Brunete-Navalcarnero. Una agradable sorpresa

Ruta realizada el Domingo 03/04/2022

Dificultad Física
Dificultad Técnica
53.1 km
480 m
25 Km Distancia Madrid
4h28'
3h48'
Características Terreno Suelo normal (tierra con alguna piedra), sin trialeras, sin obstáculos, sin limitaciones de temperatura

Participantes: Pepe, Rufi, Fermín

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Descarga ruta: Brunete-Navalcarnero-2022-04-03.gpx
Reproductor audio crónica:

La clasificación de las Nenazas es más extensa que la de aves protegidas en España. Están las nenazas de «me duele la tripita», las de «se me cae el moco y me duele la cabeza» y también aquella otra especie protegida de «hoy no puedo que me voy a jugar a las casitas». Por supuesto hay cruces, combinaciones y misceláneas entre ellas, obteniendo productos tales como «se me cae el moco y me duele la tripita después de haberme metido cinco platos de alubias», «me duele la cabeza y me voy por las calicatras», en fin, todo un surtido para elegir la que mejor se adapte a cada casa.

El caso es que esta mañana solo hemos quedado Pepe, su primo político Fermín, y el que suscribe esta crónica. Frente a lo que decían las malas lenguas, no hacía tanto frío como se había previsto. Yo no diría que hacía fresco, pero tampoco me parece que fuera de los peores días en los que hemos toreado. No hacía viento y eso permitía que la temperatura y la sensación térmica se ajustasen a las reales, sin wind chill ni todas esas mandangas que solo confunden al ciclista.

La llegada a Brunete ha sido más lenta de lo previsto porque se había producido un accidente en Boadilla y la Benemérita nos ha desviado por un sitio que, normalmente, está prohibido. El número me ha dicho que «habían desconectado la cámara». Espero que sea así y no me llegue dentro de unos días una felicitación del Ayuntamiento de Boadilla diciendo que les debo «taitantos leuros». El número me ha indicado el camino a seguir, una vez terminado el tramo que normalmente no se puede transitar. Ha sido muy correcto y amable pero poco preciso. Me decía que fuera «por la rotonda de la bandera». Gensanta, en Boadilla hay más rotondas con banderas que pelos tengo yo en la cabeza. Qué derroche de patriotismo. Ojo, que no es que me parezca mal pero ¿hacen falta tanta glorietas y plantar una bandera en cada una?

Bueno, como íbamos con tiempo suficiente (es un mito, si no una mentira, eso de que llego siempre tarde), hemos podido salir más o menos a la hora convenida, una vez hechas las oportunas presentaciones, porque yo no conocía a Fermín.

El que quiera saber por dónde hemos ido, que se lea la ruta que en su día escribió Pepe porque yo no tengo ni la más remota idea y tampoco he preguntado.

Al poco de iniciar la andadura hemos llegado a las inmediaciones del castillo de Aulencia. Esto no es que lo supiera, pero lo ha dicho Pepe y también está narrado en su crónica.

Yo a los antiguos no les entiendo. ¿Qué habría en medio de ese páramo para que nadie se construya un castillo allí? Debe ser aquello del síndrome del afuerismo y lo de «estoy en Madrid en dos patás» porque, si no, no se entiende. Bien es verdad que allí el metro cuadrado sería más barato y podrían construir algo más grande pero, total, ¿para qué? ¿Para dejarlo en ruinas y que nosotros le saquemos fotos?

La ruta, desde ese punto hasta el puente del ferrocarril de vía estrecha que mencionaré más adelante, es una verdadera sorpresa. Que nadie se espere trialeras ni zonas técnicas que se tengan que sortear con pericia, porque de eso no hay. Sin embargo, está llena de caminos estrechos que bordean el río Guadarrama y que hacen que la ruta sea muy divertida y bonita.

Obviamente, antes de llegar al río hemos pasado por las instalaciones de la Agencia Especial Europea. Como no venía Domingo, que es el experto en estas lides, no hemos sido capaces de nombrar como se merecen a las tres instalaciones de antenas que hay en la comunidad de Madrid. Por ello, las hemos bautizado como «la de Fresnedillas», «estas» y «aquellas». Nos hemos entendido perfectamente.

Panorámica de «estas» antenas, que no hay que confundir con las de Fresnedillas ni con «las otras»

Para cruzar el río Guadarrama hemos utilizado unos mojones de cemento. Cuando yo, en la crónica que escribió Pepe, vi a Domingo cruzando así el río, pensé que se trataba de otro espécimen de Nenaza. A saber, el de «ojo que me mojo los piececitos». Pues hoy, más nos ha valido cruzar por ahí y con cuidadín, porque, aunque no había verdín, si había unos churretes de hielo que han estado a punto de hacer que Fermín probase la temperatura de las aguas. Menos mal que ha avisado y, los que le sucedíamos, nos lo hemos tomado con calma.

En uno de los single tracks (ahora los pedantes llamamos así a los senderos estrechos) hemos parado en uno de los árboles singulares de la comunidad de Madrid, con su distintivo verde incluido. Se trata, al parecer, de un alcornoque. Es curioso que sea una especie singular, porque, en la comunidad de Madrid abundan los alcornoques.

Pepe regando el árbol singular para que no le falte de nada

Por cierto, todavía no lo he mencionado pero, otro de los atractivos de la ruta, era ver la bici de Fermín, que iba montado en nuestro futuro. La verdad es que lo de las eléctricas no tiene parangón y, sobre todo, si es una máquina como la de Fermín que, además de bonita de línea, geometría y color, tiene un motor que hace que el pedaleo sea lo más parecido a una bici no eléctrica, pero ayudándote en los momentos necesarios. La potencia, el motor, o como sea el término técnico, solo se activa si la cadencia es lo suficientemente rápida como para que se entienda que el ciclista necesita ayuda extraordinaria. Por ejemplo, teniendo en cuenta la cadencia y los desarrollos que, normalmente, lleva Mario, él nunca activaría la ayuda. Además es una bici no excesivamente pesada (para ser eléctrica), con lo que, cuando Fermín se la ha tenido que echar al hombro, tampoco me parece que se haya herniado.

Detalla de la bici de Fermín que es una preciosidad y una máquina de precisión, incluso siendo una Orbea

«Al rebasar la 513 el camino se estrecha y nos lleva por un sendero sinuoso y cerrado de vegetación, hasta el campo de golf de la urbanización El Bosque de Boadilla. Viendo ahora la imagen de satélite me llama la atención la cantidad de casas individuales, cada casa con su charquito de hermoso color azul. Si decidieran desaguar todos a la vez desbordarían al pobre Guadarrama, que escurre sus miserias a los núcleos siguientes, de menor glamour a medida que avanzas en la corriente». Este párrafo lo entrecomillo porque yo no plagio y lo he copiado directamente de la crónica de Pepe. El campo de Golf se llama Club de Golf Lomas Bosque. Alfredo, por lo que he podido ver, merece la pena ver si podemos jugar allí.

Desde aquí seguimos por los sigle tracks que, a pesar de lo que ha llovido, estaban transitables aunque, como dice Pepe, con un barro, en ocasiones, muy tierno, con el que había que tener cuidado porque, en cuanto metías la rueda en él, la trazada era imprevisible.

Llegamos a un puente que, en otras épocas, correspondía al Ferrocarril de vía estrecha que iba desde Madrid hasta no sé dónde. Ahora no pasa el ferrocarril y marca la frontera entre los senderos estrechos por los que veníamos transitando y unas vías más anchas y, en esta ocasión, llenas de globeros indocumentados, pero todos muy equipados, que hubieran hecho las delicias de Alfredo. Yo me he permitido el lujo de adelantar a algunos varias veces. De hecho, cada vez que llegaba una subida.

¿Habéis visto qué mochila más bonita lleva Fermín?

Eliminados los globeros y, avanzando por nuestra ruta, nos hemos encontrado, de nuevo, con un paisaje bonito, aunque diferente al que veníamos viendo hasta ahora. Se trata de pistas más anchas y un paisaje mucho más abierto desde el que se divisa, en el horizonte, la sierra nevada y las torres del skyline de Madrid.

Desde ahí hasta Brunete la cosa se pone un poco más monótona y el paisaje más anodino. Son los últimos kilómetros, la ruta ya va pesando en las piernas y la vista no ayuda gran cosa a hacer el esfuerzo más agradable. Más bien, al contrario, en este tramo se levanta un poco de viento que, como no, viene de cara, y dificulta un poco más el pedaleo.

Así, al tran-tran, hemos llegado a Brunete. No sabría decir exactamente cuántos kilómetros tiene la ruta porque a mi, gracias al virus que me ha pasado Pepe, se me ha jodido el GPS y he tenido que resetearlo un par de veces. Si no me equivoco, la distancia total debería ser de 55 kms y el desnivel de unos 626 metros (eso, al menos, es lo que a mi me sale en el Garmin Connect y no sé por qué aquí no sale lo mismo)

En el pueblo hemos ido a ver las placas conmemorativas de las inauguraciones que hizo el General Franco, pero estaban tapadas porque estaban recreando, en la plaza del pueblo, un castillo o una feria medieval. Lo que sí me ha indicado Pepe es que, en las esquinas de la plaza, se sigue viendo claramente el símbolo que incluyo a continuación.

Parece que, a pesar de las leyes publicadas en los últimos años, Brunete ha encontrado un resquicio para mantener la simbología en la plaza del ayuntamiento.

La ruta, en resumen, para mi ha sido una sorpresa, una mañana muy agradable y menos fría de lo esperado y una buena coartada para poder echarme una siesta de las de pijama y orinal.

Esperemos que las diferentes especies de nenazas no procreen y, para próximas salidas, podamos ser un grupo más nutrido. Se echa de menos a much@s.

PD. Al final hemos echado cuatro horas y media sin haber estado mucho tiempo parados. Con ello, la milonga esa que me dijo Pepe de que ellos habían tardado 5 horas porque habían estado dos horas y media mareando, no es cierta. La ruta la hemos hecho ligeritos. Se puede ir más rápido, sin duda, pero hacerla en menos de cuatro horas lo veo complicado.

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5 comentarios en “Brunete-Navalcarnero. Una agradable sorpresa”

  1. Rufi, te pongo La danza ritual del fuego que seguro que te gusta. Un fueguecito para calentar las extremidades habría venido bien en esta ruta.

  2. ¡Mira que decir que era muy fácil!
    Casi todo sendero, algún punto que empujamos todos, barro con derrape. Los hay que van de sobraditos y tienen que decir que todo es fácil.
    Eso sí, la crónica estupenda, la mañana inmejorable y mis piernas hechas mierda

  3. Me gusta esto de las crónicas, te da diferentes puntos de vista.
    Muy minuciosa ésta de «Rufi».
    No había tenido la oportunidad de compartir pedales con él y ha sido muy agradable, gracias a la Orbea y su «sutil» asistencia no he acabado reventado…
    Para repetir.
    Gracias Pepe, gracias Rufi.
    De estas, las que queráis.

    1. Buena crónica Rufi. Me alegro de que te haya gustado esta ruta. Son de las que no te esperas y, además, tiene de todo, hasta antenas de espacio profundo, jajaja.

  4. Rufi, para ser una ruta de yayos te has explayado bastante. Por cierto, rutas con IBP de menos de 40 están en la categoría de Nenazas.
    La verdad es que podrías escribir un libro con lo bien que redactas.

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