De pendoneo por Miraflores

Ruta realizada el Sábado 21/01/2023

Dificultad Física
Dificultad Técnica
28.6 km
613 m
43 Km Distancia Madrid
3h07'
2h40'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Félix, Mario

Mas detalle ruta

Temperatura media: 8.5
Descarga ruta: Miraflores-Bustarviejo-20230121.gpx
Reproductor audio crónica:

Dice el refrán: «En Enero, días de caballero». Después de unas lluvias, nieves, vientos y fríos se abría la ventana de un día templado y soleado.

Las predicciones meteorológicas eran propicias para el sábado y no podía dejar escapar un día tan espectacular, aunque no estoy en mi mejor momento. Esta semana salgo de un Covid-Gripe que me ha tenido doblado ocho días dejándome flojito y cabreado. El lunes empecé en el nuevo gimnasio. El Ciclo me vino bien, pero el Bodypump me proporcionó unas dolorosas agujetas incrementadas por el Bodycombat que me han durado hasta hoy. Por si fuera poco, anoche jugué un partido de pádel de hora y media.

Hacía tres semanas que no tocaba la MTB. La ruta «mariana» que me propuso Mario durante un café el viernes, no debería ser muy exigente. Apenas 30 kms y 600 de desnivel parecía muy razonable. Daremos la vuelta el cerro Pendón, de ahí el título de la crónica. Pues vamos.

Quedamos en la estación de Miraflores. Un lugar desamparado cuya casa parece haber sido ocupado recientemente y que hemos elegido como punto de partida, por evitarnos la tediosa subida hasta el pueblo por ese adoquinado que tanto se atraganta. Nada más aparcar empiezan a pasar cerca unos individuos que nos levantan sospechas de posibles hurtos. No es que lleve cosas valiosas en los coches, pero son mías y además es un incordio que te rompan un cristal. En estas estamos cuando llegan más coches de ciclistas. Entablo conversación con ellos y uno, comenta que hay un refugio cerca de «menas», lo que explica el pelaje de los transeúntes. Al llegar Mario, le saludan a coro por su nombre ante el asombro del mismo.

Salimos en dirección Este, para seguir las vías del tren hasta un senderito por que el hemos entrado en sentido inverso innumerables veces. El terreno está salpicado de charcos de anchura y profundidad variable que me recuerdan que mi primera decisión del día, al respecto de si debería llevar o no las botrancas, ha sido más que acertada.

Al poco, hemos tenido que parar para cambiarnos de guantes y quitarnos ropa porque la subida y el sol ha calentado nuestros cuerpos serranos. Alfredo que volvió de esquiar sin esquiar por un Covid, tira del grupo como si no hubiera un mañana. Hasta que no se desbrava, nos lleva con el gancho. Mario le sigue bien, pero yo voy arrastrándome como puedo hasta conectar con el camino de Las Viñas que parece que nos da un respiro.

Allí nos comemos el plátano en una mesa con vistas a las canteras donde un día ya lejano, nos colamos para que nos enseñaran como se cortaban esos inmensos bloques de granito, pero nos echaron de inmediato sin más explicaciones. El paisaje es espléndido. Echamos en falta un pequeño chiringuito donde tomar un chocolate con churros. Y es que los alcaldes de estos pueblos serranos, no cuidan los detalles.

Seguimos subiendo dejando atrás uno de los penales que las huestes fascistas, entre 1939 y 1944 crearon para que los presos defensores de la República, purgaran sus penas con un trabajo tan duro como denigrante y esclavizante. En España había al menos 300 campos de concentración diseminados por todo el territorio. Aquí os dejo el enlace para informarse más en detalle.

Llegamos al agradable pinar que nos da entrada a Bustarviejo, salvo que esta vez lo hacemos a la inversa por lo que debemos seguir dando pedales y empujando en algún punto. Me planteo si dejarme caer por el GR10 hasta el coche, pero se me pasa enseguida. Salimos a la carretera para coger el camino que lleva a la mina de plata que visitamos hace un porrón de años cuando vino por primera vez Agustín Tajuelo. Recuerdo que tuvimos cachondeo, sobre todo Juanito, porque vino con zapatillas de fútbol sala e iba pisando nieve en varios tramos. ¡Qué tiempos!

El camino propuesto en la ruta, no pasa por la puerta de la mina, sino que la bordea. Es un camino espectacular llano en su mayoría, que no conocíamos y que se hace muy agradable. Llega hasta la carretera que baja del puerto de Canencia y empalma con el sendero clásico que nos lleva por el valle hacia el camping para terminar en la estación. Vamos disfrutando como chiquillos sorteando los innumerables charcos y piedras que en algún punto hacen bajarme de la bici.

Admiramos a Alfredo viendo como pasa por varios puentes de piedra en los que Mario y yo, lo hacemos a pie. Ahí, un error y ese día comes sin sal (en el hospital). Noto que llevo tiempo sin montar y he perdido pericia. Incluso en un punto, cerca de Bustarviejo al intentar bajarme, se me ha quedado el pie enganchado en el pedal y he dado un revolcón por unas matas de cantueso. Sin consecuencias más allá de levantar un suave olor a romero que sólo Mario y yo hemos disfrutado, porque Alfredo iba ya con la clásica «putansia» de las 13:00.

Y nada más. Llegamos a la estación para comprobar que a los «menas» los habíamos prejuzgado erróneamente y después de lavar las bicis nos volvemos a Madrid no sin antes tragarnos un atasco por obras en la carretera de Colmenar. Día estupendo con buena temperatura para esta época del año y bonito paseo para ir tomando el pulso al nuevo reto del 2023.

Os dejo con el gran Sinatra y su Fly Me To The Moon.

Otras fotos: Link Álbum

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5 comentarios en “De pendoneo por Miraflores”

  1. Buena crónica, los menas habían echado el ojo al equipo completo de torero bombero, pero no sé atrevieron a abrir al Halcon Milenario.
    La ruta muy divertida con senderos acuáticos que echábamos de menos. Me lo pasé pipa aunque como Félix el post COVID me dejó reventado.

  2. Efectivamente, qué recuerdos! Menos mal que algunos seguís dando el callo.

    Muy amena e interesante la crónica.

  3. Sois unos cachondos, el saludo a coro de los bikers que estaban en la estación me dejó descolocado. Tardé unos segundos en reaccionar y suponer que era una broma vuestra, jaja
    Me alegra que os gustase el trazado, para la próxima tengo una extensión que sube al cerro Pendón, bajadita espectacular y enlace con la senda «rompe-bielas»… esa sí que es «mariana» jeje

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