Ruta realizada el Sábado 20/11/2004
Participantes: Félix, Juan, Pepe, Jesús, Santi, Julio
Unas cañitas, un rato de cháchara, lo mejor para terminar una ruta tranquila y rápida. Hemos llegado a El Molar después de 47 kms al sol, con un tiempo estupendo y a una hora record: las 12:30h. Creo que después de las anteriores, lo hemos agradecido todos nosotros y también nuestras respectivas.
La vuelta la empezamos hacia el cañón del Guadalíx, en esa pequeña presa de mampostería escondida dentro de un cañón, que no tiene un uso muy claro, ya que no parece que nunca pudiera haber embalsado una gran cantidad de agua como para abastecer a la población o regular un cauce que nunca debió pasar de exiguo. El caso es que desde aquí se enlaza con un sendero sinuoso, fácil de ciclar, que se refugia del páramo en un cañón donde abunda la hoja caduca, chopos en su mayoría. En algunos tramos está cubierto por escarcha, aunque no hace mucho frío. Vamos jugando por el camino, a veces charlando, otras solo molestándonos unos a otros. Disfrutamos del recorrido hasta salir a una pista del CYII más amplia.
Seguimos por camino asfaltado, que llevaremos casi toda la ruta, hasta la carretera que conduce a San Agustín de Guadalix. Al abrirse el valle se ve la zona industrial del pueblo al fondo. Es un paisaje amplio, abierto, el límite de una dehesa de encina, con tierra de labor y expansión industrial.
Cruzamos la carretera y seguimos por pista del mismo estilo, a ampliar hacia el sur nuestra ruta, por unos tramos de pista que no hemos hecho anteriormente. Es un poco más de lo mismo, aderezado con un par de cueles de Félix con el gps, que nos sirven para subir unas cuestas “de gratis” y reírnos un rato a su consta, y es que hoy el día va de tranqui, buscando más la broma que el desgaste físico. Aún así damos algunos tirones para subir de pulsaciones e ir tocándonos un poco las pelotas unos a otros.
Giramos rumbo norte cuando paramos a comer algo. Ya nos hemos comido más de media ruta y vamos como nuevos. Hacemos algunas fotos del otoño, aunque por aquí la mayoría de los árboles son encinas y sabinas, que disimulan su savia otoñal manteniendo el follaje verde, igual que hace Marujita Díaz a base de cirugía y brocha.
Vemos de vuelta la misma pareja de aves que planeaban a la ida y dejémonos de dudas sobre si son águilas o buitres, pájaros grandes… Ahora vamos paralelos al cañón del Guadalix por el que bajamos antes, pero en sentido contrario. Pasamos por la dehesa de Moncalvillo, un poco más verde y de vegetación más variada que el resto de la zona. Hay algún roble y otras especies que no conocemos, creo que algún alcornoque. Hemos pasado también junto a algarrobos, que ahora están cargados de vainas que desprenden un olor dulzón.
Ya salimos a la carretera y tenemos opción de ir hacia la presa de Pedrezuela o dirigirnos hacia el Molar. Optamos por la opción más corta, así que nos dejamos caer hacia el río, para remontar el cuestón del lado opuesto. Por poner un toque de emoción, rompo cadena y nos toca parar a hacer la ñapa. Menos mal que no me ha cogido subiendo el repecho de pie sobre la bici, porque me podía haber calzado una buena hostia. No son ni diez minutos y ya estamos otra vez en marcha. Coronamos en Pedrezuela y seguimos, ya llaneando hacia El Molar. Ahora es cuando llega lo de las cañas que decía al principio y es que no siempre va a ir de llegar tarde y deslomados.
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Una respuesta a “El Molar-Canal YII-Pedrezuela”
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