Ruta realizada el Miércoles 05/08/2020
Participantes: Ana, Benedikt
Starnbergersee, también conocido como „el lago de los pijos”, es un gran lago al sur de Múnich donde viven los cirujanos plásticos con sus familias y donde los pijachos de la ciudad se sacan el carnet de conducir barcos… qué pintamos nosotros en el lago? Pues poco efectivamente, pero el camino es muy agradable.
Nuestra ruta empieza en Marienplatz a las nueve de la mañana, concretamente en la tienda de deportes de Múnich. Yo pretendía comprarme unos pantalones de montar en bici antes de empezar, pero cuando vi que pretendían cobrarme más de 100 Euros por unos Dodotis pegados a unos leggins pensé que más me valía atarle un cojín a mi sillín de plástico.
Desde el centro de la ciudad empezamos a pedalear hacia el sur. Salir de la ciudad siempre es un poco rollo porque el carril bici está lleno de torpes, lo que más rabia me dan son las mamás que dejan a sus hijos gatear por el carril bici… y si lo aplasto es culpa mía, no? Qué injusto!
Una vez superado el tramo difícil (como os decía, el tramo de la ciudad), empieza un camino de tierra por dentro de una reserva natural que es muy agradable. Está pensado para familias y durante varios kilómetros vamos encontrando distintas estaciones para niños con sus respectivos carteles explicativos; la granja de las vacas, el recinto de los caballos, la zona de apicultura, la charca de las ranas… me imagino que en fin de semana se llenará de críos, en este caso íbamos nosotros prácticamente solos.
El tercer tramo es a lo largo de una autopista. Me daban un poco de pena los chavalillos con los Porche descapotables y los Alfa Romeo Spider, estoy segura de que se morían de envidia al verme con La Perla Negra a toda velocidad mientras ellos tienen que encoger las piernas para meterse en sus vehículos.
En este tramo del camino pasamos por campos de cereales y de maíz, seguimos sin cruzarnos con nadie por el carril bici y a mí empieza a dolerme el coxis… Tendría que haberme comprado los malditos pantalones, pero es que además de caros eran feísimos.
Según nos vamos acercando al lago, empiezan a aparecer las casas bonitas, se ve alguna moderna, pero casi todas son de madera, con las vigas a la vista y flores en los balcones, como le gustan a mi madre.
A mí me va entrando hambre y ahora viene la cuesta arriba. Lo difícil de este tramo es que a estas alturas ya vamos sin agua y tenemos que esperar a llegar al lago para comprar bebidas isotónicas (así es como Bene llama a la cerveza cuando estamos haciendo deporte, pero no os dejéis engañar, no tiene ninguna intención de beberse un Gatorade)
Cuando por fin llegamos al lago conseguimos el último sitio en la terraza del restaurante bávaro que nos gusta, menos mal porque mi estómago se está auto-devorando. Bene pide Schnitzel de ternera (que no es otra cosa que filete empanado) y yo un risotto de verduritas.
Después de comer y de tomar un helado nos ponemos rumbo a Múnich, el camino es prácticamente el mismo pero ya más cansados y sin ganas de tararear la canción de Verano Azul en bucle (esto último Bene lo agradece).
Llegamos a casa a las cuatro de la tarde aproximadamente, buen momento para tomar café y ponernos a hacer cosas productivas, que no va a ser todo pedalear y zampar!
2 comentarios en “Múnich – Starnbergersee”
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Bueno, eso ya empieza a ser una ruta respetable. Que envidia los paisajes verdes.
Da gusto ver paisajes asi, se nota que llueve.Y la «PERLA» haciendo rutas largas, a ver si en una de esas vemos la bici de Benedikt, que la tuya ya es famosa y retratada.