Munich y alrededores

Ruta realizada el Domingo 04/04/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
70.9 km
158 m
1463 Km Distancia Madrid
5h32'
4h31'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Ana, Benedikt

Mas detalle ruta

Descarga ruta: garmish-Ride-Strava.gpx

Bueno, pues terminan las vacaciones de Pascua y con ello las rutas de bici. Para no hacer mucho Spam en el blog y estropearos los rankines y los piques que tenéis, las resumo todas bajo el de mi ruta .gpx favorita y os dejo un video que las recopila bien! (Si tenéis cuenta de google, dadle a like, que parece que no tengo amigos)

Munich – Tegernsee (65 Km)

De esta ruta ya subí crónica en su momento, que como era la primera de las vacaciones aún no se me había ocurrido recopilarlas en una sola entrada.

Los paisajes ni tan mal

Munich – Bad Tölz (57 Km)

La ruta más dura sin duda, no tanto porque fuese complicada en sí misma, sino por que me pilló con unas agujetas mortales. Lo más destacable de esta aventura fue que a medio camino nos encontramos un armario lleno de tarros de miel, el apicultor los vendía a quien pasase por delante con una hucha para que el consumidor dejase el dinero. No deja de fascinarme la escasez de picaresca de estos alemanes.

El pueblo de Bad Tölz es muy mono pero ya lo conocíamos, de ahí salen la mitad de nuestras rutas de senderismo y ya tenemos fichados los restaurantes. En este caso compramos comida para llevar y nos sentamos a orillas del río. En tiempos de corona no queda otra.

Eso del fondo son los Alpes

Wolfrathausen – Garmisch (71 Km)

Esta ya era la tercera ruta hacia el sur de Múnich, como la salida de la ciudad la tenemos muy vista, cogimos el tren hasta la última parada del cercanías y nos ahorramos los 30 primeros kilómetros que no son más que carril bici de ciudad.

Esta fue la ruta más bonita y la que corresponde con el .gpx de esta entrada. Yo pasé la mitad del tiempo pensando en la envidia que le daría a mi padre y la otra mitad del tiempo calculando cómo gestionar una bici eléctrica para mi madre cuando venga de visita. De verdad que vivir tan cerca de los Alpes es un privilegio, cada día que paso dentro de casa me produce cargo de conciencia, estos paisajes merecen estar los siete días de la semana alternando senderismo, bicis y vías ferratas.

De esta ruta destacaré el monasterio de los monjes Benediktinos, ahora convertido en una escuela de preservación del medio ambiente, las casitas de madera estilo Heidi, los campos verdes fosforito y las granjas con vaquitas a lo largo del camino.

Casita de Heidi total

Munich – Perlacher Forst (30 Km)

Perlacher Forst es un bosque cerca de mi casa, no es que sea lo más espectacular del mundo y ya he escrito alguna entrada al respecto. Lo único que cabe mencionar es que durante esta ruta tuve ocasión de probar la mountain bike eléctrica de un amigo.

Lo de la e-bike es un escándalo, eso no se puede llamar deporte. La parte de mountain bike no me gusta, a mi lo de pasar por encima de raíces y piedras con la duda de si la bici saltará por encima de los baches o de si saltaré yo por encima de la bici me sobra. Mejor pista de tierra (incluso de asfalto si es posible)

De esta ruta solo cabe destacar que llevé un picnic con hummus, guacamole, palitos de zanahoria y patata fritas (pero al horno) y a los chicos les gustó mucho. Ah! Y tarta de frutos rojos y yogurt, llamadme Martha Stuart.

Munich – Freising (80 Km)

El último día de ruta nos decidimos por el norte de Múnich, para variar un poco y porque todo el mundo aprovecha para ir a los Alpes en domingo y queríamos evitar las aglomeraciones.

Hay una razón clara por la que todo el mundo prefiere el sur de la ciudad… en el norte no hay nada que ver. Freising es la parada de tren del aeropuerto (como quien dice Barajas) y a mi me deja tranquila saber que en caso de ataque zombie, soy capaz de llegar al aeropuerto en bici.

Ida y vuelta fueron 80 KM a orillas del río, bueno, hubieran sido, porque volvimos caninos y paramos en el jardín inglés a hacer picnic con comida china barata. Después nos pareció que era nuestro deber moral ir a la heladería para celebrar la resurrección de nuestro senor Jesucristo y eso, ya que estamos paseamos un rato para alargar la tarde por el centro de la ciudad empujando la bici y mi pobre Strava se volvió loca ye dejó de contar.

Parada para comer en el jardín Inglés, de verdad que de la ruta no había nada que fotografiar

Seguiremos montando en bici? Pues no sé yo… por un lado este deporte va más suave en las rodillas y una ya tiene una edad… por otro lado, los paisajes de senderismo son más espectaculares y la conversación más fluida. Benedikt dice que quiere hacer Múnich – Lago di Garda en bicicleta, mi padre dice que La Perla Negra no sobrevive eso con alforjas y que igual necesito una bicicleta nueva.

Munich – Tegernsee

Ruta realizada el Domingo 28/03/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
64 km
220 m
1483 Km Distancia Madrid
5h29'
4h10'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Ana, Benedikt

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Muc-Tegernsee_-_Ride_-_Strava1.gpx

Llevamos un mes metidos en casa mientras cae el diluvio universal, os podéis imaginar con qué ganas hemos cogido la bici a la primera que ha salido un rayito de sol! … También os podéis imaginar la forma física penosa en la que estamos los dos después de tres meses con el gimnasio cerrado…

Selección de la ruta

Salimos de casa a las once, después de un desayuno contundente y de escuchar pacientemente la rueda de prensa de mamá Merkel con la lista eterna de todas las cosas que no está permitido hacer. No ha dicho nada de no montar en bici, así que mientras no se nos vaya la mano y crucemos sin querer a la frontera a Austria, no hay por qué preocuparse.

La salida de Múnich fue un poco molesta porque todos los domingueros del mundo habían salido a pasear, pero una vez que cambiamos los edificios por explanadas de hierba y el carril bici por pistas de tierra, empezamos a coger velocidad y a disfrutar del camino.

Benedikt es un poco pesado con que soy una lenta, pero como esta vez llevaba yo los bocadillos, no se ha atrevido a dejarme atrás y perderme de vista porque sabe que me los como.

Poco a poco se va calentando el día y se me van calentando los cuádriceps, cuando por fin hacemos un descanso (llegado el ecuador de la ruta), aproveché para sacar mi sandwich de pan alto en proteínas con aguacate y queso fresco (una es realfooder). En la pausa ya se veían los Alpes nevados a lo lejos, así que con la tripita llena y la motivación renovada, seguimos nuestro camino hacia Tegernsee.

La segunda parte de la ruta se hace más cuesta arriba (literalmente, porque nos vamos acercando a los Alpes, pero también metafóricamente porque a una se le cansan las piernas). Benedikt decide que es buena idea «tomar un atajo». Maldito alemán, no llevábamos dos pedaladas en un valle oscuro y frío cuando se me hunde la rueda de delante en lo que con seguridad eran arenas movedizas y mis Adidas Ultra Boost nuevas y blanquitas se hincan en el barro más asqueroso que he visto nunca. Qué si he llorado? Quizá un poquito…

La salida del valle fue una putada, todo cuesta arriba y lleno de raíces y piedras, jopé! Que La Perla Negra no tiene doble suspensión y sólo tiene cambios en un manillar, está hecha para pasear por ciudades pijas y caminos cuidados, no para esos baches horribles!

El alemán se hizo perdonar cuando me compró un café y un bizcocho de zanahoria en la primera granja que encontramos a la salida del valle del demonio. Para afianzar la jugada me hizo unas cuantas fotos y me repitió un par de veces lo bien que me quedan los pantalones de montar en bici… qué os voy a decir, una es fácil de convencer.

Cuando retomamos el camino yo empiezo a sospechar que vamos a tener que volver en tren, por mucho que hagamos parada para mirar las alpacas de las granjas y por mucho solecido en la cara que me dé, el trayecto se empieza a hacer largo y las pistas asfaltadas que cruzan los campos de pasto empiezan a resultar monótonas.

Menuda alegría cuando por fin se empiezan a ver los Porche descapotables de los domingueros pijos, las mansiones de los médicos Muniqueses y las parejas con bufandas de Burberry y gafas de sol caras comiendo helado. Ya no puede quedar mucho. Os he dicho que a Tegernsee lo llaman el lago de los pijos?

Nosotros, que somos plebe, nos sentamos a orillas del lago a compartir una pizza para llevar. Cabe decir que los restaurantes están cerrados, que de otro modo, aun llena de barro y apestando a sudor, me hubiese sentado en la mesa a comer un Schnitzen con patatas y me hubiese quedado tan fresca.

Una siestecita rápida al sol y nos subimos al tren de vuelta a la ciudad, Bene hizo amago de sugerir volver en bici porque el tren estaba lleno y le da miedo el corona, pero creo que mi cara de agotamiento le disuadió. No confirmo ni desmiento que me quedase dormida a la vuelta en el suelo del tren, ni que se me cayese la baba un poco en el hombro de mi marido.

Manana pretendemos hacer otra ruta, veremos si el magnesio que nos hemos chutado esta noche ayuda con las agujetas!

PD- Tengo entendido que hemos hecho nosotros más kilómetros que los de Madrid… flojos, que sois unos flojos…

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Munich – Pullach

Ruta realizada el Martes 24/11/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
22.6 km
62 m
1483 Km Distancia Madrid
9h51'
1h32'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Ana

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Pullach-Ride-Strava.gpx

En el capítulo de hoy os enseño mi camino al trabajo en bicicleta, ese recorrido que normalmente dejo para el verano pero que hoy me he atrevido a hacer a menos dos grados. En realidad casi mejor así, porque al menos no sudo, que han cerrado las duchas de la oficina desde que empezó la pandemia. Tranquilos, no voy a subir esta ruta a diario, que os desbanco a todos de todos los pódium antes que grazna un cuervo.

Orillas del Isar a las ocho de la mana

El camino empieza en el jardín de mi casa y el primer tramo es un carril bici agradable a lo largo del río Isar. En esta zona es importante ir concentrada porque en hora punta se llena de ciclistas que llegan tarde a sus reuniones de las ocho y hay mucho imbécil que adelanta en curva. Lo que sí se agradece es el mantenimiento del carril bici, a los que les echan sal para que no se hielen por las noches.

Ana con cara de frío

A la altura del zoo hay que tomar una decisión, seguir a lo largo del río por el camino planito y agradable pero enfrentarse a una cuesta de las que se suben en el 1:1 al llegar a la altura de Pullach o desviarse a la derecha y cruzar el parque, esto significa cambiar el carril bici por un camino de tierra ancho y cómodo con una pendiente constante pero llevadera. Como mi bici sólo tiene cambios en un manillar, elegí la segunda opción, de otro modo acabo siempre empujando la bici cuesta arriba; además el parque cruza la zona pija de la ciudad, donde viven los cirujanos plásticos y los futbolistas, es entretenido ir mirando las mansiones y jugando a elegir dónde me gustaría vivir, como con el catálogo de Toys R’Us antes de las navidades.

Al empezar la pendiente bajo un poquito la velocidad, paso por un campo de golf, me entretengo mirando a las amas de casa que salen a pasear al perro con el abrigo encima del pijama y saludo al resto de pringados en bicicleta que llevan el ordenador colgando del hombro como yo.

Ya cansadita de tanta cuesta arriba y con la chaqueta desabrochada, llego a destino, donde me espera un edificio prácticamente vacío pero con la cafetera encendida.

La vuelta es exactamente el mismo camino pero al revés y cuesta abajo, de nuevo descarto la opción de asumir la cuesta corta con mucha pendiente porque me dejo los frenos de la bicicleta y aun no sé cambiarlos (papá ya me ha ensenado a cambiar ruedas por Skype, pero las pastillas de freno son todo un misterio). Mejor bajo despacito, dejándome caer, mirando a las amas de casa que ya se han vestido y maquillado y ahora suben y bajan de sus Porche con bolsas de tiendas caras.

Llego a casa con las piernas un poco cansadas, pero contenta de haber tenido ocasión de pasear en bicicleta, se agradece el ratito fuera de casa.

Disclaimer: Una vez leídos los estatutos y reglas del grupo, he comprobado que las regulaciones se aplican sólo a varones. Eso quiere decir que nada de meterse con mi bici sin homologar y con mis rutas sin acompañante (o me chivo a mi padre!)

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Perlacher Forst – Múnich

Ruta realizada el Lunes 09/11/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
14.5 km
29 m
1483 Km Distancia Madrid
1h51'
1h07'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Ana

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Stravatogpx-act-4312049423-1604921448867.gpx

Amanece en Alemania, Múnich confinado, nos han cerrado los gimnasios y los restaurantes, eso significa que ni puedo hacer brunch ni puedo ir a entrenar… Qué se supone que hace la gente un lunes por la mañana??? Benedikt, que teme mis experimentos culinarios casi tanto como los proyectos de bricolaje que me monto cuando me aburro, se ofrece a subir mi bici del sótano para que de unos pedales mientras él está en el colegio.

La Perla Negra recién subida del sótano

En principio yo había dado la temporada de bicicleta por terminada (últimamente me va más el senderismo), pero como ya era tarde para coger el tren e ir a los Alpes, me pareció buena idea sacar a rodar a La Perla Negra por los alrededores de la ciudad.

Mi plan era empezar en casa y pedalear hasta Perlacher Wald, un bosque al sur de Múnich desde el que se supone que se ven los Alpes. Tuve que dar un rodeo para pasar por unas cuantas tiendas de bicicletas del centro y ver si en alguna me dejaban un bomba para hincharle las ruedas a la bici, pobrecita mi Perla Negra, cómo la maltrato, si me pillase mi padre me castigaría un mes sin paga.

El camino hasta el bosque es agradable, el alcalde de Múnich ha tenido el sentido común de dar prioridad a las bicis en la mayoría de carreteras de la ciudad. Ahora puedo ir por el medio de la calzada todo lo despacio que me dé la gana, haciendo eses y tarareando verano azul y nadie puede quejarse.

Carretera con prioridad de bicicletas

Por el camino dí un par de garbeos para pasar por delante de las casas de los ricos y jugar al “me lo pido” (eso que hacen los niños con el catálogo de navidad). Me paré a mirar la vitrina de una inmobiliaria por simple curiosidad morbosa y me enorgullece confirmar que soy más pobre que una rata.

Ya en el bosque comprobé que, si bien no soy la única que ha decidido salir a aprovechar los últimos rayos de sol, sí que soy la más joven! Todo lleno de abuelitas con sus bastones de hacer senderismo y abuelitos con sus e-bike (me acordé de vosotros -jijiji-).

Al fondo dos abuelitos haciéndose los encontradizos

La misión de mi salida en bici era encontrar la única colina del bosque, por eso que comento de ver los Alpes. No fue difícil, resulta que el mirador es sitio de descanso de las viejitas y los viejitos, donde se hacen todos los encontradizos y aprovechan para contarse lo mayores que están sus nietos. Ahí les tenías a todos cara al sol, sentados en fila en los troncos talados como los viejos con boina se sientan en los parques de Madrid con las manos apoyadas en los bastones. La única diferencia es que en vez de comer pipas, mordisqueaban sus bretzel.

Os confirmo que desde el bosque ni se ven los Alpes ni porras, sí hay un cartel que te indica en qué dirección está cada montaña y me sirvió para ubicar las rutas de senderismo que hemos hecho últimamente (el día anterior el maldito alemán me había clavado 1.300 metros de desnivel en 12 km y aun notaba la agujetas en las piernas).

Selfie bicicletero y últimos días de sol en los ojos

Un poco decepcionada por no haber podido hacer fotos chulas con mi cámara buena, volví a casa pedaleando despacito y procrastinando la llegada, que aquí nunca se sabe cuándo va a volver a salir el sol. Como soy una optimista he dejado la bicicleta fuera por si se tercia otro paseo por la ciudad… pero con toda probabilidad no volveréis a leer de mi hasta primavera del 2021…

Si os apetece ver mis rutas de senderismo por los Alpes, os animo a que me busquéis en Instagram porque mi bici no sube más cuesta que la que une el sótano con el jardín y como siga así de floja la próxima crónica la escribo desde la bici estática del gimnasio… o peor, desde los pedales sin bici que ponen en los parques para que a los viejos no se les atrofien las rodillas.

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Múnich – Starnbergersee

Ruta realizada el Miércoles 05/08/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
51.9 km
172 m
1484 Km Distancia Madrid
5h32'
3h44'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Ana, Benedikt

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Stravatogpx-act-3868260563-1596638356871.gpx

Starnbergersee, también conocido como „el lago de los pijos”, es un gran lago al sur de Múnich donde viven los cirujanos plásticos con sus familias y donde los pijachos de la ciudad se sacan el carnet de conducir barcos… qué pintamos nosotros en el lago? Pues poco efectivamente, pero el camino es muy agradable.

Nuestra ruta empieza en Marienplatz a las nueve de la mañana, concretamente en la tienda de deportes de Múnich. Yo pretendía comprarme unos pantalones de montar en bici antes de empezar, pero cuando vi que pretendían cobrarme más de 100 Euros por unos Dodotis pegados a unos leggins pensé que más me valía atarle un cojín a mi sillín de plástico.

Desde el centro de la ciudad empezamos a pedalear hacia el sur. Salir de la ciudad siempre es un poco rollo porque el carril bici está lleno de torpes, lo que más rabia me dan son las mamás que dejan a sus hijos gatear por el carril bici… y si lo aplasto es culpa mía, no? Qué injusto!

Una vez superado el tramo difícil (como os decía, el tramo de la ciudad), empieza un camino de tierra por dentro de una reserva natural que es muy agradable. Está pensado para familias y durante varios kilómetros vamos encontrando distintas estaciones para niños con sus respectivos carteles explicativos; la granja de las vacas, el recinto de los caballos, la zona de apicultura, la charca de las ranas… me imagino que en fin de semana se llenará de críos, en este caso íbamos nosotros prácticamente solos.

El tercer tramo es a lo largo de una autopista. Me daban un poco de pena los chavalillos con los Porche descapotables y los Alfa Romeo Spider, estoy segura de que se morían de envidia al verme con La Perla Negra a toda velocidad mientras ellos tienen que encoger las piernas para meterse en sus vehículos.

En este tramo del camino pasamos por campos de cereales y de maíz, seguimos sin cruzarnos con nadie por el carril bici y a mí empieza a dolerme el coxis… Tendría que haberme comprado los malditos pantalones, pero es que además de caros eran feísimos.

Según nos vamos acercando al lago, empiezan a aparecer las casas bonitas, se ve alguna moderna, pero casi todas son de madera, con las vigas a la vista y flores en los balcones, como le gustan a mi madre.

A mí me va entrando hambre y ahora viene la cuesta arriba. Lo difícil de este tramo es que a estas alturas ya vamos sin agua y tenemos que esperar a llegar al lago para comprar bebidas isotónicas (así es como Bene llama a la cerveza cuando estamos haciendo deporte, pero no os dejéis engañar, no tiene ninguna intención de beberse un Gatorade)

Cuando por fin llegamos al lago conseguimos el último sitio en la terraza del restaurante bávaro que nos gusta, menos mal porque mi estómago se está auto-devorando. Bene pide Schnitzel de ternera (que no es otra cosa que filete empanado) y yo un risotto de verduritas.

Después de comer y de tomar un helado nos ponemos rumbo a Múnich, el camino es prácticamente el mismo pero ya más cansados y sin ganas de tararear la canción de Verano Azul en bucle (esto último Bene lo agradece).

Llegamos a casa a las cuatro de la tarde aproximadamente, buen momento para tomar café y ponernos a hacer cosas productivas, que no va a ser todo pedalear y zampar!

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Múnich – Jardín Inglés

Ruta realizada el Sábado 01/08/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
9.8 km
0 m
1483 Km Distancia Madrid
3h50'
0h38'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Ana, Benedikt

Mas detalle ruta

Descarga ruta: Stravatogpx-act-3848939553-15963115025141.gpx

Primer día de agosto, anunciaban 38 grados en Múnich (que es lo equivalente a 43 en Madrid). Uf, demasiado calor para ir a los Alpes a hacer senderismo, demasiado calor para ir al lago Starnberger en bicicleta, demasiado calor para quedarse en casa… Pero el día perfecto para ir al Jardín Inglés!

Vivir a 5 KM del parque más grande del mundo es maravilloso, en verano no hay más que ponerse el bañador y subirse a la bicicleta. Tenía suficiente comida como para organizar un picnic sin pasar por el supermercado, suficiente cerveza como para invitar a nuestros amigos sin que nos doliese compartir y además tenía pendiente probar la app Strava para grabar rutas de bici y subirlas al blog. No hay excusa!

Salimos de casa con la espalda empapada en sudor, Benedikt ya con una cerveza en la mano y yo peleando con la app nueva para grabar la ruta. La app no es que me encante, pero es gratis!

Los 10 km por carril bici fueron toda una odisea, papá se queja de subir puertos de montaña pero nunca se las ha visto con los hipsters muniqueses que bloquean el carril bici con sus tablas de surf y sus bicis sin frenos, en fin… aquí hay que venir lloraó!

Por suerte la ruta no tenía demasiadas cuesta-arribas, porque Múnich es una ciudad muy planita, pero sí que nos las tuvimos que ver con algún bache del carril bici! No os vayáis a creer que esto es todo coser y cantar! Estamos hablando de toda una hazaña! Un auténtico despliegue de técnica y resistencia!

Pedaleamos sin descanso casi 17 minutos, manteniendo el ritmo respiratorio constante y tratando de controlar las pulsaciones por minuto que marca mi FitBit, siempre con la vista fija en el horizonte, fantaseando ya con el agua fresquita del río y la sombra de los árboles de hoja perenne.

Cuando llegamos al Jardín Inglés a mí ya se me escurrían los muslos en el sillín, es lo que tienen los sillines de plástico, el calor infernal y los pantalones cortos que no absorben el sudor. Por suerte encontramos un trozo de césped vacío y pudimos extender la manta de picnic sin quebrantar las reglas de distanciamiento social (y sin que se nos cuele ningún feo en la foto de Instagram, que el postureo es lo primero)

Jardín Inglés – Amigos sonrientes y marido zampón

No voy a contar los detalles del picnic con amigos, del queso recién traído de la granja de nuestro amigo Hannes, del jamón que me regaló la Yayi cuando estuve en Madrid, ni de las empanadillas recién hechas que había cocinado la noche anterior, que esto no es un club gastronómico!

Río Isar a la altura del Jardín Inglés

Ni voy a hablar de lo que mola bajar el Isar dejándose llevar por la corriente ignorando los carteles de “peligro de muerte”, no se vaya a enterar mi madre y se asuste!

«Peligro de muerte» – Somos unos intrépidos
Surfistas en el Isar – De esos que luego bloquean el carril bici con sus tablas y sus bicis sin frenos

Ni de lo chulísima que es la bicicleta que me regaló papá, La Perla Negra, no les vaya a dar envidia al resto de miembros del grupo, que sé bien que no todos tenemos una quipación tan técnica…

Ana y La Perla Negra en el Jardín Inglés

Así que haré un fast forward a la parte en la que volvimos a subirlos a las bicicletas, ya mucho más fresquitos y con la tripita llena.

La vuelta en bibicleta fue más dura aun si cabe, se acercaba la hora de acostarse de los menores de seis años y las madres con carritos de bicicleta son más lentas que papá explicando matemáticas. Además se forman atascos de abueletes con sus e-bike y hubo que hacer auténticas virguerías con el equilibrio para no poner el pie en el suelo.

Por suerte una vez pasado el puente del Jardín inglés se puede coger velocidad y pedalear casi sin parar hasta llegar a casa, digo “casi” porque a diez minutos de mi casa está la mejor heladería de Múnich y aun no he conseguido pasar por delante sin pararme a por un helado de chocolate y jengibre o uno de vainilla y nuez de macadamia.

Ahí ya paré la app del todo y dejé de grabar la ruta porque me pareció de mal gusto pausar la app dos veces, que esto empieza a parecer una ruta gastronómica.

Vale, me habéis pillado, esta ha sido una ruta de broma, pero os diré que una vez identificada una app que graba bien las rutas, estoy lista para mi primera aventura real la semana que viene!

Que se preparen los que están en el podio de jubiletas, los de los currantes y los de la Champions League, porque Bene y yo estamos de vacaciones y pretendemos pasear todos los caminos de los Alpes (Ya sea cuesta arriba con las botas de senderismo, por los valles llanitos con las bicis de paseo o rio abajo con el bikini y las cangrejeras!).

Cambio y corto compañeros!

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Madrid – Casa de Campo

Ruta realizada el Lunes 20/07/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
16.6 km
188 m
8 Km Distancia Madrid
2h53'
1h41'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Pepe, Ana, Carlos Montalvo

Mas detalle ruta

Descarga ruta: paseo-madrid2020-07-19-20-06.gpx

Salimos de casa Carlos, papá (Pepe para el resto) y yo de camino a la casa de campo. Papá con su bicicleta de paseo (la que tiene las ruedas finitas), Carlos con una mountain bike y yo con la bici de mi madre, un poco incómoda al principio pero todo es acostumbrarse.

La intención de la ruta era cruzar la Casa de Campo para llegar a Madrid y tomar una coca cola con la novia de Carlos, no es que sea un camino muy emocionante, pero me da la excusa para subir mi primera crónica a la web (que en Múnich no ha dejado de llover desde que conseguí mi usuario).

Empezamos despacito a eso de las siete de la tarde (las ocho quizá), evitando las acumulaciones de arena y esas bolitas con pinchos que sueltan algunas plantas y que destrozan las ruedas de las bicis (no es que no sepa cambiar una rueda pinchada, que aprendí el mes pasado y me quedan niquelás).

El primer kilómetro fue por Aravaca, después subimos las escaleras de La Casa de Campo y enseguida estábamos de camino. Carlos subió hasta el Cerro Garabitas con el culo levantado del sillín y chuleándose, papá iba despacito y con calma (sospecho que para no dejarme sola) y yo, en la marcha 1i, sudando la gota gorda para llegar con la bicicleta más pesada que existe en el mundo a lo alto de la colina (es lo que tienen las bicis de paseo, que son preciosas pero pesan una barbaridad).

A partir del Cerro Garabitas, la cosa se puso fácil, ya era todo cuesta abajo hasta llegar al Parque del Oeste. Mola eso de dejarse caer por la cuesta mientras ves a los que van de subida chorreando sudor por todos los poros en el Madrid más caluroso que recordaba.

Llegamos al parque del Oeste, subimos hacia Moncloa, nos jugamos la vida en los carriles bici de Madrid y al final llegamos a Arguelles a recoger a Celia. El plan era tomar una coca cola con ella y esperar a que cayese el sol y refrescase un poco antes de volver.

Cuando pusimos rumbo a casa ya había anochecido, de nuevo tocaba cruzar la Casa de Campo con sus subidas y sus bajadas, pero esta vez con la única luz que aporta la bicicleta de mi madre, porque no había luna y los chicos no llevan luz en sus bicis. Al menos se estaba fresquito y no teniamos prisa (bueno, papá y yo no teníamos prisa, Carlos tenía que madrugar al día siguiente y no estaba emocionado con la idea de llegar a casa pasadas las doce).

Como detalle final de mi primera ruta en Madrid comentaré que hacer deporte en verano en Espana es una locura (nada que ver con lo fresquitos que son los Alpes), pero montar en la bicicleta de mi madre es maravilloso, con la espalda tan estiradita no me duele ni un músculo después!

La próxima ruta será en Múnich (en cuanto deje de llover) y con la participación de mi marido alemán, para dar un puntito internacional a esta web, que la veo muy castiza.

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