Ruta realizada el Sábado 19/10/2019
Participantes: Juan, Miki, Rufi
Empieza el día con una pinta rarita. No sabemos si nos caerá agua o nos libraremos. Juan insiste, repetidamente, en que, a partir de las 12:00 nos mojaremos. Ya veremos.
Los jubilatas se han ido rajando progresivamente y solo quedamos los 29″ currantes para dar pedales esta mañana. Como se nota que los «subvencionados» se van de excursión este martes a la Sierra de Gata.
Empezamos bajando, por variar, hasta el cauce del arroyo seco. La bajada, que antes era muy divertida, hay que tomársela con calma porque tiene unas grietas que como se te meta ahí la rueda delantera la ruta nos iba a durar poco.
Desde el arroyo, subida tendida y bajada divertida que nos va acercando al puente de la Marmota. La trialera de bajada sigue siendo muy divertida y con las 29″ uno va más confiado, tanto que mi primo Juan casi sale por las orejas en un badén.
En el puente de la Marmota un pobre desgraciado había dado un llantazo y estaba en las suelas. Miki, más conocido por «el alma cándida», le regaló su cartucho de aire, cuando aquello no se hinchaba ni con un camión de butano.
La trialera de subida desde el puente es divertidísima, aunque exigente. Juan demuestra que sigue siendo el rey del 1:1 (aunque ya solo tenga un plato) y lo hace sin poner «ni un pinrel». Tras este tramo nos comemos el odioso «sube y baja» y las rectas interminables. Por cierto, a todo esto, se nos han hecho las 12:00 y no ha llovido. ¡Juan, pide que te devuelvan el dinero!
A mi ya me van sobrando algunos kilómetros pero, por fin, llegamos al puente medieval de Colmenar, que, por cierto, se llama Puente del Batán. Estaba más petado que la vía Laietana en día de jornada independentista. Nos hacemos las fotos que acompañan esta redacción y enfilamos hacia Colmenar por la trialera de la izquierda. No nos metemos por el cauce del río porque ya andamos justitos de fuerza y no queremos tentar a la suerte y que, finalmente, llueva (yo acabo de lavar el coche y me jodería un huevo que se me ensuacise)
La trialera es muy divertida y se patea menos que por la otra alternativa. Nos adelantan tres «asistidas» que nos hace pensar si hemos acertado al cambiar a las 29″ o deberíamos haber dado el siguiente paso.
Una vez en Colmenar no nos liamos más y tiramos para enganchar el carril bici que nos lleva hasta Tres Cantos. Como somos unos «quemaos», en lugar de ir placidamente, comentando la jornada, vamos como si hubiérmos robado algo y nos vinieran persiguiendo. En fin, como dice aquel «si es que no escarmentamos».
2 comentarios en “Tres Cantos para Currantes”
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Muy buena crónica Rufi, por fin te has estrenado.
Sólo faltan Miki y Juan
Gracias maestro