Ruta realizada el Lunes 20/07/2020
Participantes: Pepe, Ana, Carlos Montalvo
Salimos de casa Carlos, papá (Pepe para el resto) y yo de camino a la casa de campo. Papá con su bicicleta de paseo (la que tiene las ruedas finitas), Carlos con una mountain bike y yo con la bici de mi madre, un poco incómoda al principio pero todo es acostumbrarse.
La intención de la ruta era cruzar la Casa de Campo para llegar a Madrid y tomar una coca cola con la novia de Carlos, no es que sea un camino muy emocionante, pero me da la excusa para subir mi primera crónica a la web (que en Múnich no ha dejado de llover desde que conseguí mi usuario).
Empezamos despacito a eso de las siete de la tarde (las ocho quizá), evitando las acumulaciones de arena y esas bolitas con pinchos que sueltan algunas plantas y que destrozan las ruedas de las bicis (no es que no sepa cambiar una rueda pinchada, que aprendí el mes pasado y me quedan niquelás).
El primer kilómetro fue por Aravaca, después subimos las escaleras de La Casa de Campo y enseguida estábamos de camino. Carlos subió hasta el Cerro Garabitas con el culo levantado del sillín y chuleándose, papá iba despacito y con calma (sospecho que para no dejarme sola) y yo, en la marcha 1i, sudando la gota gorda para llegar con la bicicleta más pesada que existe en el mundo a lo alto de la colina (es lo que tienen las bicis de paseo, que son preciosas pero pesan una barbaridad).
A partir del Cerro Garabitas, la cosa se puso fácil, ya era todo cuesta abajo hasta llegar al Parque del Oeste. Mola eso de dejarse caer por la cuesta mientras ves a los que van de subida chorreando sudor por todos los poros en el Madrid más caluroso que recordaba.
Llegamos al parque del Oeste, subimos hacia Moncloa, nos jugamos la vida en los carriles bici de Madrid y al final llegamos a Arguelles a recoger a Celia. El plan era tomar una coca cola con ella y esperar a que cayese el sol y refrescase un poco antes de volver.
Cuando pusimos rumbo a casa ya había anochecido, de nuevo tocaba cruzar la Casa de Campo con sus subidas y sus bajadas, pero esta vez con la única luz que aporta la bicicleta de mi madre, porque no había luna y los chicos no llevan luz en sus bicis. Al menos se estaba fresquito y no teniamos prisa (bueno, papá y yo no teníamos prisa, Carlos tenía que madrugar al día siguiente y no estaba emocionado con la idea de llegar a casa pasadas las doce).
Como detalle final de mi primera ruta en Madrid comentaré que hacer deporte en verano en Espana es una locura (nada que ver con lo fresquitos que son los Alpes), pero montar en la bicicleta de mi madre es maravilloso, con la espalda tan estiradita no me duele ni un músculo después!
La próxima ruta será en Múnich (en cuanto deje de llover) y con la participación de mi marido alemán, para dar un puntito internacional a esta web, que la veo muy castiza.
2 comentarios en “Madrid – Casa de Campo”
Los comentarios están cerrados.
Ana, magnífica crónica. No te creas que Pepe iba despacio para acompañarte, normalmente va así, sobre todo si es en bajada
Ana que maravilla de cronica, da gusto leerla y no a estos pesaos. A ver si te animas y escribes mas desde Munich y sus alrededores que deben ser preciosos y asi nos das un poco de envidia sana.Gracias por escribirla.Un beso