Ruta realizada el Lunes 24/04/2023
Participantes: Alfredo, Domingo, Félix, Pepe, Tomas
Reproductor audio crónica:
Después de que bajara Tomás con la furgo de su atalaya en las afueras de Baños y con un desayuno «holandés» en el cuerpo (según los criterios gastronómico-viajeros de Félix), nos dirigimos con los coches hacía el punto de partida de la ruta en el pueblo cercano de Hervás. Se trataba de la ruta estrella de nuestra viaje, la que iba a poner a prueba nuestras capacidades.
La salida del pueblo pasaba por la ermita del Sto. Cristo de la Salud, una señal para animarnos. Pronto se adentra en un precioso bosque, en dirección al Castañar de Gallego que transcurre durante una importante parte de este track.
El camino hacia la sierra de Heidi (vaya usted a saber porque le han puesto este nombre…) empieza con una subida aceptable rodeada por una vegetación sorprendente, al menos para nosotros que nos esperábamos menos agua y un entorno mucho más pobre.
Al ganar altura el castañar va quedando atrás dando lugar a un paisaje más abierto, donde nos encontramos varias depósitos de agua y un banco para hacer el payaso.
En todas las referencias a esta ruta, aparecen la chorreras como uno de sus máximos atractivos. Al acercarnos a ellas, empieza a aumentar la pendiente. Tanto para Tomás como para mí, que íbamos con nuestras e-bike, esto no era un problema pero me dio cargo de conciencia ver a Pepe sudarse estas cuestas. No era el Tourmalet pero tenía su pendiente. Nos encontramos a un matrimonio que iba detrás de las famosas chorreras. Les indicamos como llegar, a unos 4 kms. de donde estábamos situados, pero me dio la impresión de que no nos iban a hacer mucho caso. Igual están todavía por allí.
Al cruzamos el arroyo que alimenta está chorrera nos atrajo un estanque cercano con una pequeña cascada, un lugar ideal para descansar y sacar el dron. No nos podíamos imaginar la tragedia que se avecinaba.
Momentos antes de la tragedia, ignorantes de que, en breve, seriamos uno menos
El dron evolucionaba grácilmente cuando una simple rama se llevó por delante semejante prodigio tecnológico. Cayó en espiral, como despidiéndose, a las frías aguas del estanque y Alfredo se tiró al agua para salvar a la niña de su ojos sin que los demás pudiésemos hacer nada para evitarlo, entre otras cosas, porque alguno estaba sacando el móvil para grabar la escena (son los tiempos que corren…).
La criatura todavía funcionaba cuando le sacó del agua. La máquina, como el mítico HAL 9000 de 2001, no quería que se le desconectara pero se le extrajo la batería y la SD. Era por su bien. Lo sacudimos en un intento de eliminar el agua de su interior ya que habíamos cometido la tremenda imprudencia de no haber incluido en nuestras mochilas varios kilos de arroz para secarlo de una forma eficaz.
Pero la vida continúa y teníamos que seguir la ruta. Afectados por el incidente retomamos el camino en silencio, tanto por las circunstancias como porque era un cuestón de 15 %. Menos mal que finalizaba en un espléndido mirador que nos alivió del trance.
Habíamos llegado a la parte más alta de la ruta. Estábamos satisfechos a pesar del alto precio pagado por ello. Ahora solo quedaba bajar hasta Hervás.
Llegando a Hervás, Tomás tuvo la brillante idea de preguntar a una lugareña por un sitio para comer, antes de que Alfredo nos atacase. Le recomendó, sin dudarlo un instante, «El Mirador» y para allá que fuimos.
Comimos estupendamente. Un lugar muy recomendable. Hasta una camarera, muy simpática y sonriente, nos pregunto que «donde nos ponía los rabos [de toro]». El grupo de viejos rijosos en que nos hemos convertido no perdió la ocasión de entrar al trapo [de lidia, claro] pero la camarera, versada en estas artes, nos dio un pase por chicuelinas y asunto arreglado. ¡Hale, a comer!
Durante la comida, Tomás propuso hacer una cena en su atalaya y a todos nos pareció estupendo. Asi que, después de la minisiesta, nos fuimos a comprar. Este grupo de carácter pseudoprusiano tendría cabida entre los Wagner rusos pero no sirve para comprar… Lo intentamos pero el pueblo tampoco nos puso facilidades y el resultado final fue un truño. Pero no adelantemos acontecimientos…
Entramos al balneario con dos bolsas de compra y sin mascarilla. Eso hizo desconfiar a las funcionarias de tan hidráulica instalación, que podían haber pertenecido a la República Democrática Alemana de los 80 perfectamente, tal era su comportamiento y pose funcionarial. Después de rellenar unos formularios interminables donde intentaban determinar lo cascado que estabas, pudimos acceder a los vestuarios a donde fuimos acompañados, of course, por una funcionaria que, claramente, no se fiaba de nosotros y que miraba nuestras bolsas de la compra con desaprobación.
En la piscina del balneario se nos informó de las normas-restricciones que había que respetar por el hecho de haber ingresado en tan notoria instalación. A pesar de la vigilancia, algunos miembros de este colectivo se comportaron de una forma que parecía indicar que todavía no habían superado la fase anal descrita por Freud en su «Tratado sobre las Fases del Desarrollo Psicosexual y Emocional en la Infancia».
El balneario tiene dentro un pequeño museo, donde se encuentra la terma original, bastante interesante y que me confirma que los romanos eran unos cracks.
Dejamos el balneario estilo belle-époque y sus restos romanos y nos fuimos a cenar a las afueras de Baños, montados los 5 en la furgo de Tomás. Allí comprobamos las posibilidades de su furgoneta camperizada, organizando un merendero en un momento. Pronto constatamos que nos habíamos quedado claramente cortos en la compra (en cantidad/calidad), donde lo único que destacó fueron unos impresionantes mejillones que brillaron con luz propia. Teníamos que haber comprado una lata para cada uno y dejarnos de tonterías, pero nos liamos.
Tomás se quedó arriba y nosotros descendimos a pie, paseando y disfrutando de la noche y las estrellas. Para rematar el día, nos tomamos unas copas en el bar del hotel, atendidos por un camarero repleto de surrealismo rural. Estaba cansado y dormí como un bendito, con la esperanza de que el siguiente día de nuestro viaje fuese tan bueno como éste.
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3 comentarios en “Hervás – Pista Heidi”
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Gracias Domingo.
Nos salió una ruta estupenda, de paisaje, esfuerzo y tiempos.
El balneario es más bien castaña, pero tiene morbo que su origen fuera romano y el agua pueda tener aún pelos púbicos de viejas del s XIX ¡No me digas que no te pone!
Muy divertida la vuelta Heidi. Sin dificultad técnica, sólo alguna rampa se hace durita, pero nada que no podamos superar con nuestras vetustas musculares MTB. Aun con un radio roto, la rueda trasera no se ha desviado. Ya la tiene MiJose para el repaso habitual.
Hecho destacable fue el accidente aéreo del «Retortijón» y su rescate.
¡Qué lastima que no pude recoger el momento en que Alfredo se escurre entre las piedras en la chorrera y hace una inmersión involuntaria! Habría quedado para los anales.
Al parecer «Retortijón» tiene más vidas que un gato.
En cuanto a la cena, fue un tanto frugal. Los mejillones los probé de casualidad. Porque abrí yo la lata y comí uno, antes de que Alfredo se los comiera a puñados. Y el pulpo desapareció antes de que pudiera dar la segunda pinchada. El baño debe dar mucha hambre.
Buen crónica, nos falta las fotos del melocotón (Félix) y el submarino (Pepe). pero no es posible documentar todo.
La frase correcta de la Camarera fue «a ver, donde van los rabos» a la que alguien contesto «por donde tu quieras Reina» o eso me pareció oír.
Dia muy agradable donde retortijon y yo nos bañamos en la poza , pero a la hora ya estaba seco con el calorcito.