Vuelta completa al P. Natural de Izki desde Urturi

Ruta realizada el Martes 25/10/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
50.1 km
991 m
268 Km Distancia Madrid
5h59'
4h39'
Características Terreno Suelo arcilloso (problemático con lluvia), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de cazadores, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Temperatura media: 17.8
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A las 7:30 se toca diana en el Cuartel de Aquihayquevenirllorao. A las 8:00 clavadas estamos todos en el salón de la casa Rural La Atalaya en Meano. Pasamos lista y comentamos que no sólo las habitaciones están limpias y bien equipadas, sino que la cocina tiene todo los enseres necesarios. Hacemos un café e iniciamos la mañana con un copioso desayuno que nos preparamos nosotros mismos ante la imposibilidad de encontrar un triste bar por la zona. El día anterior hicimos la compra en un súper de Logroño para proveernos convenientemente. Tras el correspondiente lavado de dientes y la visita al señor Roca, aquellos que no lo hicieron con anterioridad, montamos los bártulos en los coches, no sin antes haber lavado los cacharros, barrido y recogido la cocina. ¿Alguna duda de que esto es un equipo organizado? Como dice Domingo, «parecemos un comando israelí».

La segunda ruta del paseo otoñal, es la Etapa Reina según consta en varias consultas en wikiloc, así que estamos todos de acuerdo de que es la que hay que hacer. Partimos hacia Urturi y aparcamos a las 9:15 según el horario rigurosamente planificado, en el aparcamiento del Club de Golf diseñado por Seve Ballesteros. Quince minutos para acicalarse y estamos en marcha. El sargento-semana Alfredo nos lleva achuchando con su clásico, -¡Vamos nenazas!- desde hace un rato, y es que a él le sobran diez de los quince minutos. Ya sabemos que Alfredo vive a otra velocidad en todo. Vive dos vidas mientras que los demás, sólo una. Y está muy bien, el problema es que luego no se acuerda de ninguna de las dos.

Salimos en ligera pendiente de bajada y enseguida nos adentramos en un bosque mixto donde se alternan principalmente robles, pero también hayas, acebos, avellanos y algún nogal. El sendero es una preciosidad sin dificultad técnica. El suelo está tapizado de hojas ocres y hay que ir pendiente de no meter la rueda en huecos que puedan desequilibrar la bici y nos haga ver las hojas demasiado cerca.

Tras retozar por estos paraje unos kilómetros, vemos en una tablilla el anuncio del Roble Gordo al que nos acercamos a conocer. Es un ejemplar soberbio.

El Roble Gordo

Lo retratamos para enseguida continuar la marcha e iniciar la primera de las cuestas ascendentes que nos lleva a Korres. Es un pequeño pueblín sin atractivo que apenas tiene vida. En medio del ascenso sobresale una ermita con algunas vistas a las tierras de labor circundantes.

Al finalizar la empinada cuesta entre árboles y por un hermoso sendero, llegamos a un mirador a escasos metros del sendero.

Tras la bajada por otro bosque nos vamos acercando a Antoñana donde empieza la vía verde de un tren a la ribera del río Erreka.

Lo cruzamos en varias ocasiones antes de llegar al pueblo de Maeztu donde se acaba el cachondeo porque el viento en la planicie nos va frenando. Nos sorprende la limpieza de sus calles y sus grandes caserones de piedra. Da sensación de tristeza porque no se ve prácticamente a nadie y eso que hace una temperatura excelente para esta época del año. Sólo vemos un restaurante en la salida del pueblo, cerca de la carretera. No me imagino vivir aquí todo el año. Además estas gentes no son muy alegres. Carecen de chispa y parecen enfadados. Poco amigables de entrada. Es como si te dijeran con la mirada: «cuidado no te acerques demasiado que voy yo». Se ve mucho «Pecho Paloma» y «Macho Alfa» que diría mi admirado Félix Rodríguez de la Fuente. Vamos, que no me los imagino celebrando los carnavales de Cádiz.

Empieza una cuesta de dos kilómetros por terreno desarbolado hasta Apellaniz. Vamos cada uno a su bola y apretando los dientes. En algún tramo echamos pie a tierra cuando las pulsaciones se ponen al rojo vivo. Cruzamos el pueblito sin interés y nos adentramos en otro bosque con fuerte pendiente donde las moscas del roble nos martirizan durante dos kilómetros más. Estas mosquitas son tan listas como pesadas e insistentes. Se agazapan en las cuestas más empinadas a la espera de incautos ciclistas donde la velocidad nos impide deshacernos de ellas. El cuadro es de risa. Vamos subiendo una cuesta infernal, sudando como pollos, con una mano en el manillar, la otra haciendo aspavientos, dando soplidos para evitar que se nos metan en la boca o lo que sería peor; que en una aspiración profunda, se los cuele hasta el pulmón. Pepe asegura haberse comido unas cuantas moscas y aunque es de buen comer, y come de todo, asegura que carecen de interés culinario.

Ya hemos terminado la cuesta y desde el cerro de San Justi contemplamos las tierras bajas desde un mirador antes de iniciar la bajada pasando por Arluzea camino de Markínez.

Esta parte carece de vegetación ya que es zona de labor, pero rodeado de picorotes de piedras calizas de caprichosas formas. Hacemos un atajo antes de adentrarnos en el bosque.

En ligeros sube y baja, que ya nos parecen menos divertidos que al principio de la mañana, transcurren nueve kilómetros hasta el embalse de El Espinal junto al Club de Golf.

Preguntamos si se puede comer. Lo regenta una argentina fea, viejuna, escuálida y antipática . Me muerdo la lengua cuando me dice que ahí no se pueden dejar las bicicletas. Son las 3:30h y no hay mucho donde elegir. Así que resignados comemos con vistas al campo de prácticas un plato único y sin expectativas.

Equipados y metiendo tripa

Pido los chipirones encebollados. Hieden un poco a cubo de basura y su sabor declaran que han sido recalentados numerosas veces a lo largo de los meses que llevan cocinados. Sólo pido que puedan ser evacuados por su conducto natural sin dejar secuelas en mi organismo.

Abandonamos Urturi para llegar a Meano. Mi ano, afortunadamente sigue sin avisos de necesidad imperiosa de expulsar la bazofia recién absorbida, lo que me tranquiliza. Ducha en el alojamiento y tras breve siesta , cogemos el coche camino de Laguardia. Bonito, elegante y señorial pueblo alavés donde hay algo de vida y varios monumentos religiosos de interés como la Iglesia de Santa María de los Reyes. Copio literalmente de Wikipedia: «La pieza más destacada de la iglesia es el pórtico, que se labró a finales del siglo XIV y fue policromado en el siglo XVII. Es uno de los pocos pórticos policromados que se conservan en España… , se cierra con una capilla que es la que ha permitido la conservación de la pintura.» Y se cierra tan bien, que no pudimos verla a pesar del aviso de Rufi. Hice una foto del cartel exterior para hacer creer a Rufi que lo habíamos podido contemplar y se lo pasé a través de WhatsApp. Se lo tragó.

Cenamos en el restaurante que parecía tener mejor aspecto. El chuletón que se zampan Alfredo y Pepe al alimón, es de su gusto aunque comentan que estaba mejor el de Riaño. Domingo se aprieta unos callos picantes con dos cojones. Al parecer están exquisitos. Y yo me decido por un bacalao de buen aspecto; pero que está saborío. A diferencia de todos los demás, el camarero es amable y sociable. Incluso sonríe ante los comentarios jocosos de Pepe. En resumen, puedo asegurar que de media he comido bastante mejor en otras zonas de España. Y los vinos que nos han puesto, pues tampoco para resaltar, ya que son impropios de la fama que esta zona tiene. Cierto es, que no hemos pedido vinos caros, pero se espera que los vinos de «medio pelo» destaquen algo más. Sigo pensando que el vino que venimos comprando Pepe y yo, desde hace años en Alcobendas, sin etiqueta por ser de excedentes de la Rioja y por sólo dos euros y medio, se caga en la mayoría de los que nos ponen por veinte euros o más, en muchos restaurantes tirándose el rollo.

Y sin más volvemos a casa por esas carreteras oscuras. Alfredo que no bebe se niega a conducir porque pasadas las 10:30h y habiendo cenado ya no es persona, sino zombie. Así que me ofrezco a conducir porque Pepe está más tocado de lo habitual. Ya en Meano, acostamos a Alfredo y el resto nos damos una vuelta por el pueblo fantasma mientras Pepe se fuma un puro. Mañana senderismo.

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5 comentarios en “Vuelta completa al P. Natural de Izki desde Urturi”

  1. Es difícil encontrar una ruta más bonita y variada que esta. Hubo de todo en las dosis correctas. El final se hizo un poco largo, pero no es que la ruta lo fuera, es que cada vez alcanzamos menos… La comida de la argentina la hubiera cambiado por una cerveza y una bolsa de patatas fritas. Además, como si nos estuviera haciendo un favor ¡coño! lo voy a contar en algún sitio de esos que se puntúa.

  2. Buena crónica Félix. La verdad es que estuvo genial, una gozada de ruta. Y la post-ruta tampoco estuvo mal, sobre todo teniendo en cuenta que nos hemos especializado en la España vaciada

  3. Anda, que ya os vale. Ir a la Rioja y comer mal es pecado pero beber mal y no ver el pórtico es de juzgado de guardia.
    Menos mal que en el comentario Pepe habla bien de la ruta porque si no….

  4. Muy bien descrito Félix, la ruta espectacular y variada, menos mal que entrenamos un poco las semanas pasadas, porque se nos hizo durita. Los túneles con luz automática fueron un detalle y que permitieran usar bicis en senderos también. Lo único que nos falló fue la comida, pero parece ser que en esta zona solo abren los restaurantes buenos los festivos y vísperas.

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