Ruta realizada el Jueves 10/11/2022
Participantes: Alfredo, Félix, Pepe, Rufi, Mario
Reproductor audio crónica:
Aquí estoy otra vez, rompiendo las ratios de crónicas publicadas por rutas realizadas. Y es que, unos tienen la fama y otros cardan la lana. No hay como medir para darse cuenta de que las cosas no son lo que parecen. En fin, con esta crónica rompo las medias.
Menos mal que Mario está en el grupo y tiene más recetas que el libro de Karlos Arguiñano. Si no llega a ser por él, entre la Cabrera, El puente de la Marmota y el Azud del Mesto…..tira de esto. Hoy nos ha sugerido una ruta que partía de Manjirón y se adaptaba, perfectamente, a las yayo-rutas, es decir, no muy largas y con poco desnivel.
Bueno, pues nos costó un poco cerrar la cosa porque Alfredo tenía médico y no podía llegar más tarde de las 16:30. Este es otro de los mitos, aquel que dice que solo voy yo al médico. Entre las rodillitas, las infiltraciones de hialurónico, las colonoscopias en pareja y los dermatólogos, me parece que estoy siendo ampliamente desbancado por otros yayos. Vamos a tener que medirlo para destrozar otro de los mitos que impera en este grupo. El único que parece que visita a los galenos es Pepe, que yo creo que va, pero de incógnito.
Habíamos quedado a las 10:00 y cabía la posibilidad de que Pepe llegase tarde, porque el waze o google maps, o quien fuera, le decía que podía tardar una hora y cuarenta minutos. Pues no, no ha sido así y Pepe estaba en el punto de partida a las 9:50, dispuesto a tomarse un café, cosa que no ha podido hacer porque a esa hora no habían puesto todavía el pueblo. Es una exageración, pero no muy grande.
A las 10:18 han aparecido Félix y Alfredo en el Halcón Milenario, rompiendo otra de las falacias del grupo. Dícese, maledicentemente, que yo soy siempre el que llego tarde. Pues hoy se ha vuelto a demostrar que no es así. La excusa ha sido que había mucho lío en la salida de Madrid y que los pasajeros del Halcón milenario han sido increpados por un señor que, desde un taxi, les hacía señales de todo tipo. Alfredo, que tiene un tapón en el oído, según Félix desde hace varios años, no ha visto a este buen hombre, que les llamaba la atención, así que la excusa no aplica.
Lo que sí hay que reconocer es la rapidez y facilidad que tienen Félix y Alfredo para, habiendo llegado tarde, estar dispuestos para iniciar la ruta casi de forma inmediata.
La cosa ha empezado subiendo por una senda con piedras y losas grandes (estoy tratando de recordar cómo les llama Mario a estas placas de piedra, pero no me acuerdo), pero sin que la senda se pueda calificar de trialera. Ha sido, prácticamente, el único tramo un poco técnico. El resto de la ruta, quitando algún pequeño tramo que solo puede hacerse con la bici al hombro, es muy sencillo y no reviste ninguna complejidad.
Nos hemos dirigido hacia el sur por sendas que atravesaban numerosas puertas, algunas de las cuales estaban instaladas por fornidos hombres de campo, con bastante mala leche, y que nos ha costado Dios y ayuda volver a cerrarlas.
En un momento de la ruta Pepe se ha hecho un «anacoreta» y ha desaparecido del mundanal ruido, adelantándose al resto varios cuerpos (en este caso sería más adecuado decir varios cuadros, supongo). Ha aprovechado un momento de cambio de vestuario para salir de najas y hacer media ruta en solitario. Nos hemos vuelto a reagrupar todos en un puente, que, al parecer, es visigodo, donde nos hemos comido el plátano (los que lo llevaban, porque yo no tenía y Mario es más de manzana) y donde Pepe nos ha comentado los diversos elementos de la fauna autóctona con los que se ha cruzado, incluido un hidroavión de extinción de incendios.
La ruta pasa por Sieteiglesias, Sinco villas y Félix dice que también por Nueve Curas, pero yo creo que esto es otro de los mitos del grupo. El caso es que es cierto que confluye con puntos y tramos de rutas que hemos hecho otras veces. De hecho, unos kilómetros transcurren por el margen del río Lozoya (a la altura de Buitrago) que es el lado contrario al trozo que recorre aquella ruta en la que Alfredo se picó con un batallón de globeros y acabó dándoles lo suyo.
Como Alfredo tenía prisa, hemos ido ligeritos, llegando al restaurante El Barral, donde hemos «ingerido» un menú bastante lamentable. Ya, ya sé que la comida era mala porque iba yo, haciendo bueno otro de los mitos de este grupo, consistente en decir que cuando yo voy se come mal. El lector objetivo e imparcial se habrá dado cuenta de que soy objeto de un montón de bulos, falacias, mofas y befas que, obviamente, no me merezco.
Bueno, Alfredo ha llegado a tiempo, supongo, nos ha hecho un día magnífico, hemos hecho ejercicio (incluyendo abrir y cerrar puertas) y la compañía ha sido estupenda, echando de menos a los currantes, a Domingo y al señor poseído del taxi.
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6 comentarios en “Manjirón-Cinco Villas. Los últimos serán los primeros o corre, corre, que me c….”
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Gracias Rufi. Hoy el campo lo habían preparado para nosotros. Humedad, temperatura, luz… Todo listo para que la ruta saliera perfecta.
No fue dura, pero suficiente.
Oye, que has aprovechado la pluma para quejarte de todo y de todos. En Sevilla lo llamarían ‘resentio’.
No, no, de quejarse nada. Tan solo poner las cosas en su sitio y desmentir alguno de los bulos que vuelan por el grupo
Rufi, te he puesto música de Anacoreta, pero lo que hace Pepe son escapadas de místico. Es parecido, pero no igual. La comida vulgar, pero al menos comestible. Ya te levantan 15 euros por cualquier cosa.
Jopé Rufi, eres más rápido escribiendo que Corín Tellado. Pero con calidad eh!!
El Puente del Cura no es Visigodo, jeje, lo dije de cachondeo. Dejo una foto en el álbum para que veáis su leyenda. Estos curas…
Ya voy afinando con las Yayo-Rutas, pero la cabra tira al monte y otas ediciones tendrán más desnivel y menos pista. Una vez al mes «ruta Mariana» jajaja
Me he descojonao leyendo la crónica, gracias.
Y un saludo al «señor del taxi», esperamos verte pronto.
Buenas rutas todas las que propones y, si de vez en cuando, una nos quita la carbonilla, tampoco viene mal. Que luego Pepe se encuentra por ahí con gente que dice que baja paredes y que nos moja la oreja
Que rápido y que bien has descrito la ruta, te has olvidado de comentar que a lo largo de la ruta te has podido exhibir con cuatro modelitos distintos según temperatura y ambiente. Todos ellos extraídos del baúl de la Piquer que llevas a tu espalda.
Efectivamente en el gastrobar del pueblo (consistente en una parcela y 2 contenedores con ventanas) hemos podido disfrutar de una carta de menús con 2 platos a elegir de primero y segundo con postre casero de helado de Mercadona. Menos mal que no ofrecieron los boquerones fritos que tanto les gusta pedir a Félix en las posadas de la sierra.