Aldea del Fresno – Picadas – Villa del Prado

Ruta realizada el Viernes 25/11/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
38.5 km
620 m
47 Km Distancia Madrid
4h35'
3h43'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Pepe, Tomas

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2022-11-25-1021__20221125_1021.gpx
Reproductor audio crónica:

Somos unos chicos limpios y nos gusta salir en bici con el campo bien lavadito. Bromas aparte, después de una semana de lluvia que se prolongó durante toda la pasada noche,  dudábamos si el campo estaría para rodar en bici o para hacer botijos, como diría Félix.

Barajando opciones, dice Domingo que lo de Aldea del Fresno le suena bien, pues a por ello, que no se diga.

Nos presentamos los tres (véase arriba detalle de partícipes) en una urbanización con todo cerrado a cal y canto, en el aparcamiento de un bar, donde ya estaba la furgoneta del proveedor de café, que se larga desesperado porque allí no hay vida.

Salinos, partimos, enhebramos carretera, más bien pista, solitaria y llana, que nos pone en la ermita de Ntra. Sra. de la Poveda un rato después.

Oye, es pintón el sitio, construcción hermosa que dirán los del pueblo,  rezable y paseable. Con un altar al aire libre y jardín arbolado, en perfecta cuadrícula. Todavía tiene hoja en el árbol y en el suelo, húmedo, brillante, con hierba, una pasada de imagen.

Confortada nuestra alma y enfundadas nuestras cámaras, nos vamos derechitos a Villa del Prado. Cruzamos el pueblo y nos detenemos en la iglesia y la plaza ¡cómo no! Aquí se venera a Santiago Apóstol, digo que será por aquello de la paridad.

Pegamos la hebra con un ciudadano añoso que nos informa del nombre del pueblo, así íbamos de perdidos, y aprovecha para decirnos que debajo de la iglesia aparecieron unos enormes cofres llenos de tesoros, que se los llevaron hace pocos años no sabe dónde, pero que el rédito fue para el pueblo, que se compensó allí. Le pregunto que a él qué le tocó, pero lamentablemente ese día él no estaba… no le tocó nada. La plaza también es decente y la balconada del consistorio y su reloj me molan.

¡Hala, basta de moñigueo! Ahora toca subir y ya lo creo que se sube. Una buena paliza por terreno difícil, con piedra suelta, regueros y pizarra cortada. No es excesivo el desnivel, pero se sube a trompicones. Rampas sucesivas de unos pocos metros, que te van haciendo escupir el miocardio, mientras luchas en equilibrio por que no te desmonte la bici. Son unos diez kilómetros de subida, pero también con pérdidas de nivel que luego hay que volver a remontar. Vamos entre fincas privadas, bordeados de carteles avisando que no te salgas del camino, que te están mirando, te vigilan, te…. Bueno, eso no lo sé, pero igual sí.

Ya pensábamos coronar orgullosos, sin apenas otros descabalgues que los que fuerza el equilibrio, cuando damos con un cortafuegos más empinado y blando que lo anterior, que solo supera Tomás con la eléctrica.

Estamos arriba del todo y la bajada es nueva, pues lo de antes tengo la sensación de haberlo rodado. Son unas “z” estrechas, de piedra suelta y empinadas, todo cerrado de vegetación. Los técnicos lo hubieran bajado prácticamente sin apoyos (alguno sí, sin chulerías…) pero yo tengo que hacer algún tramo andando, tampoco tantos. No me pareció mal.

Con esto nos ponemos en las afueras de Pelayos y tomamos la dirección de Picadas. Terreno ya archiconocido, pero no por ello desdeñable. Pasamos junto a un EDAR situado junto al pantano y después comentaría con Tomás que, más abajo, junto a la presa, hacen la toma de agua potable que llega a Majadahonda. La naturaleza es poderosa y todo lo arregla, el hombre la ayuda con su depuradora y el proceso de clorificación del agua, pero yo aviso, cuando vayas por Majadahonda, tú sabrás, yo pediré cerveza.

Vamos por la pista de Picadas siguiendo el track, pero con la vista puesta en lo alto, pues parece que el que lo grabó iba por un sendero paralelo con curvas y pendientes ¡no es posible! Pero si es una pared. La duda se disipa cuando al cruzar el puente sobre el pantano observamos que va unos 15 metros a la derecha, por el agua ¡acabáramos! Hay quien tiene un gps peor que el mío.

Esto se va terminando al remontar el desnivel que, desde la presa, nos separa del coche.

Nos llegamos al lugar de partida con poca fe de encontrar viandas, pero el bar a abierto y la camarera dice que podría hacernos uno plato combinado, no mucho más. Pues eso, no son horas ya de andarse con remilgos y nos atizamos unos huevos con panceta y patatas, dos copas de cerveza y un muy generoso chupito de pacharán. Encima nos dejan la manguera para lavar la bici. Os dije al principio que somos unos chicos muy limpios ¿se puede pedir más?

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

1 comentario

San Agustín – El Mesto – Pedrezuela

Ruta realizada el Viernes 04/11/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
34.2 km
552 m
31 Km Distancia Madrid
3h39'
2h46'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas

Participantes: Domingo, Félix, Pepe, Tomas

Mas detalle ruta

Descarga ruta: San-Agustin-Azud-Pedrezuela.gpx
Reproductor audio crónica:

Venga, con un par, vamos a hacer la de siempre…

Pues eso, que ya no nos llegan ni las piernas, ni la imaginación y nos vamos a dar una vuelta por las pistas del canal de San Agustín.

La hemos hecho al revés y al derecho, por lo cual me permitiré la licencia de no describir el paisaje, ni el trazado. Baste saber que se trata de rodar tranquilos por las deterioradas pistas del CYII, que no deben mantenerse desde que murió la susodicha, de otro modo no me explico el estado en que se encuentran.

La novedad es para Tomás, que ha estado por los alrededores en otras ocasiones, pero no conocía el Hervidero -pobre de agua en estas fechas- ni el cañón que conduce al Azud del Mesto.

Le gustan las dos cosas, le mola el paisaje y se entretiene con la tertulia geriátrica que llevamos. Desde luego, prisas, pocas. Ni demarrajes, ni bajadas vertiginosas, ni trazados imposibles. Eso sí, a mitad del cañón nos encontramos con una parejita que bajaban en bici por una puta pared, en serio, un sendero de cabras que no creo que yo hubiera podido subir andando. La chavala pesaría  100 libras, como La Flaca de la canción, pero en vez de bailar y bailar, bajaba y bajaba. Sonrisa amplia, vocecita cursi y babas de viejos envidiosos viendo su soltura sobre la bici. Rufi: no estabas, pero hubieras humillado como toro bien picado.

Subida la cuesta que abandona el cañón, nos dirigimos a Pedrezuela, cruzamos el pueblo y bordeamos un trozo del pantano. Luego a rodar la pista que falta.

Ya hacemos menos paradas, prestamos menos atención al entorno y algo más ligeros -sin exagerar- nos acercamos al origen aprovechando algún sendero facilito y agradable.

Entramos al polígono en dirección contraria, dejamos pasar a la policía municipal, que viene de frente y nos despedimos de Tomás, que hoy no se queda a comer.

El resto damos cumplida cuenta del menú de La Kedada, que nos ofrece una camarera pelirroja y agradable,  estilo Maureen O’Hara, solo que versión meseta.zip.

El día no da para más, pero Domingo y yo queremos estirarlo y nos paramos en el outlet de “Sanse”. Él compra zapatillas y yo botas. Día completo.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

2 comentarios

Meano – San Tirso

Ruta realizada el Miércoles 26/10/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
16.6 km
760 m
264 Km Distancia Madrid
6h34'
4h28'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Temperatura media: 25.1
Descarga ruta: Meano-senderismo-20221026.gpx
Reproductor audio crónica:

Tercer día de la excursión otoñal.

Volvemos a tocar diana a las 8h, pero los soldados viejos no necesitan corneta, se dejan caer a la zona del rancho antes de la hora.

Tenemos cogido el punto a los desayunos y ya nos sale todo seguidito, sin tropezar unos con otros y repartiendo tareas hasta donde las dimensiones de la encimera lo permite. Unas tostadas sujetando aceite y tomate, cafés y leche al gusto, incluso algo de fruta,  de lujo.

Guardamos unas viandas en las mochilas y salimos a por el pan, que hoy toca senderismo. Bueno, lo del pan nos entretiene un poco más ¡está cerrado! Llamamos por teléfono y nos contesta una señora que dice “me visto y en dos minutos estoy” Eso sí que es servicio y ganas de agradar.

Mientras llega tomamos unos cafés en un bar del pueblo, que no creo que haya tenido muchos más parroquianos en toda la mañana. Nos cuenta que tiene de todo menos patatas bravas, que los callos los va a hacer ahora, porque tiene ya hechos, pero no pican. El cartel también ofrece chipirones, morcilla y caracoles, pero sobre eso no quise indagar más. Eso sí, avisa que de 3 a 6 cierra, se ve que no espera mucho follón a la hora de las comidas…

¡ya llegó la panadera! ¡menudo es el pan de Meano! La panadería la fundó su abuelo y vende a toda Vitoria. Después montaron unas cámaras, hormo y máquinas de seis o siete millones. Vino un maestro panadero de Alcoy a analizar el proceso y definir temperaturas, tiempos y medidas. Troquelaron las bandejas y registraron el nombre, para que se sepa quien hace el pan para casi toda la provincia… Alfredo mira aburrido, Félix la da algo de coba y salir de allí con tres barras nos ha costado veinte minutos ¡y qué!

Echamos a andar, que la ruta es larguita y promete ser entretenida, abandonamos el pueblo por el cementerio y Alfredo cae en que lleva las zapatillas de estar en casa o paseo urbano. Le animamos a que vaya a cambiarse y nos quedamos de tertulia con los fiambres del pueblo (no confundir con los de la mochila). Podemos comprobar que los muertos son pocos, que la mayoría se mueren de viejos y que debe haber una consanguineidad de cojones, porque más de la mitad se apellidan Domaica, igual que la panadería.

Se une Alfredo con la herradura correcta y nos echamos al monte en distendida tertulia, que si la teoría de cuerdas, que si los billares de mi barrio, geopolítica historicista, algo de mili, lo normal, superyayada a tope.

El caso es que el paisaje mola, encina y roble al principio, ejemplares de buen porte, mucha lavanda y tomillo por lo bajo, alguna retama de porte medio y, de repente, giramos en sufrida cuesta y vamos cambiando al paisaje de hayas salpicado de acebo, que nos acompañaría la mayor parte del camino. Camino que se las trae, que va cogiendo altura e inclinación, sin miramiento ni respeto a nuestras canas, que acorta los diálogos y acelera los jadeos, que humilla nuestra vista llevándola al suelo y que levanta ese suelo hasta nuestras narices, en pendientes de 45º, que podríamos tocar estirando la mano, sin perder la verticalidad de la columna. Una pasada, menos mal que es un tramo delimitado y luego volvemos a la moderación.

Mucho camino, muchas hayas, muchas cuestas después  nos cruzamos con tres que van por allí de lo mismo, ruta diferente a la nuestra, pero de la misma idea, luego con el viejo de las setas, que dice que es mal año, y un par de chavales más cuando ya apuntamos hacia la ermita de San Tirso, que van de bajada.

Las hayas se apartan un poco para dejar sitio al dominio del boj. Menos porte, más duro y sufrido. Senderito final hasta la ermita. Esas manías que tienen de subirse tan alto para rezar al santo. Me gustaría tener un relato fiel de cómo se llega a la idea de poner una figura de piedra al resguardo de una roca, construir una pequeña bóveda de protección y crear así una sala con velas y candelabros para dar culto a una fe, una creencia, una tradición, un alivio al miedo existencial que nos caracteriza a los humanos.

En esas estábamos cuando llegan otros tres montañeros, de Logroño, a interrumpir nuestro místico recogimiento. Que si lo bonito son las crestas, que si la trepada no es nada, que se hace en un momento.

Visita al santo con los montañeros de Logroño

Pues eso, que creí que me iba a evitar echar las manos al suelo, pero no, hay que subir, que agarrarse a la piedra y tirar para arriba. Subo, sí, pero no me mola, recorro el sendero junto al barranco, pero no disfruto, me asomo al balcón del precipicio al otro lado, pero no tranquilo. Mira, que la última roca os la regalo, que la perdono, que me vuelvo… Así que allí estuve, de charleta con los de Logroño hasta que bajaron éstos.

Estupendos montañeros y también ciclistas, nos hicieron unas fotos e informaron sobre sus blog de rutas, que ameritan una detallada visita para los que hoyen aquellas tierras:

http://montesyarquitectura.blogspot.com/

https://montesdos.blogspot.com/

https://paseosbtt.blogspot.com/

La comida fue  a base de bocatas, con el famoso pan de Meano, las conservas pijas de Laguardia y el valle infinito ante nosotros, por el que planean unos buitres majestuosos. Nosotros celebrando la vida y ellos pendientes de las muertes.

Emprendemos la vuelta castigando las rodillas por la prologada bajada, pero disfrutando del bosque de hayas y de un tiempo veraniego que nos deja ir en manga corta y agradeciendo la sombra.

Más camino, más charla, subida para cambiar de vertiente y derechitos a Meano con los deberes hechos.

Los bares están cerrados, como prometían, así que el café nos lo tomamos en casa.

Por la noche cena en Viana. Bonito pueblo. Lo cogemos ya con poca luz y no podemos disfrutar de la visita en detalle.

Vistazo general a la muralla, restos de la iglesia de San Pedro, Ayuntamiento e iglesia de Sta María de la Asunción, donde escuchamos el final de un coro de damas locales que salen prontas y se van a preparar la cena -digo yo-. Nos ofrecen la bendición, si somos peregrinos… Salimos caminando sobre la tumba de Cesar Borgia y vamos a un hotel del pueblo a disfrutar del mejor menú que se ofrece ¡no hay otra opción de cena en toda la villa! Constatamos que España sigue vacía, al menos de lunes a viernes.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

4 comentarios

Miraflores, Morcuera, Canencia estación

Ruta realizada el Sábado 24/09/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
39.5 km
914 m
44 Km Distancia Madrid
3h53'
3h03'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Juan, Miki, Pepe, Rufi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 16.7
Descarga ruta: Miraflores-Morcuera-Canencia-Estacion-20220924.gpx
Reproductor audio crónica:

La primera de este otoño.

Ha sido un verano para olvidar, seco y caluroso, cabreante y desagradable como no conocimos otro. La consecuencia era evidente, tenemos cotos privados de pedal secos, con mucha tierra suelta y una vegetación pobre y arrugada. Me llamó la atención ver una gran extensión de helechos totalmente seca, color latón, muertos. Los robles con la hoja pobre, sin fruto prácticamente, hasta sus habituales moscas tienen otro sabor, tragué unas cuantas en la subida y su tacto es pellejoso, los muslos sin chicha y el gusto como a polvo de yeso. Hacedme caso, no las comais, no merece la pena.

Nos vemos en la cuesta, dejando el coche a distintas alturas, en función del orden de llegada, que ya sabemos lo que joden esos pocos metros a la vuelta. Alfredo y yo tomamos café, los demás estaban a sus cosas. Acicalados y saludados nos ponemos en marcha mientras actualizamos noticias, pues hace tiempo que no coincidíamos y hay chicha que contar. Además de los temas de los que hablarían todos en cualquier charla de bar, nosotros incluimos las zapas nuevas de Juanito y su brillante gps: molón, multifunción, pequeñito, se ve bien en el manillar pero yo no veo lo que pone, ni el mapa ni na. Fernando está con la vista en la carretera: que si no le motiva el campo, que si necesita más caña, que tiene echado el ojo a un superaparato (comparte foto, please). Alfredo ya vuela en tabla como Odín o Namor y con Miki hablamos de obras, chapuzas y cosas del Manolo… nosotros nos entendemos.

Llegamos a la valla primera y presento mi primera queja: esto no se hace a un señor mayor, no se sube a este ritmo, no me jodáis. Bueno, pues se ve que hizo efecto, porque ya no paramos hasta coronar Morcuera, ni en el desvío de la Hoya, ni en el llano al dejar el bosque, ni en la valla de salir al asfalto, que cuando llegué Miki ya había salido a por el premio de la montaña, Juan debía llevar ya un rato arriba para entregárselo.

Plátano en el puerto y tiramos para donde siempre. En el prado Toril vacilamos sobre el camino a seguir y vacilamos a dos ciclistas para que nos retraten. La primera la resolvemos eligiendo la ruta del valle en lugar de subir los picos y la segunda nos dejó bonita foto de nuestra apolínea figura.

Otorgamos nueva parada para que nos inmortalice Sara y de ahí vamos rápido a Canencia que, para un momento que aflojamos, Juan dice que “ya vale de gastar pastillas de freno”.

Bajadita de asfalto hasta el sendero y un buen rato de disfrute hasta la estación. Como tardo unos segundos en quitarme la chaqueta después del arroyo, nos separamos en un punto en el que sigo trazado rigurosamente y los de delante continúan por el single-track hasta el puentecillo nuevo.

En la estación ya sabemos todos lo que toca: adoquín hasta el pueblo. Avisé de que había opción, a la altura del camping y también vi que hay una calle paralela como a mitad de cuesta, pero Juan quería adoquines y nos los hicimos todos, ligeritos. Boqueando como una carpa gorda llego al coche deseando colgar la bici y aliviar el último sofoco.

Estuvo bien, una ruta más para incluir en esa, nuestra memoria, que poco a poco las va mezclando, confundiendo fechas y participantes sobre un repetido trazado que convierte todas las rutas en una y cada uno de sus instantes en diferente ¡bendito Alzheimer!

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

5 comentarios

Cercedilla – Camorca

Ruta realizada el Jueves 18/08/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
43 km
996 m
47 Km Distancia Madrid
5h30'
4h14'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), 15% de trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Félix, Juanlu, Pepe

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Cerce-Camorca2022-08-18-0904__20220818_0904.gpx
Reproductor audio crónica:

Son casi las 9 y entramos todos en el parking coordinados como una comitiva de presidente americano. Bueno, todos no, que JuanLu decide otro lugar, otra hora, más temprana ésta, más resguardado el otro.

La mañana está fresquita, pero sin más y en un alarde de testosterona decidimos salir en manga corta y dejar modelitos alternativos en el coche. Estos errores no le sucederán a Domingo, que si se lleva una prenda adicional, ni le hubieran sucedido a Fernando, con su completo vestuario perfectamente doblado o a Juanito, que siempre luce acorde y conjuntado.

Nos ponemos en marcha y optamos por una subida por carretera, donde Domingo tira del carro y Félix le sigue. No teníamos prisa, pero parece que dejaron el café sin pagar en el bar.

Enseguida el hospital y la subida de siempre al puerto, todo seguidito, sin mucha pausa pero sin matarnos.

La temperatura, lejos de subir, desciende significativamente, el aire sopla del norte bastante frío y, en lugar de entrar en calor, se me va cerrando el termostato.

Con esto llegamos al mirador, donde todos sabemos que se para, sí o sí. Luego, si quieres miras y si no quieres, pues no. Es ahí donde se me enfría en sudor que llevo en la empapada camiseta y colapso de frío, vamos que pensando en darme la vuelta. Subimos al puerto tratando de generar un aumento de temperatura mediante la quema de energía y la fórmula física no acompaña ¡estoy helado! Y parece que soy el único. Los demás solo declaran un fresco desagradable y Domingo ni siquiera se pone la camiseta que lleva de repuesto.

Bueno, ya estamos aquí. Podría contar la subida, la vegetación, el estado de la pista, las vistas…. Pero cojones, es que ya es como el pasillo de casa, lo tenemos muy visto. JuanLu: a ver si viene otra república y nos hace otra carretera para que cambiemos de perspectiva, aunque te pese. Por cierto, menuda exhibición la tuya de hoy. Nada de esperas prolongadas, nada de quejarse. Con ese melón tipo depósito metanero y subiendo como un campeón a buen ritmo hasta el final ¡felicidades!

Seguimos rodando y bajamos a la fuente. En contra de lo que podía esperarse, la temperatura se eleva y se hace más llevadero, hasta cómodo.

Allí coincidimos con varios ciclistas y enganchamos la hebra. Vienen de Segovia, llevan 25 km, van a bajar hasta el puente de los mosquitos y de ahí, Eresma abajo hasta volver a casa. El más joven (muy joven) va sobradísimo, afilado, perfectamente equipado y con signos de dar un recital al que se le ponga por delante. Los otros dos le siguen como pueden, a pesar de llevar voltios uno de ellos. No conocen el sendero de vuelta a la Camorca y quedan en pensárselo para otra vez. Les damos la dirección de la web y les decimos que podrán ver publicada ahí la ruta y la crónica, por si les ayuda.

compartiendo parada con los ciclistas de Segovia

Echamos a rodar y dudamos si hacerla al derecho o al revés, levógiro o dextrógiro, que también se puede decir. Nos decidimos por la clásica, en sentido contrario al reloj, con su subida cabrona inicial para coger el sendero casi escondido.

Damos la vuelta disfrutando del entorno, del camino abandonado que tanto nos gusta, hasta salir de nuevo a trazado clásico de la calzada, señalizada como camino de Santiago.

Enlazamos con la pradera de inicio, donde nos observan los mismo caballos que a la ida, eso sí, esta vez los retratamos convenientemente. Es una pena ver lo amarillo que está, seco, polvoriento. Aquí que siempre se mantiene un color verde más que aceptable, hoy, la genciana morada salpica el prado con desgana, sin mucho lustre en las flores ¡qué pena de verano!

Como la subida de vuelta al puerto no le gusta a nadie, la hacemos siempre con mala leche, como enfadados, más rápido de lo necesario y con la sensación de andar restregando la próstata por un canchal, pero es así, siempre lo mismo, desde los tiempos de Julito y el Globero, esto se sube a mala leche, con o sin motivo. Diría que hoy también, o a mi me lo pareció.

Es coronar el puerto y otra vez los fríos. Hacemos la eterna bajada sin soltar el freno, para no quedarnos helados. Además, si ya es larga de por sí, bajando despacio se hace inacabable. Ahora ya vemos más público que en la subida, ciclistas, caminantes, ¡vagos en definitiva! Debieran estar todos currando y dejarnos el espacio a los profesionales del ocio, pero eso no se puede decir, que es impopular.

Llegamos al pueblo por Puriceli y nos vamos a comer al Chivo Loco, a sugerencia de Domingo. Comemos en la terraza, bien y con frío, tanto es así, que para postre y café nos movemos de nuestra mesa y ponemos la silla al sol, que a las cuatro de la tarde lo recibimos con gusto en las canillas.

Los jinetes
Sus jumentos

Este mundo está loco. Ni el frío, ni el calor lo hace cuando debe y donde debe.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

6 comentarios

Maraña y Lois

Ruta realizada el Miércoles 08/06/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
24.6 km
515 m
309 Km Distancia Madrid
Sin datos
Sin datos
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Marana-y-Lois.gpx
Reproductor audio crónica:

Hoy vamos a andar, igual que ayer y anteayer, pero hoy no nos llevamos las bicis, nos ahorramos empujarlas.

Desayuno a las 8:30h, horario oficial, que luego tampoco es así exactamente… también es posible adelantarse y tomar posesión de nuestra mesa. Como la señora nos va fichando, lo que hace es que reparte ella el zumo de naranja y las tostadas, limitando la barra libre al bizcocho y la fruta.

Hay un grupo de ciclista de eléctrica, majos, simpáticos, mayores que nosotros. Nos cuentan que han hecho una ruta de 80 Km y 1800 mts de desnivel por picos. A todos se les ponen los dientes largos. A mi no, que sigo obsesionado con el oldway, aunque no pueda ni con mi alma.

Los ingleses también se van dejando ver, algo menos ruidosos que por la noche, pero tampoco es que acusen la espantosa resaca que hubiéramos supuesto después de su copiosa ingesta.

Pues eso, que hoy es senderismo. Un par de paseos de distancia y dificultad moderada, algo que nos deje variar la actividad y siga permitiéndonos disfrutar de maravillosas postales.

Salimos hacia Maraña, con el día algo nublado, que nos dejaría caer algún chaparrón leve, lo justo para jugar a ponerse y quitarse el chubasquero.

Paramos en la plaza, junto al bar que lleva el nombre del aventurero televisivo, un local estupendo en el mejor edificio del pueblo, frente a una plaza muy amplia y bien presentada, sin sabor, pero bonita.

Echamos a andar hacia la laguna de Manpodre, el ascenso nos hace resoplar por la inclinación, ganando metros deprisa. Los primeros 150 mts de desnivel nos los ventilamos ligeritos, cogiendo temperatura. Luego ya subimos más suave (y alguno más ligero de peso) hasta lo que empieza a tomar forma de paisaje glaciar.

Es una altitud muy moderada, ni siquiera llegamos a los 1500 mts, pero el entorno se torna rocoso, con matorral bajo y restos de la morrena del glaciar. Mirando las fotos te puedes tirar le pegote de que estás al doble de altitud. Sorprendente poder observar los restos de un glaciar tan bajo.

Del glaciar queda como resto una pequeña laguna -charco, diría yo- que nos sirve para enredar un rato alrededor y definirlo como meta del recorrido.

En la vuelta variamos un poco el trazado y volvemos hacia el pueblo entre vacas y perros. Unos mastines perezosos hacen amago de acercarse sin ganas, pero yo que no soy de bichos, me alegro de tomar un ligero desvío y azuzarles desde lejos con el dron. Eso sí que los acojona y huyen, ya, pero mejor desde lejos, no vayan a correr hacia el otro lado.

En la entrada al pueblo pegamos la hebra con un señor que sale de un corral de gallinas. Nos habla de la ermita de Riosol, que quedará para otra visita, de que no hay osos allí, pero sí lobos, que por lo que sabe no suelen atacar al ganado, más bien se tiran por las piezas de caza, que hay variedad de rapaces y que esas sí que se animan con las gallinas, si se ponen a tiro.

En la plaza tomamos una cerveza en el bar que ahora regenta Nadia, tinerfeña simpática con la que charlamos y nos hacemos fotos. Nos cuenta que lleva allí poco tiempo, que está cogiendo el pulso a la zona, que tiene mucha ilusión y que con ese local tan bonito y sus recetas seguro que triunfa. Coincidimos todos en deseárselo de corazón. Sabemos hasta sus planes inmediatos, pero no vamos a desvelarlos…de momento respetamos el cartel https://www.lanuevacronica.com/bar-calleja-marana-26422

También visitamos las cabañas patagónicas (sí, en serio, patagónicas). Alojamiento rural puesto con mucho gusto, en un enclave que domina el pueblo y mira a la montaña de enfrente. Nos gustó.

Para romper mañana y tarde, comemos en Burón, restaurante vasco bien decorado y mejor servido. Tanto el menú como el chuletón, que presentan como su especialidad, nos causaron una impresión magnífica. Atención profesional y atenta (a que voy pareciéndome a los de promoción turística de la comarca….)

Cambiamos de zona para la tarde, nos vamos a Lois. Allí está la gran iglesia que llaman la catedral de la montaña. Como soy de creencias diferentes, me reservo la opinión, no sea que en relatando mis impresiones quiera alguno encontrar mi inquina hacia la institución, pero vamos, que allí está cerrado a cal y canto el edificio, “pa quien quiera disfrutarlo”

Subimos por el margen de un arroyo, que a veces lleva agua y a veces no, no sé que hacen con ella en los tramos que falta. El valle magnífico, como todos los visitados. Si por la mañana jugamos con los chubasqueros, por la tarde nos castigó un sol de justicia.

Alcanzamos el collado que limita los valles de Lois y Anciles y bajamos un poco por este último. La pista es amplia, pero el camino se inclina por momentos. Continuamos engañándonos un poco, por ver si llegamos a ver los anunciados bisontes, pero la pendiente continúa tras cada curva y los bóvidos no se presentan. Media vuelta y retorno al coche, que ya hemos cubierto el cupo kilométrico.

Paramos -otra vez- en Riaño. Tomamos cerveza, observamos una clase de baile gimnástico femenino en la plaza ¿zumba?¿aerobic?¿latino?¿bachata?¿gym-hostias? Cualquier coña de esas, que todas me parecen lo mismo. Algún motero, un pardillo con un dron (no era Alfredo) y poco más. No llegamos a sacarle el gusto a este pueblo, es raro, desangelado, con habitantes desangelados, con arquitectura de polígono y un pedazo paisaje alrededor que lo absuelve, lo separa de lo que hubiera sido un barrio dormitorio del sur de Madrid, con factura de los ochenta, cuando aun no se hacían piscinas de comunidad para el proletario.

Venga, que está refrescando y me enredo mucho ¡Vámonos a Huérgamo!

Hoy en la cena arriesgamos. Nuestro hotel está que rebosa de moteros multinacionales de todas las versiones y nos animamos a probar un hostal pequeñajo con bar, con un señor en la barra que anima a huir y una mujer que expresa cualquier cosa menos bienvenida. Pues miren ustedes, la cena correcta, el precio barato y la señora hasta sonrió varias veces, todo estupendo. El puto márketing y la venta de imagen es lo que tiene. La sopa, las judías verdes y la lengua de ternera estofada, cojonudo.

Paseíto corto por el pueblo con el último resplandor del día y a dormir, que mañana remataremos la excusión con otro senderismo, pero nos llevaremos la bici ¡que no se diga!

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

3 comentarios

Aravaca-Escorial

Ruta realizada el Viernes 29/04/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
45.6 km
679 m
8 Km Distancia Madrid
4h35'
4h11'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Domingo, Pepe

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2022-04-29-0957__20220429_0957.gpx
Reproductor audio crónica:

Tenía ganas de repetir este recorrido. Es la tercera vez que lo hago. La primera hace unos 15 años, con Gustavo, cuando estrené la Orbea anterior. No fue exactamente el mismo trazado, ese ya no lo tengo y me gustaría. Lo importante es que lo terminamos con un pantagruélico cocido en el Charolés. Probablemente el más bestial que he comido en mi vida. Tuvimos que pasear un rato antes de subir al tren de vuelta para que se “colocaran” los garbanzos y no montar una escenita.

La segunda vez hice la ruta solo, yendo por el lado Sur de Valmayor y entrando a El Escorial prácticamente desde Zarzalejo. Es algo más dura y más larga.

Hoy ha sido la tercera, aprovechando un track de wikiloc, de un figura que se la hizo de ida y vuelta. Como para acabar con el culo como un mandril.

Hemos empezado la ruta desde mi casa, a eso de las 10h, que no nos espera nadie y no hay que forzar.

La primera parte es cruzar Pozuelo aprovechando los parques y llegar hasta Majadahonda por el Monte del Pilar, un paseo. En esta época me gusta fijarme en un charco que se llena de renacuajos. No es muy grande ni muy duradero, no asegura que puedan desarrollarse ranas completas ¿quizá sapos?, pero todos los años se repite el intento de la naturaleza de “hacer” vida donde casi no la dejamos hueco.

De Majadahonda se sale pronto y bien por un camino de los de CYII. Bajada hasta el Guadarrama casi todo el tiempo. Es curioso que se llame Majadahonda el pueblo, cuando está más alto de todos los de alrededor.

Prácticamente en línea recta llegas hasta el río y de ahí remontamos por la margen izquierda. Sigue la charla y el pedaleo distendido. No vamos despacio, pero sí relajados.

El sendero hasta el puente de Hontanares está precioso ahora. Florece todo, las moscas no han llegado aun y la humedad es la justa para sortear algún charco sin agobios. Inmortalizamos el momento junto al puente por cortesía de unas colegialas adolescentes que nos retratan. Allí andan de enredo y vacile. No sé que excusa se habrá inventado el profe para abrirles la puerta y sacarlos al campo, probablemente que le tienen hasta los cojones, que el curso se acaba y que mejor se vayan a coger flores y vuelvan con una redacción.

Seguimos a lo nuestro, ya de manga corta y plátano consumido. Ahora ya sí toca emplearse, darlo todo en la subida a Colmenarejo, que enlaza rampas continuas por la cañada del Retamar, para superar eso que llaman “el paredón”. Es una putada de pista con tramos del orden del 20%, con un firme algo roto y puntos en los que me sube la tensión sanguínea a la cabeza como la quisiera en otros sitios. Sí, coronamos, sí, no me bajé, pero no merece la pena dar más detalle de lo sufrido.

Luego Colmenarejo. Buenos recuerdos para Domingo, que vivió allí unos años. Dice que el pueblo ha crecido y efectivamente compruebo en el INE que desde el año 2000 han multiplicado por 2,2. Ahora son cerca de 10.000 almas.

Nos vamos hacia Valmayor. La ruta pasa el pantano por ese puente peatonal que nos cerraron, así que hay que improvisar variación y cogemos la más fácil: el arcén de la carretera.

Por aquí ya conocemos todos el camino, es ese sendero serpenteante junto al pantano y su subida hacia la vía del tren, una gozada en esta época.

Las dehesas que nos quedan hasta el destino están espléndidas y mi culo escocido, así que agradezco la llegada al bar de la estación y la comida relajada. Después vuelta en tren a casa por menos de 4€. Creo que hay que explotar más este recurso, hay muchas rutas que podrían hacerse de una estación a otra. Queda ecológico y europeo, muy cool. Si encima vas leyendo algo en plan gafapasta, como para subirlo al «insta».

Como siempre, la medición de la ruta con el teléfono no es muy fiable, pero os aseguro que nos vamos serviditos.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

2 comentarios

Ruidera sur

Ruta realizada el Jueves 21/04/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
48.6 km
440 m
175 Km Distancia Madrid
7h43'
4h14'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, zona de fotografía interesante

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Gustavo

Mas detalle ruta

Temperatura media: 17
Descarga ruta: Ruidera-Ruta-Sur-.gpx
Reproductor audio crónica:

Es este un mes en el que paréceme que el día se amanece con prisas. Son más las apetencias de nuestro sol por correr los llanos que las nuestras por hoyar los humedales.

Hecha la luz y puesta en su sitio, no queda otra sino dejar el jergón que gozamos en la alcoba e irse allegando a la estancia de los desayunos.

La venta es digna y el ventero servicial, presto a cumplir su cometido al momento en que los caballeros toman asiento y cruzan sus saludos de rigor, que el rugir de los necesitados buches no debe sonar por encima de la buena educación.

Con la hogaza tostada al fuego, los jugos del tomate y el brillo del aceite, consideraron pertinente sus mercedes rematar la disposición de la jornada, a fin de rendir cumplida pleitesía a Ruidera y sus siete hijas, que allí quedaron encantadas por Merlín junto a su fiel escudero Guadiana. Véase el relato que nos dejó don Miguel sobre lo acaecido:

“Oyendo lo cual el venerable Montesinos, se puso de rodillas ante el lastimado caballero, y, con lágrimas en los ojos, le dijo: »Ya, señor Durandarte, carísimo primo mío, ya hice lo que me mandastes en el aciago día de nuestra pérdida: yo os saqué el corazón lo mejor que pude, sin que os dejase una mínima parte en el pecho; yo le limpié con un pañizuelo de puntas; yo partí con él de carrera para Francia, habiéndoos primero puesto en el seno de la tierra, con tantas lágrimas, que fueron bastantes a lavarme las manos y limpiarme con ellas la sangre que tenían, de haberos andado en las entrañas; y, por más señas, primo de mi alma, en el primero lugar que topé, saliendo de Roncesvalles, eché un poco de sal en vuestro corazón, porque no oliese mal, y fuese, si no fresco, a lo menos amojamado, a la presencia de la señora Belerma; la cual, con vos, y conmigo, y con Guadiana, vuestro escudero, y con la dueña Ruidera y sus siete hijas y dos sobrinas, y con otros muchos de vuestros conocidos y amigos, nos tiene aquí encantados el sabio Merlín ha muchos años; y, aunque pasan de quinientos, no se ha muerto ninguno de nosotros: solamente faltan Ruidera y sus hijas y sobrinas, las cuales llorando, por compasión que debió de tener Merlín dellas, las convirtió en otras tantas lagunas, que ahora, en el mundo de los vivos y en la provincia de la Mancha, las llaman las lagunas de Ruidera; las siete son de los reyes de España, y las dos sobrinas, de los caballeros de una orden santísima, que llaman de San Juan. Guadiana, vuestro escudero, plañendo asimesmo vuestra desgracia, fue convertido en un río llamado de su mesmo nombre; el cual, cuando llegó a la superficie de la tierra y vio el sol del otro cielo, fue tanto el pesar que sintió de ver que os dejaba, que se sumergió en las entrañas de la tierra; pero, como no es posible dejar de acudir a su natural corriente, de cuando en cuando sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean”

Las monturas están prestas y no procede más demora, que algún ladino lugareño pueda interpretar como miedo a la aventura.

Son cinco monturas con cinco jinetes, bajo cinco yelmos y con cinco albardas de pertenencias. Y son las señales rebotadas del cielo las que les guían, que no ha de haber otro sobre la tierra que pueda exigir obediencia a tan bravos caballeros.

Se aborda la aventura por la margen izquierda, que es la más abrupta y exigente, que no han de retrasarse los peligros y afrontarlos con la fatiga de la jornada. Si se ha de morir en la lid de la conquista, buena gana de cansarse antes.

Cae superada la laguna del Rey, la primera de las de aguas azules, luego sería la Colgada. Los disparos de los caballeros desde la roca de sus márgenes van sumando megas y dando cuenta del hechizo referido por el venerable Montesinos.

Se vio llorar a la Batana, Santo Morcillo y Salvadora, siendo que las lágrimas de sus ojos ruedan ruidosamente, vertiéndose a sus hermanas menores en forma de cascadas sucesivas. Es el encantador Merlín el que así tienta a los humanos, cambiando el dolor de las doncellas en hermosura natural de azules como los mares.

Pero hete aquí que la aventura sorprende a la comitiva. El camino está interrumpido creando confusión en padres y niños, que perdidos y desolados quedan a merced del destino. La madre generosa de carnes, el padre escaso de seso y los infantes, hartos de bollicaos, solicitan favor a la expedición y reciben la iluminación que rebota del cielo para guiarles a lugar salvo.

Sabiendo ya de dónde viene el peligro, encaminan sus monturas los señores por peligrosa quebrada y  barrancos insondables hasta conectar sus pasos desde la laguna Lengua a la Redondilla y el espacio que entre ellas se halla, cuajado de hogares que refrescan sus penas en las lágrimas de la laguna de San Pedro– También los esforzados jinetes refrescan la vista en las azules aguas, capturan la imagen del espejo celestial y continúan aventura con renovado afán hacia la Tinaja.

Y es ahí donde un nuevo barranco cierra el paso a los nobles, forzándoles a conquistar una arriesgada cota. Hay que llegar a la meseta del campamento de las tinajas, lugar en el que, aprovechando el nombre de la última laguna dominada, presenta a nuestros idolatrados héroes un paisaje propio de infieles, un campamento de tipis en disposición de tribu, al modo de los amerindios que describieron Vasco de Gama y Bartolomé de las Casas. Son sin duda un asentamiento nuevo, adoradores del malvado Merlín que los embrujó para que se comporten como los salvajes del otro lado del mar. No hubo combate, pues debieron huir despavoridos ante la gallardía de nuestros caballeros, que no hallaron sino un entorno desolado y vació.

Luego son Laguna Tomilla y Conceja las que alimentan a sus hermanas menores, en las que la vulgar lluvia se recoge y torna en el maravilloso azul turquesa que baña todo el paraje encantado.

Ya fue bastante para la jornada de nuestros héroes, que ascendieron por trochas encantadas, liberaron princesas y orientaron perdidos. Dicen que aun hay una laguna Blanca, más allá de los campos baldíos y la acequia de los moros, pero siendo blanca ya no es de nuestro azul encantamiento y no es menester que se distraigan los hidalgos en propósitos imprevistos.

Volver a la venta y descansar las cabalgaduras, ese es el nuevo camino. Contemplar desde la margen opuesta el terreno conquistado para la cruz, las lagunas encantadas rendidas a nuestra señora, Dª Aldonza Lorenzo.

Si bien el dar cuenta de la gesta requiere aun subir a la cruz frente a la Tinaja, llegarse a la ermita se San Pedro, junto a la cueva de Montesinos y recorrer las márgenes opuestas hasta la venta donde descansar y reponer las fuerzas empleadas. Es un establecimiento necio y anodino, que ofrece pobres viandas y exige elevada recompensa, pero es la necesidad de nuestros señores la que les lleva allí en merecido descanso, en sesuda recapitulación de lo vivido en la jornada y preparación de lo que aun quedará que cumplir.

El viaje posterior será sencillo, tranquilo, recorriendo las villas donde hubieran sido aclamados, si algún morador en ellas se mantuviese, pero no es sino una modesta familia la que les espera a la entrada de la isla, lugar donde enterraban a los antiguos, a los que allí moraron antes de que las órdenes de caballería fueran las que protegieran al mundo.

Tras rendir sentido homenaje a nuestros héroes, la tarde les acompaña hasta su entrada triunfal en la venta de partida, donde recogen sus jumentos y asean su imagen para pasear, ya a pie, enseñoreándose sobre la comarca cabalgada y comprobar esas lágrimas que siguen su curso por el Hundimiento hasta el siguiente espejo azul. Será otra jornada la que les lleve a ese pago. Ahora solo se trata de asegurar el acceso y degustar un merecido néctar en la Perca Rosa, viendo caminar a un pato cojo y un niño gordo ¡a dónde iremos a parar!

Adendum: solo los que allí estuvieron son dignos de entender el conocimiento que arroja esta humilde crónica.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

5 comentarios

Escorial-Zarzalejo-Fresnedillas (o casi)

Ruta realizada el Sábado 16/04/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
38.3 km
475 m
41 Km Distancia Madrid
3h58'
3h16'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura, 50 metros no ciclable, zona de fotografía interesante

Participantes: Domingo, Juanlu, Pepe

Mas detalle ruta

Descarga ruta: 2022-04-16-0923__20220416_0923.gpx
Reproductor audio crónica:

¿Habeís oído hablar de la astenia primaveral? Pues eso. Parece que los días de primavera se oponen a las grandes gestas. Quedas en el Tomillar, sin madrugones ni tensión, descansados y tertulieando. Te pones en marcha hacia San Lorenzo y enfrentas las cuestas de la urbanización. Un esfuerzo de salida, queman los muslos en la primera cuesta, sube el pulso y se queja el fuelle, pero eso es todo.

Paseo por el bosque de la Herrería, con sus senderos verdes y los árboles estrenando el traje que se han puesto en domingo de ramos, cumpliendo antiguos ritos, el de la primavera y el antiguo refrán. Todavía no hay demasiada afluencia de visitantes, pero ya se intuye que el lleno será total y todo se colmará con ese público que ves caminar como vaca sin cencerro, sin dirección, juntándose y alejándose bajo un desconocido criterio, subiendo y bajando el tono de sus estridencias al mismo ritmo, como ocas recién salidas a la charca y, eso sí, todas organizadas para jugar a “tapar la calle” y dar por culo a los ciclistas.

Ya hemos salido de la Herrería, bien antes de que todo aquello llegue, pero no me aguantaba las ganas de protestar.

Nos vamos dirección “La Estación y Pajares”, vamos, Zarzalejo. Caminos amplios, senderos de diseño, lagunas (charcos grandes) para ver alguna focha y contemplar el verde. Todo nuevo, todo a estrenar. Las flores, como son más presumidas, se hacen esperar algo más. Aun no se ve cantueso azul, hinojo amarillo o la santolina, ni siquiera las descaradas amapolas. Solo las  diplotaxis tenuifolias, que son vulgares y facilonas.

Seguimos hacia Fresnedillas, pero tampoco entramos. Fíjate que llevábamos un track facilón, con poca pendiente y poca distancia, pero aún así vagueamos, evitamos lo que se va a complicar y cuestionamos cualquier pendiente en busca de alternativas. Aun así subimos alguna cuesta, hozamos algún senderito nuevo y cruzamos arroyos con puentes pastoriles, de los de pararse a pelar la pava.

Íbamos a volver por la silla, pero total, si ya lo conocemos, si requiere de alguna otra subidita, si estará hasta el culo de gente ¡anda! ¡tira para el Tomillar! Que ya nos ha dado el sol lo suficiente.

Domingo nos invita a cerveza (yo, ellos coca-cola) y observamos cómo se va amontonando la gente para comer -previa reserva- en las mesas de tabla y banco corrido, al sol y arrullados por una concurrida carretera.

Venga, espabila y vamos a casa, que aquí ya está todo el pescao vendido.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

3 comentarios

Hoyo de Manzanares, La Berzosa, Moralzarzal, Collado Villalba

Ruta realizada el Jueves 31/03/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
40.7 km
772 m
28 Km Distancia Madrid
4h10'
3h11'
Características Terreno Suelo duro (pueden ser de roca o pedregoso), 15% de trialeras, sin obstáculos, no adecuado para temperaturas altas, 040 metros no ciclable

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu, Pepe

Mas detalle ruta

Temperatura media: 7.5
Descarga ruta: Hoyo-de-Manzanares-Moralzarzal20220331.gpx
Reproductor audio crónica:

Por aquí venimos con frecuencia, es camino trillado en ambas direcciones, por la carretera, por el sendero en paralelo, en sentido (atención, Domingo) levógiro y destrógiro; el caso es que si queremos poco coche, poco barro y poca gente, Hoyo de Manzanares sale del bombo, como podría haber sido Tres Cantos o Torrelodones (vamos Rufi, entra, que te la he dejado muerta).

 Quedamos a las 10 sharp y cumplimos como caballeros que somos. El día nos recibe frío, con viento fuerte y cielo gris. Ninguno dudamos en ponernos todas las capas disponibles y Alfredo su pañuelo de vieja, que con el moco colgando le daría un aspecto peculiar durante toda la mañana, los ratos que se dejó ver, claro, pero eso es otra historia…

Un ratito de esa carretera estrecha, flanqueada de hormigón y luego pista a la izquierda, por el cordel de Cantalojas ¡qué evocadores los topónimos de la España rural! Bastante pista, bastante fácil, pero con un suelo rezumón que sujeta un poquito y un viento en contra que fuerza a dar pedales cuesta abajo. Llegamos así al cruce de la M607 y como somos muy chulos renunciamos al túnel, jugándonos el pellejo torero. Este es el punto más bajo de toda la ruta, así que se acabó el frío y la broma, toca emplearse a fondo ¡no todo va a ser follar!

Remontamos 200 mts para ir calentando y volvemos a cruzar la carretera. La que llevamos es la machacadísima pista que nos recibe cuando venimos de Manzanares, por el pantano. Luego, para situarnos frente a Moralzarzal, nos comemos un puto paredón que se nos atragantó a todos. No me bajé de la bici por vergüenza torera y porque, al ser pista, no podía echarle la culpa al firme, pero vamos, que llegué al mirador sin ganas de ver na. Ya me lo sé, ya estuve, ya lo subí antes, pero joder qué alto lo han puesto hoy.

Giramos antes de llegar a Collado Villalba y nos internamos en una zona más trialera, matorral de jara, romero en flor, abordamos las sendas y pedrolos que nos llevan a la cascada de Covacho, donde la losa y la mesita recoleta, ya sabes…

Queda todavía sendero y trialera, baches y charcos, sudores y retos, para entrar a Hoyo con un esfuerzo más que cumplido, un día no tan frío como al inicio y un hambre feroz.

Acertamos con el restaurante “la chaqueta” y devoramos un menú como para reventar. Lo de Alfredo es contagioso. Las pochas con jabalí excepcionales, el entrecote de carne del Guadarrama brutal, pero de verdad, lo realmente pecaminoso e innecesario es acabar con una torrija encharcada.

Felices y más gordos que al llegar, dejamos este pueblo serrano que tan cumplidas excursiones nos ofrece.

Álbum de Google: Link Álbum

Visionar fotos y videos del Álbum de Google en el mapa: ver fotos

7 comentarios