Ruta realizada el Martes 29/09/2020
Participantes: Félix, Juanlu, Pepe
Reproductor audio crónica:
Se trataba solo de dar un paseo, de acercarse a la Casa de Campo y rodar un rato en el centro de la mañana, después de dejar listos unos garbanzos guisados.
Lo que pasa es que Juanlu es madrugador y dice que si a las 9h en el puente de los reyes. Félix más bien caprichoso, que si mejor a las 10h en el Pardo. Y uno, que de ser hembra estaría cargao de churumbeles, dice que sí a todo.
Pues eso, me dejo caer por el sendero de las cuesta de las perdices, ese en el que vas viendo todos los pringaos que quieren entrar a Madrid por la A6 y los que, conociéndola, huyen despavoridos en sentido inverso.
En un momentito me encuentro con Juanlu, que llevábamos tiempo sin coincidir. Tiene cara de preocupación, de desasosiego, porque nos han cortado el anillo ciclista en el sentido que se dirige a El Pardo ¡qué hacer ahora! El paseo se complica con un recorrido feo sobre la maleza, por fuera del quitamiedos de la M30. Llegamos a la rotonda que comunica con Arroyofresno y bajamos hacia Mirasierra por un lateral que han habilitado a peatones. Ahí ya recuperamos confianza y enlazamos con nuestra ruta original por la puerta que nos enseñó Alfredo, muy conveniente para abandonar la civilización de repente.
Llegamos al parking de Somontes cuando Félix se está acicalando, pocos minutos antes de la hora fijada. Coordinación perfecta favorecida por la experiencia y la purita casualidad.
La margen del río ya la conocéis, fresca en cualquier época del año. La recorremos sin más hasta la presa, eligiendo el camino estrecho a partir del pueblo. Hoy es día de trabajo y está despejado, molestamos poco y nos estorban lo mismo.
Vamos de tranquis y con charla. Al cruzar el río pegamos la hebra con un gordito que está esperando a que pase el águila imperial para hacer fotos. El hombre es muy aficionado y nos cuenta de aves y sitio donde verlas. Dice que las águilas le están cogiendo el gusto a las gaviotas que hay en la presa, que a las cotorras entran menos, que deben ser de peor sabor.
Hoy no vamos a ver a Paco, por no ser pesados. Lo poco agrada y lo mucho enfada. En su lugar cogemos los senderitos encrespados de subida que tan poco me gustan. Esos que vas tan tranquilo y te metes un repecho de los de escupir trozos de miocardio. Además, con el suelo seco, la rueda resbala con frecuencia en las bajadas. Pero bueno, se completan sin más hasta llegar al mirador.
Seguía con la intención de hacer el paseo corto y tiro del grupo para bajar hacia el pueblo por un sendero paralelo a la carretera de los cuarteles, que luego sobre el plano comprobaría que, más que ahorrar, suma distancia. Bueno, es cómodo y de bajada.
No podemos tomar una cerveza en la taberna de Sele, que tiene gran variedad de marcas y unas tapas estupendas. Lo dejaremos para otra.
La vuelta es deshacer lo andado hasta el aparcamiento. Nos quedamos en ruta Juanlu y yo en dirección a la ciudad.
Como el anillo ciclista no está transitable, el retorno tiene su gracia. Nos metemos una buena subidita rodeando el club de golf Puerta Hierro, entre casas impresionantes, algunas ya bastante ajadas, pero todas bonitas.
Salimos a la Ciudad Universitaria, buscando cómo regresar a casa por el mejor camino. Juanlu elige una vuelta rápida, que le colocará en poco tiempo en el parque del Oeste. Yo bajo por sendero a la M30, hasta enlazar con La Senda Real y hacer parte del recorrido que mi compi hizo de mañana.
Llego a casa con más paseo del que tenía pensado, tanto en Km como en subida. Luego está la mierda del pgs del móvil, que te birla la mitad del IBP que has hecho, pero bueno, ahí queda el recorrido (los garbanzos estaban estupendos).
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