Casa de Campo

Ruta realizada el Sábado 29/01/2005

Dificultad Física
Dificultad Técnica
33.4 km
292 m
8 Km Distancia Madrid
2h36'
2h20'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Félix, Pepe, Jesús, Julio

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Casa-de-Campo.gpx

Nos hemos acojonado porque el día estaba anunciado gélido y sin embargo, no está nada mal. Será por aquello de que empezamos a las 11h y ya calienta el sol. Vamos a dar unos pedales por aquí cerca para hacer culo, que es lo que dicen los que saben

En principio iban a salir Julio y Jesús, pero luego se presenta también Félix y a mi me llaman a casa, así que me enfundo el disfraz mientras vienen a buscarme y salimos al parque, como los niños buenos.

Hoy conduce Julio, que tiene marcada la Casa de Campo con un carril como el de los tranvías antiguos. Solo hay que seguirle procurando que no se te salga la rueda del surco, ni el trole del cable, pues ha elegido unos senderos tan ajustados que la hostia te puede venir igual por un agujero en el suelo, que por una rama a la altura del casco.

El tío va deprisa y luciéndose, jugando para la afición. Encima tiene la coña de decir que cuando va solo le zumba más y no tiene que esperar a nadie.

A pesar de lo seco que está el invierno, las zonas de umbría siguen conservando cierto verdor y vamos pasando por rincones con mucho encanto. No es fácil encontrar una ruta en al sierra en la que hagas todo por senderos estrechos, pero 100% ciclable. Además, como son recorridos enrevesados y sin mucha perspectiva visual, no tienes la sensación de estar siempre dando vueltas al mismo cerro, que en definitiva es lo que sucede.

Jesús ya se lo conocía, pero Félix está encantado, yo creo que por eso se tiró al suelo como un saco de patatas, parado y en el sitio que es más ancho el camino.

A pesar de toda la tropa que hay por aquí, la elección de senderos de Julito hace que no nos crucemos directamente con mucha gente. Está bien.

En cuanto al nivel de esfuerzo, pues la verdad es que no hay puertos, ni subidas que te desgasten mucho, pero el conductor nos lleva a ritmo, para que no nos durmamos, así que se suda lo suficiente para justificar el día.

Como hemos empezado tarde y queremos volver pronto, a los 30 kilómetros enfilamos para casa por el camino que va pegadito a la vía. Jesús le demuestra a Julio que se puede subir la rampa en la que él siempre empuja. Creo que una vez que ha visto que es posible, no se le volverá a resistir, pero queda claro que es el glober quien le tiene que enseñar como se hace.

Para cerrar la mañana nos tomamos una cervecita en casa y nos piramos tan tranquilitos.

Quedamos en que hay que repetirlo un día con los chavales, ejerciendo de padres. Y también en que vamos a ir en plan familia a un centro de hidroterapia. Lo que si que hay que hacer es pensar en una de sierra para la próxima salida ¡que ya está bien! No puede ser que nos condicione el meteosat.