14/06/2007 El Bierzo y Las Médulas (4 días)
Participantes:
Alfredo, Félix, Juan, Miki, Pepe, Santi, Jesús, Julio
Video del viaje
Localizaciones y Rutas
Álbumes de Fotos
Plan de viaje
El viaje lo iniciaron dos días antes Pepe y Félix. Así las primeras rutas, las hicieron ellos dos sólos. El mismos día hicieron, una de senderismo hasta una braña que les estuvo lloviendo durante la mayor parte del trayecto hasta el punto que destiñeron los vaqueros; y la segunda, que iba hasta Cacabelos donde una moza bien plantada de magníficas hechuras, los invitó en la Moncloa a un trozo de empanada que les supo a gloria.
La tercera que también sólos, visitaron un pueblo muy peculiar que se llama Primout. A pesar de estar abandonado estaba restaurado con mucho gusto. Fue bastante dura pues el recorrido cruzaba muchas veces el río. El retorno lo hicimos por carretera a sugerencia de Pepe. Cuando comentamos el tema con el muchacho que nos indicó la ruta y con el que establecimos contacto por correo en Madrid, nos dijo que la habíamos hecho al revés y que la parte más bonita es la que no hicimos. Mala suerte.
Este mismo chico, nos acompañó en la ruta de las Médulas en la que ya fuimos los 8. Espectacular. Recorrimos los famosos y centenarios castañares de la zona. Por la tarde, después de comer unos decidieron ir a descansar al hostal, mientras otros iniciaron la celebración de supuestos cumpleaños amenizados con bastante ingesta de alcohol. Por ello, y porque el tiempo no estaba claro, al día siguiente decidieron volver a Madrid.
Sólo los más aguerridos: Alfredo, Pepe y Félix hicieron la tercera ruta no exenta de dificultades entre ellas, atravesaron un trozo de bosque que habían podado y no habían recogido las ramas. La finalización de la ruta fue lo más interesante. Habíamos reservado un magnífico cocido maragato, de esos que se comen al revés (primero las chacinas, luego los garbanzos, las verduras y acaban con el caldo), en Luyego de Somoza. Llegamos con más hambre que Carpanta. Alfredo al ver una fuente llena de carne, chorizo, morcilla.., se emocionó y sin parar de comer con avidez nos hizo una demostración de lo que le gusta comer. El camarero le vió con tanta ansia que le prometió que le traería tanta pitanza como fuera capaz de comer.
Después de esta ruta Pepe nos dejó durante unos años. Para Jesús fue la última sólo con los colegas, ya que al año siguiente fuimos con las familias a Bárzana de Quirós.