Ruta realizada el Martes 20/09/2022
Participantes: Domingo, Félix
Reproductor audio crónica:
No sabía que hacer, la verdad. Por un lado me apetecía salir pero por otro existía el riesgo de perderme alguno de los fastos del funeral de mi querida Isabel II. Porque si hay alguien que se merece este despliegue es ella. Sin su presencia este mundo habría sido mucho peor. Y no voy a empezar a enumerar la inmensa cantidad de aportaciones que ha regalado a la humanidad porque ya empiezan las lágrimas a fluir, haciendo que vea borroso el monitor. ¡What a loss, Virgin of Beautiful Love!
Pero voy a dejar a un lado mi lado más emotivo y vamos al tema. Nos pusimos en ruta a las 10:35:00 desde el chalet de Felix, atravesando el pueblo del Boalo en dirección a Cerceda. Son curiosos los nombres de los prados de esta zona: el Matasenderos o el Descansadero de la Pamplina.
La salida de Cerceda es una vieja conocida nuestra y transcurre por una pista muy agradable hasta que se joroba con un cuestón de los de antología que nos lleva directos y sin anestesia al Mirador de la Dehesa de Arriba (su propio nombre lo dice, que el pueblo es sabio). Por suerte, las lluvias del día anterior hacían el trazado mucho más agradable y seguro. Con el piso seco, estos caminos se convierten en una pista de patinaje.
Después vino la merecida bajada y la travesía del laberinto que conforman las urbanizaciones de Moralzarzal. Y otra vez a subir, por las laderas de Matarrubia, hacía el pico Martillo. Como siempre, el encuentro con una pista de hormigón no presagiaba nada bueno. Resignación cristiana…
Después de la subida, nos metemos por una estrecha vereda que rodea las laderas de Matarrubia, con una espléndida vista de la Sierra de Hoyo de Manzanares, con Moralzarzal a nuestros pies.
Después de atravesar un bosquecillo, nos dirigimos hacia Navacerrada «disfrutando» de otra agradable ascensión bastante rota y con la duración suficiente para dejarse el bofe. Por suerte, después el camino se hizo más tendido y pronto llegamos al embalse de Navacerrada, que no estaba en sus mejores momentos.
Por esta vez, desechamos la subida que nos llevaría de bajada al Mini-Angliru y nos dirigimos hacia la M-607, que atravesamos y donde cogimos una trialera que nos llevaría hasta Mataelpino.
Esta parte del recorrido es especialmente disfrutona. Me sorprendieron los tramos hasta Mataelpino y desde aquí a El Boalo, preciosos y muy divertidos.
Como es habitual, acabamos comiendo en Don Baco, que no nos defraudo una vez más. Un día estupendo, disfrutando de una ruta preciosa. No se puede pedir más (bueno, si: que no haya cuestas tan cabronas, pero eso…).
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Una respuesta a “El Boalo-Navacerrada-Mataelpino”
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Joder Domingo, me has emocionado con el recuerdo de la abuela Lily. El emérito se merece otra muestra de cariño igual o superior. Eso lo pagamos con orgullo patrio todos los españoles. Faltaría más. Con todo lo que han hecho por la humanidad.
Magnífica crónica de una ruta muy divertida.