Brunete – Villaviciosa – Navalcarnero

Ruta realizada el Viernes 18/06/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
54.3 km
341 m
25 Km Distancia Madrid
5h33'
4h11'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Domingo, Pepe

Mas detalle ruta

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Reproductor audio crónica:

Brunete es un pueblo curioso, por decirlo de algún modo.

Esta ruta surgió buscando un recorrido que no sea muy lejos, que tenga vegetación, que no sea exigente, que incluya de todo, que no lo tengamos muy trillado, que dé para contarlo después… vamos, dejando el algoritmo del wikiloc echando humo.

Era una propuesta de hace algún tiempo, más primavera, más fresco, pero los días fueron pasando y hubo que esperar al bajón de temperaturas de hoy y las tormentas que nos lo han regado todo hasta dejarlo jugosito, rezumón, chorreoso ¡quieto! Que te vas donde siempre.

Salimos por urbanización y sendero para cruzar unos campos de labor, que ya no labora nadie, pero enseguida tomamos monte y pista para llegarnos al castillo de Aulencia, o Villafranca. Ruina portentosa que se erigió para ver las juntas de los ríos Aulencia y Guadarrama, para tener vigilados a todos los que se acercaran y, hoy en día, para dar sombra a las instalaciones de la Agencia Espacial Europea.

Hacemos fotos, comentamos las antenas y festejamos el hallazgo, que ya sabéis el interés de Domingo por todos los asuntos de los cielos, casi un San Agustín, pero sin tonsura.

Así, bajando entretenidos, nos llegamos a la ribera del Guadarrama, a la altura del cruce de la 503, y de ahí todo para abajo, pegaditos al río, con pistas y senderos facilones, de esos que te mantienen la sonrisa. La temperatura es fresca, el día nublado, el suelo con la humedad justa y todo el sitio para nosotros, casi.

Paramos un montón y nos enredamos con cualquier cosa. Vamos, yo, solo por entretenerme, me he dado tres hostias. Mis calas se niegan a abandonar el pedal, los tornillos de aflojarlas no van y el barro acumulado no ayuda. Tres caídas de bolo como tres soles. Jode más en la estima que en el cuerpo, además, olvidé traer los guantes.

Al rebasar la 513 el camino se estrecha y nos lleva por un sendero sinuoso y cerrado de vegetación, hasta el campo de golf de la urbanización El Bosque de Boadilla. Viendo ahora la imagen de satélite me llama la atención la cantidad de casas individuales, cada casa con su charquito de hermoso color azul. Si decidieran desaguar todos a la vez desbordarían al pobre Guadarrama, que escurre sus miserias a los núcleos siguientes, de menor glamour a medida que avanzas en la corriente.

Bordeamos Villaviciosa de Odón (localidad erigida sin duda en memoria de alguna golfa de la zona) y seguimos a Parque Coimbra, perteneciente al mismísimo Móstoles ¡juzguen ustedes, señores!

Ojo lo que lleva el río de aquí hacia abajo. Hay una sucesión de infravivienda, de esas que almacenan las ruedas de coche en el tejado, que ríase usted de la Cañada Real. Todos los detritos que de aquí se acumulen van a parar al Tajo sin remisión, justo por debajo de Toledo.

Pero nuestro camino no va por ahí. Nosotros cruzamos un puente antiguo de hierro e iniciamos la remontada. Nos acercamos a Navalcarnero por tierras de cultivo, pero también por zonas con pinar y dehesa. Hay una alternativa para volver pegados al río por la margen derecha, pero como es un experimento y está empezando a chispear, lo dejamos para otro momento.

Camino de Sevilla la Nueva nos mojamos. Un buen chaparrón que parece que nos aleja el destino. Para y vuelve a llover. Los caminos se cubren de una superficie resbaladiza que te hace bailar continuamente sobre la bici. Cada rampa de subida se hace imposible. Las ruedas patinan y tenemos que aprovechar la vegetación que nace en el eje del camino para que agarre algo. Las bajadas casi peor, la bici se desliza lateralmente a su antojo. Y así, patinando, cayendo (yo), chorreando, llegamos a la urbanización Los Manantiales, donde la lluvia se hace una densa cortina y decidimos salir a carretera para cumplir con los últimos kilómetros.

Un rollo, la M600 va cuajada de tráfico y el recorrido nos deja mal sabor de boca. Es una lástima que la lluvia no hubiera esperado un poco más o nosotros parado un poco menos.

Pero bueno, ya estamos de vuelta en Brunete, ese pueblo curioso (¿cotilla?), por lo que pasó, lo que se rehízo después y los que lo habitan hoy. Después de una batalla que lo llevó literalmente a escombros, se construyó de nuevo con ayuntamiento, plaza e iglesia de estilo medio francés. Se coronó la obra con escudos y símbolos del promotor y se dejaron sendas placas de mármol que recuerdan el hecho. Curioso de ver, como dije.

Hoy custodia el entorno una población variada de gente bien presentada, de la de toda la vida, y musulmanes, muchos, ataviados de chilaba y pañuelos, por calles como las de Casablanca ¡Si el promotor levantara la cabeza!

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Pepe Montalvo

Pepe Montalvo

Listo, guapo, deportista y, sobre todo, humilde.


2 comentarios en “Brunete – Villaviciosa – Navalcarnero”

  1. Siempre es un placer leerte y parece que no te cuesta mariquita. Muy fluido y ameno, un abrazo 😘

  2. Estupenda crónica para una estupenda salida. A veces los prejuicios nos hacen perdernos oportunidades. Y eso hubiese pasado si nos hubiésemos dejado llevar por la fama de rollo de esta zona. Ya nos pasó con Navalcarnero y ésta ha seguido sus pasos: divertida y curiosa, llena de vegetación y agua. Pena de lluvia que nos complicó la vuelta convirtiéndolos en patinadores sobre hielo. Lo peor, lo de las calas de Pepe y sus 3 costaladas, que si no hubiese sido divertido ir con barro hasta en las pestañas. Por suerte, el diluvio que cayó después nos quitó el barro. No hay mal que por bien no.venga.

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