Ruta realizada el Martes 17/08/2021
Participantes: Domingo, Félix, Pepe, Rufi
Reproductor audio crónica:
Pues no, igual, igual que siempre no era. Esta ruta nos la cogimos del Wiki y la teníamos rondando por el chat hace algún tiempo, que si es muy dura, que son casi 1.200 mts, que no, que no pasa de 850mts, que la tenemos muy vista, que…
Finalmente utilizamos este recorrido para dar la bienvenida a Fernando, que vuelve de sus vacaciones delgado y fuerte. Para mí que no lo ha pasado muy bien, porque cualquier madurito que se precie vuelve gordo y rezongando, con el gesto compungido y la moral por los suelos por la vuelta al curro –que no es el caso-.
Quedamos a las 9h en el aparcamiento de la sierra de Guadarrama, junto a la plaza de toros. Félix avisa que le pilló un accidente en la autovía y llegará tarde, rápida contestación de Fernando: nosotros vamos saliendo. Al final llegaría bien antes de la hora señalada, pero la mala leche natural que nos acompaña queda servida.
Salimos por el cordel de la calleja de los Poyales (no pude resistir citarlo, el nombre mola un montón) y enseguida nos desviamos del tramo que tenemos más manido para subir a la ermita de la Virgen del Espino. Primeras rampas duras, mucho, con trazado muy amplio, pero pendiente infernal y suelo suelto y muy seco. Si pierdes tracción, empujas hasta arriba, pues no hay quien arranque en cuesta. Las fotos del oratorio nos sirven para recuperar fuelle y seguir trepando por una ladera donde el sol ya acaricia el cogote.
Un sendero estrecho nos lleva a la presa de los Irrios (Olé la toponimia rural), que tiene en su muro como un mordisco por el que se cuela la luz.
En este punto el trazado nos da un pequeño respiro y llanea un poco en dirección a la vía del tren, que pasamos por debajo y empujando, otra variedad que no conocíamos. Diría que esta primera parte de la ruta es casi toda nueva y bastante cabrona.
Ahora sí, enlazamos con el camino de la solana que va del puerto del León a Los Molinos. Esa puerta metálica en la que los más bajadores esperan a los más lentos sujetando la cancela y sonriendo por su gesta, mientras aún les tiemblan las canillas por las salidas de curva que acaban de superar.
Solo que esta vez no es así, nos toca subir mucho y duro. Otra vez las rampas rotas de firme suelto y con el sol que ya no acaricia, atiza unas collejas que te deshace la sesera. En poco tiempo te metes un montón de metros bastante desagradables hasta alcanzar una horizontal, que no es tal. Solo un espejismo para seguir subiendo.
Nos encontramos con un caminante guiri de patas recias, que nos dice que salió de Los Molinos y va a San Rafael y vuelta. Se le ve duro y enjuto, sufridor y parlanchín. Ya podía haberse buscado ruta con más sombra.
Si, sombra, por fin la sombra, llegamos a los ansiados pinos que nos protegen y un mar de helechos frescos que contrasta con lo que llevamos pasado. Permite un poco de charla hasta que Fernando se detiene en el desvío a derecha bajo el tendido eléctrico, con una sonrisa provocativa que claramente indica “a empujar, majetes”. Él menos, bastante menos. Este hombre ha debido pasar unas vacaciones de pena, si no, no me lo explico.
Luego la senda se hace más llevadera y cogemos metros en dirección al puerto. Es el momento parada y plátano. Aquí aparece otro individuo pedaleando. Le echo una bronca por llegar tarde y tenernos esperando, que encaja bien ¡qué remedio! Charlamos, pregunta, contestamos, duda, rectifica y se larga por el camino que traíamos. Nosotros, a lo nuestro. Coronamos el puerto por el sendero paralelo a la carretera, que tiene algún punto de duda, con un árbol caído que despista.
Lo que queda ahora es más suave y más fresco. Solo un par de rampones y el resto un descenso recreativo hasta La Jarosa, donde recuperamos fluidos con una cervecita, para después dejarnos caer al pueblo sin más.
Comemos en una plaza con restaurante sombreado y humedecido, que nos salva de un sol inmisericorde. El menú es amplio, el servicio amable, los platos de buen aspecto, el sabor de batalla. Los 10€ del cartel no justifican otra cosa. Está bien.
¿Dónde vamos mañana?
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3 comentarios en “Guadarrama Los Molinos Los Leones La Jarosa”
Los comentarios están cerrados.
Pepe, gracias por los piropos pero me lo he pasado bien y he zampado como un poseso. Es verdad que ayer me vi fuerte, pero debió ser un efecto óptico porque hoy he salido y las he pasado canutas. Hasta el punto de que he hecho un trasquilón, ahorrándome la parte de la silla, las machotas y Zarzalejos. Vamos, qué me he comido varios kilómetros. En fin, poco a poco, no me vaya a empachar
Muy bonita la crónica papá, cómo consigues liar a tus amigos para dejarse hacer esas putadas es otra cosa, me da calor sólo leerlo.
Gracias por la aclaración de la senora de la foto, no sea que mi madre se ponga celosa
Los cuestacos soleados en estas fechas no vienen a cuento. Tenemos que esperar a que bajen las temperaturas porque se puede hacer tan desagradable el paseo como la música gallega que nos has puesto. Joooder. Sin acritud.