Ruta realizada el Sábado 22/05/2021
Participantes: Juan, Miki, Rufi
Reproductor audio crónica:
Esta es la clásica de Bola que el año pasado, por las razones que todos sabemos, no pudimos hacer.
Esta ruta siempre la patrocina Juanito, y en esta ocasión sólo hemos acudido a la cita Fer y yo. Tengo la sensación que en próximas convocatorias no habrá muchos voluntarios más, bueno, confío en que Alfredo se apunte.
El primer objetivo claro era intentar convencer a Juanito, cuando llegásemos al Puerto de Navacerrada, de no subir a Bola, pero como podéis imaginaros Juanito es inalterable.
Empezamos en la Urbanización de mi casa de Guadarrama, y rápido llegamos al camino paralelo de la carretera de los Molinos. El plan era llegar hasta Cercedilla conservando todo lo que pudiéramos, y por estos caminos tan llanitos era fácil cumplirlo.
Atravesamos los Molinos y enseguida, por la carretera siempre tranquila del camino viejo del Escorial, alcanzamos el Término Municipal de Cercedilla. Nos desviamos hacia el cementerio, pasando por una pequeña senda, que nos recordó a Asturias, y siempre picando hacia arriba nos acercamos a la Plaza de Toros donde aparcamos habitualmente.
Aquí aprovechó Fer para preguntar ¿y por qué coño no hemos empezado aquí? Fer, si fuera así, no sería la clásica de Bola.
En Cercedilla pasamos cerca del bar donde nuestros amigos los cagones hicieron una parada en la última visita al Pueblo.
Por fin tocamos el camino del calvario hasta llegar al Embalse de Navalmedio. En este punto empezó el segundo calvario para mí, las primeras camisetas del Atleti habían salido de los armarios, y me iban a dar la mañana.
A medio camino, a la altura del Pino de la Cadena, vimos a una caminante con unos pantalones más ajustados de lo que es recomendable. Juanito se quiso dar la vuelta para comprobar que lo que había visto era real, y casi se mata.
En el camino del calvario Juanito y Fer hicieron toda la subida sin poner el pie, para dejar a nuestro grupo en buen lugar. En pleno esfuerzo un paseante nos vio con cara de sufrimiento y sabiamente nos dijo: “pero sabéis que ya existen bicis eléctricas, ¿no?”
El siguiente paso es terminar la subida por carretera hasta el puerto de Navacerrada. En este punto Fer y yo nos miramos las caritas para intentar, por última vez, convencer a Juanito de abandonar la subida a Bola. Ni nos atrevimos a abrir la boca.
Ya conocéis la subida a Bola, en este caso el refrán “QUE CADA PERRO SE LAMA SU PIJO” es perfecto.
Juanito y Fer empezaron juntos la subida, yo decidí mantener una distancia prudencial para que no se me escape nada a la hora de hacer la crónica. En realidad, no podía ni con los calzones.
Tras varias curvas de porcentajes bestiales y rectas interminables, pude comprobar que, contra todo pronóstico, Fer se ponía en cabeza y llegaba el primero a Bola. Desde la distancia ya sabía que Juanito tenía problemas de calambres, porque no era normal como le veía sufrir.
Por fin llegamos todos a la cima y este simple echo, nos hizo muy felices. Nos conformamos con poca cosa.
Parece que una vez llegado a Bola todo había terminado, pero nada más lejos de la realidad, la bajada también nos exige mucha fuerza y concentración.
En la bajada de Bola los frenos no dan de sí, y en un par de curvas nos tenemos que abrir más de lo debido. Es el momento de hacernos la foto del día con las mejores vistas.
Bajamos al Puerto de Navacerrada y hacemos la segunda foto al reloj de la Venta Arias, para saber cuánto hemos tardado entre la subida y la bajada, al final una hora.
Rápido llegamos a la parte de arriba del camino del calvario y, en una abrir y cerrar de ojos, Juan suelta los frenos y le perdemos de vista.
En esta ocasión sí decidimos parar en el Pino de la Cadena, para conocer su historia de 190 años. Nos tiramos hasta abajo y llegamos de nuevo al Embalse de Navalmedio.
«A su querida memoria»
Tenía por costumbre Urgoitiz pasear por el pinar rumbo al arroyo de Navalmedio y la pradera de las Cortes. También descansar a la sombra de un frondoso pino situado a la vera del camino. Precisamente allí fue donde le llevaron la mala nueva de la muerte de su padre.
Conmocionado, quiso Urgoitiz rendir homenaje a la memoria de su progenitor, ocurriéndosele la idea de cinchar la base del gigante vegetal donde recibió aquel mazazo con una cadena con la inscripción: «A su querida memoria, 1840-1924». Antes tuvo que comprar el árbol a un maderero que lo tenía marcado para convertirlo en tablones.
Seguimos el camino del calvario a sus inicios, y en cualquier pequeña cuesta las piernas pican que da gusto.
Atravesamos Cercedilla de nuevo por la carretera del camino viejo del Escorial, los caminos de los Molinos, en esta ocasión sin carreras, y llegada a Guadarrama.
Terminamos vacíos de energía. Aprovecho la ocasión para felicitar anticipadamente a los Atléticos por la Liga, y nos vamos muy orgullosos.
P.D:- La próxima ruta a Bola espero que la hagamos todos, aunque sea con eléctricas.
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