Ruta realizada el Jueves 31/08/2023
Participantes: Félix, Mario
Reproductor audio crónica:
¡Ya está bien! Que llevamos sin publicar desde Mayo. El calor nos amilana cada vez más. Vale que hemos salido varias veces a andar. Incluso por la noche dos veces a ver la luna llena. Y me consta que todos hemos hecho rutas de bici solos en los distintos destinos vacacionales. También acompañados. Pero que no hagamos crónicas desde Mayo, me cruje. ¿Qué van a pensar nuestros miles de fans que esperan ansiosamente nuestras crónicas y peripecias? No, esto no se ha acabado y aquí está la muestra.
Recién vuelto de mi destino habitual en estas fechas que como sabéis es la Sierra de Gata, y después de algunas salidas tan esporádicas como cortas debido a las altas temperaturas que también allí nos han azotado, heme aquí de nuevo. Un respiro para final de Agosto nos permite a Mario y a mi hacer una ruta clásica por la sierra madrileña: Miraflores-Morcuera-Canencia-Miraflores.
Son las 8:30 y me recoge de casa para llegar a las 9:30h a la salida. Enseguida salimos por la Fuente del Cura donde dos hambrientos senderistas ya está zampando. La subida es fresquita y agradable por la sombra de los pinos mientras hablamos de variedad de temas, incluído de Rubiales. ¿Se habrá suicidado ya?
Llegamos al puerto de Morcuera bastante cansados. Yo hacía meses que no acometía una ruta de más de 40 kms y unos 1000 m de desnivel. Mario no está tirando y confiesa que no está fino. Yo me encuentro vago y sin ganas de sufrir pensando en los pocos malos ratos que me quedan. Quizás sea esta la última vez que suba estas pendientes con una MTB sin ayudas. La e-MTB está ya muy cerca. Me quedan sólo dos meses y dos días para los 65 años, fecha objetivo a partir de la cual ya la tengo más que muy merecida.
Paramos en la fuente del Cossío. Comento que esta fuente quizás esté dedicada al escritor José María de Cossío que tiene un monumento en Tudanca y famoso por el mayor tratado de toros que jamás se escribió. Me dice Mario que en el paseo Pereda de Santander tiene una estatua. Por lo que ahora he leído, era de Valladolid; pero estuvo muy vinculado a Cantabria donde murió en su casa de Tudanca, que yo visité hace unos años. Pero no. Es otro: Manuel Bartolomé Cossío profesor de la Institución Libre de Enseñanza y maestro de Julián Besteiro. Leed la info sobre la fuente si os apetece en el enlace.
Tras el correspondiente platanito, seguimos ruta por la pista que nos lleva al puerto de Canencia. Paramos en varios de los lugares con mejores vistas a hacernos unas fotos.
Ya en el puerto nos dejamos caer por la carretera hasta el desvío que nos lleva a ese caminito que transcurre entre robles y por lo tanto sus dichosas «mosquitas cojoneras». No pierden ocasión de rechupetearnos los sudores en aquellos puntos donde la dura cuesta ascendente nos obliga a reducir la velocidad. ¡Hay que ver lo listas que son! ¡Cómo se ponen en los sitios claves donde saben que no podemos apartarlas o perderlas de vista! Yo me lo tomo con guasa y pretendo que sus vuelos alrededor de mis ojos tienen como objetivo animarme para hacer que la cuesta sea más llevadera. Parezco oír sus pequeñas voces de ánimo: «Vamos chaval», «ya estás arriba», «estás hecho una bestia»…
El calor va apretando en las zonas donde las sombras desaparecen. Llegamos a la carretera que baja de Bustarviejo y subimos en busca de un camino que nos una a la pista que lleva directo a la estación de Miraflores. Tenemos que atravesar literalmente un merendero con una sombra magnífica que han situado en medio de la pista forestal. Lo hacemos educadamente descabalgados. Han tirado un chopo aún verde para que corte el sendero original y evitar que los ciclistas circulen por ahí. Eso nos cabrea y lamentamos tanta educación malgastada. Tras saltar el árbol, estamos a punto de quedarnos a comer pues son las 13:15 y ya vamos derrotados. La escapatoria es muy interesante pues después de comer te dejas caer hasta Miraflores por la carretera y llegas en un periquete. Nos lo pensamos y desistimos por la faena del chopo. Otro día.
Así que seguimos en descenso por el camino de Bustarviejo a la estación abandonada de Miraflores de la Sierra. El terreno está extremadamente seco y por lo tanto peligroso. Además llevo las ruedas más hinchadas de lo habitual por lo que ando con mucho cuidado sobre todo en los profusos arenales. Mario se me escapa y espera de vez en cuando.
Finalmente llegamos a la estación y no os cuento lo cabreante que es la soleada subida hasta el pueblo por esa calzada de bloques de granito tan agradable para el maltrecho culo. Lo tengo más irritado y rojo que el de un mandril.
Nos bajamos a Soto a comer un menú en La Perola. La jarra de cerveza me sabe a gloria.
Besos a todos. ¿Un piquito? Vale
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5 comentarios en “Los sufridores de Miraflores”
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Un piquito largo para los dos valientes.
Lo de buena crónica o relato, no hace falta que te lo diga, por descontado….
Pedazo de ruta para reconectar.
A ver si nos enganchamos en octubre
Día estupendo para cerrar agosto con una ruta muy conocida, aunque se notó la dejadez del estío y la falta de forma ¡ejem! menos en la barriguita jajaja. El Camino de la Diligencia está plagado de bancos de arena y el tramo de sendero junto al Arroyo del Valle está para ir con las orejas tiesas. Ojalá llueva pronto porque todo el campo, en especial los senderos, está reseco. Cierto que estamos en agosto, pero así todo…
Al final se nos hizo un poco largo, 960 de desnivel, la tensión del último sendero y la subida por adoquín hasta la plaza de toros de Miraflores, ya con el solazo en la espalda, hizo que llegásemos a meta pidiendo la hora. Afortunadamente las jarras XL lo curan todo.
Una bonita jornada para reencontranos con el monte y «el sufrir» jaja
Ah! y de piquito nada… que corra el aire jeje
Me da vertigo pensar en lo 1000 MTS de subida. Envidia también me da.