le ha dado gracia y empaque. Pena lo del acento (Felix) en la lista de participantes, pero no todo va a ser perfecto…

  3. Sensación de un día robado. A punto de quedarnos en casa, siempre hay ocasión de darle una vuelta y sacarle partido. Más bonito Aranjuez que lo que le rodea.
    En el castillo de Chinchón, en la esplanada que hay delante, me dejó mi padre conducir el coche por primera vez en mi vida, mientras él se fumaba un cigarro mirando desde fuera. Yo tenía 12 años.

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