El Molar-Torre Árabe. Alfredo, aunque ha ido cual centella, se ha quedado sin paella

Ruta realizada el Domingo 02/05/2021

Dificultad Física
Dificultad Técnica
44.7 km
904 m
37 Km Distancia Madrid
4h44'
3h57'
Características Terreno No hay información sobre el terreno

Participantes: Alfredo, Félix, Juan, Rufi

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Temperatura media: 17.5
Descarga ruta: El-Molar-Vellon-Trialeras20210502.gpx
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Hoy hemos quedado en El Polideportivo de El Molar a las 9:00. Alfredo tenía prisa porque es el día de la madre y había quedado pronto en casa. No sé si ha elegido la mejor ruta para asegurarse el tiro de estar en casa a las 13:30. Vamos, de hecho, no ha sido así, como ya veremos más tarde.

Como viene siendo habitual, la duda de hoy era cuándo y cuánto nos mojaríamos, porque la pinta del día era malísima. De hecho, cuando me he levantado y hasta salir de casa, estaba lloviendo bastante en mi barrio. Sin embargo, el agua nos ha respetado, incluso al final de la ruta, que parecía que se iba a desplomar el cielo en nuestras cabezas.

Hemos seguido una ruta de Nano el flojo que, como ya nos ha ocurrido otras veces, recorre muchos sitios que ya hemos recorrido, pero enlazados con nuevos caminos y paisajes. Para ser más concretos, hemos salido de El Molar por un sitio nuevo. Mira que conocemos el Molar y hemos penetrado y «despenetrado» por todos sus orificios, pero por donde hemos salido hoy no lo habíamos hecho nunca, al menos yo.

La primera parte de la ruta ha sido rápida, incluyendo el rebozón en el charco de mierda de vaca que se han pegado el jefe y, sobre todo, Alfredo. Luego no convenía ir detrás de ellos porque iban dejando un rastro que parecían mofetas. No obstante, ya sabemos que no ir detrás de Alfredo, que siempre va en paralelo, es tarea complicada.

El agua de algunos charcos que nos hemos ido encontrando han aliviado la peste y hemos podido seguir la ruta más agrupados sin riesgo de que se produjeran reacciones tóxicas.

Yo no tenía la menor idea de por dónde íbamos, hasta que Juan nos ha recordado aquel día en el que, rodando por el mismo sitio, acumulábamos tanto barro en las ruedas que ya ni giraban. Especialmente la antigua bici de Pepe que, llegado un momento, había formado un bloque de barro, inmovilizando la rueda delantera. Esta vez la cosa estaba mucho más practicable y, aunque había trozos de barro, la cosa rodaba bien.

Hemos llegado a ese momento en el que Félix nos ha avisado de que venía una bajada muy técnica y el posterior cuestaco de subida. Ha sugerido hacer el trasquilón y quitar unos 11 kilómetros a la ruta. No le hemos hecho caso y hemos seguido el trazado original. Hemos hecho bien porque ni la bajada era tan técnica ni la subida tan fuerte como pensábamos.

Como mi memoria es frágil, no sé qué secuencia hemos seguido, pero hemos pasado por sitios muy conocidos. De hecho, yo del Molar estoy un poco ahíto y ya solo me falta que me nombren hijo adoptivo del pueblo. Hemos pasado por esa senda que va paralela al arroyo, cruzándolo varías veces, para acabar en un rampón que siempre nos tenemos que hacer empujando la bici y donde hoy estaban entrenando a los perros de rescate de personas. La senda hoy estaba espesa y agreste y a mi, con mi frágil memoria, me ha costado reconocerla. Como siempre, exigente, divertida y hoy con alguna rodera de moto rebozada en barro que nos ha vuelto a «decorar» las bicis.

También hemos pasado por ese tramo pedregoso donde siempre pongo un pie y hoy, como no podía ser de otra forma, lo he vuelto a poner, hasta que, por cabezonería y testoterona me lo he pasado, a la tercera, sin puntuar, eligiendo la trazada correcta para las 29″ en lugar de ir por la trazada de las bicis de juguete de 26″.

Demostración gráfica de mi «metida de pata» en uno de los intentos de pasar sin poner el pie

También he de decir que hemos hecho una bajada donde el menda ha dado una clase práctica magistral y Juan, el único que se ha atrevido a seguirme, ha hecho un vuelo rasante que ha estado a punto de acabar empotrando a Alfredo, entretenido en documentar la hazaña (supongo que esperando que alguno de nosotros diera el espectáculo hostiándose convenientemente).

La «nenaza» Alfredo bajado de la bici sorteando el obstáculo

Cuando a Alfredo ya le estaba apremiando el tiempo para comprar la paella hemos cometido un error. En lugar de seguir por la pista del Canal de Isabel II, que tantas veces hemos hecho, nos hemos desviado a la derecha, comiéndonos un cuestón innecesario y un tramo que nos ha llevado a la torre árabe de marras, por la que ya hemos pasado otras veces.

Famosa torre de vigilancia árabe que, por ya conocida era perfectamente evitable

Uno de los cuestones que nos hemos comido en el tramo de la torre. Este solo algunos han sido capaces de subirlo montados

Esto no es lo malo. Lo peor es que eso nos lleva a otra cuesta más larga y un tramo que, el clásico dueño de la finca ha decidido que iba a tapar la entrada al camino con ramas. Hasta ahí bien. Entre las ramas, el susodicho había camuflado alambre de espino que, ayudando a Alfredo, me he clavado convenientemente. Este dueño de la finca no es que no conozca lo de las servidumbres de paso, es que no conoce a su padre.

Ese inconveniente ya ha dado al traste con la posibilidad de que Alfredo llegase a casa a la hora convenida con la paella que le habían encargado. Entonces ha empezado la carrera frenética que,, como no podía ser de otro modo, le ha valido a Juan para hacer sus series de potencia. Porque Juan entrenar no entrena, pero hay que ver cómo está el animalito. Cuando entrene le vamos a tener que poner un GPS porque el cencerro digital no nos va a servir para ver dónde está (por delante, claro).

Al final hemos llegado a las 14:00, sin mojarnos y con una buena experiencia, aunque a mi me han sobrado algunos kilómetros y la subida a la torre.

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8 comentarios en “El Molar-Torre Árabe. Alfredo, aunque ha ido cual centella, se ha quedado sin paella”

  1. Muy buena crónica, Fer.
    Cierto que ha sido durilla, pero a mí me ha encantado. Lástima que haya llegado Alfredo tarde a su comida y que ,en penitencia, le vaya a costar un par de Ikeas.

  2. Buena crónica, aunque escasa de fotos.
    La verdad es que se nos ha ido de las manos y ha habido calificativos de nenazas para todos.
    La paella riquísima y a mesa puesta (aunque con algún berrinche de la santa).

    1. Monstruo, lo de las fotos se debía a que no habíais publicado el álbum. Ya está solucionado

  3. La ruta empieza rápida hasta que se complica con trialeras complejas y senderos muy técnicos que ralentizan y minan las fuerzas. Una vez desestimada mi tibia sugerencia de acortar, tenía tan claro que Alfredo no llegaba a su casa a las 13:30 como que yo llegaría al restaurante a las 15:30 sin sobrante de tiempo. He acabado molido. Es una ruta exigente y muy divertida.
    Gracias por la crónica Rufi.
    Mañana le pondré un toque musical.

  4. Teneis unos huevos como los judiones de la Granja. Os ponen los retos. Sois la hostia, estoy a años luz de todos vosotros. Buena cronica Rufi

    1. Juanlu, tienes que venir más, que te echamos de menos. Esta ruta la has hecho tú también, así que, reto perfectamente asumible

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