En Burón, los yayos sin ayas hallan un bosque de hayas

Ruta realizada el Jueves 09/06/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
14.7 km
422 m
311 Km Distancia Madrid
3h07'
1h56'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, con dos obstáculos, no adecuado para temperaturas bajas, 1000 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Temperatura media: 22.5
Descarga ruta: Buron-Norte-20220609.gpx
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La ruta de hoy es de las más cortas que hemos hecho en la historia de este grupo. Nuestra intención era múltiple: no volver demasiado cansados y que nos dejara un buen regusto después de las andanzas de los tres días anteriores; comer bien y temprano para regresar a casa pronto; y recorrer un bosque de hayas por su interior. Veremos que lo conseguimos todo.

A la hora convenida de las 8:30h estábamos desayunando. Ya habíamos hecho todos las correspondientes maletas e incluso alguno, aliviado sus necesidades fisiológicas. Unos yayos de mayor edad y envergadura nos acompañan en el desayuno. Son seis. De Burgos y vienen todos en una furgo donde meten las e-bike y el equipaje. Nos cuentan que han hecho 80kms y 1800m de desnivel por Posada de Valdeón. Ahora van a coger el teleférico de Fuente Dé y repetir buena parte de la ruta que hicimos en 2011 (Sotres, Bejes y Potes). Les aviso que no salgan al Desfiladero de la Hermida por el peligro de la circulación y que suban por el odioso Collado Pelea. Está claro que debemos ir pensando en cambiar a las bicis eléctricas.

Después de lavarse los dientes y pagar el alojamiento cogemos los coches, metemos las maletas y subimos las bicis para salir destino a Burón. Este pequeño pueblo ya le conocemos del día anterior donde comimos siguiendo indicaciones de Nadia, la camarera del bar Calleja en Maraña. Se encuentra en uno de los brazos del embalse de Riaño en dirección noroeste de Boca de Huérgano y a 18kms de nuestro alojamiento.

Llegamos a las 09:45. Dejamos el coche en la puerta del restaurante vasco Gure-Txoko, donde luego comeremos de nuevo, y enseguida salimos bordeando el embalse que aquí apenas tiene profundidad. Elegimos el sentido de las agujas del reloj porque la ruta tiene un desnivel de apenas 400m; pero concentrados en 2 kilómetros, lo que aconseja que elijamos el sentido con menos pendiente.

Todavía relamiéndose el yayo Alfredo del chuletón que se zampó el día anterior, encabeza la marcha hacia el valle de Mirva en una moderada subida que nos permite disfrutar del entorno mientras nos acercamos al bosque de hayas que observamos con pavor. Hasta ahora casi todo el bosque que hemos visto ha sido lateralmente dado el enorme desnivel en donde se hallan las masas boscosas. Entendemos que los prados han sido anteriormente bosques que antaño fueron talados y que lo que queda es por la gran dificultad que representaba su explotación con los medios de la época que no eran sino acémilas y otros semovientes para el arrastre de madera.

Al llegar al inicio del hayedo se acabó el cachondeo. En el km 4,7 nos recibe un cuestaco imposible de tramos con pendientes superiores al 20%, llegando al 28%. Dudamos que con e-bike se pueda subir. Desde luego con piedras sueltas y con nuestras piernas sólo nos queda que empujar ese kilómetro de la Muerte. Los hombros están cansados de empujar, pero los gemelos me estallan completamente contracturados.

Finalmente llegamos a un prado denominado El Hedo donde sobresale una torre de vigilancia de incendios extrañamente situada, donde nos subimos para hacer unas fotos y volar el Retortijón.

Las calcáreas montañas de Picos de Europa se ven brillar al fondo.

En dirección Este nos internamos en el bosque; pero esta vez en descenso muy pronunciado. Mucho mejor. Las hayas son de tamaño medio, pero la obscuridad se adueña de la luz y la temperatura baja unos grados. En algunos puntos es complicado permanecer en la bici.

Poco después de atravesar una barrera de madera surge un desvío que Alfredo propone seguir y que baja al pueblo de Retuerto. Su objetivo es alargar la ruta. Me lo pienso y decido que no hay necesidad de pegarse otro subidón para enlazar de nuevo con el track original. Arranco e inicio una pendiente que alcanza el 11% que no supone mayor problema después de lo anterior.

Ya fuera del bosque, recorremos el arroyo del Rabanal, donde se ensancha el valle y en ligera pendiente hacia abajo, llegamos a un punto donde nos sorprende un tronco de haya enorme horadado.

Alfredo hace trabajar a Retortijón que para eso carga con él. Lo pone en modo persecución haciendo las delicias de unos senderistas que nos cruzamos.

Seguimos hasta el pueblo donde llegamos pasadas las 13:00h. Nos cambiamos en las inmediaciones del restaurante haciendo un striptease en pleno pueblo aprovechando que no hay gente, salvo un obrero poco interesado en nuestros atributos. Comemos en la agradable terraza un menú muy apañado y después de un breve paseo alrededor de la iglesia cogemos los coches de vuelta a Madrid. Nos despedimos porque seguimos rutas distintas. El Waze nos sugiere seguir los pasos por la N-VI, pero Domingo y yo decidimos volver por donde vinimos para evitar la posible congestión de entrada en Madrid. Y con esto se acaba otra de nuestras divertidas e inolvidables escapadas.

Repetiremos en Octubre para ver los colores otoñales.

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3 comentarios en “En Burón, los yayos sin ayas hallan un bosque de hayas”

  1. ¡Excursión completa! Ya podemos decir que conocemos Riaño y alrededores. Sorprendido por los paisajes, la combinación de colores de picos grises, prados verdes y agua azul.
    El personal más bien seco/soso. Se salva la dueña del hotel, que es de la zona, y los de fuera: Nadia, la gallega de las cabañas o la vasca del restaurante.

  2. Ruta corta pero muy bonita. Había bosques, trialeras, pistas y praderas.
    Lo hemos pasado estupendamente y con un tiempo increíble.

    P.D. El título de yayo sólo pueden usarlo los mayores de 60 años

  3. Bueba cronica de una ruta preciosa. Como no, nos comimos un subidon pero es la marca de la zona, esta claro. Toda esta zona tiene que estar impresionante en otoño.

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