Tres Cantos y cuatro jinetes

Ruta realizada el Sábado 10/12/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
34.9 km
532 m
20 Km Distancia Madrid
2h38'
2h18'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, con algunas fincas privadas

Participantes: Alfredo, Félix, Pepe, Rufi

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Temperatura media: 9.4
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Hacía un mes que no salía a montar con los colegas. Entre la fractura del brazo de mi chica, un viaje, la baja del gimnasio y las lluvias pertinaces, las mantecas se acumularon como las de la pularda que me había zampado dos días antes. Hay que salir como sea y aprovechar la ventana de anticiclón que se aproximaba para el sábado. La noche anterior ha llovido con intensidad y las probabilidades de encontrar charcos y mucho barro son altas. Después de barajar distintas opciones decidimos hacer una sencilla y con mucha pista e incluso asfalto. Además está cerca por si el parte meteorológico sale rana. Así que a Tres Cantos.

Me despierto a las 6:30. Desayuno y me pongo a hacer bricolaje con un cajón de la cocina que se ha roto. Hago tiempo revisando también la bici. Salgo demasiado pronto. Estoy llegando con más de un cuarto de hora de antelación al punto de recogida de Alfredo. Me paro en el semáforo de Manuel Becerra y con el móvil pongo un whatsapp para avisarle. Me pita un coche que está en paralelo y es la Policía Municipal. Me sonríe con gesto de «pero que haces con el móvil conduciendo». Le hago un saludo con la mano abierta con cara de inocente. Se sonríe más. Suelto el móvil y vuelvo a pedir excusas con la mano. Creo que les ha llamado la atención la bici que va en la baca. En general, se puede decir que la Policía Municipal y la Nacional son personas muy educadas, condescendientes y amables. A veces demasiado con quienes no se lo merecen. Yo no valdría para ese trabajo.

Aparece Alfredo con cara de sueño casi inmediatamente. Llegamos veinte minutos antes y como hace buena temperatura aprovecho para limpiar la cadena y engrasarla. Llega Rufi a quien suponía de viaje. Al poco Pepe reclamando: «que sea la última vez que llegáis antes que yo».

Decidimos hacer la ruta a la inversa para evitar la bajada inicial que siendo de poco desnivel podría suponer un extra de frío. Y de paso, lo vemos con otra perspectiva. El paisaje está muy verde y húmedo. El olor a campo mojado nos agrada. Unas vacas con sus terneritos dan color a un campo vallado y Pepe me reclama la primera de las fotos.

El terreno es llano salvo algún que otro resalte, que me hace recordar que no estoy en mi mejor forma. Me duele el cuerpo del pádel del día anterior y de unos estiramientos que hice hace un par de días. ¡Qué desagradecido es el organismo! Basta que dejes la rutina de ejercicio por un breve espacio de tiempo para que retrocedas vertiginosamente.

Llegamos al vertedero y me sorprende la baja densidad de aves. Dice Pepe que los buitres no han salido porque hay niebla. Yo lo dudo. Más bien pienso que se debe a que no ha habido tanta recogida de basuras por los festivos de esta semana y están desabastecidos de alimentos. Apenas hay unas pocas cigüeñas en sus nidos y atalayas, algunos milanos y garzas. Lo que sí hay es un olor a mierda que aturde y que se acumula en la zona de subida. Me lo trago con la boca abierta como una trucha fuera del agua. Rufi propone que bajemos de nuevo y nos comamos allí el plátano o que salgamos echando hostias. Por unanimidad aprobamos esta segunda opción.

Lo que queda es básicamente llaneo y bajadas. Vamos conversando sobre lo humano y lo divino haciendo suposiciones sobre quienes harán mejor papel en el Mundial de fútbol de Catar. Nadie apunta que Marruecos puede eliminar a Portugal, como sucedió unas horas más tarde. Lo que está nítido y manifiesto es que como espectáculo, se va pervirtiendo y cada vez más, aburre el dichoso tiki-taka que tanto éxito dio a Guardiola. Luis Enrique «Aburrique» ha tratado de copiarlo desastrosamente con unos jugadores que no tienen ni de lejos la calidad del Barça de entonces. El resultado es que nos ha aburrido hasta el letargo y su merecida destitución la celebramos aquellos que nos gusta el espectáculo más que el mero resultado.

Sólo queda subir hasta el tanatorio de Tres Cantos y coger el carril bici para llegar a las 12:20 al coche.

Proponemos tomar una cerveza; pero Alfredo y Rufi declinan, así que limpio el barro de la bici y para casa. Hoy Alfredo come a su hora habitual.

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5 comentarios en “Tres Cantos y cuatro jinetes”

  1. Estupenda salida. El trazado es de compromiso, por cubrir el expediente, pero el día húmedo, el campo verde y rodar un rato con los amigos, compensa todo.
    A ver si nos sale hueco para una navideña, con comida especial. Recuerdo que en Bustarviejo hay un par de sitios que asan y en La Cabrera seguro que también. Ahora falta que el cielo acompañe.

  2. Estimado, buena crónica. He de reconocer que el día salió mejor de lo que pintaba inicialmente.
    Es verdad que policía no es tu vocación. Tu ramo es más el de la hostelería. Los camareros son los que, de verdad, se te dan bien.
    Lo de la cerveza no lo oí. De haberos escuchado, seguro que me había apuntado.

    En fin, habrá más oportunidades.

    1. Rufi, yo he mejorado ostensiblemente mi relación con la hostelería. Ahora el que debe afinar su comportamiento es Alfredo con los Guardas Forestales, que eso sí que puede costarnos caro, y muy caro.

      1. Aunque no lo conozco de primera mano, por lo que he oído, así es. El mundo forestal no es la especialidad de Alfredo. A ver qué Xmas os mandan

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