Ruta realizada el Miércoles 17/04/2024
Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Juanlu
Reproductor audio crónica:
Además del título de la ruta y para que se recuerde, añado: fue el día en que el Real Madrid construyó un muro (¿a que se parece esto?), para que el Manchester City no rascara bola y acabara empate a uno, para estupor y tristeza de todos aquellos que le odian y para la alegría de dos personas (Félix y un servidor), que disfrutaron de lo lindo por el resultado, que no por el juego. Luego me extenderé, más adelante.
Amanecía que no es poco, después de la ruta de 54 km. que nos metimos el día anterior. Se notaba el cansancio, a pesar de la ayuda de las eléctricas. Nos íbamos a andar, parecía más relajado; pero a mi se me hizo dura. Nos despertamos «manu militari o roncari» a las 8 h, y no hacía falta despertador, había en las celdas de los monjes una incesante melodía de fondo, que nos deleitaba junto al trino de los pajaritos, todo muy entrañable, acogedor y extraño al mismo tiempo. El desayuno, la verdad, no estuvo mal: café, pan, aceite de oliva, tomate y jamón serrano, a éste último había que vigilarlo muy de cerca, porque desaparecía sin más (Freddy el putansias, se lo comía a puñados), y algún bollito rancio al que luego se añadió, un día después, las perrunillas compradas en La Alberca.
El día anterior, llevé a los chicos a cenar a La Alberca en mi coche, y de copiloto iba Freddy, que me dio una clase magistral de conducción, de como tenía que llevar el coche, con moderación, cuidado con la curva, frena, acelera, mira al frente, vamos que tuve dudas de que supiera conducir (tranquilo Freddy que te vas a Canadá). Pero mira tú que le tocó llevarnos en su coche al Valle de las Batuecas. Desde La Alberca al Valle de las Batuecas, hay una bajada importante con muchas curvas cerradas de 180 grados. ¡Cómo bajaríamos que al llegar abajo, a pesar de la retención de velocidad con que cuenta el coche para no tocar los frenos, olían a quemado. No te digo nada (consejos vendo que para mí no tengo).
El caso es que llegamos vivos abajo, y empezamos la ruta por una senda que está junto al aparcamiento. Nos esperaban 13,2 km. de ruta moderada (eso reza en la descripción de la ruta), y que además se necesitaba de buena forma física y que se requería tener el paso firme (no sé yo, con tanta piedra suelta).
Para empezar la ruta tenía muchas trampas, que si puentes de madera inservibles que hubo que saltar a pesar de la prohibición, echarse al agua para poder seguir y una subida al mirador de San José, desde donde se veía el convento del mismo nombre en terrenos donados por el omnipresente Duque de Alba.
Este convento fue fundado por el padre Tomás de Jesús en 1.599 y sufrió de todo: esplendor, incendios, desamortización…, hasta que en 1.950 lo ocupan nuevamente los carmelitas descalzos (con botas), que buscaban por estos lares su vida centrada en Dios, con sencillez y pobreza. Buscaban la soledad y el silencio, nada que ver con la sociedad actual, que busca cosas que nunca encuentra o que no les llena lo suficiente.
Después de bajar del mirador y por la ruta principal pasamos por el convento, rodeado todo él por un muro para protegerse de la sociedad actual o vaya usted a saber, tan contraria a los ideales de la Iglesia y tan distinta a las enseñanzas de Jesucristo, como la de «enseñar al que no sabe». Ahí lo dejo.
Pasamos el convento, siempre con Freddy por delante, y yo cerrando el grupo. Nos encontramos que de la principal sale otra subidita al Canchal del Zarzalón, un abrigo rupestre enrejado, donde dicen que una vez hubo pinturas, y te lo enseñan en un cartel, pero tu por más que lo miras sólo ves un corazón con una flecha que reza te quiero Pepi, o el consabido «aquí estuvo…» del tonto del haba de turno. Dejemos para la eternidad a los verdaderos protagonistas y a los otros que les den unas clases de como cuidar el entorno, aunque no confío mucho en que vayan a aprender algo.
Bajamos otra vez a la principal, no exenta de peligro entre piedras sueltas, hasta bien entrado el valle para volver a subir esta vez al Canchal de las Cabras Pintadas, otro enrejado con alguna supuesta cabra que ves de color ocre y algún que otro supuesto cazador, que te dice el cartel que esta ahí, pero que por más que miras no llegas a ver.
Muchas cuestas después y con otra vez algún susto que otro, por fin llegamos hasta el Chorro. Menos mal. Y yo pidiendo la hora (quien me lo iba a decir). Allí Freddy decide sacar el Retortijón, porque el sitio merece un vuelo con altas miras.
El dron sube un poquito y pega en las ramas. En un abrir y cerrar de ojos no aterriza en las manos de su dueño legítimo y decide por su cuenta aterrizar a capón contra el suelo y el agua, con consecuencias no demasiado desafortunadas ya que a día de hoy sigue volando en libertad vigilada.
Y hasta aquí la crónica, luego la vuelta es la misma por la principal y hasta el coche. Cogemos el coche y comemos en la Alberca, por cierto muy buen restaurante Freddy, que igual que te digo una cosa, te digo dos y aquí se acaba esta historia de un día precioso.
Y ahora y a petición del Jefe, una minicrónica del ¡Cómo no te voy a querer…! del Real Madrid-Manchester City, celebrado el 13 de abril a las 9:00 h de la noche en un bar de Riomalo de Abajo (no solo es malo, sino que está abajo).
Era casi la hora para que empezara la primera parte. Vimos un bar con un televisor grande apagado y entramos. Había un paisano que estaba de espaldas a nosotros y Félix saluda. Una, dos, tres veces y hasta cuatro, pero aquel señor impávido no decía «na». Yo llegué a pensar que era una estatua. Llegamos hasta él y le miramos por delante extrañados. Nos mira sin decir «na» inteligible, sólo un sonido hondo. La respuesta de Félix – ¡Ah ya! Habíamos dado con el sordo. Sale una señora y dice que ella no sabe poner el partido, que eso es cosa de su hermano. Otro señor, llama al hermano y nos apremia para que nos quedemos, pero ante ese animado ambiente, decidimos probar en otro sitio.
El otro bar también poco concurrido tenía una pantalla de televisión mediana; pero encendida. Llegamos los cuatro mosqueteros y entramos en el bar con mucha alegría y mucha entrega, pero viendo el panorama, empezamos a decaer. Parecía la película de «Amanece que no es poco». Un señor con su esposa se arrancaba tímidamente cada vez que iniciábamos la consabida «Cómo no te voy a querer…», pero se cortaba una vez se nos acababa la letra. Detrás tres señores inmutables observaban el partido sin decir ni «mú», ni moverse. «Los Setas» quedaron catalogados por Domingo. Ni siquiera cuando el Madrid marcó, lo que nos hizo pensar que eran del Barcelona o si no, ingleses.
Cenamos y todo iba bien. El Real Madrid ganaba, todo fluía. Acabamos de cenar. Freddy y Domingo, deciden irse porque había que madrugar al día siguiente y el fútbol, pues bueno, ni fu ni fa. Como habíamos venido en dos coches, pues se fueron en el coche de Domingo. Félix y yo, quisimos ver el partido, a pesar de sufrir como nunca. Félix decide estirar las piernas y salimos hasta que empezara la segunda parte.
Cambiamos de bar y nos vamos al de la pantalla grande con el sordo. Entonces comprendimos que estábamos en una película de Berlanga, podría ser la Escopeta Nacional, con Luis Escobar, José Sazatornil, Antonio Ferrandis, José Luis López Vázquez y dos aficionados del Real Madrid decepcionados por el juego y el ambiente. Al entrar se nos queda mirando el personal. Félix pide al camarero dos «Colacaos» con leche. El tonto del pueblo se gira, nos mira y se descojona. Félix le dice que es que somos de la liga antialcohólica y se ríe más, a lo que Félix le añade: «Si estuviéramos en el Oeste, nos habrías dado dos tiros», pero al parecer su escasa inteligencia no entendió la broma, limitándose a esbozar la sonrisa congelada. El caso es que de fútbol sabía un huevo. Normal.
Luego estaba otro haciendo aspavientos. El Mudo. Le teníamos a la izquierda y se dirigía a mi intentando explicarme no sé qué. Yo le contestaba por peteneras y tan campante, mientras Félix no quería mirar no fuera a ser que le diera conversación muda. En un momento esgrimió el bastón como para atizar a los jugadores del Real Madrid por su juego sin ambición y decepcionante. Por si acaso Félix y yo nos apartamos un poco, no vaya a ser… Atrás del todo había uno que no decía «na» tampoco, que daba miedo la verdad y ya para rematar el camarero, que en la prorroga le pidieron un café y la contestación fue que ya no eran horas de servir cafés. Así que menudo panorama. El partido transcurría en empate, con prórroga y se sufría mucho la verdad, hasta que llegamos a la tanda de penaltis. Después abrazos, exabruptos por lo mal que nos lo hicieron pasar los del City e insultos para el curilla Guardiola. Gloria, no merecida, pero gloria al fin y al cabo.
Salí de aquella película de Berlanga dando botes de contento con tanto sufrimiento y alegría mezclada, que pisé la cortina que ponen en la puerta de los bares de los pueblos para que no entren moscas y me fui dando traspiés de bruces, durante varios metros hasta las sillas y las mesas que había fuera del bar. Hay que joderse para haberme «matao», como el dron. Sin consecuencias, pero sirvió para liberar tensiones y que los del bar salieran a preguntar, los que hablaban, si me encontraba bien. El mudo del garrote nos siguió hasta el coche dando explicaciones, suponemos del desenlace del partido.
Ha sido un placer inmenso, salir al campo con todos ustedes vosotros, compartir el legado que nos han dejado nuestros abuelos en forma de bosques, de esos inmensos bosques que hay por la zona y doy las gracias a todas las gentes de esos pueblos de la Sierra de Francia, hechos a sí mismos, por su amabilidad y hospitalidad. ¡Ah! y que se jodan los que no han hecho lo suficiente, para que el Real Madrid perdiera, con cariño… Muaccc
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4 comentarios en “Senderismo desde el Monasterio de Las Batuecas al Chorro”
Los comentarios están cerrados.
Juanlu, muy chula la crónica.
Yo acabé también cansadito de tanta cuesta. Pero merece la pena el sitio
Hala Madrid y esta tarde cerramos la Liga.
Muy buena crónica Juanlu, he revivido cada momento como si estuviese de nuevo allí. Muy apropiado el anexo del partido, si señor, jajaja
Pedazo de crónica/reportaje.
Te olvidaste de mencionar la pintura del ovni y las cabras. Íbamos a llamar a «Cuarto Milenio».
Es verdad, ja ja ja