El Tiemblo – Castañar con despeñadero

Ruta realizada el Jueves 29/10/2020

Dificultad Física
Dificultad Técnica
36.3 km
935 m
67 Km Distancia Madrid
5h20'
3h30'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe

Mas detalle ruta

Temperatura media: 13.5
Descarga ruta: El-Tiemblo-20201029.gpx
Reproductor audio crónica:

Salimos de Madrid con el cielo nublado y una sensación de estar escapando, en plan «la Fuga de Logan». La información confusa del tema de la pandemia no ponía fácil saber si estábamos en una situación legal o éramos de lo peor. Pensabamos que el tráfico no nos lo iba a poner fácil pero resultó más sencillo de lo previsto llegar hasta el hotel Toros de Guisando, donde ya hemos quedado otras veces.

Nada más ver a Pepe le felicitamos efusivamente por su onomástica, tan sólo para descubrir que en nuestra web (a la que seguimos a fuego) estaba la fecha adelantada un día. Poco después llegó Alfredo con cara de haber pasado una mala noche. Problemas de estómago. Se está haciendo mayor. Tenía la esperanza de que ese día disminuyera su fogosidad pero fue en vano…

Esta ruta la he definido como difícil por lo que nos pasó en el km. 28, pero en realidad, la mayoría es por pistas con más o menos inclinación pero asequibles. Que sirva esto para que las futuras generaciones de ciclistas no cometan nuestro error. Con eso doy por buena esta experiencia, globera donde las haya. Y aquí me quedo, no voy a adelantar acontecimientos.

Empezamos rezongones la subida hacia el Castañar (es lo que tiene saber la subida que te espera), abrigados como para ir al frente ruso. En cuanto enfrentamos la primeras cuestas (o sea, enseguida) hubo que aligerarse de ropa. Tampoco llevábamos la rutas muy claras. Yo directamente me equivoqué de track y Félix creía que el que llevaba nos conducía a otro sitio. Pero daba igual. El sitio era precioso.

Durante la primera parte del recorrido vimos a gente recogiendo níscalos, con sus cestas bien llenas. Me pasó por la cabeza un atisbo de remordimiento por dedicarnos a esto de desafiar a la gravedad, en vez de ir recogiendo tranquilamente los frutos del bosque pero ibamos a lo que ibamos, charlando para olvidar la pendiente. Pepe estaba encantado con su nueva adquisición, una Maxxis High Roller y estaba como niño con cubierta nueva. Además le había metido un repaso a la bici que lo situaba cerca del título de «mecánico del año». Debo reconocer que, entre unas cosas y otras, nos plantamos en el Castañar casi sin darme cuenta (bueno, quizás esté exagerando un poco…).

Aquí más vale una imagen que mil palabras. Llegamos en el momento justo. El bosque estaba en su punto.

Y el platanito que no falte. Estrenando el nuevo gadget de Félix, su palo/trípode, con Pepe mostrando su nueva estética «La chaqueta metálica».
Eran momentos deliciosos, antes de cagarla…
Félix ajeno a lo que se nos venía encima.
Directo al desastre
Justo antes de la «iluminación de Pepe»

La foto superior la tomó Félix en el km. 28 de la ruta, kilómetro fatídico. Si estuviese escribiendo la Ilíada, pondría que un dios cabroncete decidió en ese mismo momento alumbrar la mente de Pepe con una «brillante» idea para complicar la vida a los mortales. Pero esto no es la Ilíada. De repente Pepe, mirando el Orux de su móvil, propone tirar por un camino fuera de track, que sin duda, nos llevaría muchísimo más rectos a la carretera del Tiemblo. Nos extrañó mucho esta propuesta por la hostilidad manifiesta de Pepe a trialeras y caminos de mal asiento. Hubo tímidas propuestas de mirar desniveles, curvas, barrancos y demás mariconadas. Y nos hubiese bastado cargar el mapa on-line en el mismo Orux, pero decidimos arrostrar riesgos y asumir nuestro destino como en «Elegidos para la gloria» y los cuatro nos lanzamos hacia lo desconocido.

La cosa empezó bien pero, poco a poco, las jaras se iban cerrando más y más. Por otra parte la inclinación iba en aumento y cuando llevábamos más de un kilómetro la cosa ya no tenía vuelta a atrás (y con muchas dudas hacia delante…).

Alfredo empieza a no ver la cosa clara. Ya no le está gustando…
Definitivamente Alfredo ha dejado de disfrutar.

Cuando ya no hacíamos más que tragarnos jaras, la pendiente aumentó y el camino se convirtió en una zanja. Jurando en arameo, a pie y con la bici en vilo, bajamos por esa especie de torrentera a dura penas.

Perfil de la «tontaa gorda» en violeta. Disfrutando de 200 m. de desnivel. La flecha roja indica por donde estaba la salvación.

Pepe, en un momento dado, enganchó en alguna rama la sujección de su rueda trasera que se soltó. Al intentar controlar la bici, tocó el freno que, por supuesto, se pinzó. En mitad del barranco tuvo que arreglar el desaguisado. Pero no todo iban a ser desgracias. La suerte le recompensó con unos bonitos cuernos.

El cuerno de Pepe con el que podrá realizar un montón de manualidades y pretecnología.

Pero todo tiene su fin y conseguimos llegar sanos y salvos a orillas del embalse del Burguillo, aunque hechos unos zorros, rozados por las jaras y llenos de barro.

Pepe decidió ir por carretera al Tiemblo después de que Félix se diera cuenta que se iba a clavar el cuerno en la nuca, triste fin para nuestro querido amigo. Nosotros tres tiramos por una trialera rápida y muy divertida que nos llevó en un tris tras al pueblo.

Llegando por fin, en la presa del embalse del Charco del Cura

Cuando llegamos al Tiemblo, Pepe nos estaba esperando en casa Mariano. No llegamos para el menú (lo cierran a las tres; no llegamos por 5 minutos). Comimos razonablemente bien. No conseguí tentar a Alfredo con los postres, lo que demuestra que autocontrol considerable. Dos cafetitos y un licor dieron por finalizado un día espléndido, en un paraje espectacular y con la mejor compañía del mundo.

¡¡¡Y muchas felicidades para Pepe en el trigésimo día de octavo mes de la pandemia!!!

Otras fotos: Link Álbum

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7 comentarios en “El Tiemblo – Castañar con despeñadero”

  1. Estupenda crónica, Domingo.
    Todavía me duele todo de la triscada entre jaras. Fue mas duro que la subida con diferencia.
    Difiero que comieramos bien en Casa Mariano. Primero que fue una guarrada lo de no querer darnos menú por unos minutos. Segundo, que los calamares solo sabían al aceitón mil veces usado. Por 25 pavos se come mejor. La pena es que era tarde y no era plan de buscar otra cosa. Otra vez, buscaremos alternativa.

  2. Perfecta descripción de la cagada del barranco. De todas maneras fue una ruta espectacular y lo pasamos muy bien. El chuletón estaba estupendo y los calamares se dejaban comer.
    Eso si llegamos a casa a la hora de la cena.

    1. Chuletón? Era un trozo de carne cortado a la forma de un solomillo de mammouth. De sabor…., pase. Había hambre.

    1. esto es un pufo porque te has tirado tres meses moñigueando en Estepona y no puede ser que por tres rutas que has hecho entre semana me hayas adelantado. Aquí hay un tongo que te cagas

  3. Me gusta!
    Pero que conste, fue Félix el que pidió que mirara si el camino tenía salida.
    Ya sabíamos que lo del mapa y la realidad a veces da sustos jajaja.
    Esta muy bien contado y es muy divertido

  4. Que ruta tan divertida! Me he reído mucho!
    Las fotos son una pasada, todo naranjita como si lo hubiesen pintado!

    PD – Papá, esas gafas son horribles… haz el favor…

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