Ruta realizada el Jueves 21/11/2024
Participantes: Alfredo, Domingo, Félix
Reproductor audio crónica:
Muchos años han transcurrido desde que vimos estos parajes por última vez. Demasiados. Ya no se tarda como antes, porque han mejorado notoriamente las carreteras. Esta zona un tanto alejada de Madrid, la descubrimos Pepe y yo a través de los mapas de la Tienda Verde a finales del siglo XX y principios del XXI (suena histórico, bíblico e incluso epopéyico).
Con ese afán de descubrir nuevos destinos los viernes en la oficina a última hora preparábamos las rutas que íbamos a recorrer durante el fin de semana. En mi mesa desplegábamos el mapa y buscábamos las estrellitas. Hay que explicar que éstos tan descriptivos como inexactos mapas, se limitan a zonas muy seleccionadas de España y que los sitios más emblemáticos los marcaban con unas estrellitas. Elegida la estrella y por lo tanto la zona, había que elegir el trayecto a recorrer analizando a «grosso modo» las dificultades orográficas así como el kilometraje. Podéis suponer que con estos materiales de análisis y nuestra aún escasa experiencia, el margen de error era bastante alto, lo que en varias ocasiones se traducía en situaciones comprometidas: inclemencias, desmedidos esfuerzos, desproporcionados cansancios, rutas interminables…, pero también golpes y arañazos, averías, hambre, frío, calor y sed. Pero a cambio nos aportaba nuevas sensaciones que nunca olvidaremos. «Sarna con gusto no pica» que dice el refrán.
Fueron muchas las veces que recorrimos esas zonas desconocidas de Guadalajara donde rara vez encontrábamos gente. A una de estas rutas Pepe, se trajo por primera vez a Alfredo. Un extraño «móvil» que llevaba en el manillar me llamó la atención. Resultó ser el primer GPS que veía y que tan útil nos ha sido posteriormente.
Hecha esta solemne introducción vamos con la ruta de hoy. Antes de llegar al pueblo de Tortuero me sorprendió la nueva carretera. La recordaba de tierra o al menos de gravilla salpicada con algo de asfalto, e innumerables baches. Pues ahora es magnífica. Salimos de Tortuero a las 9:10 en dirección sur a través de la carretera. El día está medio nublado e inicialmente fresco. La velocidad que se adquiere en este tramo hace sentir el frío en las orejas sin llegar a ser muy desagradable. Se agradecen los tramos en los que sale el sol y el efecto colorido que produce en las amarillas hojas de los árboles.
La variedad de colores es majestuosa. Al amarillo y ocre de las hojas en suelo y árboles, hay que añadir el verde de algunos prados, el azul del cielo y el blanco algodonoso de las nubes.
Llama la atención las sólidas construcciones del Canal de YII que salpican el camino del Canal Alto del Jarama. Llegamos al Sifón de Tortuero donde podemos contemplar las vistas de los alrededores.
Seguimos por carretera asfaltada hasta llegar al cruce con la carretera de Valdesotos. De las tres opciones, elegimos la que nos lleva hacia el embalse de El Vado, que tras una breve e intensa subida nos permite ver el colorido y frondoso bosque que acompaña el curso del Jarama que queda debajo nuestro. Adivinamos una extraña construcción al otro margen del río que nos sorprende por tener un arco ojival, pero combinado con materiales que no corresponden a la época del arco. Resultará ser el Monasterio de Bonaval que más tarde veremos torpemente «restaurado».
Tras un puñado de kilómetros con ligeras subidas y bajadas, llegamos al Embalse de El Vado. Recuerdo el día que descubrimos a unos obreros eliminando los símbolos franquistas. Era en 2008. Ya ha llovido.
Dejamos el embalse y nos vamos acercando a un pequeño pueblo llamado Retiendas de escaso interés. Hacemos un tímido acercamiento por si nos apetece tomar un café, pero lo desestimamos.
Enfilamos el precioso camino hacia el Monasterio de Bonaval donde soltamos a Retortijín, ese simpático minidrón que tan útil nos está resultando.
Allí sigue impertérrito; pero con muletas metálicas y vallado. Al parecer hacen visitas guiadas, a dos euros por cabeza, ya que hay una caseta e indicadores de entrada y salida. Sin embargo, lo interesante está en el exterior.
Abandonamos el lugar no sin antes comprobar que sigue sin reconstruirse el puente que cruzaba el Jarama y donde Pepe y yo, quedamos tan sorprendidos cuando llegamos allí por primera vez al ver truncada nuestra ruta planificada. Ello nos permitió conocer sin duda uno de los senderos más bonitos que recuerdo. Recorrer las hoces del Jarama de apenas un kilómetro y medio, nos deleita con un paisaje encerrado en un frondoso y profundo barranco.
Al llegar a la carretera nos detenemos ante un pequeño y escondido puente donde hacemos varias fotos antes de emprender la vuelta.
Camino ya de Tortuero nos desviamos por un sendero que nos lleva directos a los coches. Este sendero es el que descubrimos gracias al GPS, el día que Alfredo vino por primera vez. Pepe y yo, tratamos varias veces de encontrarlo porque recortaba mucho el recorrido, pero con el mapa como única herramienta siempre nos lo pasábamos de largo. Cuando Alfredo me explicó para que servía ese invento, a modo de reto le pedí que hallara el desvío, para lo cual introdujo las coordenadas más cercanas en base al plano de papel que llevábamos. Yo estaba tan escéptico como expectante. Y lo encontró. Acto seguido, le pedí a mi esposa que para mi cumpleaños me regalara mi primer Garmin.
De vuelta al coche tras una básica limpieza de la bici, ya que no presentaba grandes manchas de barro, decidimos ir a comer a Torrelaguna donde nos apretamos un cumplidito cocido de menú por el módico precio de diez euros incluido pan, bebida y postre o café. A ver quien lo supera. Si quieres saber el nombre del restaurante, tendrás que buscarlo en nuestra Base de Datos o bicheando en nuestra Web.
Álbum de Google: Link Álbum
Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos
Buena crónica. La verdad es que no se porqué hemos dejado pasar tanto tiempo para volver a esta zona tan bonita. Tenemos que hacer también la otra ruta que propuso Félix.
El paisaje estaba precioso y no había un alma. Lo único malo es que no había ni un restaurante en la zona y había que moverse hasta Torrelaguna.
Buena crónica, llena de referencias a los «buenos tiempos». Me ha gustado conocer los antecedentes de esta ruta que me ha encantado a pesar de transcurrir mucho tiempo por carretera. Sin duda, para repetir.