Ruta realizada el Domingo 06/02/2022
Participantes: Juan, Rufi, Otros
Reproductor audio crónica:
Ha sido nombrar a la amiga Marmota y, salvo Alfredo, que ha tenido razones más que justificadas, han empezado a aparecer bandejas de cigalas, silencios de radio y demás suerte de excusas de las nenazas para no acudir a la cita. Conste que no he sido yo el que propuse la ruta, sino Juan, que había quedado con dos compañeros a los que quería dar unas clases prácticas de técnica para bicicleta de montaña.
Hemos quedado los cuatro (Juan, sus dos compañeros y yo) en Tres Cantos entre las 10 menos cuarto y las diez. La razón de quedar tan tarde es que uno de los amigos de Juan, Luis, venía en bici desde casa porque los 46kms se le quedaban cortos.
La ruta no la voy a describir porque la podríamos hacer con los ojos cerrados. Yo le sugerí a Juan no hacer la parte odiosa de las rectas interminables que hay después de la trialera de subida, pero Juan no quería quitarle distancia al trazado y, al final, nos las hemos comido. Han sido más llevaderas que otras veces porque no había viento.
La ruta sigue siendo muy divertida y, estando un poco en forma, se disfruta mucho. La bajada desde Tres Cantos hasta el rio sigue siendo fría y desapacible, pero han alisado el camino y ahora parece una autopista. Antes había que andarse con ojo con las grietas y las roderas. Ahora parece una moqueta, lo cual hace que la velocidad de bajada y, consecuentemente el frio, aumenten.
La ruta me ha dado la oportunidad de ver lo que piensan los formadores de las nuevas generaciones que, como todavía iban bien de fuelle, no han parado de rajar. Las futuras generaciones están en buenas manos. Habrá que preguntar a Peperistóteles si el profesorado universitario da también la talla.
En la bajada al puente de la marmota Juan y yo hemos puesto las cosas claras. Ya habíamos dado alguna pista en las bajadas rápidas, donde hemos empezado a poner de manifiesto que la edad no es un menos, sino un plus, cuando viene acompañada de experiencia y técnica. En la bajada al puente la demostración ha sido palmaria. A Luis le ha costado probar el suelo y a Pablo también, aunque, como es más prudente, este lo probado bajándose de la bici. Para iniciar la subida técnica (desde el puente) hemos tenido que esperar a que pasase un ejército diverso de bicis, globeros, alguna globera y demás fauna. De hecho, estábamos ya subiendo y todavía nos hemos encontrado con el goteo de varios rezagados que tardaban en unirse a su muy nutrido grupo.
Ni que decir tiene que en la subida hemos vuelto a dar una clase magistral, poniendo Juan un pie al principio y yo al final (de los tontos que pones porque se te va la rueda delantera al equivocar la trazada).
En ese momento de la ruta, Pablo, uno de los amigos de Juan, ha empezado a dar señales de que la cosa no iba a ser tan fácil. Por eso le he sugerido a Juan hacer la variante que evita las rectas odiosas, pero no ha habido caso. Efectivamente, Pablo se ha ido retrasando, aunque no mucho y eso nos ha terminado de decidir para no hacer la trialera que va al lado del río, una vez llegados al puente medieval.
Cuando hemos llegado al puente, más transitado que el Golden Gate en verano, hemos tomado la variante que va hasta Colmenar, pero la que llega arriba del pueblo, no la clásica. Debo decir que a mi es una alternativa que me encanta porque tiene sus zonas muy técnicas, pero se puede hacer sin poner pie. Luis ha puesto pie y algunas otras partes del cuerpo, tratando de emular a los maestros sin tener, al menos todavía, todas las hechuras que la ocasión requería.
Desde el pueblo hemos conectado con la subida que lleva a la plazoleta del helicóptero y de ahí, cementerio por medio, al camino que nos llevaba de vuelta a Tres Cantos. Desde el punto de salida de la ruta Luis ha seguido camino a su casa montado en la bici, para alcanzar la mítica cifra de los 100Kms y los demás nos hemos ido a tomar una cerveza, que la ocasión lo merecía.
Pablo ha prometido volver y hará bien porque con su edad y la bici que tiene se puede poner en forma muy rápidamente y ser de los que nos den caña en un futuro muy cercano.
Buena mañana, disfrutona, echando de menos a muchos y con la alegría del reencuentro con Juan, al que hacía mucho que no veía.
Espero que los problemas que han impedido a Alfredo venir se solucionen pronto.
POSDATA: Me informa Juan ahora que Luis, entre Tres Cantos y su casa ha pinchado dos veces, no teniendo más remedio que recurrir al transporte público para llegar. Estaba claro que no era de Dios hoy hacer los 100kms y que lo va a tener que volver a intentar.
6 comentarios en “Tres Cantos-Marmota. Una casi clásica”
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¡Fantástica crónica, Fer!
Hemos pasado un ratillo muy agradable y lo mejor es que con buenas sensaciones después de tanto parón.
Efectivamente, las nuevas generaciones tienen buenos motores , pero en técnica todavía tienen que entrenar más.
Magnífica masterclass que justifica plenamente mi ausencia.
Mañana creo que me voy a hacer la del Gasco saliendo desde casa. Larga, facilona y suficiente para compensar las pellas de hoy.
Hoy no estaba yo para hacer MTB sino para dormir como la marmota. Rufi te despides de los 58 con tu ruta preferida.
No, no es mi preferida. Es divertida y exigente, pero mi favorita es la de Torrelodones, que además tiene copla
Buena crónica, que pena habérmela perdido.
Rufi, hoy te regalo una música que sé que te encanta de La Boheme: »Si. mi chiamano Mimi» cantada por Barbara Hendricks. Muchas Felicidades.