Ruta realizada el Domingo 03/12/2023
Participantes: Alfredo, Félix, Miki, Mario
Reproductor audio crónica:
Un nuevo Bosch Boy se añade a molar con las Ciber-acémilas. Hace meses que no vemos a Miki y por fin se decide a pasar la mañana con sus viejos colegas de correrías y sufrimientos.
Ha hecho falta «digitalizarse» para recobrar las aficiones si no perdidas, al menos atenuadas. Y es que lo de «sufrir se va a acabar» le ha calado y ha comprendido que en la era de la Inteligencia Artificial resulta anacrónico seguir arrastrándose por las pistas. Porque no hay necesidad, que diría Peperistóteles.
Llegamos Mario y yo a la cita con mucha antelación. Después Alfredo y por último Miki un tanto azorado por llegar algo tarde, pero le disculpamos porque ya sabemos lo que significa transportar tan pesada carga y encima estrena el transporte de su e-CUBE en la bola del coche.
La mañana está soleada y a la vez fría. Las primeras pedaladas hacen sentir el biruji matutino en la cara. Así que hay que correr poco a ver si amaina. Las pistas del Canal son tan conocidas que no nos detenemos a hacer fotos, sino que vamos charlando y devorando kilómetros. Mario parece que se ha metido una guindilla por semejante sitio porque nos lleva cuchillo. Los demás hacemos un pacto de no subir del Eco en las respectivas Ciber-MTB’s para no alterar a la bestia que Mario lleva dentro.
Como a Alfredo le va el monte, nos ha hecho una par de demostraciones de por donde es capaz de subir para mayor admiración del respetable. Le hemos seguido, pero con la vista.
Llega la hora del plátano con los treinta kms hechos. En el mirador nos paramos a ver la soleada llanura.
Unos kilómetros más adelante cruzamos la presa del embalse de Pedrezuela que recoge las aguas del río Guadalix que como casi nadie sabe, viene de Miraflores de la Sierra después de nacer en el Puerto de la Morcuera. Buena parte de sus aguas son canalizadas para dar agua a los vecinos de Madrid, pero el resto continúa su periplo hasta desaparecer en las fauces del Jarama, allá por donde está el circuito del Jarama después de recorrer sitios tan peculiares como el Azud del Mesto.
Las praderas están verdes para alegría de las vacas que se afanan en comer la hierba junto a sus crías. Ojo, que aquí no se pueden cazar como bien avisa el cartel.
Ya sólo queda seguir la pista hasta llegar a la atalaya de El Molar, en lo que es una desafortunada reconstrucción sin concesiones a la que suponemos hicieron los árabes cuando campaban por estos lares.
Y a casa que hay que comer.
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2 comentarios en “A molar y volar por los alrededores de El Molar”
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Al final salió una ruta larga y con desnivel . Mientras esperábamos a Miki, me tomé un café con leche y una porra mas grande que la del negro del WhatsApp. Si llego a salir con la muscular no sé dónde estaría la porra.
Estos caminos los tenemos muy rodados, pero no por ello se dejan de disfrutar. Una mañana preciosa y el campo espectacular. Además supuso la vuelta de Miki y la premier de su e-Cube, vaya sonrisa luciste toda la mañana, jeje, aunque no mayor que el resto de «Bosch Boys».
Para mí fue un reto no quedarme muy atrás en las subidas, por contra aproveché vuestra limitación de 25 por hora para tirar un poco cuando podía. Miedo me da el día que salgáis las 5 eléctricas (Rufi y Pepe ¿pa’ cuando?) tendré que contactar con el Eufemiano jajaja