Tres Cantos y muchas más cigüeñas

Ruta realizada el Miércoles 12/04/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
36.1 km
438 m
20 Km Distancia Madrid
3h30'
2h59'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Domingo, Félix, Pepe, Tomas

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Reproductor audio crónica:

Por tercera vez hacemos esta ruta saliendo de Tres Cantos. La que hicimos el 18 de Abril del 2021 también me tocó contarla. Esa vez estábamos casi al completo. Aquí la dejo

El objetivo de hoy es que Domingo vaya recuperándose de su rodilla, disfrutar de la primavera, pasar un rato y comer con los amigos. Tenemos que aparcar en un descampado frente a un Hotel porque la zona habitual está lleno de los coches de currantes que no tienen ni la suerte ni la edad necesaria para poder librar un miércoles cualquiera.

El día aparece primaveral. A las 10:15h no sabemos si abrigarnos o despelotarnos. Elegimos esto último y acertamos, aunque al final se encapota y sopla el viento lo que hace descender la temperatura y echo de menos la rebequita.

Cogemos el carril bici para bajar junto a la tapia del Soto de Viñuelas. Esta espléndida finca tiene el tamaño de lo edificado en Tres Cantos multiplicado por cinco. Unas 3000 hectáreas. En Wikipedia pone los siguiente: La finca perteneció al señorío del Real de Manzanares, propiedad de la Casa de Mendoza. En el siglo XVI pasó a manos del emperador Carlos I, que se la vendió a Arias Pardo de Saavedra, mariscal de Castilla, por 42 cuentos y 24 572 maravedíes, además de 3.000 de renta anual y 7 corderos al año. Que yo se lo compraba ahora mismo. Maravedíes pues no me quedan, pero cuentos hay en casa bastantes más de 42. Se los daba todos, y 7 corderos pues también. Isabel II posteriormente, la vendió por un millón de pesetas, que tampoco me va mal.

Llegamos a la primera cuesta ligera para coger la pista del Canal y pasar junto a la urbanización ilegal Rondelo. Hacemos comentarios que no son menester de trasladar aquí; pero que nuestros lectores pueden suponer. Este camión se vuelve de la Urbanización pirata Rondelo, porque ya no hay sitio para otro chaletito, según Tomás.

Pista y más pista. Unas ovejas se agrupan a la sombra de un puente del Canal y un pequeño arroyo muestra la escasez de agua de esta primavera.

Las rachas de viento de cara ralentizan la marcha. El cielo se va embotando. El campo está muy seco para el mes de Abril. Las flores salen sin ganas y sólo por obligación. Las jaras tiene flores de pequeño tamaño. Algunos matorrales de negrillos y cantueso dan escaso colorido para la fecha. Una pena.

Ya en el cerro cercano al vertedero nos quedamos atónitos ante la cantidad de aves que nos sobrevuelan. Decenas de cigüeñas planean ante el fuerte viento sin aparente esfuerzo. Milanos y buitres son la mayoría de los que distinguimos. El viento nos evita el fuerte olor que caracteriza la zona.

Sólo queda dejarse caer hasta el restaurante. Callejeamos para llegar a La Churrasquita donde comemos muy bien. Sólo sobran las risotadas maleducadas de los comensales cercanos que en grupo de a 20, parecen que celebran una fiesta de oficina. Se lo perdonamos porque no saben que nos están pagando nuestro menú -en diferido- que diría la Cospedal. Sólo se trata de una comida habitual. Habitual en España, que en Japón dice Alfredo que comen en 20′ y me consta que no hacen mucho ruido, porque ni se hablan.

La vuelta hasta el coche ha sido un tanto extraña. Salimos dirección sur para volver sobre nuestros pasos por la calle paralela. Cosas del alcohol. Al menos hemos pasado por un paseo colorido que nos recuerda en qué mes estamos.

La próxima crónica quizás sea desde Hervás o cercanía.

Os dejo con Nembutal del Krahe cantado por Lichis. Un intelectual y un cachondo, ambos incomprendidos e infravalorados.

Ahí va la letra:

Ella se quita la vida a diario,
no sé por qué
no se convoca a un ilustre notario
para dar fe
de que sin duda es la mayor artista
del desvivir,
no la supera ningún trapecista,
ningún fakir.
Basta que un cerdo le pegue algún chasco
sentimental,
y acto seguido ella toma del frasco
de Nembutal.

Como practica el suicidio a destajo
más pertinaz,
por la mañana antes de ir al trabajo,
voy a La Paz.
Mientras mojamos tortell con microbios
en el café
le repetimos a coro los novios:
anímate,
que la montaña a Mahoma no vaya
es lo normal,
pero a tu alcance está siempre la playa
y es casi igual.

El primer día que llega a la playa
suele pasar,
que ella persiste en tirar la toalla,
tirarse al mar.
Gracias a Dios siempre va en su socorro
algún delfín,
que nos la salva atizándole un porro,
¡ostras Pedrín!

Si por azar le ha tocado la china
de un buen hachís
aplazará su entrevista Alfonsina
su vis a vis.
Porque –esa es otra–, es la literatura,
su otra pasión,
y cuanto más sea contra natura
su defunción
un autor tiene mucha más garra,
más interés:
todos tenemos un póster de Larra,
pues ella tres.
Virginia Woolf nos la vuelve tarumba,
y hasta un jersey
le ha tricotado a la cruz de la tumba
de Hemingway.

Pido perdón por hacer un inciso
tan funeral,
retomo el hilo de aquel paraíso
artificial,
que junto al mar le ayudó, sin embargo,
para que no
atravesara por un trago amargo
de H2O

Pero es inútil. Si se recupera,
cuando está bien
un par de días ya se considera
Matusalén.

Y agarra el coche, que aunque es un cascajo
se pone a mil,
y echa en cualquier curva por el atajo,
rompe el pretil.
Un precipicio le va cantidubi
si es eficaz
para ingresarla de nuevo en la UVI.
Vuelta a La Paz.

Y el traumatólogo le dice: Hola,
cómo te va.
Y ella musita desde la escayola:
ni fu ni fa.

Y en un arranque pueril que revela
su torpe afán
se comerá toda la mortadela
que allí les dan
Con la esperanza de alcanzar su norte
con la ilusión
de darle al mundo un penúltimo corte
de digestión.

Y dado que en cada intento de ésos
sufre un revés
van a sacarla en un libro de excesos
que hay en inglés.

Van a decir que es la mayor artista
del desvivir,
no la supera ningún trapecista,
ningún fakir.
Basta que un cerdo le pegue algún chasco
Sentimental
y acto seguido ella toma del frasco
de Nembutal.

Que se convoque a un ilustre notario
para dar fe
de que se quita la vida a diario,
no sé porqué.
Ella se quita la vida a diario,
no sé porqué.

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3 comentarios en “Tres Cantos y muchas más cigüeñas”

  1. Vaya Félix, menudo cronicón te ha salido, jajaja. Dentro de poco vas a pasar por la izquierda al Posteguillo.

  2. Felicidades. No se que decir, que me hubiera gustado estar con vosotros, aunque la cara de la primavera no sea la habitual, nuestros recuerdos sobre ella, nos anima a salir y a buscarla, en cada ruta y paliarla con buena compañia. Espero recuperarme pronto. Besos

  3. Muy bien. Gracias Félix. Ruta tranquila y siempre agradecida. Con la racha que llevamos, la salida de primavera nos va a coger con las reservas bajas. menos mal que vamos sin prisas.

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