Ruta realizada el Jueves 03/12/2020






Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Mario
Domingo
Reproductor audio crónica:
Como el fin de semana anterior nos habíamos metido una ruta de trialeritas fina-fina, este jueves pensamos en hacer una cosa más tranquilita y disfrutona. Y buscando me encontré por esta ruta diseñada por Nano Flojo (que siempre garantiza calidad independientemente de lo cañera que sea). Agradable, divertida, con un bonito paisaje, y no es muy técnica, aunque tiene sus trialeras y sus escalones para no defraudar a los más «echaos pa’lante«.
Aparcamos en Venturada, muy cerca del helipuerto, en la calle de las Viñas, donde hay mucho sitio (y mucho perro de esos que te ladran al oído, la madre que lo parió…). La ruta empieza ahí mismo y salimos en dirección a Cabanillas en un suave ascenso que hicimos rajando, como es habitual y propio de nuestra naturaleza.
A pesar del frio que hacía Pepe iba calentito. Fue ahí cuando nos contó sus cuitas con los hombres de negro de Orbea en relación a su cuadro averiado. Estaba cabreado y decepcionado a partes iguales por el comportamiento cicatero y rastrero que estos señores estaban demostrando. Estuvimos viendo entre todos las diferentes posibilidades para conseguir envainársela a estos individuos. A ver si de este día surge una solución y vemos a Pepe pronto con su bici nueva y flamante. En cualquier caso, creo que le sirvió para desahogarse y sentirse mejor.



Pronto llegamos a Cabanillas por un camino que hemos hecho multitud de veces, pero dejamos el pueblo, sin meternos, en dirección norte.

Entre dehesas, vistas de la sierra, pastos y pistas se iba pasando la mañana. A pesar de que la primera mitad es subida, era tan tendida y entretenida que ni te enterabas.


En la zona de la Cabrera nos encontramos algunos alguna trialera, con sus canchales y todo. Esta ruta tenía de todo, como en botica.






En la zona del camino de los Valgallegos, por la cresta del monte de Redueña, tuvimos a nuestra disposición un paisaje espectacular, con vistas hacia el Atazar y a los Collados Altos. Este camino te lleva de cabeza al sifón de San Vicente. Y ahí todos tuvimos que bajarnos durante unos 200 m. Si, todos, hasta Alfredo (¡¡¡nenaza!!!).


Con esta bajadita salimos del monte de Redueña por una pista que pasa por el pueblo del mismo nombre.

Ya quedaba poco para llegar, apenas una subida suave y llegamos al helipuerto donde comienza en track.

En el parque que lo rodea, hay una cartel con una propuesta la mar de interesante. Por supuesto, el próximo jueves nos vamos a hacer los 210 km con los 5000 y pico metros de desnivel.

No pudimos comer en Venturada así que nos dirigimos a Cabanillas, al restaurante donde siempre vamos, El Rincón de Cabanillas. Y tuvimos suerte, había sitio por los pelos. Y como siempre, un día estupendo, con frio y sol, amigos y calor. Una jornada para repetir.
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