Ruta realizada el Domingo 14/05/2023
Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Miki, Pepe, Rufi, Mario, Raquel
Reproductor audio crónica:
Erase una vez 7 enanos ciclistas con sus mallas y sus camisetas coloridas que salieron un buen día de mayo con su Rakanieves. A pesar de haber estado hasta las tantas viendo Eurovisión, llegaron puntuales a la cita de la estación del Escorial. Al grito de ¡¡¡ANDAGUAAA!!! del Alfegruñon, que siempre tiene prisa, la muy motivada Rakanieves, seguida de los 7 enanitos, emprendieron ruta hacia la silla de Felipe II, atravesando la Herrería.
Los enanos, acostumbrados a ir en manada masculina, al tener una presencia femenina, inhibieron sus particulares gritos de ¡¡¡Vamos nenazas!!! y similares , por la cuenta que les traía .
El ascenso entre robledales a la Silla, culminó con el cumplimiento del sueño de ser rey del enano Mario, siempre rodeado por sus súbditos.
Siguieron caminos secos y polvorientos, con divertidos zigzag, rodeados de encinas y monte bajo, deslizándose por el ripio suelto superándolo con facilidad.
Los enanos, muy disciplinados, yendo en fila cuando era menester, avanzaron hasta el pantano de Valmayor y bordeándolo, superaron obstáculos acuáticos leves aunque no exentos de peligros.
Finalmente, ocurrió lo imprevisto, se tomaron un descanso con ricas viandas.
La conversación fluye entonces por senderos ya conocidos: anécdotas de aventuras pasadas, planes de viajes, obras,… Sabio se mete con Mudito, Dormilón cotillea algo de Feliz, Tímido y Mocoso hablan de sus cosas…
Especial mención merecen las conversaciones sobre reformas del hogar, a las que sus parejas les «invitan» y ellos protestan, para agachar la cabeza a continuación. Rakanieves las entiende muy bien, puesto que ella también práctica ese tipo de «invitaciones«, y conoce el duro camino del convencimiento masculino y los buenos resultados finales…
Continuaron ruta a la orilla de Valmayor y enlazan con el pantano de los Arroyos para aparecer en el camino que pasa por encima de las vías del tren en dirección de nuevo al pueblo del Escorial.
No hay duda de que los enanos son un equipo coordinado. Rakanieves observa con júbilo cómo, ante el incidente de una rueda pinchada de un ciclista, todos se organizan: Miky regala una cámara y Rufi ayuda a ponerla mientras los demás colaboran activamente mirando con interés la escena.
En resumen, aunque conocida, ruta bonita y llana, cómo le gustan a Sabiopepe, para poder filosofar a gusto mientras pedalea, en esta ocasión sobre el elemento innato del ser humano, ahí es ná.
Terminan con una caña en la estación del Escorial, alguno mirando de reojo el reloj, no sea que el solomillo se enfríe o la paella se pase.
Y este cuento se acaba aquí, esperemos que haya más ocasiones de compartir con los enanos, ai hooooo, andaguaa.
Pd: ¡¡¡Chicas!!! Vuestros enanitos son unos deportistas sanotes y majos y, un secreto, os tienen en el pensamiento.
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