Ruta realizada el Viernes 29/04/2022
Participantes: Domingo, Pepe
Reproductor audio crónica:
Tenía ganas de repetir este recorrido. Es la tercera vez que lo hago. La primera hace unos 15 años, con Gustavo, cuando estrené la Orbea anterior. No fue exactamente el mismo trazado, ese ya no lo tengo y me gustaría. Lo importante es que lo terminamos con un pantagruélico cocido en el Charolés. Probablemente el más bestial que he comido en mi vida. Tuvimos que pasear un rato antes de subir al tren de vuelta para que se “colocaran” los garbanzos y no montar una escenita.
La segunda vez hice la ruta solo, yendo por el lado Sur de Valmayor y entrando a El Escorial prácticamente desde Zarzalejo. Es algo más dura y más larga.
Hoy ha sido la tercera, aprovechando un track de wikiloc, de un figura que se la hizo de ida y vuelta. Como para acabar con el culo como un mandril.
Hemos empezado la ruta desde mi casa, a eso de las 10h, que no nos espera nadie y no hay que forzar.
La primera parte es cruzar Pozuelo aprovechando los parques y llegar hasta Majadahonda por el Monte del Pilar, un paseo. En esta época me gusta fijarme en un charco que se llena de renacuajos. No es muy grande ni muy duradero, no asegura que puedan desarrollarse ranas completas ¿quizá sapos?, pero todos los años se repite el intento de la naturaleza de “hacer” vida donde casi no la dejamos hueco.
De Majadahonda se sale pronto y bien por un camino de los de CYII. Bajada hasta el Guadarrama casi todo el tiempo. Es curioso que se llame Majadahonda el pueblo, cuando está más alto de todos los de alrededor.
Prácticamente en línea recta llegas hasta el río y de ahí remontamos por la margen izquierda. Sigue la charla y el pedaleo distendido. No vamos despacio, pero sí relajados.
El sendero hasta el puente de Hontanares está precioso ahora. Florece todo, las moscas no han llegado aun y la humedad es la justa para sortear algún charco sin agobios. Inmortalizamos el momento junto al puente por cortesía de unas colegialas adolescentes que nos retratan. Allí andan de enredo y vacile. No sé que excusa se habrá inventado el profe para abrirles la puerta y sacarlos al campo, probablemente que le tienen hasta los cojones, que el curso se acaba y que mejor se vayan a coger flores y vuelvan con una redacción.
Seguimos a lo nuestro, ya de manga corta y plátano consumido. Ahora ya sí toca emplearse, darlo todo en la subida a Colmenarejo, que enlaza rampas continuas por la cañada del Retamar, para superar eso que llaman “el paredón”. Es una putada de pista con tramos del orden del 20%, con un firme algo roto y puntos en los que me sube la tensión sanguínea a la cabeza como la quisiera en otros sitios. Sí, coronamos, sí, no me bajé, pero no merece la pena dar más detalle de lo sufrido.
Luego Colmenarejo. Buenos recuerdos para Domingo, que vivió allí unos años. Dice que el pueblo ha crecido y efectivamente compruebo en el INE que desde el año 2000 han multiplicado por 2,2. Ahora son cerca de 10.000 almas.
Nos vamos hacia Valmayor. La ruta pasa el pantano por ese puente peatonal que nos cerraron, así que hay que improvisar variación y cogemos la más fácil: el arcén de la carretera.
Por aquí ya conocemos todos el camino, es ese sendero serpenteante junto al pantano y su subida hacia la vía del tren, una gozada en esta época.
Las dehesas que nos quedan hasta el destino están espléndidas y mi culo escocido, así que agradezco la llegada al bar de la estación y la comida relajada. Después vuelta en tren a casa por menos de 4€. Creo que hay que explotar más este recurso, hay muchas rutas que podrían hacerse de una estación a otra. Queda ecológico y europeo, muy cool. Si encima vas leyendo algo en plan gafapasta, como para subirlo al «insta».
Como siempre, la medición de la ruta con el teléfono no es muy fiable, pero os aseguro que nos vamos serviditos.
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2 comentarios en “Aravaca-Escorial”
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Tenía ganas de hacer esta rutita que Pepe ha planteado en varias ocasiones. Me gusto y la disfrute, divertida, variada y con sus cuestones, que es que esto no es Holanda. No conocía la conexión entre Mahadahonda y la ruta del Paredón. Lo que está claro es que la vega de Guadarrama nunca defrauda.
Buena pinta tiene, si señor. Me hubiera gustado hacerla. Cuando volvais, le quitais las cuestas, y me apunto, si nadie me lo impide.