Miraflores – San Blas

Ruta realizada el Jueves 15/04/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
31.6 km
772 m
44 Km Distancia Madrid
4h04'
2h56'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Pepe, Rufi, Santi

Mas detalle ruta

Temperatura media: 9.7
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Reproductor audio crónica:

De eso que te levantas con mareo y el estómago regular, será la manzanilla con anís que tomé anoche (del mono, anís del mono). Podría haber elegido quedarme en casa, como Blas…

Ya en carretera llama Alfredo:

-qué pasa tío, que no llegas

-Parada no planificada, pero ya me subí los pantalones

-Ok

Aparcas con prisa, bajas la bici, te pones la botas ¡joder, están mojadas! Ayer las lavé a chorro con la manguera.

Bueno, ya estamos en marcha. Pasó lo peor. Ahora sí que solo queda gozar del día. Nublado, fresco, verde, exclusivo, solo para los tocados por la fortuna en esta primavera de regalo.

¡Vamos a ello!

La ruta es más de lo mismo: Miraflores, La Hoya, Soto de refilón; pero siempre hay una nueva perspectiva, un detalle, lo que sea.

Subimos con un pequeño rodeo, porque están de obra en la entrada a la Fuente del Cura. Eso nos exige enfrentarnos a la primera empujada para salvar el desnivel. Alfredo lo intenta y falla. Rufi lo intenta y también cae. No hay motivo ¿verdad? Santi y yo no dudamos, colocamos la rueda sobre el trazado correcto y empujamos desde el primer momento, pero con dignidad, sin dudarlo.

Poco que decir de esa subida y esos pinos que ya nos conocen, que casi nos saludan. Hoy muchos de ellos no se dejan ver, se esconden tras una niebla meona que nos acompañaría en todo el recorrido por la Hoya de San Blas, por cierto, que ahora los carteles lo llaman “Hueco de San Blas”. No creo que al anfitrión le moleste.

Subimos por el lado de la trialera, que cada vez está peor, más descarnada, con más árboles caídos, resbaladiza. Hay que dejar que los muchachos se desahoguen, pero vamos, que es una pérdida de tiempo y ganas total.

Completamos con la vuelta por la pista inferior en dirección al embalse de Los Palancares, que hoy tiene más agua que nunca. En las fotos parece que se uniera con el de Manzanares, que queda al fondo.

No es un embalse, son dos. Y el grande es el del fondo

De ahí nos vamos a la ermita de Charito. Muy mona, con sus escaleras talladas hasta el cerro y su pista bien mantenida. Es un regalo al pueblo de un tal Valdivieso y su señora, Asunción. Alfredo trepa con bici al hombro, los demás la atamos al pie del cerrete. Desde arriba hay buenas vistas. Los días nublados se ve mejor, se aprecian más los contrastes de color.

Seguimos recorrido y cogemos un sendero de subida con bastante dificultad técnica (¿verdad Rufi?) No fue nada serio, lo justo para joderse un poco el otro codo y equilibrar.

Seguimos con tiempo de sobra, que Alfredo no nos deja perderlo, así que también paramos en la capilla de San Blas, donde puede observarse al titular agarrado al mocho, justo castigo por no haber salido en bici con los amigos.

Detalle del mocho en su mano izquierda mientras Blas saluda enrejado a sus amigos ciclistas

Cruzamos la carretera y entramos a Miraflores por debajo, aceptando las rampas finales que nos llevan al bar de siempre. Vacilamos al camarero, que encaja bien, y damos cuenta de un menú estándar, sin florituras pero con chupito.

Los de la foto son unos viejos de la otra mesa. Nosotros seguiremos niños con bici

Otras fotos: Link Álbum

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Pepe Montalvo

Pepe Montalvo

Listo, guapo, deportista y, sobre todo, humilde.


3 comentarios en “Miraflores – San Blas”

  1. Buena crónica como siempre.
    Malas noticias, Santi no será abuelo, el embarazo fue psicologico.
    Al título añadiría «la procesión por las ermitas de la sierra»

  2. Si señor, muy buena descripción de la ruta. Félix, dale caña a la bici que entre los chinos y el carbono te están robando la primavera.
    Sobre mi «incidente», hasta el mejor escribano hace un borrón. Ya me había librado de un par de Rolex en la trialera y la roca me estaba esperando

  3. Una delicia leeros, a veces os aburre y astia, tener que explicar lo inexpicable, y es que una foto vale mas que mil palabras, y la alegria de vivir no tiene precio, diria yo. Besos

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